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Nos vemos en Guadalajara


“…mi reflejo es cada día más triste,
Mira cuantas letras para no decirte nada,
Mira, este post no significa nada…”

Me dijeron que el tic tac no para, que el tiempo no vuelve, que si uno no vive ese tiempo jamás lo podrá recuperar, pero creo que se equivocaron, muchas veces vivimos las cosas mas de una sola vez, se que es complicado de entender, pero cuando sucede te das cuenta que siempre vivimos de forma cíclica.

En el trabajo había tenido un ascenso que estaba esperando desde hace 3 años que me mandaron a estas tierras, de inmediato le marqué a mi novia para invitarla a cenar, pase por ella a su trabajo a las 10:00 pm, después de un par de besos dentro del auto nos enfilamos a aquel lugar donde nos conocimos por primera vez, en aquel pequeño restaurante donde ella fue mesera y yo la vi la primera vez que llegue a esta ciudad, nos sentamos en la tercera mesa entrando del lado izquierdo, ella pidió un t-bone acompañado de papas a la francesa y frijoles, yo pedí salmón a las finas hierbas con papas a la francesa, terminamos de comer y al estar con el postre fue cuando le  di la noticia, “sabes, a partir del siguiente mes nos vamos a Guadalajara me dieron el ascenso”, acto seguido ella me vio a los ojos, claramente vi cómo se habían humedecido sus ojos, me tomó de las manos y me dijo “claro, será un gran inicio”, del bolsillo de su saco me dio un sobre blanco, lo tome y antes de abrirlo ella se paro a mi lado y me puso las manos en los hombros, seguí abriendo el sobre y me puse al leer el contenido y era una prueba de embarazo que en resumidas cuentas estaba embarazada y tenia 12 semanas de embarazo, me pare y nos dimos un abrazo muy fuerte y un beso tan tierno que aún lo recuerdo.

Al llegar a Guadalajara la vida no fue nada fácil, el inicio fue tan complicado para Samantha, para mí no fue tan complicado ya que estaba acostumbrado a los cambios, pero para Samantha fue dejar a su familia, estar a 800 kilómetros de distancia del lugar donde vivió su vida y si le agregamos los achaques del embarazo, vaya se podrán imaginar de lo que hablo. Cercano a la semana 28 tuvimos una discusión ya que Samantha pensaba que le era infiel con Ethel que fungía como mi asistente personal, en especial por un viaje que hice de fin de semana a la Ciudad de México de donde era oriundo y fui para presentarme por una demanda de paternidad que tenía, la que había sido mi novia tiempo atrás me había demandado para darle el apellido a nuestro hijo, la historia con ella fue corta, la quise muchísimo pero un día se fue a California a visitar a una tía y nunca más volvió, se podrán imaginar lo mal que se puso Samantha cuando el conté sobre el viaje, mas a aparte la supuesta infidelidad, tuve que mandar traer a su madre para que viniera a vivir unos días con nosotros, en la semana 32 las cosas ya iban mejor, había entendido que yo no estaba con Ethel y que lo de mi hijo fuera del matrimonio se dio cuenta que no mentía y en verdad yo nunca había estado enterado; Eran cercano a las 3 de la mañana, había bajado para hacerle agua de limón y por un pedazo de pastel de chocolate con fresa, aproveche para salir a fumar un cigarrillo rápido total Samantha estaba por despertar y esa era la rutina que habíamos tenido, iba subiendo las escaleras cuando de pronto escuche un pequeño grito, deje las cosas en la escalera y fui corriendo con Samantha, estaba nerviosa, se tocaba el vientre mientras me decía “acaba de llorar, te lo juro, escuche que lloro, sentí cuando te bajaste y me desperté, tardaste poquito mas y juro que el bebé lloró en mi vientre”, le dije que le creía, aunque en verdad no le creía, le tranquilice diciéndole “quizás no quiere que fume y por eso se puso a llorar”, ella con lagrimas en los ojos solo me abrazo, después volví por su agua de limón y su rebanada de pastel.

En esa misma semana me citaron de forma urgente de la ciudad de México mi suegra había vuelto a su ciudad estaba todo de locos, hice un viaje relámpago, al parecer la madre de mi hijo ya no se hizo responsable mas de él y lo dejo con unos vecinos tres días atrás y habían decido dar parte a las autoridades, fue por lo que me hicieron llamar, vaya chingadera, ahora tendría que cuidar a un hijo que tenía 5 años y que no conocía, mi esposa estaba a punto de parir, en la empresa las cosas no iban tan bien y si le agregamos que mi esposa me había despertado varias veces mas para decirme que el bebé le lloraba en su vientre, bueno estaba todo super jodido pero era hora de ponerse los pampers, así que en el viaje de regreso con mi hijo platique de tantas cosas que pareciera que en verdad nos conocíamos, tenia la misma voz que yo e incluso mi risa que es muy escandalosa. Le había anticipado por mensaje a Samantha la situación, no sabia como iba a tomarlo, total el niño era el menos culpable, al llegar del viaje pase a casa para preparar mis cosas e irme a trabajar, así sin dormir, pensaba llevar a mi hijo conmigo pero Samantha no me dejo, me dijo que era mejor para hacerle compañía y que pudieran irse conociendo, sobre todo cuando al saludarse mi hijo le dijo a Samantha “yo si te creo que mi hermanito llora en tu pancita, mi mamá decía que yo también lo hacía”, era imposible lo que decía, le explique a Samantha que yo no le dije nada, ella se quedó extrañada y viéndome a los ojos solo me dijo “lo sé, tus ojos me dicen que no me mientes”, después volteo con mi hijo y le dijo “¿cómo lo sabes? ¿Porqué dijiste hermanito y no hermanita?”, mi hijo le toco el vientre y le dijo “yo se que es niño, el me lo ha dicho, también me dijo que había llorado”, nos quedamos los tres viendo y solo atinamos a abrazarnos.

Pasaron los días, las semanas y parecíamos una familia mas unida, me dieron los papeles legales de mi hijo, Samantha y mi hijo se llevaban mejor que yo con ella, se adapto tanto a nosotros que pareciera que vivía con nosotros de toda la vida, era muy inteligente, Samantha le estaba enseñando a leer en inglés y francés así como también los números y los colores en esos idiomas, yo le enseñaba a jugar futbol, a cuidar de Samantha y le di un celular solo con dos números, uno era mi celular personal y el otro numero era por si había una emergencia con Samantha era el numero del seguro y le enseñe donde dejaba los papeles por si algo malo ocurría con ella.

Era Viernes, quincena, estaba lloviendo a cantaros, tuve una junta con corporativo y algunos inversionistas desde las 9 de la mañana hasta pasadas las 6 de la tarde que fue cuando me di cuenta que mi celular había estado apagado, ese día había salido de casa a las 8:30 le había dado un beso grande a Samantha y un beso en la frente a mi hijo, solo para decirles lo mucho que los quería y me enfile al trabajo, las juntas de ese día eran muy importantes y sabia bien que si me iba bien podría marcarles para saber cómo estaban, les había prometido llevarles chocolates y que haríamos palomitas para ver una película en la noche, antes de encender mi teléfono Ethel corrió a donde estaba diciéndome “ingeniero, esta su hijo al teléfono, perdón, pensé que era una mala broma pero desde hace rato le había marcado”, le agradecí y tome la llamada en la sala de juntas, no me di cuenta que había puesto el altavoz, estaban aun algunos de los inversionistas, cuando dije:

Yo: junior, ¿cómo estás?
Hijo: bien pa, estamos en el hospital, felicidades, ¡ya tengo un hermanito!
Yo: ya ves, tendrás con quien jugar futbol, pero y Samantha ¿cómo está?
Hijo: bien, ella esta bien, esta dormida ahorita, seria bueno que antes de llegar acá le hables a mi abuelito para que le digas que mi hermanito si trajo una torta bajo el brazo, me lo saludas le dices que yo también soñé con él.

De pronto me colgó la llamada, los inversionistas me abrazaron y felicitaron por el nacimiento de mi hijo, por el momento me comentaron que me presentará después, ahorita fuera a ver a mi esposa y a mis hijos, les agradecí el gesto y me quedé pensando en las palabras de mi hijo, con las manos temblorosas, le marque a mi padre, tenia poco mas de 4 años sin hablar con él, cuando la mamá de mi primer hijo se fue, tuvimos una discusión muy fuerte cuando el me dijo que el niño que esperaba ella no traía una torta bajo el brazo ya que en vez de alegrías había traído puros problemas, la discusión fue porque yo no sabia que ella estaba embarazada, escuchar su voz fue algo extraño, sentí como si una descarga eléctrica recorriera todo mi cuerpo, sobre todo cuando él me dijo “lo sé, este niño si trae una torta bajo el brazo, también Junior la traía, los acabo de soñar, tu madre y yo queremos conocerlos, mañana nos vemos en Guadalajara.” . Al colgar la llamada me subí a mi auto y encendí un cigarrillo mientras me ponía a recordar, mi madre me decía que yo había llorado en su vientre, mi abuela materna me decía que yo era especial, sobre todo cuando le contaba la historia de mi otra vida cuando yo tenia 3 o 4 años de edad, recordaba que mi padre me decía que me dedicara al chamanismo para que pudiera explotar mi potencial y no anduviera perdiendo el tiempo con Mayra que es la madre de mi primer hijo, el cigarrillo me quemó los dedos, apagué el cigarrillo y solo dije “no cabe duda, la historia se repite”…




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