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Postdata VIII

 “De sobra sabes que eres la primera,

Que no miento si juro que lo haría,

Por ti la vida entera, por ti la vida entera,

Y sin embargo un rato cada día, ya ves,

Te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera…”

 

Después de la jodida pandemia del 2020 ya nada fue igual en verdad todo cambio, de primera instancia cuando no recibía tu respuesta pensaba que ya no querías saber de mi pero después cuando me llegó tu carta después de muchos meses sentí un gran alivio, debo de decirte que me gustó escucharte aunque se te nota la voz más vieja pero todavía me sigue gustando cuando hablas y eso que muchas veces no entiendo nada de lo que dices, sé que han pasado ya algunos años pero fue muy complicado todo, en ese 2020 se perdieron muchas cosas, familiares, amigos, negocios, trabajos, fue muy complicado incluso de mi trabajo me corrieron, después de algunos meses de andar buscando una amiga me dio oportunidad de trabajar en una revista, mis funciones era ir a conciertos de música, ir a conferencias, exposiciones de pinturas, presentaciones de libros, ballet, música clásica, vaya estaba enfocado a las artes, la ventaja es que no era solo en la ciudad si no en varias ciudades, daba igual si iba a ver el cascanueces a bellas artes que si me mandaran a una exposición de arte en un viñedo en Baja California. No me voy a quejar aunque el sueldo era bajo pero iba con viáticos y también conocía muchos lugares, para ser sincera casi todo lo desconocía, solamente había una cosa que no me gustaba mucho era por ejemplo ir a presentaciones de libros de autores totalmente desconocidos y que si los buscabas en google, no ibas a encontrar nada, pero bueno ahí me las ingeniaba para poder conseguir algo de información y poder hacer bien la crítica.

 

Esa vez me había tocado ir a una presentación de un libro, era en un café cercano al Jardín Madero, pensaba llegar un par de días antes pero me quedé más tiempo en la feria de San Marcos en Aguascalientes, incluso llegué media hora antes, en el hotel me bañé rápido, puse a cargar mi cámara e intenté buscar al escritor pero no daba con nadie, ni siquiera con el libro. Llegué 10 minutos antes a la cafetería, justo el tiempo para poder fumarme un cigarrillo antes de entrar, en verdad no era mucha gente, en si éramos muy pocos, quizás 15 personas, esto querría decir que iba a ser muy rápido todo, por fin iba a tener tiempo para poder descansar el tiempo que no había descansado en los días anteriores.

 

Empezó un tipo a recitar unos poemas de Neruda, fueron 5 los poemas que recitó, después nos sirvieron café y nos dieron un pastel individual a cada uno de los presentes, era muy extraño todo pero muy rico, estaba maldiciendo el no haberme traído mis lentes, no alcanzaba a ver bien pero la fortuna es que traía la cámara para poder grabar todo, después del tipo de los poemas se subió un chico y una chica a cantar una canción de Joaquín Sabina “Y sin embargo”, la reconocí de inmediato, justo cuando acabaron salió un tipo de estatura media, con cara de pocos amigos, barba cerrada, y dijo “buenas noches, no, no se preocupen, no soy el tipo de seguridad, soy el tipo que los invito para charlar acerca del nuevo libro “Temporada de Mangos” así que quedo a sus órdenes”, soy sincera, la verdad su voz se me hizo conocida pero no sé era complicado, me perdía en sus palabras, me perdía en su forma de hablar, quizás era el cansancio pero estaba casi segura que eras tú, pero todos se referían a él como Julio Martínez y obviamente tú no te llamas así, me metí de lleno a la charla que tenían, esto se convirtió en una charla de un bar a las 9 de la noche, ya que estábamos bebiendo y comiendo alitas, risas por aquí, risas por allá, yo en verdad no sabía cómo actuar así que me deje llevar, quería sentirme segura y lo estaba logrando.

Quizás llevábamos poco más de una hora cuando de pronto empezó a preguntar a cada uno de izquierda a derecha lo que les había parecido el libro, me quería morir, yo en verdad no sabía de qué trataba porque no lo había leído y cuando llego a mí simplemente me omitió, no dijo nada, como si yo no estuviera ahí, creo que puse una cara de enfado, aun no entiendo bien pero creo que lo hice porque él dijo “nena, perdón por pasarte pero sé que no leíste el libro, viniste acá por tu trabajo y te agradezco, espero eso no lo pongas en la crítica” y empezó a reírse, esa risa era inconfundible, tenía ganas de pararme e irme de forma inmediata de ahí, tenía ganas de aventarle la cerveza a media cabeza pero no, no lo hice, después de que todos acabaron de dar su punto de vista agradeció el momento y se retiró, sin dejarnos hacer una pregunta como regularmente se hace, yo estaba que no sabía que hacer ya que tenía muy poco material para hacer la crítica, me quede media hora esperando, fueron 4 cervezas medias y una orden de alitas Spicy, por cierto estaban muy ricas, pero no salió, pedí la cuenta y se acercó el mesero que me atendía para decirme “me podría esperar 10 minutos, lo que pasa es que estamos teniendo unos problemitas, pero le regalamos una cerveza en lo que espera”¸ no me gustaba mucho la idea pero no había otra opción, esperé después volví a llamar al mesero y en vez de venir a la mesa se dio media vuelta y se fue, como si no me quisiera atender, me paré un poco enojada y fue cuando llegaste, me tocaste el hombro y me dijiste “¿todo bien?¿le puedo ayudar en algo?”, ya sé, sin lentes y medio ebria pero podría reconocerte, ahora si era tu voz, me invitaste a sentarme, me preguntaste si quería algo mas y terminamos pidiendo cerveza y alitas.

 

Para no hacer la historia más larga me dio mucho gusto verte, saber que por fin habías escrito un libro aunque hiciste la aclaración que era el tercero que escribías, te habías mudado ahí desde inicios del 2021 y que eras dueño de esa cafetería, según me dijiste que no te habías casado, justo te estaba platicando de mí, de mi nuevo trabajo cuando me diste un beso, un beso grande, pareciera que el tiempo se había detenido, pareciera que el mundo se había vuelto a acomodar, parecía, parecía una broma, una ilusión, intercambiamos números de celular y en eso recibiste una llamada, te sobresaltaste, dijiste que era un gusto haberme vuelto a ver y me diste un abrazo de los que llamabas de oso, seguido de un beso riquísimo y te fuiste, te vi salir casi corriendo, no hice nada, me quedé ahí parada como esperando a que regresarás, me senté y pregunté si podía fumar, el mesero me dijo que si, fumé un cigarrillo mientras te marcaba pero no contestabas, vi por mensajería pero no estabas en línea, pensé que me habías mentido otra vez, así que me retire triste y derrotada, pero con la esperanza de que al otro día iba a volverte a ver.

 

Al despertar lo primero que hice fue ver el celular, había un mensaje de un número desconocido, con una imagen, había llegado a las 4 am, abrí el mensaje esperando que fuera publicidad o algo así pero no, eran tus letras decías “…una disculpa pero no puedo estar contigo, todo lo que te diga será un pretexto, yo no sabía que ibas a ir, espero te la hayas pasado muy bien, aun saboreo tus besos y espero que no hayan sido los últimos, te recuerdo desde estas tierras tampiqueñas donde espero algún día puedas venir conmigo… Por cierto te deje un libro firmado en el café, pasa por él, si no lo lees mínimo lo guardas por si algún día me hago famoso. Te quiero mucho y sabes que siempre te voy a querer…” solamente atiné a soltar un suspiro y escribirte esta carta que voy a adelantarte, también te la voy a dejar en el café.



Comentarios

  1. No sabría decirte, pero creo que muchas veces son mejores las historias inacabadas, lo que estuvo a punto de ser pero nunca sucedió, que las historias que siguieron su curso, que llegaron a los finales implacables... porque, para mi, los finales suelen ser tristes como un portazo en medio de la noche.

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    Respuestas
    1. Concuerdo contigo, en verdad los finales nunca me han gustado, aunque digan que "y fueron felices para siempre"...

      Te dejo un abrazo, inconcluso.

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