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Acompáñame

 "...Pues nada chica, lo dicho
Hasta pronto, si nos vemos
Yo sigo con mis canciones
Y tú sigue con tus sueños..."


Estaba pidiendo el quinto trago de la noche en esa cantina, si bien era familiar la cantina yo estaba sentado en la barra y bebiendo aquella famosa copa de nada que eran destilados blancos con un toque de anís y limón para matar los sabores, en verdad no sabía a nada eso pero ya andaba bastante borracho, en las pantallas pasaban resúmenes de partidos de futbol y el lugar se escuchaban tantas platicas que no se podía poner atención a ninguna, de fondo se escuchaba a José Alfredo Jiménez a un volumen muy bajito pero se podía tararear la canción en turno, saqué mi celular y me puse a leer los mensajes que tenía sin leer, eran de mi familia, de amigos preguntándome como estaba, pero al final estaba un mensaje que no quería leer era de un numero con una lada desconocida y solo se alcanzaba a leer “Cuándo vienes?...” el texto no se veía completo, el contacto al ser desconocido no tenía fotografía y sin querer abrí ese mensaje “Cuándo vienes? Llego mañana al medio día y si andas por acá ojala pudiéramos vernos.” Al terminar de leer el mensaje supuse quien era, era aquella mina de la cual había estado eternamente enamorado, pero en mi embriaguez se me hizo divertido ponerle “yo estoy bien aunque creo que alguien está ovulando por lo visto jajajaja, espero que tú también estés muy bien, fíjate que mañana llego por la tarde, quizás si podríamos coincidir.” Sin esperar respuesta puse mi celular en completo silencio y me terminé mi trago, pagué la cuenta y me dirigí caminando a ese departamento que rentaba a un par de calles del centro de esa ciudad.

 

Al llegar al departamento me di una ducha con agua fría, me calenté unos tacos que tenía de la tarde y me bebí un par de tragos de whisky escoces que tenía abandonado en la alacena, mientras recordaba los momentos con aquella mina del mensaje, recordaba el momento en el que nos conocimos, las promesas que nunca le cumplí, los besos que me dio, la mirada que tenía y bueno, no voy a mentir sonreí y hasta me puse a imaginar cómo sería nuestro reencuentro, que iban a decir esos abrazos que tardamos tanto en darnos, ¿los besos iban a saber a revancha?, hice tanto mi planificación que me costó trabajo lavarme los dientes frente al espejo, me veía, me afeite la barba, me puse a arreglar mi maleta, quizás me merecía unas vacaciones por unos cuantos días, así que le mandé un mensaje a esa hora de la madrugada a mi socio para decirle que iba a ver a un cliente en provincia, quizás iba a tardarme una semana pero buscaba amarrar el trato, después de eso me puse aquella camiseta blanca que tenía el ultimo día que nos vimos.

 

Para no hacer el cuento largo hice el viaje a las 7 am, el destino quedaba a 4 horas de ahí pero antes pase a comprar unas gorditas de nata y más cosas que a mis papás les gustaban, les iba a caer de sorpresa y quizás eso era lo mínimo que podía llevarles, en el estéreo del auto traía aquel playlist que hice con una amiga llamado Mic-balba por la tarde que me ponía de buenas, bueno fue tanta la euforia que traía que en cuanto llegué al destino pasé a cortarme el cabello, me pasé a comprarme esa loción bvlgari soir pour homme que había sido mi favorita y tenía tanto de no ponerme pero al llegar a la calle donde Vivian mis padres me di cuenta que estaba cerrada, había demasiados autos estacionados, había una carpa y gente a fuera, neta que parecía un velorio, me aparqué donde pude y me bajé en chinga, corrí hasta la entrada de la casa y por más que amigos y familiares quisieron abrazarme yo los iba sacando del camino como cuando jugaba futbol americano, me metí al patio y apresuré mi paso a la caja, pff al ver quien estaba ahí rompí en llanto, no podía creerlo, no sabía ni que carajos había pasado, era mi tía Fulgencia, aquella tía que me quería mucho, le di un par de golpes leves a la caja, me agarré la cara y no podía pinches creer lo que estaba sucediendo, en eso llegaron mis padres, creo que les avisaron que había llegado porque se notaban un poco desalineados.

 

Después de dar el pésame y platicar un poco me reprocharon un poco que me habían avisado y no había contestado nada, fue cuando recordé que había dejado el celular en silencio y no había visto los mensajes, me disculpé por la falta de atención y me serví un café con un chingadazo de Tancítaro para tranquilizarme, me salí y me senté en una silla de las que estaban en la calle, mi tía había sido muy querida y había demasiada gente, mientras me tomaba el café y me comía mi pieza de pan me puse a pensar sobre los momentos que había vivido con mi tía, justo estaba recordando cuando sentí que me pusieron las manos en los hombros, yo estaba volteando hacia abajo y solo levanté la mano como diciendo gracias pero vi que no se movían las manos sobre mis hombros, entonces levanté la mirada y era ella, Paula, la mina del mensaje, fue un momento extraño, estaba tan jodido, habían sido tantas cosas en tan poco tiempo que solo atiné a decir “Buenos días”, ella me abrazó dándome el pésame, no me soltaba, se puso a decirme tantas cosas que la verdad no supe que decir, me tomó de la mano y me dijo “acompáñame, quiero ver a tu tía”, me paré y de la mano fuimos al patio donde estaba la caja, nos paramos a un lado y Paula dubitativa se acercó a la caja, vio a mi tía y de sus ojos brotaron lágrimas, le dio la bendición como mi tía la daba y me abrazo llorando mientras me decía “Le había prometido venir a su funeral contigo ¿recuerdas?”.





Comentarios

  1. No hay que obsesionarse con cumplir las promesas, a veces la vida nos las hace cumplir sin darnos cuenta, ¿verdad?

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    Respuestas
    1. quizás es eso, de que muchas veces la vida nos va enseñando que no debemos de cumplir todas las promesas concuerdo contigo, pero a veces llegan momentos que te hacen recordar que si existen algunas promesas que se deben de cumplir.

      Te dejo un abrazo .

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