Rotos
La vida da tantas vueltas que a
veces no te das cuenta cuando estas pagando todo lo que hiciste, voy a
platicarles lo que sucedió en esa noche de invierno, yo me encontraba con una
mina por cuestiones de practicidad si pudiéramos llamarlo así, el amor se había
acabado, cada quien estaba en su desmadre pero era una fiesta de gala, una boda
de la prima de esta susodicha, ella quería que estuviéramos juntos esa noche ya
que el vestido le había costado carísimo y no quería ir sin acompañante, así
que hubo un acuerdo de ir, ya saben un beso por aquí, una caricia por allá, una
mirada de enamorados, todo lo que se hacen las parejas que están cuidando su
imagen, pero se nos olvidó una gran y muy importante variable, si es justo lo
que se están imaginando, el alcohol, ninguno de los dos medimos la manera de
beber y poco a poco se nos olvidó que éramos pareja, ella terminó en la mesa
con las damas de honor y yo en la mesa de los borrachos solteros.
Al paso de la noche cuando los
niños ya están dormidos en 2 sillas, varios invitados ya se habían ido pues sucedió
lo que ninguno de los dos habíamos planeado, ella estaba liándose a besos con
su ex novio que dicho sea de paso había sido uno de los motivos de nuestra separación,
por un momento pensé en decirle pero bueno no era mi familia y yo no quería guardar
ninguna apariencia, ahí fue cuando sin querer empecé a platicar con Paula, que
aunque me lo explicó como 3 veces no logré entender que hacía en la fiesta, entendí
que había ido porque a una amiga le había cancelado su novio y había invitado a
otra amiga pero tampoco pudo ir y le dijo a Paula que la acompañara, pero le
dijo como 2 horas antes de la boda y se notaba, digo es muy bonita Paula pero
no traía su maquillaje mega elaborado ni tampoco un vestidazo al color de la mayoría
de las mujeres y también como que no conocía a nadie o casi nadie en la fiesta,
estaba yo fumando a fuera del salón cuando se acercó y me pidió fuego para su
cigarrillo y ahí empezamos a platicar, vaya ella empezó con una manera muy
peculiar de hacer una plática, solo me dijo “¿Qué tu no eres pareja de la chica
que se está besándose en el baño con Jean Carlo, el novio?” yo le dije que venía
con ella pero que no éramos una pareja como tal y ahí empezamos a platicar de
las cosas extrañas que pasan en las bodas que hemos ido.
Bailamos varias canciones algo
que a Patricia, que era la susodicha en cuestión no le pareció y me lo hizo
saber haciendo un show en medio de la pista pero como pasa en el chavo del 8,
justo cuando dije que no tenía nada que decirme cuando ella se estaba besando
con Jean Carlo en el baño, todos se quedaron en silencio, la música, la gente,
todo, pareciera que los tiempos estaban sincronizados, en vez de yo ser el malo
del cuento, todos se le quedaron viéndole a Patricia y la estaban señalando, se
acercó uno de los amigos del novio para intentar apaciguar el desmadre que traíamos
pero solo le dije que yo estaba disfrutando la fiesta, entonces Paula me jalo
de la mano y me llevo para a fuera del salón, diciéndome que yo era un pendejo,
que ya andaba borracho y fue cuando le interrumpí diciéndole “pendejo estoy pero borracho todavía no,
aparte no mentí, estás de acuerdo que no puede decirme nada, solo estábamos bailando,
no nos estábamos besando así como ella con el novio” encendimos un par de
cigarros en silencio y me dijo “¿me
puedes llevar a mi casa? Creo que la fiesta ya se acabó para los dos” yo le
dije que sí y fui con el valet para pedir mi carro y le dije que tenía chingo
de hambre, no me había gustado la cena ni el paté de hígado de pato y ella asintió
dijo que la cena había sido muy mala, tomamos camino para unos tacos de esos
que están en la madrugada, de esos lugares que te hacen sentir en casa, donde
hasta el mesero te conoce.
Curiosamente el chisme se había regado
hasta esos lugares porque me dijeron que yo había hecho un desmadre en la
fiesta y bueno ahí nos quedamos, llegaron unos amigos y empezamos otra fiesta,
tomando cerveza y platicando de lo que decían de mí, por otro lado Paula se sentía
culpable, decía que todo había sido su culpa, ya que ella había visto a
Patricia con Jean Carlo y que yo estaba bailando con ella y que por eso se hizo
el desmadre pero le dije que no, que solamente habían sido coincidencias, que
todo estaba de la chingada y solo era tiempo para que todo eso se supiera,
seguimos la fiesta en el puesto de tacos y creo que estábamos más animados que
los que se habían quedado en la boda.
Se nos hizo temprano ya que los
rayos del sol se empezaron a asomar cuando dijo que se iba a su casa y
amablemente le dije que la llevaba, no me tenía que alejar de mi camino a casa,
íbamos en el trayecto cuando en el semáforo de Vallarta y Diaz de León nuestras
manos se entre cruzaron, nos dimos un beso tan largo como el desmadre que habíamos
hecho, llegamos a su casa y seguimos con los besos y caricias traviesas, vaya
hicimos una comunión de ambos cuerpos en uno solo, su cama King size no nos alcanzó y terminamos rendidos en el piso de su
cuarto.
Al despertar vi que me estaba
viendo, solo le di un beso en los labios y ella de inmediato me dijo “que tan extraña es la vida, yo no tenía que
haber ido a esa fiesta y tú no querías estar ahí, ¿te diste cuenta? Los que
estamos rotos, siempre nos encontramos”.
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