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Cuando termines de olvidarla, por favor, llámame

“Si tú eres mi problema y mi pecado
Quiero escapar contigo hasta el infierno
Pagar mis penitencias a tu lado
Sin sentencia mi vida, me condeno
A la cárcel sin puertas de tu abrazo”


Y si, si se preguntan ¿Aún sigues pensando en ella? La respuesta es “Si”, me han dicho loco por estar corriendo tras el viento buscándola, recuerdo bien era Miércoles y estaba solo con mi soledad, solo me acompañaban un six de cerveza, mi celular, mi bocina, el cuaderno de escritos y aquella Parker que fue parte de un regalo, había destapado la primera lata mientras la recordaba gracias aquel historial de la red social donde se guardan tus conversaciones, escuchaba “te di vida y media” de Andrés Suárez cuando de pronto entró una llamada, no quería contestar porque me encabrona que interrumpan mi soledad pero decidí tomarla cuando vi que la lada era la misma que la de ella, presuroso tome la llamada y nervioso la atendí, escuche que era la voz de una mina y mi corazón empezó a bombear tan rápido que pensaba que iba a salir de mi cuerpo, de pronto solo escuche el nombre y era el mismo de ella, no atendí a los apellidos porque mi corazón latió más rápido y me puse nervioso no sabía ni que putas decir, ¿qué le iba a decir? ¿Sería bueno decirle todo lo que la he echado de menos? ¿Sería muy anticipado decirle que aun la sigo queriendo? Carajo no sabía que chingados decir, pero la voz del otro lado me saco de mis vagos pensamientos diciéndome que si quería el seguro que estaba diciendo de mi tarjeta, más encabronado por que rompió mis ilusiones que porque me caga que hablen para meter un puto seguro le dije que no quería nada y colgué la llamada, encendí un cigarrillo mientras pensaba como fui tan menso y no pude diferenciar el timbre de su voz, empecé a sacar conclusiones pendejas aludiendo que era el tiempo que tenia de no escucharla, el cigarrillo se acabó y también la primera lata sacando esas conclusiones que no concluían en nada, quería escribirle, quería decirle lo que me acababa de suceder y empecé a teclearlo en el celular en un mensaje de texto, contándole lo cagado que había sido el episodio que había pasado unos minutos antes, pero cuando iba a mandarlo me arrepentí preguntándome ¿Para qué? ¿Qué chiste tiene? No le daría gracia porque al ver que era mío el mensaje iba a eliminarlo sin leerlo, así que decidí borrarlo y seguir recordándola, empecé a escribir con la Parker justo cuando iba destapando la segunda lata, las letras no tenían un motivo, escribía lo mismo que años atrás, así que le di un trago largo hasta acabarme la lata de golpe, y de mi ser salió un eructo tan grande y sonoro que me sentí orgulloso de mi mismo, me pregunte que putas estaba haciendo escribiéndole y recordándola, me metí a bañar mientras veía a donde sería bueno ir, estaba buscando un lugar en el cual no haya pisado con ella y decidí que el centro era lo mejor, me puse unos jeans desgastados, una playera con la leyenda “I Love DF” y mis botas jeep color azul, tome las llaves del auto y justo cuando iba a sacarlo pensé que era mejor idea irme en transporte público, así que deje las llaves y salí caminando rumbo al metro.

Llegando al metro me subí, tenía tanto tiempo que no lo utilizaba para dar un paseo que me olvide de traer un libro para los 40 minutos que me esperaban, estuve viendo los rostros de la gente en el trayecto de la primera estación, quizás estaba buscándola o quizás quería refugiarme en un rostro más afligido que el mío para que mi autoestima se elevara un poco pero no, se veían rostros solo de impaciencia, en la 3 estación subió una mina muy linda de la mano de su novio, pfff me recordó tanto a ella y yo, sacudí la cabeza 3 veces no podía pensar en esas pendejadas, ella y yo nunca viajamos en transporte público, me concentré tanto en la cara de la mina que me regalo una sonrisa, yo se la devolví pero quizás porque imagine que era ella, en la siguiente estación me baje y regrese a casa por mi auto.

Camino al centro me di cuenta que mis canciones son de amor y desamor, así que decidí poner un poco de reggaetón, puse un playlist de Spotify y empezó una llamada “déjala que vuelva” que no la conocía pero me gusto el ritmo así que la deje, me gusto la canción tanto que la repetí un par de veces y hasta la cantaba intentando emular la voz del cantante, tuve tanta suerte que no encontré tráfico y me pase de la salida que tenía que tomar, así que me fui por una segunda ruta, empecé a agarrar transito abundante y como conocía ese barrio deje el auto enfrente la casa de un amigo, le marque para avisarle y le deje las llaves del auto a su madre por si tenían que moverlo, camine hasta una ciclo estación y tome una eco bici estaba a 3 km del centro así que pedalee por esos 3 kilómetros hasta que deje la bici en otra ciclo estación, me dirigí sobre Juárez para entrar a la calle peatonal de Madero y en el cruce con Eje central me puse a intentar ver si en algún rostro ella aparecía, pero no, no fue así, entonces camine sobre Juárez y empecé a recordarla nuevamente cuando pase por el Burguer King, que raro esa cadena me traía tantos recuerdos sobre todo por aquella frase que algún día me dijo “prométeme que no te vas a enamorar” pase al lugar y pedí un paquete barato, me senté a comer más por el recuerdo que por hambre que tuviera y eso que ya rayaba sobre las 5 pm, puse la corona enfrente y dije “para ti, princesa” empecé a reír un poco, la gente me veía como si estuviera loco, pero me valió madre, total a nadie conocía, termine de comer y me salí a seguir caminando, pasé por una tienda de ropa y a través del aparador me pareció verla, así que entre corriendo pero al darle alcance a la mina le toque el hombro, ella volteo a verme y me di cuenta que no era ella, le sonreí y solo me excuse con un tonto “disculpa, te confundí” ella solo me regalo una sonrisa y me dijo “no hay cuidado” y Salí derrotado de esa tienda, seguí caminando y me quede viendo en el aparador de una tienda de trajes, observe unos tirantes, el mismo modelo que yo le había regalado que eran míos y los mismos que la última vez que nos vimos me los regreso, empecé a recordar que los había extraviado en un viaje que hice al sur y me metí a comprarlos, no los necesitaba pero me traían recuerdos, me los puse de inmediato y me sentía como si ella estuviera conmigo, después llegue a la plancha del zócalo y me puse a observar la bandera, se ondeaba tan bonito que me perdí en ver ese enorme pedazo de tela, se me enchino la piel y empecé a recitar el “juramento a la bandera”, aquel juramento que dije en el kínder, primaria y secundaria, encendí un cigarrillo cuando termine de recitarlo y me quede observando a la gente.


Camine rumbo a Donceles, quería comprar un libro y entre a 5 o 6 librerías pero como no sabía que libro comprar salía con las manos vacías, hasta que entré a una librería pequeña, entré porque la mina que estaba en la caja se me hizo simpática, entre y le comente lo que estaba sucediendo conmigo, ella me dijo que me recomendaba un par de libros, los compre sin siquiera ver de quienes eran, creí en ella a ciegas, me regalo una sonrisa y en la nota me apunto su celular, diciéndome “por si quieres intercambiar una recomendación más, por cierto salgo a las 7” le agradecí prometiéndole que iba a marcarle, y seguí caminando, ahora me entretenía en las tiendas de fotografía, no sé qué hacía ahí pero me perdía por completo viendo las fotos de la gente que era feliz con sus parejas, camine hasta querer entrar al museo de la caricatura pero me dijeron que ya iban a cerrar, vi mi reloj y me di cuenta que faltaban 15 minutos para las 7, pensé y pensé, no sería mala idea ver a la mina de la librería, así que le compré a un vendedor una pulsera tejida y unos aretes con un atrapa sueños, camine hacia la librería y me di cuenta que ya habían cerrado, pff apreté la bolsita donde traía lo que recién había comprado maldiciéndome un poco por no llegar a tiempo, cuando de pronto una voz me dijo “¿Entonces, vamos por un café?” era la mina de la librería, le dije que sí y caminamos a un café pequeño, yo pedí el café de la casa y ella un descafeinado, empezamos a platicar de lo que estaba pasando conmigo, ella me veía tantas veces que incluso le evitaba la mirada, después ella empezó a platicarme de que recién había terminado una relación de 5 años, se sentía extraña y quería decírselo a alguien, que suerte que yo haya sido el indicado, empezamos a reír y a platicar sobre historias de amoríos pasados y que hubiera pasado si hubiesen tenido una decisión distinta a la del final, le comenté que escribía en un blog, y le pasé este y el anterior, ella dijo que me haría una crítica de ello, su celular empezó a sonar y lo dejo en la mesa tapándose la cara, le pregunte si podía tomar la llamada y ella dijo que si, tome la llamada diciéndole que no molestará más a mi novia, el tipo del otro lado de la línea empezó a vociferar tantas groserías que yo empecé a reírme y dije “vaya ex novios tienes” el tipo colgó la llamada, me preguntó ¿Por qué lo había hecho? Yo solo le dije que se me ocurrió hacerlo y empezamos a reír, no sé si fueron 3 o 4 tazas de café cuando ella me dijo “sabes, eres raro, muy extraño, para ser sincera te vez como un tipo de esos que andan de traje, saludan estrechando la mano y hacen chistes de política” yo empecé a reír, ella reía también, de pronto me regalo una sonrisa y me tomó de las manos, “pareciera que eres un ángel que me mandaron para ayudarme a olvidar a otro ángel, cuando termines de olvidarla, por favor, llámame” se despidió y le di los presentes después pagué la cuenta, yo camine hacia el oriente y ella al poniente, después de una esquina ya no podía verla, pase por una eco bici y de ahí por mi auto, le regale a la madre de mi amigo los dos libros que había comprado y le agradecí por haberme dejado estacionar, prometí que pronto pasaba a visitarlos y tome mi auto, ya con rumbo a mi casa mientras pensaba en las palabras de aquella mina de la librería “cuando termines de olvidarla, por favor, llámame”. 


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