“…Me he cansado de decir que no te
vuelvo a ver,
Y estoy harto de jurarme que es la última
vez,
No soporto tus errores, mis defectos no
los quieres ver,
A pesar de todo sigo amándote, ya vez…”
Había pasado ya otro año bisiesto
y no la había vuelto a ver cómo era la promesa, recuerdo una frase que ella
siempre decía y después yo la pregonaba cuando concluía una relación amorosa “el destino es tan sabio que nos deja estar
con el amor de nuestra vida por un tiempo, pero después nos hace pasar toda una
vida con un gran amor, aunque no sea el amor de nuestra vida”, para ser
sincero nunca supe a que se refería con esa frase, pero recuerdo que me puse a
pensar tanto en esa frase que había olvidado que me estaba mandando a la
chingada, después yo aplicaba la misma y creo que las chavas se quedaban
pensando en la frase y olvidaban por completo el rompimiento amoroso, pero
bueno, habían pasado cuatro años más y yo estaba ansioso por poderla ver, pero
no sabía ni donde, ni cuando, ni nada, entonces solo restaba esperar alguna
señal para ver donde podríamos vernos. El año iniciaba bastante bien, recién había
cambiado de trabajo y me iba mejor en calidad de vida, ahí conocí a Camila, era
la chica que trabajaba en el área de recursos humanos de la empresa, era alta,
cabello lacio, un trasero maravilloso, unas piernas largas como misma cuaresma,
con una sonrisa que te mandaba a chingar a tu madre pero uno se iba feliz, con
dialogo y le gustaban las series tipo el señor de los anillos, empezamos a
salir ya que era con quien coincidía en el comedor de la empresa a la hora de
la comida, empezamos una relación maravillosa, parecíamos chavales de
secundaria dándonos besos en la calle así como caricias traviesas en público, íbamos
a lugares que decidíamos en el camino, lo mismo era pasear en lancha en
Chapultepec como también era algún bar de la Condesa.
Ella por supuesto que conocía mis
fantasmas y yo un poco los de ella, éramos felices y contentos, la relación cada
día se llenaba de más miel, derrochábamos tanta miel que de vez en vez decíamos
algún poema de Neruda mientras íbamos caminando de la mano, solo ella había
puesto una condición al conocer mi historia con Fernanda, era que hasta que
pasara el año fiscal del año bisiesto podríamos presentarnos con nuestras
familias y formalizar el noviazgo, en verdad no era tan complicado ya que nos
la pasábamos tan bien que no importaba que nuestras familias no nos conocieran,
los meses pasaban y pasaban y nuestra relación se iba haciendo más fuerte,
tanto en las camas de diversos hoteles, como también en las barras de los bares
que frecuentábamos, me hacía olvidar día con día que Fernanda existía en mi
vida, cabe mencionar que cada semana nos dábamos una sorpresa maravillosa, ya
sea un regalo por paquetería o memes bastante pendejos que nos sacaban miles de
sonrisas, estaba tan enamorado que cada noche antes de acostarme al hacer la oración
siempre pedía que ella estuviera bien.
Cierto día de Noviembre para ser
exactos el 18 de Noviembre nos tuvimos que distanciar por unos días, yo asistía
religiosamente a ver a mis padre al pueblo donde vivían desde hace ya varios
años, el itinerario era salir el día 18 temprano de la oficina para manejar por
5 horas y llegar antes del inicio de las fiestas por el motivo del aniversario
de la Revolución mexicana, el mismo 18 de noviembre por la noche había un
evento de caballos Bailadores que era lo que me encantaba ver, ahí fui con la
familia y terminamos bastante borrachos ya cuando amanecía escuchando música de
banda en vivo, ahí estuve con tantas amistades que ni la cerveza ni la música se
nos hacían suficientes para el tiempo que destinábamos, llegué a casa de mis
padres después de almorzar una rica birria estilo tierra caliente y a las 9 de
la mañana estaba revisando mi celular a punto de dormirme, revisando las
etiquetas en Facebook de las fotos que nos tomamos en las borracheras y después
revise los mensajes que Camila me mandó, créanme que me dormí con una gran
sonrisa cuando el último mensaje decía que me quería tanto que solo atine a
abrazar el celular como si la estuviera abrazando a ella y me quedé dormido.
Me despertaron cercano a las 13
horas, habían pasado por mi unos amigos para ir a “curar” la borrachera al Lago,
con una carne apache, unas cervezas, unas patitas de cerdo en vinagre y un chapuzón
en ese mítico lago con las letras del lugar adornándolo por el centro del
mismo, deje cargando mi celular y solo le envié un mensaje “Morrita, te extraño tanto, falta tan poco
tiempo para volver a vernos y espero que el siguiente año estés aquí conmigo,
para que disfrutes a mi gente y esta gran tierra, te quiere tu borracho
favorito”, me fui con mis amigos y eso de ir a curar la borrachera no dio
resultado, ya que nos volvimos a poner borrachos, subíamos al centro del pueblo
como a eso de las 9 de la noche solo a cenar unos tacos y las ultimas cervezas
para poder dormirnos y al otro día estar en primera fila para ver el desfile,
cumplimos la promesa y a eso de las 11 de la noche ya estaba en casa de mis
padres, con una borrachera marca diablo y lo único que hice fue darme un baño
de tina con agua muy caliente y eso que el lugar es caluroso, sonando las
campanadas que decían que la noche había acabado y el día empezaba a iniciar,
me metí a la cama sin siquiera revisar mi teléfono.
Me despertaron mis padres a las 9
de la mañana, para que desayunara un buen chocolate caliente en agua, una
morisqueta, menudo y una cerveza bien fría para que no me sintiera tan mal
porque íbamos a estar 3 horas bajo el rayo del Sol viendo el desfile, nos sentamos
en las sillas que llevamos y viendo el desfile fui viendo a algunas de mis
amistades, empezamos a destapar latas de cerveza y los comentarios del desfile
eran solamente de broma, fueron tres horas y media de estar embriagándonos de nuevo,
pero las horas no se sentían y la euforia por el alcohol cada vez eran mejores,
nos fuimos a comer un buen taco de carnitas y después nos fuimos a nuestras
casas, a las 5 de la tarde teníamos cita para ir al jaripeo, yo me fui a casa y
estuve un par de horas con mis padres hasta que me quede dormido en una hamaca.
Me despertaron mis padres para que me alistará para ir al Jaripeo, me fui y
llegando media hora tarde ya me estaban esperando con un seis de cerveza bien
helado, las montas no estuvieron tan buenas pero el momento se disfrutaba con
el ambiente en las gradas, el alcohol nos hizo presa nuevamente y al finalizar
nos quedamos para bailar un poco de banda, con las botas empolvadas y las
camisas ya desabotonadas por el calor nos hicieron seguir la fiesta en la plaza
del pueblo, que hubo fuegos pirotécnicos y bandas tocando por doquier, íbamos a
ir al baile del pueblo pero preferimos seguir la fiesta al son de la banda en
la plaza, me regresé temprano a dormir, ya los años me pesaban y las
borracheras me estaban cobrando factura, al llegar vi tantos mensajes de ella
que me sentí un poco culpable de no responderle pero me encontraba muy
alcoholizado para hacerlo, y me quede dormido viendo las fotos que me había
mandado, se veía tan hermosa que me seguía enamorando.
Me desperté muy temprano al escuchar
movimiento en la casa, mis padres iban a salir de viaje a Tonalá a hacer unas
compras, el viaje era de 6 horas así que iban a salir temprano, me sentí
culpable que había ido al pueblo a visitarlos y había pasado muy poco tiempo
con ellos, así que les pedí unos minutos en lo que me bañaba y desayunaba y yo
los llevaba, aun me quedaban 4 días para regresar a trabajar, así que me aliste
y tomamos carretera para empezar la aventura por la carretera, la cruda me
estaba afectando un poco pero yo no cedía, los 3 electrolit que me lleve me
estaban apaciguando un poco, al llegar a Tonalá fuimos al tianguis artesanal y
estuvimos toda la tarde juntos, por la noche también estuvimos en la plaza del
pueblo cenando lo que se nos atravesará, a mis padres se les había hecho raro
ya que siempre que íbamos yo me iba con mis amistades para echar un trago, pero
esta vez no pensaba hacerlo, pille a mis padres hablando por teléfono con mi
mejor amiga diciéndole que estábamos en el lugar para que al otro día pasaran
por mí.
Al despertar quedamos en
desayunar y de ahí me fui a Guadalajara, mi amiga salía de trabajar a las 6 de
la tarde, pero antes quería pasar a ver los museos y recoger mis pasos que hace
varios años había caminado de la mano de Fernanda, me contuve muchas veces de
marcarle, no quería verla, así que lo que hice fue no sacar el celular para
nada, después de pasar a 3 museos me fui a las 9 esquinas a comerme una birria
que es la especialidad de la casa, tenía tantos años de no sentirme tan
tranquilo en estas tierras, la birria era maravillosa, la cerveza tan helada
que me ayudaba a mitigar el calor, cuando de pronto, el mesero me dijo “disculpe señor, le envían este trago de la
mesa de allá” señalando al final del restaurante, yo con una sonrisa y un
poco extraviado le dije “disculpe pero no
creo que sea para mí, pero bueno gratis hasta las puñaladas” empezamos a reír
y de inmediato dijo “la señorita que se
lo envía es muy bonita, quizás sería bueno que fuera a su mesa”, cuando
probé el whisky mi corazón empezó a latir más rápido, juro que hasta podía oler
el perfume de Fernanda, era un doce años con solamente tres hielos, agradecí el
comentario del mesero y le di un trago corto para darme valor, camine rumbo a
la mesa que me dijo y cada vez que iba acercándome no podía ver a Fernanda,
llegue a la mesa donde suponía tenía que estar ella pero solo estaba una mujer
de unos 27 años, muy bonita con la fisionomía Jalisquilla, me quedé unos
segundos parado hasta que le dije “nena perdón
por la molestia pero creo que me confundiste, no nos conocemos y me enviaste un
whisky” ella se me quedó viendo fijamente y soltó una sonrisa tímida, “no fui yo, pero bueno si no lo quieres me lo
puedes dar”, al terminar su discurso sentí que por la espalda paso alguien
y al voltear me recibió con un beso grande en la boca, pude reconocer sin abrir
los ojos, claramente era Fernanda, correspondí el beso como debería y al final
nos dimos un abrazo que decía cuanto tiempo nos habíamos echado de menos,
intercambiamos unas palabras y me presentó a su amiga, acto seguido Fernanda me
dijo “te importaría si me puedes acercar
a la terminal para ir a Chapala, vengo regresando y quisiera ir a visitarlo
pero mi amiga va para Zapopan y la desviaría mucho”, como era costumbre
como un pendejo no supe decir que no, pague la cuenta de las dos mesas y nos
despedimos de su amiga, nos subimos a mi auto y le dije que la llevaba a
Chapala, mentí y le dije que no tenía plan, le mande un mensaje a mi amiga para
que me disculpara e igual y en la noche o mañana pasaba a visitarla, no le pareció
mucho la idea a mi amiga pero no tenía otra opción, y nos enfilamos para ir a
Chapala con Fernanda.
En el camino estuvimos platicando
de nuestros pasados, 4 años eran bastantes después del último encuentro, ella
se había ido a radicar a otro lugar y yo le decía que tenía una novia que quería
muchísimo, ella de inmediato me callaba a besos y caricias traviesas,
recordamos tiempos anteriores y compramos unas cervezas para sentarnos en el
maleconcito de Chapala, ella estaba sentada y yo abrazándola por atrás,
recordamos la primera vez que fuimos ahí, en ese lugar donde nos desnudamos de
alma, nos dábamos tantos besos que hasta había perdido la cuenta, ella recibió una
llamada y yo aproveche para avisarle a mis padres que lo más seguro es que
llegaba al otro día por la noche, les invente que estaba con unos amigos, ella
termino la llamada y me dijo “quizás sea
mejor que nos vayamos, no vaya a ser el diablo”, estando parados nos dimos
un beso tan rico y tan largo que parecía que el tiempo se había paralizado, en
eso le agarré una nalga y después del beso me soltó una bofetada diciendo “ya sabes que en público no”, empecé a reírme
y volví a hacerlo y empezamos una pequeña riña jugando, al final nos fuimos al
auto y partimos con rumbo a Guadalajara, mi mano iba posada en su muslo
izquierdo, empecé a juguetear con mi mano hasta que al reaccionar estábamos en
la cama del primer hotel que fuimos juntos, sacando todas esas ganas que nos teníamos,
fue una comunión tanto carnal como espiritual, ella se quedó dormida sobre mi
pecho y yo solo pensaba en que carajos había hecho, pero no podía echarme para atrás
y de pronto me quede dormido también.
Me despertó el teléfono de la habitación
notificando que faltaba una hora para que se venciera el tiempo, la desperté
con besos y nos dio tiempo para aventarnos un round más antes de irla a dejar a
su casa, en el camino no platicamos nada, solo nos dábamos besos y nuestras
manos estaban entrelazadas, llegamos a su casa y lo único que me dijo fue “sería mejor que no nos viéramos más, tú
tienes a tu novia y yo también tengo a mi pareja” me dio un beso tan grande
que juro no voy a olvidarlo, la vi por última vez entrando a su casa y yo
aceleré solamente una calle, y le marqué a mi amiga, no era tan tarde y ella y
su esposo no trabajaban al siguiente día, quede en llegar con ellos en menos de
media hora con unos tacos. En el camino fue solo en estar pensando en Fernanda,
llegue a casa de mi amiga con una botella de tequila y tacos para cenar, fue
una gran fiesta, de pronto habían más amigos de ellos en su trabajo, una de
ellas era la amiga de Fernanda que me veía con mucha complicidad pero no me decía
nada respecto a Fernanda y mi amiga no sabía que Fernanda estaba de regreso en
Guadalajara y mucho menos que había pasado la tarde con ella, me dieron posada
y la fiesta la acabamos entrada la mañana.
Al despertar agradecí el momento
y me retiré para irme con mis padres, pero la amiga de Fernanda también se había
quedado dormida y no traía auto, había ido con unos amigos pero se fueron y la
dejaron ahí, me ofrecí a acercarla a su casa, pasamos a almorzar unos tacos de
barbacoa duros mientras platicábamos de cosas sin importancia, ella dijo que se
quedaba ahí y me agradecía la comida, después de ello al despedirnos solamente
me dijo “cuídate mucho y por favor no
fastidies tu futuro con tu pasado, Fernanda me ha contado de ti”, no me dio
tiempo de decir nada porque se fue, pase a recoger a mis padres y nos fuimos
rumbo al pueblo, necesitaba descansar por una noche.
Todo paso sin contratiempos,
llegamos al pueblo, bajamos las cosas y cenamos, al otro día temprano me iba de
regreso a la ciudad para descansar un poco y regresar al trabajo, no hubo nada
que afectará el destino, o al menos eso pensaba, Camila estaba tan feliz de
verme que me sentía mal por lo que había hecho, pero con el tiempo se fue
esfumando todo sentimiento de culpa, en enero formalizamos la relación como habíamos
quedado y todo iba viento en popa, éramos cada vez más felices, en Abril fuimos
a visitar a mis padres con motivo de pasar mi cumpleaños, estando dormido me
llego un mensaje, no conocía el numero pero abrí el mensaje decía “te agradezco mucho por todo lo que ha
pasado, sé que me quieres tanto como yo a ti, pero recuerda que al destino no
le gusta que los amores de la vida estén juntos, espero que estés muy bien con
tu gran amor. P.d. por fin lo nuestro está empezando a germinar.” Anexaba una
foto de ella con su incipiente panza de embarazada, me quede pasmado mientras leía
y veía el mensaje por tantas veces esperando a que fuera un error, de fondo no
dejaba de sonar “Óleo de mujer con sombrero” de Silvio Rodríguez, y yo
solamente estaba tarareando “los amores
cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan ahí, ni el recuerdo los
puede salvar, ni el mejor orador conjugar”…
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