“me dijo te quiero,
Y yo le creí…”
Era un jueves como cualquier
Lunes 13 de Enero, la gente traía prisa por llegar a sus trabajos, algunos iban
fumando, otros iban cantando, yo en verdad solamente iba tomándome mi té de
hierbabuena, tenía ya meses que estoy intentando dejar de fumar y dejar la cafeína por las mañanas,
las cosas no eran malas, me gustaba ver las caras de las personas, uno siempre
se pone de buenas, ya sea porque la gente va malhumorada mentando madres o va
cantando a pulmón abierto o la mejor de todas una sonrisa que te hace sonreír,
esas sonrisas que te hacen el jodido día, pues bueno, ese día paso eso, voltee
a verla y era un auto sedan, ella iba cantando a pulmón abierto pero cuando sintió
la mirada de pronto se puso roja y me regaló una sonrisa, creo que fue la
primera vez que yo intenté responder la sonrisa pero fue de una manera muy
torpe, la verdad me sentí extraño, durante todo el tránsito pesado me fui
pensando en esa sonrisa, después vi que el auto se alejaba y yo tomé rumbo a mi
trabajo, no voy a mentir, esa sonrisa se me hizo muy conocida, estuve dando
vueltas en la cabeza hasta la hora de la comida. La verdad el trabajo en ese
día no me exigía mucho tiempo ni concentración, pero no lograba dar con el
rostro de la persona y menos con el auto, pero de pronto mientras comía mi
postre que era una dona glaseada cuando por fin pude reconocer esa sonrisa y esos
ojos, no había duda, era aquella mina que había visto años atrás de la cual
estuve perdidamente enamorado, pero era diferente, su nariz, los lentes, su
cabello, era muy diferente pero no había duda; estaba yo pensando en esa
sonrisa, en esa mirada cuando de pronto entró una llamada de mi mejor amigo diciéndome
“Bro, ¿a que no sabes quién chingados está
en la ciudad?”, obviamente era ella, si bien mi mejor amigo solo la conocía
de fotografía pero sé que él tiene mejor ojo que yo, así que sin dudar me fui
al restaurante que me dijo.
Al llegar al lugar, saludé de
forma enérgica a mi mejor amigo, quería hacerme notar, quería llamar la atención
de la mina, ella no volteo pero vi cómo se sonrojó, estaban ellos hablando
cosas del trabajo y nosotros de puras pendejadas, de forma afortunada era lunes de liga española y sacábamos tema de ese gran partido que estaban dando “los merengues”, de pronto ella se paró y
caminó con otra mujer, yo de inmediato me paré y casi casi adiviné que iban al
sanitario ya que se llevaron sus bolsas de mano, pero de un momento a otro se
dispersaron pero la mina fue al sanitario, en verdad quise abordarla pero ella
me rechazo como si nadie le estuviera hablando, casi de inmediato pasó la otra
mujer y sin siquiera conocerme me dijo “si
hay humo, hay fuego”, después sonrío de forma maliciosa, yo solo me quedé
como pendejo, no hice otra cosa más que regresarme a la mesa, en cuanto llegué
mi mejor amigo me hizo cara de que no estaba bien lo que hice y me dijo “ya vámonos, necesitas irte a tu casa, deja
de hacerte burros la cabeza, quizás no es ella, incluso ni se parece”, yo
sabía que no tenía la razón pero no quería discutir, así que pedimos la cuenta,
después de pagar le dije que fumáramos un tabaco antes de irnos al auto, él
acepto y mientras fumábamos a fuera del restaurante paso ella con el grupo de
personas y a la voz de “¿Tendrás un
cigarrillo que me regales?”, de inmediato saqué la cajetilla pero sin decir
nada le ofrecí un cigarro y después le encendí el cigarrillo, tenía ganas de
irme pero sabía que era ella y quise hacer clic con esa frase tan trillada de “hace un bonito día ¿no?”, ella se me
quedó viendo y dijo, “sigues siendo tan básico,
pero me sigues haciendo reír, sabes, me da gusto pensar que hice las cosas
bien, no me deje llevar por tus palabras, por tus frases, no me deje llevar por
nada tuyo, ¿recuerdas cuando decías que el destino existía?, decías que el
destino me había puesto en tu camino y que nuestra vida era estar juntos por
toda la eternidad, estar viendo la luna en la playa o quizás las estrellas en
un pueblo, pero decías que el destino era el culpable, por fortuna eso fue lo
que me hizo alejarme de ti, yo no creo en el destino y siempre te dije que el
destino no existe, recuerdo bien que te dije que no te fueras a enamorar de mí,
que el destino no existía y que era mejor que no nos viéramos más, pero de
pronto volvías a ingeniar las cosas para que cayera y así era una y otra vez,
recuerdo los versos hacía la luna que hacías, recuerdo las miles de letras que
hacías sobre lo que te hubiera gustado que pasara entre nosotros, incluso
recuerdo esa fotografía donde estabas en la azotea de una casa y el cielo se veía
estrellado, te soy sincera, ese día me enamoré esa foto que subiste a instagram,
pero no fue por la foto que en verdad era mala, sino más bien que te recordé,
recordé esas palabras tuyas, recordé ese amor que algún día me hiciste, pero
sabes, recordé esa patética idea del destino y todos esos recuerdos se
esfumaron. Por cierto ¿te parezco más bonita ahorita?”, recuerdo que sonrió
como los mismos ángeles pero le dije la verdad, “te ves muy bien pero yo creo que te olvidaste quien eras, quizás sea
bueno para ti pero para mí eras más bonita antes”, tiré mi cigarrillo al
piso y después me despedí con un “hasta
luego”, también me despedí de mi amigo con la misma frase y caminé, no quería
escuchar nada, y solo caminé y caminé por 2 calles, después sentí el ticket del
valet del restaurante en mi auto y regresé por mi auto. Ahí seguía mi amigo, yo
entregué mi ticket al Valet y de inmediato mi amigo se me acerco para decirme “jamás en la puta vida te podré terminar de
conocer cabrón, la charla que tuviste, el destino, la mina, vaya no sé qué
putas decirte, no te voy a decir si existe el destino o no, lo único que puedo
decirte es que ella se ve más bonita ahorita…”
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