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Te extraño en ese sueño

 

Hace 3 noches soñé contigo...

Podrá ser una locura que no conozca tu nombre, pero me sé de memoria tu cuerpo y desde ese entonces te extraño y extraño ese sueño.


Era una mañana de otoños tornasoles, una habitación fresca tras la noche nuestra, el amanecer obsequiándote distintos tonos de luz sobre tu espalda, la escena tenía aroma de la aurora en un campo de gardenias y tulipanes.

Habías dejado un poco la ducha corriendo hasta que el vapor se fugaba por la puerta entre abierta, entonces la humedad se mezclaba en el ambiente causa de ese vapor cálido que dejaba el vaho sobre el espejo donde te desmaquillabas y te desenredabas el cabello, el eterno brillo de tu mirada se acrecentaba y me invitaba a unirme a ti en una armónica danza de agua y fuego, huracán e incendio, paz, guerra, besos, mordidas y caricias...


La post calma.

Pequeñas gotas resbalando por tus mejillas y deslizándose sobre cada arte parte de tu piel, mis manos les seguían el ritmo y mis dedos detrás de tus piernas te recorrían poco a poco, adentrándose despacio, rozando en delicados círculos tus labios, disfrutando su humedad, no hacía falta música, tus inquietos gemidos eran la sonata que nos guiaba al postrar misionero.


Hacerte el amor.

Llegar en dos pasos hasta la cama, rodar en cada rincón con el jugueteo de dos enamorados, subir el ritmo, bajarlo un poco y después acelerar para tomarte como mía, abrir tus piernas, abundar en caricias, morderte la boca, apretar tus pechos, besarte el cuello, el alma, jalarte el cabello y unirnos con todas las ganas, con hambre, con sed, con esencia, voltearte y que me des la espalda para continuar detrás tuyo hablándote al oído y adentrándome en ti, en tu ser, dentro de tu piel... el éxtasis, los gritos, el placer, la excitación, nuestro momento, el clímax hasta el orgasmo...


Desperté...

Aún temblando, con el sudor ardiendo, con el corazón acelerado y las manos llenas de deseo, solo fue un sueño, pero tú tan real que te sigo buscando en todos lados y aún no me lo creo.

Si acaso existes, ¿Dónde estás? 

Cada noche duermo y te espero, pero por favor dime donde estás, porque aunque no te conozco, te extraño en ese sueño...

Comentarios

  1. Hermano un gusto enorme el que volvieras a escribir, es una entrada qué no tiene despercidio alguno, me hizo remontar a los sueños húmedos siendo un chaval.

    Te dejo un abrazo y espero encuentres a esa mina.

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