“…Las sirenas están cantando
que no volverás,
La Luna es mi novia,
no le digas al Sol,
Anoche llovían gotas
de melón…”
Después de tanto tiempo por fin había
podido tomar unos días de vacaciones, bien merecidos los tenía, elegí el
destino como siempre lo hago, el mapa de la república mexicana y aventando tres
dardos con los ojos cerrados, tiraba uno a uno hasta que daba en algún estado,
ya la población o ciudad era por los lugares que me interesaran del lugar, al
ser temporada baja no había problema en el precio del hospedaje y menos por el
vuelo, desde que el dardo dio en el estado sentí algo, aun que tenía los ojos
vendados y no me había dado cuenta, estaba seguro que era el primer dardo el
que dio en ese estado, lo presentía, arme la ruta e hice la reservación un par
de días después, justo cuando iniciaban mis vacaciones, día martes 13.
Al llegar a la ciudad en auto
rentado desde el aeropuerto hasta la ciudad sentía algo en el estómago y no era
hambre ya que había parado a desayunar y no se quitaba esa sensación, llegué al
hotel que había elegido, era idéntico a las fotos y eso era bueno, ya que antes
había visitado este lugar y el hotel anterior no fue mucho de mi agrado, de
inmediato después de llegar me di un baño de agua caliente, tenía que soltar
los músculos, salí del hotel y me fui a caminar, no importaba que el Sol
estuviera a pleno, no era la mejor idea pero no tenía otra en mente, no quería manejar
para ir a otro lado. Paré en aquel restaurancito que antes había ido, al pedir
una cerveza y un tamal de frijol, después pregunté por el dueño del lugar y la
mesera hizo gesto como si no supiera, alzando los hombros, pedí la segunda
cerveza para ponerme a escribir un poco, se me fue el tiempo, iba a la mitad de
esa cerveza cuando alguien se puso a un lado mío, sentí la mirada y era el
dueño del lugar, nos saludamos de forma muy efusiva y se sentó conmigo, quizás no
tenía nada más que hacer, ya que éramos 4 comensales en total, platicamos un
rato y después me preguntó por mi visita diciendo “no me digas que vienes a ver aquella mina que viste la ves pasada
cuando viniste con tus padres, recuerdo como estabas hecho un niñato de
secundaria”, esto mientras se echaba a reír, sin dejarme responder dijo “si la quieres buscar, ahora trabaja en el
bar que esa sobre la 7, entre la 22 y la 20”, intenté memorizar la dirección,
y le dije “sabe, tiene tanto tiempo que
no nos hemos visto, que quizás ella ya se olvidó de mí, pero igual al rato me
doy una vuelta para corroborar que trabaja ahí”. Continuamos con la charla
hasta que la ansiedad me estaba consumiendo por dentro, me despedí prometiendo
volver, nos dimos un abrazo y el señor me dijo “hoy por la noche van a venir unos chavos que llevan viniendo ya 3 días,
hacen karaoke y cuanta madre, por si quieres venir a divertirte, hay una chava
en especial que yo siento que es como de tus gustos”, estrechamos las manos
y le comenté que haría todo lo posible.
Al llegar al hotel, estaba
esperando solo a que me diera hambre para poder ir ahí, no sabría que decirle,
¿y si ese día descansaba? ¿Y si no recuerda quién soy? ¿Y si no le gustó el escrito?,
me pregunté muchas cosas, me acosté en la cama y puse una serie para dejar de pensar
en ella. Al dar las 5 de la tarde me empezó a dar hambre, así que me puse un pantalón
de manta, una camisa de manta también, lentes oscuros y mi inseparable libreta.
Al llegar al lugar, se veía agradable, muy distinto a los lugares que están ahí,
era un lugar de cortes de carne, desde que entré hasta que me senté en la mesa
estuve viendo a la gente para ver si ella estaba ahí, pero no, la mesera que me
atendió le pedí que me trajera lo que más le gustaba a ella y una cerveza
artesanal, la mesera se me quedó viendo, como queriendo reconocerme, ya saben
esa mirada que es penetrante y a uno lo están como escaneando para
ver si logran reconocerle, le sonreí a la mesera y ella solo se disculpó y se
fue.
Me puse a escribir sobre lo que podría
traerme, igual y el platillo más caro o igual y me vio jodido y traía lo más
barato, vaya cada que pasaba me le quedaba viendo pensando que ese platillo
fuera para mí pero no, después me trajo la cerveza que le pedí, se volvió a ir
a la cocina y volvió con un platillo, en verdad se veía muy bueno, eran
mollejas y tuétano al carbón, no me pude contener y le dije “oye bastante buena elección, me encanta el tuétano
y no esperé que lo vendieran aquí”, ella solo me regalo una sonrisa y dijo “no, esta es una entrada, incluso no está en
el menú pero espero te guste”, agradecí la entrada, estaba comiéndome ese
platillo de una forma tan a gusto, que incluso si hubiera temblado en ese
momento, me hubiera llevado el plato en las manos, casi no toqué la cerveza, si
acaso un par de tragos ligeros, no quería que le cambiará el sabor, terminé con
el ultimo pedazo de tuétano y ahora sí, me tomé la cerveza, incluso hasta se me
había olvidado a que había ido a ese lugar, de pronto escuchaba risitas y veía a
la mesera muy sonriente, era extraño, apostaba que no era la persona que yo
buscaba, digo no me sabia su nombre pero un rostro a mí no se me olvida.
Pedí una cerveza más y me la
trajo junto con un plato con chorizo argentino, una mini hamburguesa, un poco
de entraña de ternera y un trozo de bife angosto, acompañado por puré de papa,
papas de gajo y varias verduras al vapor con condimentos, en verdad me
extrañaba tal combinación, incluso estaba pensando seriamente sobre el costo
del platillo, pero después recordé aquella frase que dice “vida solo hay una”¸ todo estuvo delicioso, menos la mini
hamburguesa o pudiera ser que si pero yo ya estaba a reventar, pedí una agua
mineral y un carajillo pero caliente, la mesera se extrañó, incluso la escuché
decir “se acabó todo”, como en forma
de sorpresa, me preparó el carajillo en la mesa y se retiró, me supo a gloria,
estaba riquísimo, tenía mucho tiempo sin haber comido de esa forma, pedí la cuenta,
la mesera tardó casi nada en volver, me dijo “no le incluimos el agua mineral, ya que lo olvidé”, me regaló una
sonrisa y se fue, al abrir la cuenta había un ticket pero no tenía nada
impreso, con un bolígrafo azul decía “espero
te haya gustado, solo déjale propina a la mesera, la cuenta esta pagada, nos
vemos a media noche en el restaurancito donde ibas con tus padres”, esto
acompañado de una carita feliz, me causaba demasiada extrañeza, le pregunté a
la mesera y me dijo que eran ordenes, le pregunte de quién pero no me dio
respuesta, saque dinero y le deje la propina, en base a lo que me imaginaba que
había costado esa comida y me salí del lugar.
En el hotel me puse a pensar ¿Quién
podía haber sido? Igual y era dueño también el señor del restaurancito, pero el
mensaje claramente era de una mujer, por la letra, me fui un rato a la orilla
de la laguna, para fumar y pensar, después de recordar muchas cosas me fui al
hotel, me bañé, puse la alarma a las 23:00, encendí el televisor y me quedé
dormido viendo un resumen deportivo.
Al despertar me volví a bañar y
me vestí casual, me dirigí caminando al restaurancito, el señor me asignó una
mesa y me señaló el grupo de chavos que estaban ahí, después me dijo “la chica de la blusa blanca, es la que digo
que es para ti”, me dio una palmada en el hombro y se fue, la chava estaba
de espaldas y justo volteo, quizás sintió mi mirada, no pude creerlo cuando la
vi, era la mina, no había duda, no la chava de Bacalar si no a mina original,
por la cual escribía, era imposible, tenía muchos años de no verla y me la
encontré en ese lugar, ella me regaló una sonrisa tímida, iba a levantarse y se
volvió a sentar, una chava que estaba a un lado de ella le dijo algo y se
levantaron las dos al baño. En eso llego el mesero con una cubeta de cervezas, destapé
una cerveza y estaba cuidando cuando la mina saliera del baño cuando de pronto,
me taparon los ojos, eran dedos de mujer y sin pensarlo dije “¿Mina?”, ella empezó a reírse, yo me paré, y al verla ahí, solo atiné a
abrazarla, no, no era la original, era la de Bacalar, venía con la mesera que
me había atendido, las invité a sentarse en la mesa, les destapé una cerveza y
empezamos a platicar del detalle de la comida, era maravillosa, les dije que yo
iba a pagar para que pidieran lo que quisieran y seguimos platicando, por un
momento se me olvidó por completo la mina original.
Pasaron 3 cubetazos, ya estábamos
un poco bebidos y la mina me dijo “sabes,
desde hace rato vi a esa chava de blusa blanca, se te queda viendo mucho,
incluso cuando te abrazo hace como una cara de enfado ¿Quién es? ¿te la estabas
ligando antes de que llegáramos?”, su amiga empezó a reírse, yo por nervios
empecé a reírme, después le dije “no te
voy a decir, no me lo vas a creer”, ella se puso seria, sacó de su bolso mi
cuaderno y dijo “si no me dices, no te
regreso tu cuaderno, lo olvidaste hace rato y ni cuenta te diste”, le di un
trago a la cerveza y después le dije “es
la mina de los escritos, no la que se ahogó en el cenote de la bruja, si no la
real la del escrito de <prométeme que no te vas a enamorar>”, ella fingió
una sonrisa, se notaba, después se paró y fue a la barra, llego con tres micrófonos
y pidió que nos fuéramos a cantar los tres, pidió “Nada fue un error” con
Paulina rubio, Julieta Venegas y Coti, mientras leía y cantaba la canción, la
mina no me quitaba los ojos de encima, quizás era la única persona con cara de
encabronada en el restaurancito, terminamos la canción y nos aplaudieron,
aunque no sabíamos cantar pero creo que estaban todos eufóricos, como cualquier
grupo que anda tomando en unas vacaciones, nos sentamos en la mesa, ellas dos
se fueron al baño, la mina no me quitaba la mirada de encima, seguía enfadada,
me paré para ir a hablar con ella, pero de pronto se apareció la otra mina, le
llego por la espalda y le dijo algo, yo en ese momento me dirigí al baño, no podía
hacer otra cosa, ya iba caminando.
Al salir vi que no estaban, ni
las dos minas ni su amiga, pero todos los amigos de la mina original si
estaban, me senté en la mesa, me acabé la cerveza que tenía abierta y de
inmediato destapé la otra, de pronto vi, no estaba tampoco mi cuaderno, ni los
bolsos de la mina y su amiga, creo que el mesero vio mi cara y se acercó para
decirme “tus amigas se fueron con la chava
de blusa blanca”, le agradecí el comentario, me tomé las dos cervezas que
quedaban, deje el dinero de la cuenta y me fui de ahí, iba saliendo del lugar y
encendí un cigarrillo, iba caminando por la plaza para ir al hotel cuando de pronto
sentí que me miraban, busqué y busqué pero no vi a nadie, empecé a caminar más rápido,
al entrar a la calle para ir al hotel, las vi, estaban ahí ellas tres bajo la
farola, estaban sentadas en la banqueta con mi cuaderno abierto, fumando un
cigarrillo y tomando en vasos rojos whisky con hielos, lo supe porque la
botella y los hielos estaban a un lado de ellas, en eso la mina original se
paró y me dijo “todo en ti es muy
extraño, siempre has sido así, pero bueno ahora si tienes algo de que escribir”…
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