“…Y en
silencio yo,
Te quiero,
Y tu amor,
Tiene otro
dueño…”
Era extraño volver a estar acá,
tenía tanto tiempo que se me hacía raro volver a caminar por estas calles, minutos
antes había aparcado ya que una amiga me estaba marcando y como tenía el cel
conectado al audio del auto preferí pararme en la gasolinera, me baje del auto
diciendo que iba al baño y tome la llamada, me decía mi amiga que no llegará ya
que había un agarre entre el gobierno y el narco, le agradecí la llamada y al
colgar hice una reservación al hotel donde antes me había hospedado, al salir
del baño les dije a mis padres “saben, ¿Qué
les parece si nos quedamos un par de días acá? Quiero pasar al tianguis de
autos y mañana se pone”, no quería alertarlos, así que tuve que mentirles
un poco, al llegar al hotel me lleve una gran sorpresa, nosotros íbamos llegando
en el auto y una chava iba saliendo, se me quedo viendo, mi madre se dio cuenta
y me dijo de inmediato “¿la conoces?”,
yo le dije que sí, pero seguí mi camino, no sabía quién jodidos era, nos dieron
dos habitaciones, la habitación de mis padres era en el primer piso y la mía en
el noveno, le temo a las alturas pero me gusta estar siempre hasta arriba,
siempre uno tiene la mejor vista, deje a que mis padres descansarán y me fui al
super para comprar un par de short para meterme a la alberca, un whisky y algo
ligero para estar botaneando, mis padres me pidieron algunas cosas así que me
tarde un poco más de la cuenta.
Estaba en el área de
farmacia eligiendo unos antiácidos que mi padre me había pedido cuando de
pronto siento una mirada, era penetrante, me puse a buscar la mirada pero no
lograba dar, incluso me cambie de pasillo, estaba pidiendo las carnes frías
cuando volví a sentir esa mirada, después estaba eligiendo un whisky cuando volví
a sentir esa mirada, casi no había gente en el super, era complicado que
alguien me estuviera viendo, apresuré mi paso y me dirigí a elegir los short,
solo los vi por talla y los aventé al carrito, me empezaba a poner paranoico y
eso nunca me ha gustado, pagué y justo estaba caminando hacia la salida con el
carrito cuando la vi, era ella, se me estaba quedando viendo otra vez, era la
chica que iba saliendo del hotel cuando llegué, me acerque de la forma más
natural, y le di un abrazo, ella me lo devolvió al instante, me sentí tan a
gusto que no quería soltarla, pero al final tuve que hacerlo, después de una
charla pequeña intercambiamos números telefónicos, pero la sentía extraña, le
comenté que íbamos a estar un par de noches, nos dimos un abrazo de despedida y
le acompañé hasta su auto.
Al llegar al hotel hice la
botana con las carnes frías y me tomé unos wiskis con mis padres, después me puse
a nadar un rato y mis padres fueron al centro, querían estirar las piernas, yo seguí
nadando hasta que me marcó Giselle, la chica que había encontrado en el
supermercado, estuve platicando con ella un rato, a final de cuentas ella
entraba a trabajar al otro día a las 11 am, era su cambio de turno, después se
cortó la llamada, intenté marcarle pero no entraba la llamada, así que me subí
a bañarme. Me estaba bañando cuando justo tocaron la puerta de la habitación,
pensando que eran mis padres, Salí en la toalla, me sorprendí al verla a ella y
dijo “servicio a la habitación”, no
hice otra cosa que hacerla pasar, ella dejo un porta traje que traía en el
closet y acto seguido me empezó a besar, extrañaba tanto esos besos, esas
caricias prohibidas, terminamos en la cama como se esperaba, después de un gran
momento terminamos abrazados por unos minutos, yo estaba empezando a conciliar
el sueño cuando de pronto ella empezó a hablar, “sabes, no sé porque hago esto, sé que tú te vas a volver a ir, siempre
es lo mismo contigo, no sé cómo espero algo, tus escritos lo dicen, pero te
conozco tanto que…”, ahí se me hizo prudente interrumpirla diciéndole “¿me conoces tanto tiempo? Creo que fue en lo
único que fallaste, nos conocemos hace dos años y digamos que desde hace un año
dejaste de hablarme”, ella me besó y me dijo “corazón, te conozco desde hace muchos años, quizás no lo recuerdas, ¿te
acuerdas hace 15 años? Fuiste a un concierto de ska, ahí me conociste, ¿no
recuerdas esa chica gordita que no encontraba a sus amigos? Te quedaste conmigo
tomando un par de cervezas, me diste un beso y después te volví a ver hace dos
años”¸ en verdad me sorprendía, la historia era cierta, había ido a un
concierto 15 años antes y conocí a una chava gordita, incluso la besé ya que tenía
un autoestima muy baja y para mí era muy linda, encendí la luz y me le quede
viendo, en verdad no mentía, esa historia nadie la conocía, le dije “¿Cómo sabes eso?”, ella empezó a reírse,
incluso cito algunas charlas que tuvimos por el Messenger en ese tiempo, no podía
creerlo, la abracé, la llene de besos diciéndole “ya ves, es el destino”, ella respondía los besos pero quería platicar
y dijo “quizás estamos destinados a no
ser nada”, nos pusimos a platicar por un largo rato, nos acabamos la
botella de whisky y dimos otro round en la cama, ella ahora estaba abrazándome,
con su cabeza a un lado de la mía y atino a decir “¿vas a ir a ver al amor de tu vida?”, solo le besé la frente, no quería
yo joder el momento, pero ella insistió “¿si
vas a verla? ¿Piensas que te lo digo solo porque te vas a volver a ir? No, si
me lo hubieras dicho hace 13 años, si te lo hubiera creído y me hubiera dolido
pero ya no…”, después se puso a cantar esa canción que cantaba la última vez
que la había visto “quisiera darte el
mundo entero, la luna, el cielo, el sol y el mar, regalarte las estrellas, en
una caja de cristal, llevarte al espacio sideral y volar como lo hace Superman…”
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