“…Se sorprenderían
de saber que hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos…”
“¿Gustas un poco? No te preocupes viene cerrado el empaque, si tienes
desconfianza puedes abrirlo y yo morder la parte que gustes del sándwich”,
de pronto ella se sonrojo y tomo el sándwich, después lo comió y me dijo una
frase con la cual me hizo recordar mi infancia, “Dios te bendiga muchacho”, no sé en verdad si le agradezco que
me encomendó a Dios o porque me dijo muchacho, intercambiamos números de teléfono por si algo se le ofrecía en la ciudad, después recordé cuando mi madre
me dijo que Dios era algo más que pedirle cosas, era algo superior a lo que yo
entendería a mis 8 años, pero a partir de ese momento comprendí una cosa, eso
que llaman fe, es extraño, yo no creía ni siquiera en la suerte, mi abuelo
paterno decía que “Dios le dio alas a los
pendejos”, y fue cuando entendí que era un pendejo, Dios me había dado alas.
Recuerdo aquella ocasión cuando
me marcó esa señora del bus, si aquella señora que le regalé mi sándwich,
recibí una llamada en mi celular y me dijo “buena
tarde, me siento en deuda contigo y recién vamos a tener una kermesse de la
iglesia, es mañana en la iglesia de San Hipólito, quizás la conoces, ojala
puedas venir, por cierto, Dios te bendiga”, no voy a mentir, en ese momento
le agradecí la bendición, me recordó a mi abuela materna, fue gracioso, le
acepté la invitación y al otro día estaba puntualmente a las 7 de la mañana,
algo que nunca había hecho, toda mi vida había llegado tarde a todos los
lugares, incluso una ex novia cuando nos reencontramos tiempo después me dijo “qué bueno que no seguimos juntos, te apuesto
a que hubieras llegado tarde a la misa de nuestra boda”, sinceramente en
ese momento no le discutí, ya que decía verdades, quizás hubiera llegado tarde,
pero bueno, llegué a la hora indicada a la iglesia de san Hipólito, la vi a
ella, sabía bien que no era una kermesse como me había dicho, sino más bien era
entregar tortas y refrescos a las personas que llegaban, me sentí bien al
ayudar pero lo mejor de todo fue que conocí a Eunice, que era la sobrina de la
señora, una muchacha con un historial parecido al mío, en ese momento creí que
el destino nos había juntado, ella estaba pagando un favor que tenía con su tía
y su tía estaba pagando un favor conmigo, jodido, si sigo diciendo, estuvo jodido
ese momento, su sonrisa, su voz, sus ojos brujos me hicieron sonreír como el
pendejo que soy y aparte de repartir jugos y refrescos, también repartía
aquella frase “Dios te bendiga”. Salimos algunas veces mas pero recuerdo bien esa vez fuimos a tomar unas micheladas y alitas con Eunice, pero me
dijo una frase maravillosa, después de pasar la noche con ella, yo le dije “¿qué somos? solo te preguntó porque no soy
bueno para saber lo que sienten los demás”, y ella me respondió “si pudiste conquistar a mi tía, claro que
me conquistaste, eres muy extraño”.
Aunque ese romance fue muy bueno
duró solamente 3 meses, no voy a mentir quede enamorado de ella, ¿Por qué se
acabó?, vaya me dieron un trabajo en otra ciudad y decidí que era mejor
apostarle a un trabajo que a una relación, lo sé, en ese momento yo sentí que
era la decisión correcta aunque debo de admitir que me equivoque, no porque me
arrepienta de lo que viví si no de haberla dejado ir. Estuve buscando a Eunice
por los siguientes 9 años, iba año con año a la iglesia de San Hipólito, después
del segundo año yo llevaba tortas, refrescos y jugos para dar, pero nunca la
encontraba, incluso ni a su tía la pude encontrar, era extraño, seguía diciendo
“Dios te bendiga”.
Paso el tiempo y me fui a vivir a
Tampico, ahí estuve estudiando fotografía aparte del trabajo que tenía como
administrador de una empresa, no voy a mentir casi casi la había olvidado,
estaba teniendo una relación sentimental con una niña maravillosa que conocí
allá, se llama Vanessa, la conocí en el curso de fotografía, todo iba de
maravilla con ella, me había presentado a sus padres, teníamos la costumbre de
irlos a visitar los domingos y estábamos planeado irnos a vivir juntos, por
primera vez en mi vida tomé la decisión de quedarme en Tampico tenía una oferta
laboral en mi ciudad natal pero decidí esta vez apostar sobre el amor que en
este momento se llamaba Vanessa.
Un día tuve que ir de viaje a Culiacán
por parte del trabajo, tuve una tarde libre decidí ir al panteón “Jardines del
Humaya” había visto un documental del narcotráfico y decidí visitarlo, siempre
me han gustado esos lugares, no sé tienen una mística maravillosa, iba
recorriendo las tumbas, viendo como unas eran unas casas en verdad, otras más
sencillas, unas más con vidrios blindados, vaya era extraño todo eso, una
cultura muy distinta a la que estaba yo acostumbrado, de pronto me quede
helado, sentí que alguien me tocó el hombro derecho justo cuando tomé una fotografía,
pensé que estaba en serios problemas, bajé el celular con sumo cuidado y voltee
a ver quién era y me llevé una grata sorpresa al ver esos ojos brujos que me habían
enamorado 9 años antes, era Eunice, me sorprendió con un beso en la mejilla y
un abrazo que me arreglo el alma, platicamos por unos 5 minutos, no entiendo en
que momento pero estaba arriba de su auto íbamos con rumbo a una fiesta o algo así,
lo supe hasta cuando llegamos a esa casa, había mucha gente, pero era como
familiar la fiesta, ella me presentó como el tipo que le regalo un sándwich a
su tía Elena, después como el tipo que le ayudo a repartir por última vez las
tortas y refrescos en la iglesia de San Hipólito. La fiesta estuvo buena
a pesar de solo conocer a Eunice me la pase bien, ¿qué tan bien me la pasé? Digamos
que dormimos juntos, tuvimos una noche maravillosa en la cama, ella me había
ido a dejar al hotel y creo que unos besos en el auto nos llevaron a tener esa
noche tan maravillosa.
Al despertar me di cuenta de algo
me había vuelto a mover el mundo, ella recostada sobre mi brazo, yo detrás de
ella, olía riquísimo, me sentía tan maravillosamente bien que por un momento
olvidé a Vanessa, recuerdo que le di un beso en la frente y volví a abrazarla,
ella soltó una ligera sonrisa y dio un suspiro, debo de admitir que yo también
suspiré. Desperté justo cuando ella me estaba besando, lo hacía con pasión, con
ternura y de ahí derivo a otro round maravilloso aunque esta vez no fue en la
cama, si no en la regadera, no sé cómo carajos llegamos ahí.
Después bajamos a comer algo al
restaurante del hotel, ahí fue donde bajamos a la realidad, ella me confesó que
estaba casada, se había enojado con su esposo un día anterior ya que no quiso
ir a la fiesta de su familia y ella había ido a visitar a su tía al panteón, me
vio y pensó que era una señal del destino, me dijo que no podía ofrecerme algo más
que el tiempo que acabábamos de disfrutar, bueno ya que estábamos en las
confesiones le conté de Vanessa, si le dije todo, desde que andaba con ella y pasábamos
tiempo con su familia hasta que esa vez si quise apostar por el amor y no por
un trabajo, ella sonrió pero la sonrisa no fue verdadera, su boca hizo la mueca
de sonreír pero sus ojos se entristecieron tanto que incluso se le salieron
unas lágrimas, me apresuré a limpiarlas con la servilleta, ella me tomó de la
mano y solo me dijo “bueno, quizás el
destino fue caprichoso quiso que nosotros nos volviéramos a encontrar ya más
maduros, quizás solo para que viéramos que éramos felices y nos dio la
oportunidad de volver a ser uno mismo, no tengo nada que reprocharte, me la
pase muy bien pero esto quizás es otra despedida, solo me resta decirte, Dios
te bendiga”
A veces colocamos a dios en el centro de tantas cosas para no tener que ser responsables de nuestros actos... nos negamos tantas cosas, hacemos tantas tonterías..
ResponderBorrarel destino nunca da dos oportunidades, sólo lo hace el diablo, ten cuidado con volver a los sitios donde creíste ser feliz, ahí ya no queda nada para ti.
Concuerdo, muchas veces no nos queremos ser responsables de nuestros actos, aunque luego ya por cultura se le achacan varias cosas.
BorrarQuizás el destino es el diablo y no lo sabemos, creo que cerraste con lo más acertado y matón qué pudiera existir y sinceramente te doy la razón aunque no lo llevo acabo.
Te mando un abrazo de esos que te hacen tentar al diablo...
Lo mio era un consejo, sí, pero yo tampoco los llevo a cabo.. soy mejor dando consejos que siguiéndolos ;)
BorrarMms quien se acuesta con alguien después de 9 años sin verlo....
ResponderBorrarTe sorprenderías de los años que pueden pasar y las cosas que pueden suceder después de verse...
BorrarUn abrazo fuerte