Esta mañana ha sido muy peculiar y aunque desperté con la misma alarma anunciando el inicio de mis horas hábiles, el primer sorbo del café se combinó con el frío del otoño transportandome hacia el pasado con un puñado de recuerdos que aparecieron al buscar mi encendedor en el bolsillo derecho.
Habían pasado justo 4 años ya, por ese entonces mi vida era un RoadTrip que se llevaba bien con mi trabajo del momento y es fue lo que me había arrojado hasta Pachuca.
Me había hospedado en un hotel modesto cerca de la Plaza Juárez. Durante aquella temporada de trabajo solía ejercer el hobbie de dar paseos nocturnos bajo la llovizna sobre aquella misma plaza y así como aquellas cosas que pasan como si ya estuvieran escritas en un libro, me encontré con la impresión del Destino golpenadome la frente y más tarde el corazón, era una imagen coincidente, tanta casualidad o causalidad, no lo sé, si predestinada o Deja vu tampoco lo sé...
El hecho fue que cruzando sobre la glorieta frente a ese monumento a Juárez se encontraba Ella, de pie, vestida de negro, proyectando su silueta estilizada en la noche, le miré un par de maletas de viaje en la mano y bastante inquietud en el rostro, parecía haber bajado de algún taxi y buscado en su celular algún lugar donde hospedarse, era demasiado raro encontrarla por segunda vez a una semana de ese primer encuentro.
Lo primero que pensé fue en acercarme y ayudarla, tal vez aceptará alojarse en el mismo lugar que yo y después de ello iniciar una plática para poder al menos conocer su nombre, pero (pero es que siempre tengo esos peros que me hacen sobrepensar todo, imaginando opciones, posibilidades, prejuicios y pre suposiciones dónde me quedo esperando y a eso de esperar me recuerdo a mi mismo donde Camus dice: ..."Pero a fuerza de esperar, se acaba por no esperar nada"... Y justo eso pasó, pero total, al final lo acepte, (por qué se que ese mismo Pesimismo me lleva de la mano) y es que...
-Qué podía hacer yo? Pensaba
Que haría una chica cuando en medio de una ciudad de dónde no eres, alguien que no conoces se te acerca para recomendarte un lugar donde el mismo se hospeda?
Y así entre otros motivos que me hacen sobre pensar las cosas, desiciones, acciones y derivados que me vuelven tímido y reservado, me quedé sin hacer nada mientras Camus seguía aconsejando en mi cabeza, "Lo único que quedaba, en realidad, era dar ocasión al azar que muchas veces no actúa si no se le provoca".
En ese momento ya me había resignado aquella segunda oportunidad perdida, de nuevo perdida...
Por qué de un momento a otro perdido entre imaginar que hacer, reaccionar y alzar la mirada buscándote entre todo el tumulto de personas resguardadas por aquella lluvia creciente, simplemente tu ya te habías ido,
Entonces me quedé obtuso, perdido y mojado sin saber que hacer, no me quedo más que caminar tratando de retomar mi vida antes de ese segundo encuentro.
La primera vez que la ví fue inquietante, no nos conocíamos de nada, solo fue el destino el que nos colo en aquella misma terminal de autobuses en Pachuca, yo acababa de llegar allí y esperaba que la lluvia terminará para irme a mi hotel, cuando de pronto ella apareció, la mire detenidamente y supe que iba de regreso a la CDMX por qué intentaba secar con papel su boleto de abordaje, llevaba el doble de maletas que yo, se hacía tarde y al parecer su autobús partía, las prisas se le veían encima con su cara inquieta avanzando hacia el andén, yo solo la seguía con la mirada, sentía como el tiempo ya no pasaba, casi, a un poco más de contemplarla me hacía el querer dar la media vuelta, subirme al mismo autobús, volver a la ciudad con ella, compartir el mismo viaje aunque Ella no se hubiese dado cuenta si quiera de mi existencia, lo único que en ese momento pensaba, era en tener el mismo camino y destino.
Pero es que quien podría pensar, que tras ese rimel corrido por la lluvia se encontraban los ojos más bonitos que jamás haya visto, justo ese era mi café preferido, aquel que a gusto propio me bebería todas las mañanas que me quedarán en la vida.
Entonces mi vida siguió cómo siempre pasa, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, dice Sabina y aún así termine por tratar de provocar al azar y apelar al destino para verte de nuevo.
Verte de nuevo... Y eso fue justo lo que paso a dos semanas después de haberla perdido al otro lado de la acera, cuando dispuesto a mi caminata habitual a la salida del hotel allí estaba Ella, tomando el fresco, con un cigarrillo sin encender en la mano, era curioso que ese día también lloviera y yo no podía dejar pasar la ocasión de hilarme a su destino, me acerque de prisa, amablemente le ofrecí fuego y ella sacó un cigarrillo más para compartirlo conmigo, accedí y comenzamos la plática, supe su nombre por primera vez, se llamaba María y al igual que yo se encontraba allí por temas de trabajo, también era del sur de la ciudad de México, soltera, divorciada desde hace tres años, incluso con un par de amigos en común del mismo instituto donde ambos estudiamos, se hacía tarde y justo a punto de despedirnos en aquel lobby del hotel, decidí retar a ese azar que tanto había estado promulgando, parecía como si ese momento hubiese estado hecho para nosotros, ni siquiera la lluvia ni ninguna otra cosa parecía impedimento, amablemente aposté por un café y a mi sorpresa ella decidió que sería mejor una cerveza, entonces fue donde mis caminatas nocturnas tendrían provecho ya que en una de esas me había hecho de un Bar tranquilo que pronto se convirtió en mi favorito, nos dirigimos animados en taxi a aquel lugar, yo casi no podía creerlo, era tanta la química, la atracción, el deseo en ambos que sin pensarlo al momento de entrar al auto ya la había besado y ella había correspondido con la misma intensidad sin detenerse, mi corazón acelerado casi a la velocidad en la que viajábamos, nada alrededor me importaba, mi atención estaba absolutamente en ella, no podía dejar que pasara, todo estallaba en un cumulo de emociones además de la lluvia, las luces, la luna, la velocidad, todo era tan perfecto hasta ese momento del impacto, como tratándose de un huracán arrastrandonos violentamente, arrebatandonos el aliento, encendiendo todas las luces y apagandolas en un segundo, dándonos miles de vueltas en el aire, volcandonos al final...
Desperté en medio de todo, recostado en el asiento y con la escena menos esperada: Un autobús de dos pisos derrapando con la lluvia y a exceso de velocidad nos había golpeado en un costado. Al impacto no solo había perdido la consciencia, después de todo ello también perdí a María, quien tendida en el asfalto había expirado el alma en ese... Nuestro último beso...
Hace 4 años que el frío entra por la ventana, siempre imagino que es ella y la nostalgia me invade y para remediarlo preparo el mismo viaje a Pachuca, cada año, tan solo un fin de semana y trato de esperar a María en la misma estación, me detengo en la esquina de la misma plaza y hasta me hospedó en el mismo hotel.
El domingo antes de regresar enciendo un cigarrillo en el mismo lugar, después tomo un taxi afuera del hotel, como esperando hallar su mismo destino para verla de nuevo, aunque siempre llego por esa cerveza en aquel lugar al que nunca llegamos, entonces me pido un par y empiezo a imaginar todo aquello que no fue pero pudo llegar a ser...
María...
Un gusto leerte hermano y sabes quizás todos tenemos una María en nuestra vida, hacemos un ritual o quizás cuando sentimos ese oleaje de frío nocturno intentamos arroparla pero lo hacemos al viento porque ella no esta...
ResponderBorrarTe dejo un abrazo lleno de recuerdos
Exactamente, Maria como símbolo en un final abrupto, aunque no pensaba terminar allí la historia, esperaba que el Tipo aprendiera a soltar pero el texto ya se había alargado más de lo acostumbrado, puede ser que en un final alternativo leamos una segunda parte...
BorrarGracias por el abrazo Bro, lo de los recuerdos será mejor brindarlos uno de estos días
la vida se nos llena de instantes, de cosas que no fueron pero debieron ser, de los pasos que no dimos, que se quedaron a un palmo del salto que nunca dimos...
ResponderBorrara mi me ha gustado el final así, no me gustan las cosas demasiado cerradas, me dan la posibilidad de un "y sí" que junto con los "peros" son las piedras con las que lleno los días.
fascinante tu relato
ResponderBorrarfeliz por haberte hallado
Gracias por compartir bellezas de palabras
desde Miami un beso