Mesías

 

“…Porque en este estado ando como loco

Y me enamoro de mujeres comprometidas…”

 

No recuerdo bien cuando comenzó todo, pero si recuerdo la cara que puso mientras escuchábamos el inicio de “un destello de felicidad” de Ismael Serrano “…nunca has pensado en huir al sur y empezar de nuevo…” y en ese momento yo le platicaba todo lo que había sucedido en mi vida para poderme encontrar con ella, los cambios de domicilio que había tenido, las relaciones amorosas que no habían podido florecer, los trabajos que había dejado, los escritos que ya no tenían relevancia,  vaya fue un poema ver su cara mientras le decía todo eso.

 

Quizás hasta ese momento había logrado entender mi andar de esta vida, de estado en estado de la república buscando mi futuro y como buena ave migratoria supe regresar de donde salí ya que aquí estaba mi futuro, aquellas relaciones amorosas que me desvivía en cada una de ellas, al parecer solo era el entrenamiento, justamente llegaba con la persona que tendría que estar, ahora no solo lo pensaba, lo sabía cómo tanto lo había decretado.

 

Ella se llamaba Martha y no me veía con extrañeza cuando le decía que yo tenía súper poderes, por ejemplo eso de ver en cámara lenta muchas cosas de mi vida, como cuando me iba a caer de la bici y por eso logré amortiguar bien la caída y no hacerme daño, también cuando me tiraban un penal en un partido veía en cámara lenta cuando el tirador le pegaba al balón y eso me daba tiempo de poder reaccionar y aventarme hacía donde iba el disparo, también cuando le decía que todos éramos espiados por medio de los satélites de EEUU y me ponía un sombrero de charro que tenía un recubrimiento especial por dentro para evitar que pudieran saber mis pensamientos, o cuando le platicaba sobre las cosas que eran para mí, solo decretando me llegaban cuando menos lo esperaba y solo mencionar también cuando le decía que yo era ese mesías que tanto esperaba el mundo, que yo podría acabar con la guerra de Israel en la franja de Gaza, que yo podría acabar con la guerra de EEUU con Irán, que yo iba a realizar la paz mundial.

 

Pero como en todo había una cosa extraña con Martha, que era que siempre vestía de blanco y me iba a visitar cuando yo no me quería tomar mi medicamento, creo que nunca la he visto sin ese pantalón blanco, zapatos blancos, esa bata blanca y el cabello recogido. Curiosamente a ella la conocí cuando los que decían ser mi familia me vinieron a internar a este resort diciéndome que me había ganado un premio de algo que nunca yo recuerdo haber participado y jamás han regresado a visitarme, pero bueno Martha es muy buena conmigo, es la única que me entiende y la única que sabe que yo soy el verdadero mesías.




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