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Este drama me lo he inventado yo

Habrá que hacerle un poquito de caso a Sabina cuando dice que "No hay ni una historia de amor que tenga un final feliz. Si es amor, no tendrá final. Y si lo tiene, no será feliz", ¿Cuántos suspiros puede dar un corazón roto sollozando una despedida? ¿Cuántas lágrimas vertidas al pavimento, pañuelos mojados, cartas al incendio, ausencias y vacíos rellenados inútilmente con botellas de whisky, cerveza y vino que no logran ahogar la tristeza?
Lo mejor de esto es que no es mi caso (aún) o esperaría que no, aunque tengo la mala costumbre de empezar las cosas tan bien y al final ¡arruinaaarlo todooo! 
Vaya pesimismo el mío, inquietante rumbo al desastre, autosabotaje me lo he pensado en este momento de martes negro, a mitad de la crisis citadina provocada por la lluvia que apaga la esperanza y las miradas absurdas de personas que enmudecen ante su propia rutina desgastada ¿y el tráfico? Ese es plus que también es bañado bajo las luces de esta ciudad somnolienta que nunca duerme, ¡como yo! justo ahora.

El drama me lo he inventado yo, Carol ha tenido la mala noticia de dejarme solo con mis pensamientos desde el lunes, siendo hoy martes apenas, y vaya que a duras penas. 
Se me ha ido el hambre, incluso el sueño que me da por las tardes y hasta mis pulsos han bajado tanto como mis expectativas de tener que querer algo con ella. ¿Quizás si fuese sincero?, si le cuento por ejemplo que no he conseguido sincronizar nuestras horas ni por días ni por noches, que su aprecio por las cortinas nuevas que ha puesto en el balcón me dan luz pero no color por mi heterocromia y daltonismo, que su ringtone de kill Bill está tan pasado de moda que a 3 años de no cambiarlo me ha traumado con sus 16 notas haciendo eco tan dentro, que su manera descuidada en que seca los cuchillos después de lavar la vajilla siempre me preocupa o que prefiero la cama destendida a su impecable falta de arrugas con su clásica broma dónde dice que las arrugas se han quedado en mi voz, ¿Cómo le digo todo eso a Carol? Que prefiero las noches silenciosas hasta que son interrumpidas por ese pequeño ronroneo que suelta cuando está cansada, que ese shampoo con olor a manzana aperfuma hasta los rincones cuando anda inquieta de aqui para allá por toda la casa mientras se le seca el pelo, que la vela que enciende en el taburete cuando lee provoca sombras en la pared del estudio, que odio cuando se finge dormida porque ama sentir mi mirada y como la cuido, que la manera en que cepilla su cabello y hasta sus dientes le hace ver estupenda, que el brillo en sus ojos o la mueca que hace al primer sorbo de café me fascinan, tanto como cuando se sonroja a verme sorprendido diciéndole lo bonita que se ve, casi como la primera vez que caminando por el parque en nuestra primera cita se lo confesé y que no me deja duda si pese a los años aún lo cree, si no más bien que sin importar el tiempo también lo siente, como la primera vez, sin marchitarse, sin quitar nada y esa conexión no se cambia por nada, ¿y entonces? ¿Cómo le digo a Carol? que sus abrazos me arreglan, que en verdad le extraño si no está, que yo la quiero de una forma irrepetible.

Vaya que el drama me lo he inventado yo, bajo el ocio y el apetito de besar su boca y contarle cuánto la necesito, y es que el drama ha venido con un as bajo la manga llamado "miedo", de pensar si un día se va y no vuelve ¿Qué haría yo?

Entonces debo retractarme de lo mal que he pensado, aunque ella no lo sepa, porque se bien que si Carol no está no hay ni luz ni los colores que ella me enseña, como las cortinas, que extrañaría el tono de kill bill porque esas 16 notas las he relacionado cada una a ciertas maneras distintas de reírse, que extrañaría cuidarla en cosas cotidianas como no queriendo que se corte al ser descuidada secando la vajilla, que prefiero la cama destendida porque amo verla descansar y escucharla ronronear cuidando que nada la despierte o que me haría falta su olor a manzana y los destellos de su mirada.

Entonces, es aquí donde me he preguntado ¿Carol, dónde estás?, Apenas es martes, ¿Volverás?
No he terminado de pensarlo cuando se ha escuchado un crujir al ritmo de mi alma y he levantado la vista hacia el portal, donde la puerta abierta ha azotado.

Era Carol.
Ha vuelto de sorpresa y tan aprisa colgándose de mi cuello arreglando todos mis complejos con un beso. Esa es su magia, es aquí donde me lleno de ella, dónde ya no hay vacíos y siento completa mi alma.

El drama me lo he inventado yo.
Aquí parece que no ha pasado nada o más bien, lo único que pasa es que en verdad la amo. Carol.

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