“…y tú, te vas, jugando a enamorar, Te enredas por las noches entre historias que nunca tienen final, Te perderás, dentro de mis recuerdos Por haberme hecho llorar…” Mi cumpleaños era el viernes y creo que Laura la recepcionista les dijo a los huéspedes que íbamos a tener una fiesta sorpresa, como cada vez que es mi cumpleaños dejó el celular en mi casa rodante, así que para mí era un día normal, llegué como a las 7 de la noche del paseo en lancha y después de un baño y una botella de tinto me quedé dormido. De pronto empecé a escuchar demasiado ruido, muchas voces como si estuvieran gritando y retándose a golpes, como pude me acomodé la ropa y salí de mi casa rodante, vi que estaban varias personas en el pasto pero las luces estaban apagadas, yo estaba pensando lo peor así que agarré mi bate de baseball y me fui acercando, justo cuando llegué a unos 5 metros, me cegó la luz porque la prendieron de pronto y al unísono un grito que decía “¡Sorpresa!” , no supe que hacer,
Los días pasaban como pasa el agua alimentando los ríos, esa agua que aumenta el caudal cuando cae la noche, todavía no sé la razón exacta pero eso sucede, me había planteado hacer un recorrido en bicicleta del cual tenía un par de años que quería hacer, para mi mala fortuna había extraviado mi carcasa de la cámara para ponerla en la bicicleta o en el casco, mi bicicleta estaba falta de aire en los neumáticos y el calor era insoportable a 38 grados, pero creo que era el momento exacto de pasar por esos caminos de terracería que quería pasar, los problemas sociales estaban a la orden del día con la famosa guerra de carteles de la droga y el camino iba por ese rumbo pero yo quería hacer el recorrido, le eché aire a los neumáticos, me puse mi mochila de hidratación, eche la bomba de aire portátil, unos dulces, efectivo y un par de herramientas por si tenía que echarle mecánica a la bicicleta, probé los cambios de la bicicleta, me puse en el cuello unos audífonos ya viejos y partí con la