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¡Extra! ¡Extra! ¡Extra!


“háblame de tus abrazos,
De nuestro amor imperfecto,
De la luz de tu utopía,
Que tu voz tape este estruendo”

La noticia del día de hoy no fueron los feminicidios, ni alza de la gasolina, tampoco las campañas presidenciales, mucho menos la captura de un narcotraficante importante, los titulares de los periódicos decían que el olvido te había olvidado, era extraño porque si bien no te recordaban tampoco te habían olvidado, si yo no buscaba olvidarte no entiendo porque el olvido si lo hiciera, ¿Cuántas noches, mañanas, días enteros te recordaba? y todo ¿para qué? Para que el olvido sin mediar palabra te olvidara ¡Carajo! Todo ese tiempo echado a la basura, yo solo llegue acá para buscar a la mítica Susana de la que hablaba Juan Rulfo en Pedro Paramo y me encontré con esta noticia, yo que buscaba aventarme del monolito 3 veces para que se cumpliera la profecía de quedarme a vivir acá pero mis ideas fueron turbadas por el ¡Extra! ¡Extra! ¡Extra! El olvido acaba de olvidarla, gritaba un niño anunciando el periódico en ese cruce de avenidas, tenía pensado gritarle a la gente que no le hicieran caso, que solo eran noticias para distraer la atención del pueblo, pero por dentro sabía que todo era que nadie se enterará de lo que el olvido te acababa de hacer, tenía tantas ganas de gritar que era una historia de los medios para vender algo, pero sabía que no era así, compré el periódico con ese niño y en letras gigantes decía “El olvido, acaba de olvidarla, paginas 4-8, relatando todas las historias” estaba tan extrañado que tuve que leer 4 o 5 veces ese titular para después hacerlo bolita y tirarlo a fuera del minisúper que la gente entraba y salía sin saber de la horrible noticia, fue cuando me pregunte ¿Por qué mejor no olvidó aquella mina de cabello rizado? O aquella otra mina que me engaño un par de veces, pero un señor que me observaba desde minutos antes se me acercó me tomó del hombro y me dijo “lo siento chaval, el olvido no es para todos” lo vi a los ojos y le dije pero el olvido tenía que olvidar a cualquiera de las otras minas pero a ella no, físicamente algunas eran más bonitas y creo que el olvido ganaría más con alguna de ellas,  el señor dándome las últimas palabras, “resígnate chaval, ella era la indicada para el olvido” y de pronto se marchó, yo me quede maldiciendo al olvido y diciendo en voz baja, no es posible, el olvido te olvido a ti, si a ti.

Creo que ya no serás aquella mina con la cual pensaba pasear de la mano en los viajes ni aquella con la que discutiría conmigo cuestiones de política o sobre alguna serie de televisión, que jodido es el olvido yo me había visualizado llegando tarde a casa y que tú me estuvieras reclamando que solo había ido a jugar futbol por la mañana y ya era de noche y llegaba oliendo a cerveza, ahora creo que buscaré donde dejar esas llamadas telefónicas, esos mensajes que nos escribíamos, esos chistes que nos contábamos, ¿Dónde debo de tirar esos te amo que no te dije? ¿Dónde dejaría esas promesas que si cumplí? ¿Será prudente algún día contarle a mis nietos que el olvido te olvidó? ¿Qué les diría? Acaso que perdí la batalla y me quedé de brazos cruzados viendo como el olvido te había olvidado y yo solo me había sentado a fumarme un cigarrillo triste y derrotado.

Pasé al minisúper y compré una Minerva para que me acompañará en mi dolor, quería que alguien estuviera conmigo mientras veía como todo te había olvidado, quise escribir pero mi Parker no quiso soltar tinta, quizás estaba en protesta por que no sabría que sería de ella después de este olvido, me fumé tres cigarrillos más hasta que me di cuenta que la cerveza estaba caliente, ¡puta madre! Hasta la cerveza se encabrono con el olvido, la deje en la banqueta y no pasaron ni 15 pasos cuando vi como un vagabundo agarró la cerveza y se la empino de un trago, me dio una idea ¿y si eso hago con mis recuerdos? Los dejo tirado en la calle esperando a que alguien más le sirva, pero creo que no sería buena idea, me tuve que refugiar en una zona arqueológica.

Estando caminando me llegó una idea ¿Por qué no invocar al olvido y preguntarle sus razones? Y así lo hice, iba pidiéndole unas palabras al olvido, me senté para ver si podía verlo, sentirlo o escucharlo y así pasaron 10 minutos hasta cuando de pronto escuché una voz que me dijo “¿quieres saber porque la olvidé?” de inmediato y sin pensarlo respondí de forma afirmativa, por ultimo volví a escuchar “chaval, la vida es así, muchas veces necesitan ustedes un empujoncito para que puedan olvidar, por ejemplo, en los dos últimos años ¿cuántas veces has hablado con ella?¿Cuantas felicitaciones te ha brindado? No me digas, ¡ninguna! Pues claro, si quieres una respuesta del porque la olvide, es porque ella ¡ya te olvidó a ti! Siii ella ya te olvidó y creo que tú debes de hacer lo mismo que yo, solo debes olvidarla.



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