Como en la canción del metro Balderas

 


 “Hace cuatro años que a mi novia perdí,

Esas muchedumbres que se forman aquí,

La busqué en andenes y en salas de espera,

Pero ella se perdió... en el metro Balderas…”



No había iniciado muy bien el día ya que una amenaza de lluvia me hizo desistir en llevarme la bicicleta al trabajo, no me gustaba ya que tendría que viajar en transporte público y no es mucho de mi agrado pero no había de otra, así que puse un podcast y me enfile rumbo al trabajo.

 

El día transcurrió sin pena ni gloria, si acaso tenía un poco más de sueño y flojera que de costumbre pero era por no rodar, por no tener esa adrenalina ni el sentido de supervivencia al estar sorteando los autos, para mi mala fortuna había tocado una junta de esas que son infinitas que duró dos horas más después de la hora de trabajo, estaba aburrido con demasiada información en mi cabeza cuando abordé el metro y de pronto por las bocinas del mismo se escuchó que solo tendrían servicio algunas estaciones ya que había existido un problema por las lluvias, creo que las cosas no podían ir peor, ahora tendría que bajarme en La raza para trasbordar en la línea verde, avanzar unas estaciones y trasbordar en la línea B en Guerrero, cada vez me tendría que alejar más y más de mi casa pero era esa opción o tomar un microbús y aumentar exponencialmente la probabilidad de que me asalten, así que seguí con la ruta del metro, total eran las 7 pm, quizás sí tendría suerte a las 8:30 llegaría a mi destino,  iba comiendo unos dorilocos que compré iniciando el túnel de la ciencia, cuando se me vinieron recuerdos de cuando en la preparatoria recorría esa ruta para hacer tiempo o para acompañar a dejar a aquella mina de ojos color miel, me iba entreteniendo leyendo y viendo las imágenes de los satélites naturales y cuando a lo lejos vi la inconfundible luz negra, esa luz que cuando los niños pasan se quedan impresionados al ver como la ropa de color blanco cambia de color a un tono azulado, era extraño que a pesar de la hora y el desmadre que había no pasaba ninguna alma, eso me sorprendió un poco pero yo seguía comiendo.

 

Cuando por fin llegué a ese punto donde la luz negra hace su función de ver la Bóveda Celeste donde representan las constelaciones del zodiaco, obviamente me quedé embobado viendo las constelaciones y recordando lo que algún día leí que eso tenía que ver mucho con la astrología y por ello era forma de poder explicar un poco la realidad de esos tiempos, la verdad no recuerdo cuanto estuve ahí entrelazando y buscando la forma zodiacal de cada constelación, quizás fueron unos 10 minutos de forma exagerada cuando al irme seguí viendo la bóveda celeste, cosa que me hizo chocar con una de las paredes pero sentí como si la hubiera atravesado, yo seguí caminando pero algo había cambiado, el camino no era el mismo, si bien el piso si seguía estando gris pero no era el túnel de la ciencia de la estación “La Raza” ya que la parte de arriba no estaba de color amarrillo, era color Rosa, no era posible así que me acerqué de forma rápida a los torniquetes donde no había nadie, estaba todo solo, me fijé en los letreros y decía “dirección Garibaldi – Constitución de 1917” y una flecha que apuntaba derecho, no era posible, estaba cerca del centro lo supe porque leí “Salto del agua” y en rosa de fondo, estaba a unos 7-8 km de distancia de la estación “la Raza” que es donde estaba inicialmente, pero no había gente, es una estación donde suele haber mucho movimiento, está en el centro de la ciudad de México así que siempre hay chingo de gente, hay chingo de venta, hay mucho de todo pero esta vez estaba solo, no había vendedores, no había corriendo, no estaba el policía en los torniquetes, vaya en términos prácticos yo era el único que estaba ahí, empecé a sentir miedo, sentía que me estaban siguiendo, sentía miradas, así que me eché a correr para salirme del metro, me sentía agobiado, asfixiado, desorientado, corrí por las escaleras y trastabille un par de veces, al salir ya había gente, poca pero ya había, el cielo estaba oscuro y las luces encendidas, las calles y banquetas totalmente mojadas con charcos medianos, le pregunté a un señor que pasaba “Oiga don ¿Qué hora es? Está todo muy solo” y me dijo “si, está todo muy solo, yo creo es por las lluvias, pero son las once con diecinueve” estaba desconcertado, me recargué en la pared para tomar un poco de aire, me sentía frustrado, no podía haber pasado tanto tiempo, empecé a recordar lo que hice en el túnel de la ciencia y en verdad era muy poco el tiempo que había invertido, pero recordé como sentí que atravesé esa pared y no me subí al metro, si no que aparecí ya en la estación salto del agua sin siquiera subirme al metro, no hice el otro trasborde que sería en Balderas de la línea verde o en Guerrero de la línea B, me sentía muy desconcertado, traía mi celular, mi cartera, mi mochila y la basura de los dorilocos todavía, seguía recargado en la pared y se me salieron unas lágrimas, no sabía qué hacer, me sentía con mucho miedo, veía hacía la escalera del metro y sentía como si el tiempo fuera a volver a cambiar.

 

Estuve quizás unos 5-7 minutos cuando me tranquilicé un poco, le marqué a mi mejor amiga, tardo en contestar 5 tonos, se escuchaba adormilada, contestó de mala gana, le expliqué lo que me sucedió y solamente me dijo “¿Seguro no estás borracho?” obviamente le dije que no, le mandé capturas de pantalla de la conversación que tenía con una morra justo antes de entrar al túnel de la ciencia, en eso ella me hizo video llamada, la contesté y al verme que estaba en mis 5 sentidos le expliqué lo que había sucedido, hizo una pausa y solamente me dijo “quédate ahí donde estas, no te muevas, ahorita voy por ti”.



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