Quería que volvieran a estar juntos

 Recuerdo ese día, era viernes y venía de una entrevista de trabajo, la verdad, no me estaba yendo muy bien: recién había perdido mi empleo, mi divorcio había terminado con todo lo que habíamos formado entre los dos. No hablo solamente de la casa ni de la camioneta del año pasado, que recién habíamos terminado de pagar, sino también de mi hija, la pequeña Jessy, a ella solo podía verla los fines de semana y ciertos días del año, como el 24 y 25 de diciembre, el día de mi cumpleaños, los días santos y una semana durante las vacaciones de verano. Por fortuna, ese fin de semana me tocaba verla, además de que era su cumpleaños. Si bien no la estaba pasando bien, ella solo me había pedido una Barbie, una comida en un restaurante de comida rápida y que fuéramos al tianguis de San Felipe a chacharear.

Al salir de la entrevista iba caminando para tomar el metro e ir a otra entrevista, en ese momento encontré la Barbie que quería Jessy, una Barbie a la que se le pintaba el cabello y que traía un traje alusivo a las fiestas patrias, primero me fijé que no hubiera nadie alrededor y tomé la muñeca del suelo, la guardé en mi mochila y seguí mi camino a la segunda entrevista, todo pasó sin problema. El sábado fui por Jessy, que adoraba viajar en metro, y fuimos al restaurante de comida rápida, ella se la pasó jugando en los juegos para niños; yo la observaba mientras me comía una hamburguesa con queso, luego nos fuimos a mi departamento, donde invité a familiares y amigos cercanos a partirle un pastel, verla mientras le cantábamos las mañanitas con las velitas encendidas fue una de las escenas más bonitas que he tenido, cerró los ojos, sopló las velas y escuché después que el deseo que pidió fue que sus papás volvieran a estar juntos, en ese momento le di mi regalo y ella me abrazó diciendo: “Es la muñeca más bonita que he tenido”, y me dio un beso en la frente.Al otro día fuimos al tianguis de San Felipe, compramos algunas cosas y comimos ahí mismo, después pasé por sus cosas y la fui a dejar a casa de mi exesposa, mi hija me dio un abrazo y un beso en la frente antes de cruzar la puerta, mientras me decía que había sido su mejor cumpleaños.

A las tres de la mañana del miércoles recibí una llamada de mi exesposa, contesté y la escuché llorar, me dijo: “Perdón por marcarte, pero escuché ruido en la casa y me desperté. Fui a ver a Jessy y estaba dormida, pero en la esquina te juro que vi a una señora. Grité con todas mis fuerzas y Jessy se despertó; encendí la luz y no había nada, pero alguien más estaba ahí”, como pude la tranquilicé e incluso le propuse ir, pero ella me dijo que lo pensaría.Después de ese día, las llamadas en la madrugada fueron constantes, siempre contaba algo similar, que se caía algo, que las pantallas o el teatro en casa se encendían solos. 

Llegó un punto en que, cuando fui por Jessy, mi exesposa me dijo: “¿Sabes? Quería ver si podías volver a la casa. No estamos tranquilas”. Ese fin de semana me quedé a dormir en un cuarto que había habilitado para las visitas cuando vivía ahí, sucedía algo extraño: cuando yo dormía en la casa, no pasaba nada, no había ruidos, todos dormíamos tranquilos. Empecé a quedarme más días, hasta que terminé mudándome nuevamente a la que antes era mi casa, pero entonces las cosas volvieron a suceder, escuchaba cómo una persona caminaba afuera de mi cuarto, aunque mi exesposa decía que no era ella, a veces se caían cosas dentro de la casa o se encendía el teatro en casa con música clásica. 

Llegué a desconectar todos los aparatos electrónicos cuando no los usábamos. Un día llegué con unos tragos encima y el teatro en casa estaba encendido, fui a desconectarlo, pero noté que no estaba conectado a la corriente eléctrica, justo en ese momento mi exesposa comenzó a reclamarme cosas, no entendía qué pasaba. Jessy se despertó y dijo: “Yo quería que estuvieran juntos, pero no así, no discutiendo”.Un martes salí de la casa a fumar, ya no aguantaba no poder dormir, a pesar de ser la una de la mañana, una vecina con la que tuve muchos problemas antes de separarme me sorprendió diciéndome: “Señor, no sé qué pasa en su casa, pero no los veo bien. Tengo una amiga que es bruja; sería bueno que fueran a visitarla”. 

Me dio su ubicación y al siguiente día fui, desde que llegué a ese lugar sentí una sensación extraña. Cuando me atendió la señora, solo me dijo: “Tomaste algo que no era tuyo, y lo peor es que estaba cargado, tienes la ventaja de que tu hija es saurina y por eso no ha muerto nadie. Quiero que vuelvas con eso que tomaste y me lo traigas”. De inmediato regresé a la casa pensando qué podría ser, justo vi la muñeca en el cuarto de mi hija, la tomé, la puse en una bolsa de basura y regresé rápido con la bruja. Cuando llegué, me atendió de inmediato, me hizo pedir una disculpa por haber tomado la muñeca e hizo un ritual, me dijo que debía regresar la muñeca al lugar donde la encontré, y así lo hice. En tres o cuatro días todo cambió, tuve que volver a salir de la casa, ya no pasaba nada extraño, me quedé otra vez sin trabajo y mi exesposa volvió con su exnovio, lo único bueno fue que Jessy se fue a vivir conmigo, ya que no quiso irse del país con su madre. Solo me quedó una enseñanza: nunca volver a recoger nada que encuentre tirado. 

La bruja me dijo que, aunque sea una moneda, una playera, un arete o una cadena, nada está ahí por casualidad; son objetos cargados para quitarse una maldición o cumplir una promesa con algún ente malo.



Comentarios

Entradas más populares de este blog

Lo sabía

felices últimos 34

Olvídate de mí