Tenía años de no verte
“…tú reías y en tu risa,
Yo me veía caer….”
No pude evitar sonreír cuando escuche “¡que afortunada soy!, tenía
años de no verte” no voy a mentir que sonreí y di vuelta para ver a la mina en
cuestión, pero al ver me di cuenta que no tenía ni puta idea de quien seria,
mantuve mi sonrisa y confiado solo dije “ya vez, la vida da sorpresas ¿no?” ella me dio un abrazo tan cálido que yo hice lo propio, no
recordaba su nombre y para ser sincero no sabía quién era, así que para no ser
descortés la invite por un helado, ella acepto y caminamos platicando de
cualquier pendejada, como el ¿qué has hecho?, y ese tipo de preguntas que
regularmente se hacen cuando no se tiene ni la más mínima idea de quién es la
persona que tienes enfrente, íbamos pasando a un lado de una peña de trova y de
inmediato me dijo “¿y si en vez del helado, mejor entramos por una cerveza? me encanta la
trova” no pude negarme al escuchar de fondo como un tipo intentaba
emular la voz del Buen Joaquín Sabina recitando “Nos sobran los Motivos”,
tomamos una mesa de las que están en la terraza por eso de fumar mientras
platicábamos, no tuve la cortesía de preguntarle pero al parecer fue buena
idea, ella pidió una Minerva y yo una Cucapa, ella saco unos cigarrillos,
apresuradamente saque el encendedor y encendí su cigarrillo, olía como a dulce,
no sé, me quedé extrañado y quizás lo notó porque de inmediato salió de su boca
un “¿Gustas?” al tiempo que respondí “¿me permites las tres?” puso su mano invitándome del cigarrillo, en cuanto le di la
primera jalada sentí un sabor extraño como a esas aguas que son transparentes
pero tienen sabores, le da la segunda y de inmediato se lo pase, “gracias, pero prefiero los
rojos” saque mi cajetilla y encendí mi cigarrillo, platicábamos de
cualquier cosa, hasta que llegaron con las cervezas, chocamos las botellas y al
unísono dijimos “¡salud!” sentí el sabor de la Cucapa, tenía tiempo que no probaba una,
creo que desde la última vez que me abandono aquella mina de cabello rizado,
volví en si para preguntarle “perdón pero, ¿de dónde nos conocemos?” ella empezó a reír en forma de burla, y después le dio
una calada a su cigarro para proseguir dandole un trago a su cerveza y dijo, “sabes, hace tiempo yo
trabajaba en el piso cuarto, no se quizás unos 5 años atrás, nunca te había
visto y ese día estabas fumando a fuera del edificio te iba a pedir un
cigarrillo para empezar una plática, te confieso que lo bueno fue que no alcance
a pedírtelo porque no sabía fumar, me faltaban escasos dos metros para llegar a
donde estabas, cuando una chavita de cabello rizado se te colgó del cuello
mientras te daba un beso muy largo; te voy a confesar, hasta a mí se me antojo
el beso, me quedé parada solo viéndolos, hasta cuando una señora chocó conmigo
y me hizo salir de ese trance, era complicado en verdad. A las 9 am me pegaba a
la ventana porque sabía que pasarías, aunque siempre me quedabas mal, pasabas 5
minutos y a veces hasta veinte minutos después de las nueve, cambie hasta mi
hora de salir a comer para ver si algún día nos encontrábamos en el elevador
del edificio pero no fue así, al parecer tu bajabas a diferentes horas, así
pasaron no se quizás 4 o 5 meses, tu no sabías que yo existía, pero para mí tú
eras esa esperanza, ese rayito de Sol que iluminaba mis mañanas” la interrumpí
mientras le daba un trago a su cerveza “y ¿Por qué nunca me hablaste? Te soy sincero eres muy bonita y si mi
hubieras hablado quizás hasta hubiese pensado que era una broma “ ella empezó a reír
nuevamente, en su risa yo me perdía, era hermosa sin duda alguna, le
encendí otro cigarrillo mientras ella aplastaba el filtro “pero calma, no he terminado de
contar, hubo un día estaba cayendo un aguacero de esos que se ven solo en las
películas, tu ibas con tu traje mojándote, no se quizás estuviste como 15
minutos esperando a aquella chavita de cabello rizado, pero nadie llegaba, de
pronto intentaste desafiar las leyes naturales e intentaste encender un
cigarrillo, algo que no sucedió la lluvia era torrencial por eso no pudiste encender tu cigarrillo, baje corriendo
por las escaleras y te seguí bajo la lluvia, entraste a esta peña hecho una
sopa y te sentaste en cuarta mesa de la entrada yo me senté en la tercera, aun
se podía fumar dentro de los lugares y tu empezaste a fumar, pediste una negra
modelo mientras un tipo tocaba canciones de Fernando Delgadillo, Silvio Rodríguez
y una canción que no conocía pero dice algo asi como “acepto gustoso tu oferta,
solo con una condición, que no se acabe esta noche y que no me enamore yo”, tú
estabas sentado con tu celular viendo unas fotos y empezaste a llorar, no
gritabas ni nada pero se notaba que de tus ojos salían unas lágrimas y seguias
tomando hasta que te emborrachabas y tomabas un taxi, y esa fue la rutina que tuviste
los siguientes 4 jueves, después me
mandaron a la sucursal de Villahermosa y ya no volví a verte.” Me quedé
hecho un pendejo al escuchar su relato, les soy muy sincero nunca me había
sentido tan importante, no sabía que decirle a esta mina que dicho sea de paso
no sabía ni su nombre, solo atine a darle un trago largo a mi cerveza que casi
me la acabé, ella me dio un beso sabor a dulce por los cigarrillos que fumaba,
se paró de la mesa y me dijo “nos vemos mañana aquí al cuarto para las 7”,
le robé un beso más y asentí, ese día me tomé 3 cervezas más en la peña y me
retiré a mi casa, se me olvido por completo regresar a la oficina.
Fui al siguiente día
saliendo del trabajo estuve desde las 18:15 hasta las 20 horas y ella nunca apareció,
me fumé casi una cajetilla y me tomé 4 cervezas, quizás recordando también aquella
mina de cabello rizado por la cual ese día que contaba me había embriagado, también
me sentía más pendejo aun sabiendo que una mina tan hermosa me había seguido
los pasos desde hace muchos años y nunca me había dado cuenta de que ella existía,
rebusque en mis recuerdos y en las cenizas del cenicero pero no pude encontrarla.
Al otro día repetí la misma rutina y al otro día y al otro día, fue en total un
mes, ya conocía incluso a los chicos que se subían a tocar canciones de trova, también
me puse a recordar a mi hermano cuando en una ocasión se subió en una peña en
provincia a echarse un Palomazo, no sé qué me dio en ese jueves que le pedí la
Guitarra a Francisco que había tomado un descanso entre las canciones, en la
peña había quizás 20 personas, pedí una disculpa y platique esta historia, después
empecé tocando una canción de Ismael Serrano, “Vine del norte” recordando la
canción que la mina no conocía, después seguí contando la continuación de la
historia que me hubiera gustado que sucediera con esa mina y toque una más de Ismael
Serrano “Recuerdo” me sorprendió un poco que algunas personas la estaban
cantando al acabar la canción agradecí al público diciendo que si alguien la
llega a ver, le dijera que la voy a seguir esperando en la cuarta mesa de la
terraza puntualmente los jueves al cuarto para las siete…
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