Amor de Verano
“… siempre que te falte,
Amor mío,
Un amante, un amigo, aquí estoy yo,
Ven a mi lado cuando sientas frio
No olvides nunca que cuentas conmigo…”
Caminaba por esa plaza municipal
que fue un lugar que me traía tantos recuerdos de chavalo, iba portando una
sonrisa estúpida ya que recordaba tantos eventos que me hacían sonreír, el
primer recuerdo fue cuando un amigo de la palomilla se cayó de la bicicleta por
querer brincar una pequeña cerca de 30 centímetros, las constantes guerras con cerbatanas
improvisadas que consistían en un popote, chochitos de azúcar y un sinfín de
disculpas cuando le pegabas a otra persona y te pillaban, recordé también la
vez que iba tan entretenido comiéndome mi paleta chico zapote que se me olvido
que habían escaleras y no supe volar por 60 centímetros y caí de rodillas sin
la paleta y con el pantalón nuevo rasgado de las rodillas, recordé la regañada
que me dio mamá ese día cuando volví a casa. Era tan grato recordar tantos
eventos de hace más de 20 años que pasé por una cerveza a la tienda y me puse a
beberla en aquella banca donde nos juntábamos la palomilla entera que a decir
verdad recordaba cerca de veinte integrantes, justo estaba recordando esos
momentos cuando a lo lejos visualice una sonrisa que se me hizo familiar, la
sonrisa no era para mí pero la ubicaba muy bien, era aquella mina que fue mi
primer amor de verano hace más de 14 años quise levantarme para ir en su búsqueda
pero de inmediato paso una camioneta y la abordó, ahora tenía un recuerdo más
que recordar, empecé a recordar cuando la conocí, estábamos con la palomilla ahí
platicando sabe de que cosa cuando de pronto un amigo me empujo y sin querer
choque con ella y le tire su refresco, yo apenado le dije que le reponía su
refresco y sin obtener respuesta corrí a la tienda y se lo repuse, al llegar
con ella nuevamente, ella con una sonrisa me agradecía el gesto y se había dado
cuenta que no había sido culpa mía, nos sentamos a platicar un rato y después la
invité a cenar, era lindísima y sin querer queriendo se convirtió en mi primer
amor de verano.
Di un trago largo a mi cerveza
hasta que le di fin, acto seguido saqué un cigarrillo y lo encendí, lo estaba
fumando tan plácidamente que no me di cuenta que una persona se había acerado a
mi lado, me di cuenta porque me dijo “¿Cómo
estás? Hace muchos años que no te dejabas ver cabrón” , me di cuenta que
era aquel amigo que me había aventado frente aquella mina, lo salude, el me ofreció
una cerveza y empezamos a platicar, empezamos a recordar tantos momentos hasta
que le pregunté “¿sabes que ha pasado con
Julieta?”, él le dio un trago largo a su cerveza como queriendo evitar mi
preguntar y después me miro a los ojos “ella
te gustaba muchísimo cuando éramos chavalones verdad, creo que fue la única vez
que te vi realmente enamorado; dicen que acaba de volver, quizás tenía el mismo
tiempo que tú de haber ido, pero no me hagas caso yo no la he visto” y
acabo su cerveza destapando un par más y ofreciéndome una, en eso marco a un
amigo y le comentaba que nos alcanzaran en esa plaza con una hielera y un 24 de
cerveza adentro, con este amigo estuvimos recordando tantos eventos que yo ya había
olvidado.
Llegaron 3 tipos más que por las
fachas no logre reconocerlos de un inicio, al acercarse con la hielera de
inmediato supe que eran ellos, el saludo fue muy efusivo aunque para ser
sincero no recordaba ni sus apodos pero eso no fue motivo para dejar de
saludarlos, nos sentamos en esa misma banca que tenía cerca de 14 años sin que
nos juntáramos, empezamos a nombrarlos por apodo y resultaba que éramos 23 y
cuando yo me fui apenas quedábamos 12, al cabo de 3 años mas solamente quedaron
ellos 4, empezamos a decir salud y a recorrer esos lugares donde solíamos matar
el tiempo, a unos locales que antes eran maquinitas de videojuegos y ahora eran
boutiques, al rio donde solíamos matar los días calurosos, la huerta de don Javier
que solíamos tomarle los mangos y limones cuando emprendíamos las caminatas en
el cerro, también pasamos a las tiendas donde solíamos abastecernos alcohol y hacíamos
lo mismo.
No sé bien cuantas horas habían pasado
pero era como la quinta vez que rellenábamos la hielera, que quizás fue cuando
fui traicionado por el alcohol y mis recuerdos, volteé seriamente y les dije “¿aun saben tocar la guitarra? Para llevar serenata
como solíamos hacerlo”, quizás el estado etílico de todos hizo el efecto
deseado y fuimos a la casa de ellos para que recogieran dos guitarras y un
contrabajo, fuimos a la plaza y se pusieron a ensayar los instrumentos, hasta
que no vi quien de ellos me pregunto “¿y
a quien quieres llevarle serenata? Ya casi todas se casaron” y de inmediato
otro contestó “¿pues a quien más va a
querer llevarle? A Julieta que parece que el pinche destino los volvió a traer
juntos. Vámonos” nos subimos a la camioneta e íbamos a la casa de Julieta,
las únicas canciones que nos sabíamos eran 2, así que empezamos con “Gema” y al
terminar escuchamos como una puerta se abría pero no era la de la entrada
principal, todos nos quedamos congelados hasta que les hice señas que tocáramos
la que seguía, al fin solo traíamos dos en el repertorio, acto seguido fue “tres
regalos” y en ese momento faltando segundos antes de acabar, se escuchó como
abrieron la puerta principal y salió la madre de Julieta que reconocí de
inmediato, junto con la hermana de Julieta, al terminar nos agradecieron y su
hermana fue hacia adentro y llevo a rastras a Julieta que era un poema de
mujer, seguía estando casi igual que como la recordaba, con el mejor maquillaje
que ella portaba que era una sonrisa maravillosa, al vernos ella empezó a
saludar a mis amigos con beso en la mejilla, me dejó a mí al final y me dio un
abrazo tan perfecto que pareciera que volvió a juntar las piezas del ultimo
abrazo que nos dimos, fue un abrazo que duro unos segundos pero yo los sentí
como una eternidad, no quería dejar de abrazarla, al separarnos la tome
instintivamente por las dos manos y nos quedamos viendo directamente a los
ojos, después ella dijo “vaya, no pensé
que fueras a recordar mi cumpleaños, que grata sorpresa al volver”, su
madre y su hermana se disculparon y volvieron a ingresar a su domicilio, ella
se quedó con nosotros platicando a fuera de su casa, mis amigos dejaron dos
cervezas más y dijeron que volvían, me quedé con ella a fuera de su casa como
hace 14 años.
Estuvimos platicando bastante,
las dos cervezas no nos bastaron para la charla, estábamos en la misma posición
de hace tanto años, la luz del alumbrado público caía justo donde estaba ella y
se miraba hermosa, en verdad yo no ponía atención a lo que decía, solo me
fijaba en su sonrisa, quizás seguía enamorado de esa gran sonrisa, de pronto en
un arrebato que tuve la besé, vaya no fue un beso cualquiera, fue un beso
robado y correspondido, un beso que me hacía creer que era el amo del universo,
un beso que me hizo olvidarme de todo un beso de esos que quedan marcados en la
eternidad, dejamos de besarnos y ella puso su cabeza sobre mi hombro derecho y
dijo “¿Por qué lo hiciste?” respondí
de inmediato con la verdad, “desde que
saliste tenia tantas ganas de hacerlo, se fue tu mamá, tu hermana, mis amigos
que pensé que era buen momento, pero bueno, también debo de admitir que no sabía
que hoy era tu cumpleaños, no te tengo en Facebook para recordarlo” ella me
dio una pequeña mordida como reprendiendo mi comentario, pero no paraba de sonreírme,
yo le alcanzaba a robarle unos cuanto picos de vez en cuando y ella continuo “no es mi cumpleaños, dije eso para que mamá
y mi hermana entendieran que nos dejarán, aunque no quería salir, no traigo
nada de maquillaje” interrumpí su comentario para decirle “para mi eres hermosa, te conocí sin
maquillaje y me gustaste de esa forma”, ella no paraba de sonreírme y eso
me estaba matando, de pronto dijo “¿Tienes
tu celular?” de inmediato lo saque y se lo di desbloqueado, ella abrió la cámara
frontal y dijo “ vamos a tomarnos una
foto como la que nunca tuvimos” y de inmediato me besó, un beso largo y se
escuchaba la cantidad de fotos que tomó, después guardo su número y se mandó
las fotografías, me dio un beso y dijo “perdón
pero no puedo estar más tiempo, vine con mi esposo y si nota que no regreso yo
creo que puedo meterte en problemas, anda ve a buscar de nuevo a tus amigos
para que sigas embriagándote, ya tendremos tiempo de volvernos a ver”, le
interrumpí y le robé tantos besos que no caben en este escrito, no quería dejar
de despedirme y al parecer ella tampoco, hasta que me dijo en medio de besos “fue muy bonito volverte a ver, ¿sabes?, te
quiero mucho” después nos dimos un
abrazo muy rico pero con sabor a despedida, de esos abrazos que desde que lo
das sabes que puede ser el último y sin dejar de mirarme corrió a la puerta de
su casa, yo me quedé ahí hasta que se asomó por una ventana y me sonrió para
decirme “espera mi llamada para volvernos
a ver”, pareciera que fue cuando entendí que eso era el final, feliz pero
derrotado empecé a caminar con rumbo a la plaza, con los envases de cerveza en
mis manos que solo hacían un tintineo al chocar unos con los otros. Una calle
antes de llegar a la plaza estaba yo sumido en mis recuerdos y no me di cuenta
que mis amigos estaban en ese depósito de cerveza, hasta que me vaciaron una
cerveza encima y empezaron hacer un ruido terrible, parecían colegiales
gritando y haciendo fiesta, seguí con ellos un par de horas más y después me
fui a dormir con una sonrisa en el rostro.
La semana transcurrió como pasan
los días, el mismo tic tac fue idéntico en cada jodido segundo, yo no tenía una
respuesta de ella y ya estaba entendiendo que no iba a verla, termine de
empacar mis cosas, bajé al centro para almorzar y de ahí regresar a mi ciudad a
continuar con mi rutina, era una mezcla de sentimientos como yo me iba, estaba
feliz, ilusionado, triste, nostálgico, vaya eran muchas emociones y entonces me
marché, al pasar por su casa vi que iba subiendo la camioneta junto con el que
pensaba que era su marido, me frené por unos segundos y después continúe mi
camino, pensaba que ella no se había dado cuenta y que también esta vez yo no
era el malo del cuento, y empecé a cantar esa canción de Jerry Rivera “Cuenta
conmigo”, de pronto recibí un mensaje, al ver el teléfono vi que era de ella y
me resistí un poco, así que me estacione para leerlo y decía “gracias por todo, ya no hubo oportunidad de
vernos pero no te enfades conmigo, créeme que no tuve un espacio ni un pretexto
para estar sola, pero te prometo que pronto vamos a vernos y nos daremos
todos esos besos que se quedaron guardados. Con amor Julieta. PD. No estamos en verano.”, sonreí de
inmediato y seguí con mi camino cantando “siempre
que te asalten las dudas y a tu alma desnuda le falte amor, no olvides nunca
que cuentas conmigo…”
Comentarios
Publicar un comentario
Recuerda que todo es en singular...