La historia fue
¿Cómo nos conocimos? Sinceramente
no recuerdo y eso que mi memoria es muy buena, solo recuerdo un día ir
caminando con ella a un lado, platicando de cosas de la actualidad, que si la economía,
que tal actriz ya se lio con un actor, que los aumentos en la canasta básica.
Yo digo que ella apareció en mi vida así, de forma esporádica, quizás fue
alguna charla previa, una entrevista de trabajo, una amiga de algún conocido
pero bueno, eso ya no importaba, quería escribir de ella porque me causa
intriga, por primera vez no cuantifique nada con ella, ni las salidas, ni las
cervezas, ni los lugares que conocimos ni kilómetros rodados encima de una
bicicleta.
Ella se llamaba Violeta, un par
de meses más grande que yo, licenciada en comunicaciones, trabajaba para un periódico
de divulgación nacional, tenía un par de libros y una historia como cualquier
otra de una familia de clase media, egresada de una universidad de prestigio
privada, con algunos viajes al extranjero, desafío al sistema al no querer
trabajar en una de las empresas de su familia, tenía un gusto peculiar en las
apuestas y le encantaban los antojitos mexicanos, quizás por esos dos últimos puntos
fue por lo que coincidimos bastante. Nunca fuimos esa típica pareja que camina
de la mano, que se dan besos en cada esquina, que se miran a los ojos y sonríen,
pero creo que éramos felices.
Violeta tenía una cosa muy
extraña y eso me gustaba, cuando compartíamos cama me relataba lo que yo
hablaba dormido, al inicio era algo de risa pero después fue algo muy serio, quizás
me conocía más de lo que yo la conocía y todo por mi sonmiloquía. Era extraño
el despertar, siempre era con un beso en los labios, la recargaba en mi pecho
mientras le hacía piojito y ella me empezaba a relatar mi dialogo, incluso
sacaba conclusiones que con el paso de los días eran más acertadas.
No discutíamos, quizás no teníamos
nada de que discutir o quizás ya nos ahorrábamos esos pasquines, sabíamos nuestros
pasados, teníamos idea de nuestro presente y fantaseábamos con ese futuro, ese futuro
que nunca estuvo claro. En el último viaje que hicimos juntos fue al pueblo de
donde eran originarios sus abuelos y ella quería recordar su niñez, era justo
para carnaval y ella no recordaba que haya estado en ese lugar nunca para esas
festividades, nos quedamos en un modesto hotel de 3 estrellas, la comida era
muy rica, la gente se veía feliz, nosotros éramos felices, bebiendo y
platicando de las cosas maravillosas que luego nos perdemos por seguir nuestros
sueños.
Pasamos 3 noches ahí pero hubo
algo muy peculiar, no me hablaba de mis sueños y yo la notaba un tanto incomoda
al despertar, yo pensaba que quizás por mis ronquidos no la dejaba descansar a
gusto, quizás ya se había aburrido de velar mis sueños para saber lo que pasa
en mis sueños, incluso llegué a pensar que se había encontrado con algún amorío
de su pasado y por eso estaba incomoda, voy a aceptarlo que me puse un tanto
celoso por primera vez estando con ella pero se lo externé con bromas y
comentarios esporádicos sobre el tema.
Regresamos a nuestra ciudad de
origen y platicábamos del viaje, hasta que de pronto me dijo “¿Quién es Perla?” yo me sorprendí, ya
que ella era un amorío que tuve hace muchos años y le platiqué de esa extraña relación
donde todo quedó en el olvido de un día para otro, Perla se fue y yo me quede esperándola,
después vino mi primer matrimonio que no germino como esperaba y ahí fue cuando me volvió a preguntar “¿Seguiste teniendo contacto con Perla cuando
estabas casado?” no pude mentirle y baje la mirada cuando le dije que sí,
jugaba con ella al Pádel, un día me la encontré en el deportivo y la vi varias
veces, pero hice hincapié que ella no fue la causante de mi divorcio, solamente
nos limitábamos a jugar pádel e intercambiar palabras mientras almorzábamos o comíamos,
ella frunció el ceño y solamente me dijo “En
tus sueños siempre estaba presente Perla, creo que no te lo dije porque pensé que
era alguien del trabajo o la que fue tu esposa, pero conforme pasó el tiempo me
di cuenta que ella no se llamaba así, pero la gota que derramó el vaso fue en
el último viaje, las tres noches hablaste de ella, incluso hasta te parabas de
la cama y la última noche hasta le mandaste un mensaje de voz, pero sabes ella
te contestó, pusiste el audio dos veces y te sentaste, se te salieron las lágrimas
y volviste a dormirte, yo tuve que eliminar esa conversación de tu teléfono”
no supe que hacer, quería reclamarle por borrar los audios, quería decirle que
me hubiera dicho en el momento, quería decirle tantas cosas pero solamente le pedí
perdón, ella solamente me abrazo, seguido de un beso.
Violeta se fue a trabajar como
cualquier Miércoles, pero nunca más volvió, hubo algunas llamadas y mensajes de
texto pero hasta ahí fue cuando entendí que Violeta se fue como llego, así sin
decir nada, solamente un día la empecé a extrañar, ya no tenía con quien
hablar, a quien besar, con quien compartir el vino y el pan, ya no tenía quien
me platicará mis sueños con Perla.
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