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Siempre lo mismo, mierda de ciudad...

“…Reyes que pierden sus coronas,
Verte entre la multitud,
Abrazos que encienden auroras en las playas del sur…”

Recuerdo muy bien era jueves, el Sol pegaba a pleno como cualquier dia de verano, ella estaba viendo un vestido rojo en frente de una tienda, me le acerque como cualquier persona y en el momento mas vulnerable le obsequie un alcatraz y le dije “nena, ¿aún gustas ir a Vallarta?” Ella respondio sin voltearme a ver diciendo “estas pendejo” yo solo respondi con la verdad, “si nena como hace algunos años , aunque quizás mas viejo” ella solo me regalo una sonrisa y fue cuando coincidimos, me adelante con su comentario “perdón nena, acabo de regresar, ya sabes ya llegue de donde andaba como dice la canción” ella solo se sonrojo y dijo “perdón krudo pero, es que no te esperaba ver, sabes, no sabes que traigo en la mente, no sabes que chingados voy hacer por tu pinche culpa”, la alcance a callar con mi dialogo “nena, por favor, no me digas que ah sido de tú vida, la verdad no me importa y me vale madre, ¿Qué te parece si vamos a echar una cerveza? Digo en amén a la historia”, ella no quería mucho pero me tomó de la mano como hace algunos años, fuimos a un bar aquel que teníamos la costumbre de ir, bueno ella quería empezar a hablar de su vida y de inmediato la callé “perdón nena pero aquí estamos para hablar de lo que no hicimos, tú tienes tu vida y yo creo que aun mantengo la mía” ella me vio con una cara de odio, quizás sabia que yo estaba enterado de su presente, pero eso me valía madre, yo estaba en esa ciudad solo para vivir la vida, aquella que me hizo falta cuando me fui, pero bueno empecé con mi comentario pendejo y sin censura “ ¿Qué hubiera sido de nosotros si no hubieras tomado esa decisión? Quizás serás mas infeliz de lo que eres ahora, pero bueno…” me interrumpió el mesero llegando con la carta, yo lo mande a la chingada, “Sabes, se me antoja un par de cervezas, las mejores de la casa y una orden de alitas” el mesero se fue y ella quería decirme algo pero siempre lograba callarla “nena no me digas nada, solo quiero admirarte” ella de inmediato callaba y no decía nada.


Después de 8 cervezas cada uno y un par de ordenes de alitas ella cedió, “¿porque no quieres que te cuente mi vida?” yo respondi de la forma mas educada que me enseñó la calle “sabes nena, me vale madre, ahora quiero estar contigo y me importa una chingada si estas con una persona o con otra, yo solo quiero disfrutarte, por cierto, gracias por decirme que es mala elección intentarte hablar después. Pero sabes, me vale madre, no importa, me encantas…” ella solo guardo silencio con esa cara que le acompañaba siempre y de inmediato dijo “y si te digo que el próximo mes estoy por casarme?” yo respondi de la manera mas coherente que tenia “pues felicidades, ojala me invites, porque tengo ganas de verte de blanco (sic)” a ella no le dio mucha gracia y empezó con una latente pelea con los pies debajo de la mesa, después de un par de cervezas ella me dijo “¿Y porque no te importa lo que haga? ¿Apoco te valgo tan poco?” solo respondí como siempre lo hice, “nena, me interesas un chingo pero si tu decisión es juntarte pues mucho éxito y espero nunca mas volvamos a ver …” no me dejo terminar cuando de un cachetadon me volteo la boca y de inmediato se salió del bar, yo le pedí la cuenta al de bar como pidiendo un libro para colorear y al recibir la cuenta solo dije “pues tengo hasta para pagar su sonrisa, así que quédese con la propela compa” el mesero solo me sonrió y de inmediato tomo el billete, después salí a buscarla pero ella no estaba, se había ido, así como yo lo había hecho hace algunos ayeres, entonces solo me arrime a la cuarta banca cerca de esa plaza de armas y encendí un cigarro mientas veía unas fotos en mi celular mientras sacaba mi anforita y le daba un trago a ese cognac que me hacia pensar que mis penas eran menos. mientras reprochaba a todos los dioses aquella inminente perdida que tuve desde hace algunos ayeres, solo sollozaba yo “pffff ojala nunca te hubiera vuelto a encontrar” esto mientras encendía un cigarrillo y me plantaba en el siguiente bar para olvidar tus besos sabor a te amo y las caricias con una falsa idea de amor eterno, por que ya sabia que esas ya no eran mías, solo brinde por tu buena suerte y pidiendo en verdad, nunca, si nunca volverme a encontrar contigo mientras escuchaba a un trovador cantando “sucede que a veces” de Ismael Serrano…

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