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la tía Lucrecia

“…tú bien sabes que nuestro primer beso
fue tan corto que dura todavía,
que te he perdido y encontrado
más de diecisiete veces en esta vida,
que no hay punto final en mi cuaderno…”


El reloj marcaba las 2:19 am, yo en verdad  no sabía que estaba haciendo en ese bar con una rubia a un lado dándome unos besos con sabor a vodka y cigarrillos mentolados, creo que toda la vida eh odiado el vodka –le dije sin miramientos- ella tomó un último trago de golpe y pidió un whisky en las rocas que era lo que yo tomaba ¿así está bien? Dijo en tono serio después empezó a reír como desaforada, creo que ya estaba bastante borracha, en eso llego “El pelón” un viejo amigo que tenía en la adolescencia, al parecer nunca había cambiado de barrio, tenía yo cerca de 7 años que no pisaba estas tierras, la chica se fue al sanitario y el pelón ocupó su lugar, “¿Qué te trajo por estos rumbos mi buen Quique?...¿A caso tú mujer te ha dejado?” y se echó a reír como si fuera una broma como cuando éramos adolescentes, aunque no lo creas pero eso ha sucedido mi estimado, ella se marchó en cuanto firmamos el divorcio llevándose consigo casi todo, mi pulgosa (una perrita Golden de 2 años), uno de mis autos y parte de mis ahorros, yo solo conseguí quedarme con la casa que la seguiré pagando un par de años más  – conteste con una vaga sonrisa- al parecer a mi amigo se le quito la sonrisa del rostro y me dio el pésame como si ella hubiera muerto, que extraño se refirió como “ella” y no como su amiga Mónica, que él me había presentado hace 8 años, platicamos un poco hasta que la rubia volvió a su lugar, “el pelón” se despidió no sin antes intercambiar números de celular, - que extraño yo no había cambiado mi número y él nunca me había marcado, murmure después de un rato- , seguimos la noche con la rubia hasta que nos terminamos liando en un hotel, si el mismo hotel donde había llevado tantas veces a Mónica cuando vivíamos en ese barrio, después de despertar la pase a dejar cerca de su casa y yo volví a la mía.

Llegue a casa y tenía esa sensación de que había hecho algo prohibido, me puse a reflexionar tanto sobre mi vida de casado, ahora legalmente soltero tendría tanto por hacer, bueno eso pensé en realidad, encendí el PS4 y me desahogue matando gente en el GTA V, después de un rato se me hizo aburrido y me empezaba a dar hambre, fui al refrigerador y lo único que encontré fue un par de botellas de tinto y carnes frías, sin mayor dedicación azoté la puerta y tome las llaves de la casa, empecé a caminar por el barrio, para ser las 11:26 am había demasiada gente, o quizás tenia tanto tiempo que no salía tan tarde, me empaque unos tacos y regrese a casa abrí una botella de tinto, tome “la tregua” de Benedetti y me enfrasque tanto en la lectura y en darle fin a la botella que no me di cuenta que habían pasado tres horas, hasta que una llamada al celular me hizo sacarme de la lectura, era de Mónica seré franco, dudé en contestar unos cuantos segundos pero tome la llamada, solamente era para desahogarse y decirme que ella no había tenido nada que ver con que me hayan corrido del trabajo y cerró con esa frase que me entro hasta el tuétano “entonces coraz…perdón Enrique, ¿seguimos tan amigos no?” no sé porque respondí en afirmativo cuando colgó se me vino a la cabeza el ultimo dialogo con el dueño de la empresa donde tenía laborando mis últimos 9 años de vida “Quique, sé que te va a parecer extraño pero, pasa a Recursos humanos para que te den tu finiquito, te pagaremos todo el mes y la liquidación que te toca por ley, pero no quiero que vuelvas a pararte en esta empresa, a mi hija le está haciendo mal que esté trabajando con su exmarido, digo ya firmaron el divorcio y te conviertes en eso, en su exmarido –cerró con una sonrisa burlona-” asentí y di las gracias por dejarme trabajar en ese lugar, me dirigí con la Lic. Miraflores, que era la responsable de Recursos humanos, se miraba enfadada como tenía tiempo que no la había visto, empezó diciendo que en el despido ella había hecho todo lo posible porque me quedará porque era buen elemento y bla bla bla, pero que el dueño así lo había decidido, agradecí las flores que me había aventado y le pedí mi finiquito, lo examiné bien y solo refunfuñe por la cantidad de impuestos que tenía que pagar al gobierno, pero bueno firmé y de inmediato tomé mis pocas pertenencias que tenía en mi oficina y partí de la empresa sin despedirme de nadie, baje a mi auto y me dirigí hacia el banco más cercano para cambiar el cheque e ingresar el dinero en mi cuenta, después partí al bar donde la historia ya es conocida: ¡puta madre¡ solo dije después de recordar todo eso, destape la segunda botella de tinto y puse el spotify en modo aleatorio, no me di cuenta cuanto tiempo paso cuando mi celular hizo un silencio en la canción de Recuerdos de Ismael Serrano, para dar paso al tono de llamada, era muy raro era un número privado, pensando en que sería la rubia de la noche anterior atendí la llamada:
-Buenas tardes, hablo con Enrique Martínez.
-Sí, con él habla.
-Bueno Enrique, no sé si me recuerdes habla Susana soy sobrina política de la tía Lucrecia… te habló desde Morelia, me dijo la tía Lucrecia que te marcará porque quiere que vengas… mañana se le hará una comida por su cumpleaños y quiere que vengas, y si pudieras pedir unos cuantos días en tú trabajo.
-Vale, mañana mismo llego yo allá.

Era raro, tenía escasos 14 meses que había visto por última vez a mi tía Lucrecia, una señora ya entrada en años quizás estaría cumpliendo los 78 años, sin hijos con un par de matrimonios fallidos, jubilada y bien acomodada económicamente gracias a su trayectoria laboral en aquel banco que ahora era español; terminé de tomar la botella que tenía destapada y me puse a preparar las maletas, quizás me sirva un poco para despejar mi mente este viaje y ver a mi tía Lucrecia, quizás se sentirá feliz de decirle que me eh divorciado de Mónica, ya que nunca le cayó en gracia, hice una reservación en un hotel por un par de noches y volví a retomar la lectura hasta que me quede dormido.

Mi celular sonó a las 5:15 am, me desperté para quitar la alarma y me volví a meter bajo las sabanas, cuando de pronto brinque de golpe, ¡el cumpleaños de mi tía Lucrecia! – dije alarmado- subí la maleta a mi auto y partí rumbo a Morelia, me paré una vez para cargar gasolina y dos veces para fumarme un cigarrillo, eran las 10 am cuando llegue a casa de mi tía Lucrecia, se me hizo raro al llegar noté un moño negro en la puerta, por un momento dudé en tocar pero después de rebuscar en mis recuerdos lo hice, no estaba equivocado, del otro lado me abrió una mina de ojos color miel, 1.60 mts de estatura, complexión delgada, rasgos finos, en verdad era muy guapa, cuando me presente, se colgó de mi cuello y empezó a llorar como una Magdalena, yo no entendía nada hasta cuando se desprendió de mí y me dijo con una voz entrecortada, “Disculpa Enrique, mi más sentido pésame, la tía Lucrecia falleció el lunes pasado, en su última voluntad nos dijo que no te contactáramos porque no quería que la vieras muerta y te quedarás con un gran recuerdo de ella, de todas formas nosotros no sabíamos cómo hacerlo, hasta que al leer el testamento dejo santo y seña de como poderte contactar” hizo una pausa, quería gritar, quería darle unas bofetadas a la mina que tenía enfrente pero me contuve y solo dije no te apures, si mi tía así lo pidió, no puedo hacer nada contra su voluntad, pero ¿Por qué no me dijiste eso por teléfono? , ella solo alzo los hombros e hizo una mueca de que no sabía, me hizo pasar a la casa, todo era tal cual yo lo recordaba, cada que tenía oportunidad pasaba a visitarla, era la única persona de la familia en la cual confiaba después de que mis padres murieron, ella me ayudó mucho en mi vida y quizás yo también en la de ella, pero después de su último matrimonio se distancio un poco de mí y solo hablábamos por teléfono a escondidas, Susana me comento que el Lunes teníamos una cita con todos los involucrados para la repartición de la herencia de la tía Lucrecia, y que ella los había citado el día de hoy para que al menos nos conociéramos e hiciéramos un convivio, la verdad me hubiera gustado quedarme unos minutos más ahí pero solo confirme la hora del convivio y le pedí la ubicación de los restos de mi tía, ella me los proporciono y solo comente que llegaba a la hora acordada las 15:00 horas, partí y pare en una licorería, compre un tequila 7 leguas que le gustaba a mi tía y fui al panteón, estuve varias horas recordándola mientras me bebía unos tragos a su salud, le agradecía mentalmente todo lo que hizo por mí, después de eso vacié media botella de tequila en su lapida y me retire del lugar siendo las 14:37 minutos.

Al llegar con 15 minutos de retraso a la casa de la Tía Lucrecia me di cuenta que solo estaba Susana (sobrina de mi tía del segundo matrimonio), Ana (una mina como de mi edad, hija de Alfonso, su primer esposo) y yo, pregunte si faltaba alguien más y me dijeron que no, platicamos entre nosotros sobre mi tía, cada quien la conoció en una faceta diferente de la vida, Ana se sentía muy cortante y Susana muy servicial, a final de cuentas nos citó Susana el día de mañana a las 12 en una notaría, se suplicó que fuéramos muy puntuales. Me fui al hotel y no sé porque empecé a pensar en Susana, que chingados me estaba pasando, estaba ahí para resolver una situación legal y yo pensando en pendejadas, no sé en qué momento me quede dormido. En la notaria todo transcurrió de forma ágil, Ana se quedaría con un departamento en el centro de Morelia y una cantidad muy generosa de dinero, Susana se quedaría con la casa de Morelia y yo con una casa gigantesca en Zapopan que se había ganado en un sorteo, un par de abarroterías que tenía en Morelia, un Baúl con muchos recuerdos y una cantidad muy generosa de efectivo, digamos que con esa cantidad de dinero podría vivir lo que me restaba de vida sin necesidad de trabajar y viviendo de una forma muy pero muy cómoda, claro para que yo tuviera que pasar a tener los derechos de todo eso había solo dos clausulas, una era que me divorciara de Mónica (por eso me había dejado tanto dinero, porque decía que también me iba a quedar sin trabajo) y la segunda era que viviera con Susana en la casa de Zapopan por un mes.
La verdad sonaba muy fácil, ya estando divorciado de Mónica la situación cambiaba demasiado esa misma tarde le comente a Susana mis planes y quedamos con el notario la forma de comprobar que ella viviría conmigo durante un mes, después de ese plazo tomaría yo posesión según el testamento, el notario con un poco de cayo en el asunto me dijo que hiciéramos un contrato de arrendamiento con Susana y que con eso bastaba, pero yo quería hacer las cosas bien, así que le comente a Susana el contrato pero dejando la opción de que viniera a vivir conmigo, incluso que me encantaría ya que ahora estaba un poco solo y contrario a lo que pensaba, ella hizo maletas y ese mismo día emprendimos un viaje a Zapopan.

Pasado el mes de vivir juntos regresamos con el notario para tomar posesión, con el dinero liquide y vendí mi casa de la ciudad de México a “el pelón” por medio de un crédito hipotecario, Susana puso en renta la casa de Morelia a quienes nos trabajaban las abarroterías y nos mudamos a Zapopan, después de 2 años habíamos formado un gran hogar también habíamos formado una gran empresa que empezaba a expandirse y un gran día ella me llego con gran noticia, estábamos cenando en un restaurante Italiano cuando con lágrimas en los ojos me tomo de las manos y viéndome fijamente a los ojos, me dijo “me confirmo el médico, estoy embarazada”, no podía creerlo, le pedí que me repitiera la noticia un par de veces y que me jurara por la tía Lucrecia que no era una broma, ella hizo todo lo que le pedí y la cara se nos ilumino a ambos, pedí un brindis en el Restaurante y pedí hablar con el dueño, que cerraran las cuentas de los que estaban cenando porque nosotros pagábamos sus cuentas. A partir de ese día empecé a creer en aquello que muchos llaman destino, nos expandimos a la ciudad de México y Monterrey, y justamente cuando nació nuestra nena acabábamos de abrir una sucursal en Morelia, es grato recordar esa mañana, iba yo de entrada por salida para aperturar la Sucursal de Morelia, todo salió viento en popa, al regresar cerca de las 18:27 horas, iba llegando yo al hospital en Zapopan, me dijeron que recién acababa de ingresar a labores de parto, me pusieron un traje chistoso, hicieron todo un ritual conmigo y después ingrese donde estaba Susana, ella me apretó la mano muy fuerte y yo me recargue sobre ella haciendo un ademan de darle un beso, la verdad no recuerdo mucho durante la labor de parto, solo recuerdo cuando nació nuestra bebé, empezó a llorar tan lindo que parecía una gran melodía, después se la dieron a Susana, era digno de una postal, cuando nos preguntaron qué nombre le íbamos a poner los dos al unísono dijimos “Lucrecia” como la tía… 


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