Ella, mi hijo y yo
“Bonito León Guanajuato,
Hermosas las jaliscienses,
Pero yo soy michoacano
Soy apatzinguense de tierra
caliente”
Me sentía feliz, muy feliz, mi
sobrina se había graduado y estaba por salir a estudiar una master en España,
su hermano estaba estudiando en Inglaterra también una master, esto fue
maravilloso, ya que yo no pude tener hijos y logré educar a mis sobrinos para
separarlos del mundo del narcotráfico, que era a lo que se dedicaba su padre
que dicho sea de paso era mi hermano, por el gran parecido físico que teníamos no hubo problema
en nada, tenía yo un trabajo estable como director de una escuela medio y
superior, los fines de semana tenía un equipo en el cual sacaba a talentos de
la calle para que otros equipos les pagarán y pudieran alejarse de los vicios,
eran muy buenos los chavos, habíamos sido pentacampeones y decidimos celebrarlo
en un bar, algunos iban a partir a otros equipos y otros se quedaban para
afianzarse, la fiesta fue una locura, todo fue maravilloso, tenía yo la
temporada de vacaciones en la escuela y eso me daba para poder ir a conocer un
poco la república mexicana, pague la cuenta del bar y poco a poco todos se
fueron yendo, yo me quede un poco platicando con la dueña del bar que era una
gran amiga mía, se ofreció a llevarme pero yo me negué diciendo que ahorita la tecnología
es una maravilla pedir un taxi seguro, me despedí de ella alegando que pasaba
por ella en la mañana para poder festejar su cumpleaños e ir a la birria que
tanto le gustaba, nos despedimos con un abrazo y una promesa, tome el taxi y me
dirigí a mi casa, antes pase a unos tacos que son mis preferidos, me comí unos
cuantos y una cerveza más, le invité al del taxi unos tacos también, bueno me dejo en casa e incluso espero a que entrará a mi casa, al
abrir la puerta noté algo extraño, no estaba la escoba que siempre dejaba atrás
de la puerta, pero pensé que quizás había olvidado dejarla, al entrar a casa vi
que en la sala todo estaba desordenado, mes sorprendí un poco y cuando quise
salir, sentí un golpe en la cabeza al voltear y de pronto me apago la luz.
Al despertar sentí mucho frío y
quise tallarme los ojos pero no pude, traía una venda en la cabeza, no quise
desesperarme tanto, sabía que algo malo estaba pasando, empecé a respirar de
forma rápida, no quise alebrestarme, me empecé a palpar y seguía con mi ropa
incluso traía mi Parker, me toque un
poco la cabeza y tenía un poco de sangre seca, de pronto escuche unos pasos, me
mantuve de pie, me saludo de una forma muy amistosa “¿qué tal? ¿Cómo se siente? ¿Quiere un cigarro?”, le contesté,
sabiendo que estaba raptado, le acepté el tabaco y eso que tenía dos años sin
fumar, me fumé un cigarrillo platicando con él, no tenía una voz conocida,
platicamos de varias cosas, no nos conocíamos o mejor dicho, yo no lo conocía pero
creo que él a mi si, bueno en verdad me estaba confundiendo con mi hermano, le
intenté explicar que yo me dedicaba, no me creía demasiado ya que alegaba que
los sobrinos eran mis hijos, al parecer habían hecho marcaje personal, pero al
parecer lo habían hecho mal.
Los días transcurrían y a veces
cuando tenía suerte no sufría de tortura, el señor con el que platicaba en un
inicio era el único que no me golpeaba, siempre me ofrecía un cigarro, platicábamos
de cosas de la vida, incluso le recomendé una vez a Sánchez y al pelón para que
jugarán en su equipo de fútbol, también le hice unos cuantos exámenes de química
y algebra, al parecer eran para su hijo, él era el único que creía en mi
palabra y por eso me procuraba, en cambio los otros dos que llegaban a cuidarme
me trataban peor que un animal, me ahogaban con una tela en el rostro y le
echaban agua, me daban toques en los genitales, incluso me llegaron a quebrar
los dos dedos meñiques de mis pies, así que yo levantaba mis plegarias a Dios
pidiendo que cuando escuchaba pasos fueran los del que se portaba bien conmigo.
No sé a ciencia cierta cuanto
tiempo llevaba raptado, ya que algunas veces por el dolor me dormía casi todo
el día, me paraban con patadas en las costillas para que comiera y me fuera a
bañar, ya llevaba tanto tiempo sin ver la luz del Sol, que ansiaba por verla, la
única luz que llegaba a ver era la de un foco de 75 watts que estaba en el
cuarto a donde me llevaban para que me bañara cada día, la otra luz que llegaba
a ver era aquella cuando me ponían a hacer exámenes o trabajos de escuela, yo
estaba desesperándome, ya ubicaba la forma de caminar de cada persona después del
décimo baño, no llevaba diez días, quizás llevaba cerca de veinte, lo supe por
la fecha que traían los trabajos que me ponían a hacer, incluso me dedicaba a
inventar historias para pasar el rato más a menos, recordaba tantas cosas que después
intentaba cambiar esos recuerdos, recordaba a mis padres que tenía ya cerca de
15 años sin verlos, a la que fue mi esposa y me dejo por no poder tener hijos
con ella, a mis amigos de la infancia que ya quedaban muy pocos, a mis amigos
de la escuela, del trabajo, pero lo que me preocupaba era también mi equipo de
futbol, hasta que un día le dije con el que me trataba bien “yo sé que te va a sonar extraño, pero quiero
que reunas a mi equipo, no quiero que ellos sigan en los malos pasos, el torneo
esta pagado, quedamos campeones y no se debe nada, quisiera que los convoques
para los partidos, ellos ya saben cómo jugar y en qué posición, solo es cosa de
que los regañes de vez en vez y de pronto también los alientes”, ese día él
no me dijo nada, ni siquiera prometió que les iba a marcar, así que yo me quede
con una angustia terrible, no quería que mis chavos quedarán de nuevo
desamparados con los vicios de la calle.
Después de que hablé eso con el
que me cuidaba las cosas cambiaron, las otras personas ya no me pegaban,
incluso me quitaron la venda y me dejaban sin ella, ellos en cambio se ponían máscaras
y overoles naranjas, me daban comida más aceptable, incluso me llegaban a dar
una cerveza, cabe aclarar que un día con el mas rudo de ellos me puse a
platicar y dándole mi punto de vista de las cosas, en vez de molestarse empezó
a cambiar su comportamiento conmigo, los veía como los amigos que no los conocía,
ya que no veía sus rostros.
En una ocasión escuche una alharaca,
había un desmadre, golpes, mentadas de madre y demás pero entre ellos, lo sabía
porque aunque no podía verlos, escuchaba a la perfección, de pronto entró el
que me había roto los dedos meñique de los pies, pensé que iba a golpearme, yo
estaba esperando los golpes pero de pronto me puso su brazo sobre mis hombros,
como abrazándome y empezó a llorar como un niño, se le había olvidado ponerse
la máscara y el overol, lloraba sin ton ni son, decía que su esposa se había
liado con otra persona, estaba muy bebido y se notaba, empecé a platicar con él
haciéndole entender que nadie era una perita en dulce y muchas veces las
decisiones las tomas en base al momento, se me quedo viendo y le empecé a
platicar aquel encuentro que tuve antes de casarme pero con una casada, “esa mujer había sido el amor de mi vida, el destino
me la puso enfrente de nuevo, traía problemas con su esposo y como un jodido
oportunista le di mi apoyo, pero sabes, el tiro salió por la culata, ella solo
logró ver lo jodido inmaduro que soy, la quise tratar como una princesa pero no
deje de beber ni de fumar estando con ella, después deje mi trabajo, obviamente
ella se desligo rápidamente de mí, quería explicarle que yo no era ese tipo de
persona pero no lo hice, se quedó con la peor impresión de mi”, él solo se
me quedo viendo, me dio otro abrazo y se fue.
A partir de ese día, me volví el
escritor de historias de amor, escritor de poemas, escritor de cualquier cosa
para que alguno de ellos quedará bien con su querer, escribía en base a lo que
ellos me decían y cuando no tenía suficientes recursos les formulaba preguntas
para que ellos las hicieran con las minas. Las cosas cambiaron un poco de
cause, mi equipo iba de maravilla lo había tomado José que era el que me había
tratado de la mejor manera desde que llegué acá, Carlos y José María los habían cambiado, ahora
estaban dos chavales que se la pasaban bien drogados todo el día y la venda la volvieron a poner, sin hablar con nadie, sin decir, sin hacer nada.
Hasta que un día, se escucharon
unos balazos, al grito de “¡Ejercito
Mexicano¡ entréguense” se escucharon
varios tiros y gente quejándose, yo me hice bolita en un rincón del cuarto,
esperaba lo peor, escuche los pasos que pude reconocerlos, eran de José, con
una voz autoritaria me dijo “somos ejército
mexicano y hemos venido a rescatarlo, usted está a salvo”, me quito la
venda de los ojos y solo suspiré, agradecí con una plegaria y después me dieron un uniforme y me lo puse, no tenía
yo las fuerzas suficientes para cargar un rifle así que me lo quitaron,
entraron a los otros cuartos y “salvaron” a dos personas más, ese día aparecí
en el noticiero, en el periódico, en todos lados, mi cara no se veía pero era
ese soldado enclenque que aparecía en las fotos era yo, Rosa Aura que era la
dueña del bar ese día paso por mí a la comisaria, me llevo ropa nueva, agua,
una torta de las que ella preparaba riquísimas y una vida entre sus manos, era
un nene de uno o dos meses de nacido, según ella era producto de la noche que pasamos una
semana antes de mi rapto, al parecer estuve raptado por mas de un año, lo primero que hice fue abrazarla y ella me dio una botella tinto chileno, después buscamos tierra neutral, nos fuimos a vivir a una
ciudad al interior de la república, donde pusimos un par de billares y
empezamos una nueva vida, ella, mi hijo y yo…
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