¡Sálvame!

 

“Así que ven y mírate al espejo,

 Te presento a la chica más valiente del universo,

 Y aunque a veces tenga miedo y se esconda del reflejo,

 Ella siempre brillará dentro de ti…”

 

Me fue grato encontrármela de nuevo, tenía cerca de 5 años que no sabía absolutamente nada de ella, fue tan extraño ese momento, yo iba saliendo de la tienda departamental con mucha prisa para no agarrar tránsito pesado, iba a paso rápido por el estacionamiento para poder llegar a mi auto cuando sin querer choque con ella, ella iba saliendo del cajón del estacionamiento, mis dos bolsas salieron volando porque intente esquivarla pero no pude, solté un pequeño “discúlpame”, mientras la agarraba con ambas manos para evitar que ella se cayera, fue cuando la vi, era ella, era imposible ya que estábamos 800 km de diferencia de donde nos conocimos, ella se me quedo viendo y me dijo “no puedo creer, ¿eres tú?”, yo solo solté una leve sonrisa “creo que si me parezco verdad”, y echamos a reír, nos dimos un abrazo fuerte y dos besos uno en cada mejilla como dictaba Joaquín Sabina en aquella canción, apresuré a ir por mis bolsas, y nos quedamos platicando por unos minutos hasta que me dijo “¿llevas mucha prisa? Si no, podemos tomar un café”, acepte gustoso, fuimos a una cafetería que estaba dentro de esa plaza comercial, ella pidió un café frappe y yo una horchata caliente, nos sentamos de frente, parecíamos dos chavales de secundaria que no sabíamos cómo iniciar la plática, hasta que me dijo “y bueno, ¿Qué has hecho de tu vida?”, ahí empezamos a platicar de todo lo que había pasado en el transcurso de estos 5 años, ella no dudó en echarme en cara que la había abandonado, que me había ido como solía escribirlo, pero dijo que eso se lo merecía por enamorarse de alguien como yo. Esa tarde noche pasamos del café a unas alitas y cervezas en un restaurante de la misma plaza, salimos ya un poco entonados cuando de pronto me dijo “¿y vives muy lejos de acá? Fíjate que tengo apenas dos semanas en esta ciudad y quisiera ver si mañana me acompañas a conocer un poco, ya sabes para ubicarme”, yo accedí, aun no sé porque carajos lo hice, pero así fue, intercambiamos números de celular y quedamos de vernos al otro día después de las 9 para desayunar, sobra decir que nos quedamos platicando por mensaje a eso de las 2 de la mañana.

 

Quede en pasar por ella en mi auto, cuando llegué a su departamento, me hizo pasar diciendo “sabes, te vi que andas con unos kilos más, que te parece si desayunamos aquí, tengo algo saludable pero quizás te siguen quedando ricos aquellos waffles que preparabas”, nos echamos a reír y esa mañana desayunamos waffles con tocino y mermelada de durazno, café de olla y una especie de ensalada que apenas y comimos, íbamos a salir pero me dijo “¿te parece si me ayudas a desempacar, también necesito mover unos muebles, pintar y bueno, quizás dejamos la salida para otro día”, yo gustoso acepté siempre me ha gustado hacer todo eso, primero movimos unos muebles de la sala, después ayude a reparar una pequeña fuga que tenía en el lavamanos del sanitario y después estábamos desempacando cuando ella trajo una cerveza y hubo un momento cumbre, justo cuando ella se giró para decirme algo y yo de forma inesperada la abracé por la espalda y le di un beso, riquísimo, esos besos que saben a nostalgia, ella como pudo recompuso y se quedó frente a mí, seguíamos besándonos hasta que me dijo “¿sigues rompiendo los buenos momentos?”, acto seguido le agarré una nalga, y seguí besándola, las caricias empezaron a ser más que prohibidas y la ropa nos empezó a estorbar, no paraba de besarla y cuando paraba solo era para decirle lo hermosa que se veía, para ser sinceros tenía unos kilos de más que cuando la vi la última vez pero eso la hacía verse aún más hermosa, esa tarde empezamos en la sala y terminamos en su cama y abrazados nos quedamos dormidos.

 

Sabe cuánto tiempo paso pero fue el exacto, se paró para ir al baño y cuando volvió me dijo “¿en qué piensas?”, quería mentirle y decirle que pensaba en ella, en un futuro en ahora si no huir y hacer las cosas bien pero de mi boca salió un “en ese espejo, me da cierto temor”, ella se me quedo viendo, me besaba mientras sonreía y decía “bueno, quizás ahora me tocará cuidarte que no te haga daño ese espejo mientras estés conmigo”, seguimos cachondeando, era maravillosa pero no podía quitarme de la mente ese espejo, incluso mientras volvíamos a hacer el amor, yo no dejaba de ver ese jodido espejo, en verdad me causaba intriga, volvimos a quedarnos dormidos, ahora un poco más de tiempo, cuando desperté eran las 7 de la tarde, lo supe porque el despertador que tenía en el buró así lo decía, hubo un momento en el cual me paré y vi alrededor, ella no estaba, no se escuchaba ruido, me paré frente al espejo y lo toque, se sentía diferente, como si tuviera agua o que se yo, no se sentía totalmente sólido, de pronto escuché su voz diciendo “pedí unas pizzas, espero te gusten, pedí una con carnes frías y champiñones, recordé que esa te gustaba”, yo asentí, nos sentamos en el sillón y pusimos una película mientras comíamos un poco de pizza con un tinto nacional, ella se notaba feliz, yo estaba distraído.

 

Ella se paró y fue a la cocina, de una bolsa resellable saco un brownie de chocolate, venía con una cara de maldad cuando me dijo “este reencuentro merece ser festejado como se debe, espero que traigas una muda de ropa en tu auto como solías hacerlo que vas a quedarte a dormir hoy”, era justo lo que me imaginaba, un brownie mágico, empezamos a comerlo, mientras seguíamos viendo esa película malísima, después de que nos acabamos los cuadritos nos dábamos besos sin malicia y uno que otro toqueteo, pero seguíamos viendo esa película, quizás pasaron unos 40 minutos cuando pum, sentí como todo iba más lento, la veía a ella y veía la película, pero pareciera que nos habían puesto en slow motion, le hice saber y ella empezó a reírse de forma singular, abriendo mucho la boca, algo que no salía hacer, me daba besos mientras se seguía riendo, empezamos a platicar de puras pendejadas sin sentido, pero nos dábamos muchos besos, hasta no sé qué tiempo paso y nos quedamos dormidos. Yo recuerdo bien ese sueño, a pesar de que nos habíamos quedado dormidos en la sala yo me soñaba que estábamos en su cuarto y de su espejo ella salía pero con una cara de pocos amigos, empezaba a correr, a gritar, a tirar todo, yo quería calmarla pero no podía agarrarla, se me iba de las manos como si yo trajera mantequilla, hasta que de pronto se metió al espejo, en ese momento me quede parado frente al espejo, viendo si podía meterme por ella, lo recuerdo bien, tocaba el espejo y era como de mercurio, me evitaba el espejo, cuando de pronto la vi a ella detrás de mí, me gire para decirle lo que había visto y cuando se vio frente al espejo hizo un grito aterrador y la cara se le desfiguro, la abracé hasta que le dije “es un sueño, no te preocupes, es solo un sueño esto no es real”.

 

Me desperté porque escuché como abrieron la puerta del departamento, entraron unos bomberos, yo estaba solo en bóxer, pero yo estaba en la cama de ella cuando ellos llegaron a preguntar ¿Qué sucedía?, yo me quede viéndolos diciéndoles que no pasaba nada, me preguntaron por ella, yo les dije que quizás había salido por algo, habíamos bebido y me había quedado dormido, hasta que uno de ellos vio el espejo, y se puso pálido, con palabras forzadas me dijo “venga joven, ¿Qué es eso que está dentro del espejo?”, yo me paré diciéndole, “ese espejo me da mucha curiosidad, se lo dije a ella cuando…” no terminé la frase cuando la vi a ella dentro del espejo, con la quijada totalmente suelta, con un terror en los ojos y arriba estaba pintado “¡Sálvame!”.



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