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El amor de mi vida

 "...Ay, corazón que te vas para nunca volver

No me digas adiós

No te despidas jamás si no quieres saber

De la ausencia, el dolor..."


Era complicado el poder escribir en esos momentos, mi vida había dado tantos giros que no tenía cabeza para ello, aunque yo lo achacaba a los ansiolíticos que me habían recetado y tomaba religiosamente diario, pero bueno unas cosas no habían salido bien en mi vida y ahora estaba justo como me imaginaba a los 17 años cuando idolatraba a García Márquez, me veía como un escritor con un cuaderno bajo el brazo y sentado en cafeterías de barrio mientras describía la realidad que vivía en ese momentos, con apenas el dinero diario para poder comer y pagar la renta de un cuarto de la zona y bueno así fue como estaba viviendo en esos momentos justo como me había imaginado, lo único que variaba es que ya no escribía casi, subsistía en darle formato a tesis y trabajos de universitarios, hasta que de pronto vino el último cambio.

 

Estaba escribiendo en aquella cafetería que tenía ya 3 años yendo diario a tomar café y hacía mi labor de los trabajos de los universitarios me habían apodado “el profe” cuando ya tenía varios años sin dar clases en algún instituto, bueno ese día “Don Pablo” el dueño de esa cafetería se acercó para platicar conmigo, me ofrecía un trabajo que era hacerle una especie de biografía, él quería publicarla y que todos supieran de su vida, el pago era darme un cuarto en la parte alta de la cafetería, comidas y café gratis así como algunos pesos para algunos gastos extra, habíamos hecho un trato y nos iba a llevar más o menos un año en poder hacer todo eso, bueno fue lo que habíamos planificado pero a las dos semanas de iniciar al parecer ya tenía toda la información pero yo no quería que eso acabará ahí, así que poco a poco me fui metiendo más en su vida, que me llevará a los lugares donde el describía con la finalidad que los recuerdos le asaltaran y con ello poder hacer más tardío el trabajo, las cosas iban de maravilla hasta que nombró a Rosa, aquella muchacha de la cual todavía le brillaban los ojos, sonreía y a veces se le quebraba la voz solo de hablar de ella, sabía que ahí podía ahondar un poco, le comenté que podíamos hacer un pequeño libro sobre su situación con Rosa, al inicio no estaba muy de acuerdo pero al final terminó cediendo.

 

Fuimos a esa Zona de tierra caliente, aquel pueblito a 17 km de la carretera nacional, con un clima cálido, mosquitos por aquí y por allá, con huertas de limón, mango, papayas, sembradíos de maíz, arroz, sorgo entre otros cereales, unos manantiales que abastecían de agua cristalina que eran envidia de los municipios aledaños, donde el “progreso” y la “modernidad” no iba al mismo compás de las ciudades, ahí fue donde fuimos, llegamos a la que había sido casa de sus padres y empezamos a recorrer el pueblo caminando, los recuerdos le saltaban en cada cruce de esquina, había demasiada información para la biografía pero no para el caso de Rosa que era lo que yo buscaba.

 

Don Pablo tuvo que regresar a la capital por unas semanas y me dejó ahí para que siguiera escribiendo, esos días me la vivía como rey, comiendo carnitas, birria, enchiladas, tacos dorados, adobera (queso tipo asadero), pollo en todas sus presentaciones, tomando cerveza y charanda, la verdad me estaba gustando demasiado ese lugar y un día fui a cenar a una cenaduría, las personas que atendían se dieron cuenta que no era de ahí y me preguntaron el motivo de mi visita, no les mentí pero tampoco les dije la verdad, solo les dije que era un amigo de Pablo y que era escritor que me había prestado su casa para hacer un par de libros y hasta ahí.

 

Creo al inicio no me vieron con buenos ojos pero al ir a cenar ahí 3 veces por semana me fui ganando la confianza de la gente, les preguntaba un poco de Don Pablo pero no me decían mucho hasta que un día una señora ya entrada en los 65-70 años se me acercó, traía un plato de morisqueta (arroz blanco hervido acompañado con frijoles de la olla, queso fresco, una salsa de jitomate roja y bistec, muy rico por cierto ese platillo) para mí y uno para ella, se sentó a mi lado y empezó a contarme sin que yo preguntará nada, me comentaba de su vida como si no tuviera con quien platicar, de todo lo que dijo recuerdo que empezó a decirme que se había enamorado de un muchacho de ahí del pueblo, habían sido amigos de niños pero ya de adolescentes fue con quien le dio el primer beso, fue su primer amor pero él nunca le dijo que fueran novios y después él se marchó a trabajar a la capital, ellos se escribían cartas que tenían respuesta dos semanas después, parecían dos eternos enamorados hasta que un día las cartas dejaron de llegar, ella pensó que se había casado y por ello ya no le había escrito, le guardó mucho coraje y después de 15 años volvieron a verse en el pueblo pero ella se volvió huraña y no quiso saber nada de él.

 

Ahí quedo esa plática pero no fue la única ya que después de ese día estuve yendo diario a cenar ahí, la rutina era la misma, la señora me traía un plato con algo de comida, ella comía lo mismo y empezaba a platicar, después yo pagaba la cuenta y me iba a seguir escribiendo, a pesar de su edad era muy lucida, en sus recuerdos tenían muy poca variable de uno y de otro día pero hubo un día donde todo cambio, yo venía un poco bebido y traía mi charanda de marca “Tancitaro” la señora me pidió y gustoso le di, no podía negarme sinceramente, nos arrimaron un par de vasos y  solamente éramos nosotros dos, unos trozos de adobera y nuestra charla, ella de pronto se puso a cantar una canción que después reconocí como “mi ranchito” al terminar de cantar le dio un trago al vaso y se acabó la charanda de un trago, mandamos pedir otra botella y seguimos platicando y cantando hasta que al despedirme ya bastante bebidos me dijo “Dios te mandó para ayudarme con mi pena, por eso estas aquí, quiero platicar con tu amigo Pablo, a mi señor me lo mataron hace ya muchos años, mis hijos se fueron a los Estados Unidos ” y hasta ahí quedo la plática, me despedí y le dije que iba a hacer todo lo posible, llegando a la casa me puse a medio escribir lo que había sucedido esa noche, le marqué a Pablo y le dije que me había metido en problemas y le pedía que llegará en cuanto antes ya que estaba en la comisaria, después colgué la llamada y me quedé profundamente dormido.

 

Me despertaron unos gritos acompañados de golpes en la puerta, todavía borracho me paré a abrir y mi sorpresa es que era Pablo, no sabía que decirle, me estaba reclamando que había ido a buscarme a la comisaria pero dijeron que no estaba ahí y por eso fue a buscarme a la casa, al final le inventé una historia, le dije que los policías me habían soltado que me había puesto una borrachera marca diablo y me habían agarrado orinando en la calle, naturalmente me creyó, fuimos a desayunar una birria para aterrizar la borrachera que traía y después fuimos a dormir a la casa.

 

Cercano a las 3 pm me desperté y ahí estaba Pablo haciendo unos arreglos a la casa, fuimos por unas cervezas al lago y empezamos a platicar de cosas banales, me mordía la lengua por decirle que había encontrado y casi tenía listo el libro que hablaba del amor de su vida y su biografía pero no quise decir nada, ya entrada la noche ya bastante bebidos fuimos a esa cenaduría, al inicio se puso un poco rejego pero por la borrachera terminó cediendo, esperaba impaciente a doña Rosa pero no llegaba, pedimos de cenar y después de cenar me disculpe para pasar al sanitario, justo estaba orinando cuando empecé a escuchar un alboroto, me apresuré, estaba esperando lo peor y justo al salir vi como doña Rosa le estaba reclamando y don Pablo solo se quedaba escuchando, caminé de forma sigilosa y justo cuando iba a intervenir vi como don Pablo le dio un beso y la abrazó de inmediato, ella se tranquilizó y se empezaron a mover las manos de ellos en sus espaldas como buscando ese abrazo que se tenía tantos años en darse, después se dieron otro pico y otro abrazo, Don Pablo me dijo que era hora de irnos y así fue, pagué la cuenta y nos fuimos a su casa, antes pasamos por un Tancitaro y al llegar a su casa él no decía nada, solamente me veía, después de media botella me dijo “Creo que todos han tenido razón todo este tiempo”, yo me quedé como sin saber que decir y él volvió a tomar la palabra diciendo “Todos me decían que Rosa la señora que abracé hace rato debió de ser mi esposa y debí de quedarme con ella, creo que hasta tu pensabas que yo te hablaba de esa Rosa pero no, de la Rosa que yo hablaba fue de mi ex mujer, también era de aquí, era la mejor amiga de esta Rosa, pero me acabas de dar una idea, cambia mi historia en mi biografía, pon a esta Rosa en lugar de la otra, total de mi ex mujer no fui el amor de su vida y de esta Rosa sí…”



Comentarios

  1. Hace poco A B. Me dijo que todas las parejas son amor de vida porque regalas tiempo, yo no lo creo así. Creo que siempre hay alguien especial. Te dejo un abrazo

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    1. Un gusto tenerte por acá, yo creo que tiene un poco de razón lo que dijo A B. Pero creo que me tu respuesta es lo que pienso, siempre habrá alguien especial.

      Te dejo un abrazo muy fuerte.

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  2. Un placer es leerte Gracias por compartir lo que sentes

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    1. Un gusto maravilloso saber que andas por acá, te agradezco a ti por leerme.

      Te dejo un abrazo

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