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¿me podrías llevar a casa?

“ella sonreirá
Saldremos adelante,
A pesar del tiempo sigue siendo bella,
La miro y recuerdo,

No siempre los planes, salen como sueñas”

Estaba hasta la madre de todo, el tráfico, la gente, mi trabajo, mis amistades, mi presente y mi pinche pasado, llegue a casa pasadas las 20 horas con un dolor de cabeza espantoso, llame a mis amigos para salir a echar un trago y recibí respuestas tan pendejas que prefiero no recordarlas, quise empezar a leer “It” pero no lo logre, de inmediato hice lo que nunca había hecho, avente el libro a la chingada, fui a mi cuarto y saque unos cigarros cubanos, una botella de Cognac que mi hermano me había regalado, agarre mi Tablet y las bocinas, me fui a la azotea porque supuse que ir a ver la ciudad de noche era más deprimente que mi pinche vida, me senté y puse el spotify en modo aleatorio, “¿Cuánto tiempo que no me subía a observar la ciudad?” alcance a murmurar; En verdad no era tan deprimente, el Sol se había ocultado por el Oeste como cada noche en esta ciudad, de los cerros solo se miraba su silueta y unas cuantas luces encendidas, yo hice lo propio y encendí un cigarro, tantos recuerdos venían a mi cabeza que agarre la botella y le di un trago, “woow si me viera mi hermano me mataría” alcance a balbucear, recordé que tenía años que solo iba metiendo cosas al cuarto de los desmadres pero no sacaba nada, así que al terminar mi cigarro me dedique a forzar la chapa hasta que conseguí abrirla, encendí la luz y empecé a ver todos mis recuerdos, primero estaban un par de cuadernos de escritos sobre la última mina, esos tenían escasos 3 meses los había aventado al cuarto del olvido, después empecé a rebuscar y encontré cartas que al leerlas me daba cuenta que sonreía poco a poco y de vez en cuando salía de mi boca un “¿y ella aun sonreirá? No, yo creo que ya ni sabe quién soy…” Salí para subirle un poco volumen a esas bocinas y de paso me traje la botella, le daba sorbos mientras leía y releía alguna carta o algún escrito que encontré, pronto me topé con una caja que nunca la había abierto y recordé aquella mina de cabello rizado, piel morena clara, una estatura media y una cintura tan pequeña que hice el ademan como si la abrazará, tenía unas piernas torneadas y unas nalguitas respingonas que te invitaban a darle una nalgada, volví de mis recuerdos y saque mi celular a la par que soltaba la caja y le daba un trago a mi botella, tan pocos tragos y ya le había bajado casi a la mitad, sin querer marque un número, afortunadamente dio tono y escuche una voz femenina del otro lado:

Mujer: Bueno ¿Quién Habla?
Yo: ¿Mariela? ¿Qué tal? Habla Gustavo, ¿Me recuerdas?
Mujer: Sabes… creo que te has equivocado de número chaval, aquí no vive ninguna Mariela… Pero me llamo Karina por si no encuentras a esa mina puedes marcarme, me gusta tu voz.
Yo: Una disculpa nena, creo que marque mal, pero bueno te prometo que en cuanto hable con ella, te regreso la llamada ¿Vale?
Mujer: Vale, bonita noche.

Empecé a reírme como loco, creo que la había cagado como cuando antes le marcaba a Mariela, siempre cambiaba el 85 por 58, bueno volví a insistir, marque al número anterior con el 85 y también dio tono del otro lado se escucharon varios Beeep Beeeep Beeeep que me daba a entender que no había quien pudiera contestar la llamada, así que espere de forma impaciente hasta que entro la contestadora “Buen día, espero que tengas algo bueno que decir, si así es, no dudes en  dejarme un mensaje… beeeeep” me puse un tanto nervioso y empecé a tartamudear, era su voz, seguía siendo la misma voz que conocí, bueno también no tenía mucho tiempo que nos habíamos distanciado escasos 12 meses, empecé con un saludo muy bobo y después dando mil explicaciones para cerrar diciéndole mi número de celular (como si no se lo supiera) y que se comunicara conmigo, no sé, volví a marcar enseguida y al quinto beeep colgué, después la marque al número equivocado y charle unos minutos con Karina, acerca del amor y desamor, ella también lo estaba pasando mal, lástima que estaba totalmente del otro lado de la ciudad si no, iría en búsqueda de ella, estábamos muy animados cuando cayó la llamada de Mariela, no supe que hacer así que colgué las dos llamadas al tiempo y después le di otro trago a la botella, ya me sentía un poco borracho, no sabía que hacer así que decidí encender un cigarrillo y empezó a vibrar el teléfono, conteste la llamada pero era Karina, le comente a grandes rasgos que pasaba y me alentó a que le marcara a Mariela y no sé porque pero le hice caso, marque el número y por fin del otro lado me contestaron :

Mariela: Bueno, ¿Gustavo?
Yo: Bueno, Si Mariela, soy yo (dije sonriendo)
Mariela: Ok… (Sonaba un poco desconfiada y soltó una pregunta después de un silencio) ¿Perfume Favorito?
Yo: ¡Orines de Burro!
Mariela: Jajajajaja jajaja ¿Cómo puedes recordar eso? ¿Qué tal cómo has estado? ¿Qué gusto que te acuerdes de mí?... Acaso ¿Aquella flaca ya te mando al carajo y recordaste que existo?
Yo: En parte… pero me mando al carajo hace tres meses creo, no recuerdo bien y te recordé porque, para ser sincero encontré la caja que me regalaste la última vez que nos vimos ¿recuerdas?... Bueno quizás no, pero es una de Cartón corrugado y tiene tus iniciales y las mías, es en forma de corazón y en la parte de abajo dice “puto el que lo lea” y otra leyenda que dice “demasiado tarde”…
Mariela: Espero no la hayas abierto, ¿recuerdas la promesa?... te parece si mañana mismo paso por ti a las 6 am y la abrimos en el lugar que tanto queremos…
Yo: creo que no queda otra opción y sinceramente no tengo mucho por hacer, te espero, vivo donde mismo, te mando un abrazo de oso, cuídate mucho y Bonita noche…
Mariela: Bonita noche.

Colgué con la esperanza de que mañana pasara por mí, hice lo que cualquier persona haría o pienso que haría, me tome lo que quedaba de la botella de golpe y me fume 3 cigarrillos, después le marque a Karina para comentarle lo que acababa de suceder, ella me alentaba como si fuera una vieja amistad, que lo diera todo, total ya no había nada que perder,  recuerdo que me quede dormido hablando por teléfono con ella, desperté a las tantas de la madrugada porque tenía mucho frio, baje a mi cuarto, puse a cargar el celular y me avente a mi cama, no sé cuánto tiempo paso cuando escuche que abrían la puerta de la calle, brinque como un resorte y saque mi 45 que guardaba debajo de mi cama, apunte por la ventana hacia la puerta y fue una gran sorpresa ver a Mariela que iba entrando, me hizo señas vulgares con la mano y baje con ella, me adulo los bóxer que traía como era costumbre y le invite a que se sirviera de desayunar mientras me duchaba, me preparo un jugo de naranja, unas claras de huevo con tocino y un sándwich de nutella, todavía se acordaba que me gustaba, la convencí para que fuéramos en mi auto y ella dejara el suyo en mi casa, subí corriendo por la caja y baje con unos cigarros también, platicamos de mil cosas en el camino, me dio la sorpresa que mis padres se habían divorciado recién unos días atrás y que les marcara porque no podían contactarme, después tomamos carretera rumbo a Querétaro, estando ahí, paramos en un Motel, en el mismo que tuvimos nuestro primer encuentro 4 años atrás, esperamos unos minutos para que nos arreglaran la habitación 12 y después ingresamos, yo la saque del auto a besos y mis manos traviesas hicieron lo suyo, parecíamos dos adolescentes queriendo saciar nuestros instintos básicos, ella se apuró y puso a Oceransky en sistema de audio, recordamos cuanto nos queríamos en besos y abrazos, promesas de amor eterno y varios rounds donde no había ganadores o perdedores, o eso creía en ese momento, de pronto nos quedamos dormidos, abrazados como viejos enamorados.


Cuando desperté ella aún seguía ahí, me estaba viendo con el brillo natural en sus ojos, se veía hermosa como siempre, me dio un beso tan grande que no supe donde guardarlo así que se lo regrese, seguimos con caricias traviesas y después nos convertimos nuevamente en uno mismo, pedimos algo de comer a la habitación y unas bebidas, era tan hermosa y congeniábamos tanto en la cama que no podía creer que en algún momento la había dejado. Después de comer nos duchamos juntos y bebimos hasta perder el control, ella quería decirme algo, pero no se atrevía así que una ración de cosquillas basto para hacerla confesar, me pidió traer la caja del auto, cuando volví, ella se estaba vistiendo, me comento que la abriera con ella al mismo tiempo y en ella, había una carta, me pidió que leyera en voz alta, cuando iba por la quinta línea deje de leer, no quería seguir leyendo y de inmediato me voltee a verla, ella bajo la mirada y solo se quedó callada, seguí leyendo en voz alta, mi voz se empezaba a quebrar y de mis ojos empezaron a descender lagrimas poquitas pero rodaban, al final de la carta sentenciaba todo decía “…espero que no sea demasiado tarde, espero que no me dejes tomar esta decisión, espero que hayas abierto la caja, espero que me alcances en 3 semanas y no me permitas entrar a esa iglesia y si llegas tarde espero que digas que te opones al matrimonio, no quiero hacerlo pero no tengo otra opción, estas tan a gusto con Verónica y creo que me va a ir muy bien con Carlos, pero no es así, yo te quiero a ti y nadie más, en caso de que sea demasiado tarde y que hayas leído esta carta después de 3 semanas, por favor no intentes buscarme, ya existirá tiempo suficiente para encontrarnos… Con cariño Mariela.” Ella seguía cabizbaja, no sabía que decirle, quería disculparme y decirle que soy un pendejo por dejarla ir pero creo que eso estaba por demás, observe su mano y vi que jugaba con el anillo de casada, solo atine a decirle “no te lo quites, mi madre decía que en el momento que alguien se quitaba el anillo le decía al universo que ya no quería estar más tiempo con su pareja y en cuestión de un año terminaría divorciándose” ella sonrió como tanto me gustaba, y me dijo “no importa, total, tus padres se acaban de divorciar por mi culpa, le pedí a tu madre su anillo para probármelo y saber que talla era, creo que les traje la mala suerte, sería bueno que aunque haya pasado ya un año, tú me des esa mala suerte que necesito contigo…” me dio un beso tan grande que aún lo saboreo por las noches, después ella me pidió un último favor como amigos o amantes, que se yo pero me pidió un favor “¿me podrías llevar a casa?”…


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