Año bisiesto
“… En la puerta está la piba,
Está un poco mejor que él,
Con sus dos tetas lo mira
“no soy yo, quien vos querés”
No te quemes la cabeza,
Por un poco de placer…”
Para mala fortuna mía me había
tocado trabajar ese sábado y no había podido ir a jugar, en verdad solo me
presente a trabajar el problema por el cual había ido lo solucione en menos de 40
minutos, pero no podía retirarme temprano por si se volvía ocupar de mis
servicios, por fortuna traía conmigo la antología “Desde los Siete azules” que
me ayudo a sobrellevar el tiempo, bueno parte del tiempo porque lo acabe
enseguida, me puse a escribir un poco hasta que me fastidie, tenía la cabeza en
otro mundo, gracias a los recuerdos de FB me puse a ver que había hecho desde
hace 5 años a la fecha, en verdad no había nada interesante pero hubo un
comentario que me hizo ponerme a pensar, el comentario tenía fecha de un año atrás
y era de una amiga que decía “estoy muy feliz, me gusta saber que los años bisiestos
te caen bien… disfrútalos.”, tenía la figura del candadito que hace la
referencia de que el mensaje era privado, me puse a pensar que había hecho en
los dos últimos bisiestos y vaya que me cambiaron la forma de ver la vida,
incluso cambie de trabajos, estaba pensando seriamente en ese tema cuando recibí
una llamada al teléfono de la oficina, era el jefe que necesitaba asesoría sobre
unos productos, casi tenía ganas de mentarle la madre por haberme quitado de la
cabeza aquellos recuerdos, acudí a su oficina y le di la asesoría de los
productos que requería, pero al parecer no estaba de acuerdo, pensaba que le
estaba mintiendo y después de 4 horas me dio la razón, se había pasado ya dos
horas mi turno y me dijo que me iba a pagar las horas extras, ya cuando iba a
salir de su oficina me pidió un informe detallado con la descripción y usos de
los productos, ¡Puta madre! Dije para mí, le mande un mensaje aquella mina de
cabello rizado que me disculpara pero que no iba a poder verla la noche de hoy,
quizás no le causo mucha gracia, lo digo por la respuesta que tuve de ella “qué bueno que lo dices y no me haces perder
mi tiempo, bien lo decían tus escritos que tenías un vicio terrible en tu
trabajo, aunque sabes yo creo que te estas comiendo a una de las vendedoras
porque es mucha casualidad que vayas a trabajar en sábado y lo hagas por más
horas que entre semana… sabes una cosa, no quiero que me busques más…” ya
no quise responder el mensaje, andaba muy encabronado, hice el informe y salí
casi a las diez de la noche de la oficina, incluso cuando iba a entregarlo el
vigilante me dijo que el jefe se había ido 3 horas antes, le mente la madre y
solo le deje el informe en el escritorio después me largue a mi depa.
Camino al depa iba a pasar a unos
tacos que me encantan, incluso me los estaba saboreando con una cerveza negra,
tanto me los imagine que sentí como una mentada de madre al darme cuenta que no
traía mi billetera, ¡Puta madre! Volví
a decir, pero ahora en voz alta, le puse un golpe al volante como si tuviera la
culpa y tome camino a mi casa, menos de 4 minutos empezó a caer una lluvia como
tenía tiempo que no sucedía incluso estaba cayendo agua nieve, solo faltaba que
se me ponchará un neumático, bueno eso pensé hasta que me fije en la pantalla
de la camioneta y vi que en efecto me estaba marcando un neumático con la presión
muy baja, no quería bajarme a revisar sería muy peligroso por el clima pero no quería
joder la llanta ni el rin, así que tuve que meterme a una calle y cambiar el neumático,
estaba hecho una sopa, tenía tanto frio que me tenía en claro que no había sido
mi día, pero ya solo faltaban unos cuantos minutos para llegar al depa, llegue
sin contratiempos, exceptuando porque había un auto en mi lugar designado, tuve
una pequeña discusión con los cuidadores hasta que movieron el auto de mi
lugar, me baje de la camioneta y me subí al elevador, regularmente subía por
las escaleras ya que solo son 5 pisos más dos subterráneos del estacionamiento,
pero quería llegar rápido a cambiarme, entre y pique el piso quinto, no sé cuántos
pisos habíamos pasado pero de pronto el elevador se paró en seco, y la luz de
emergencia se encendió de inmediato, intente mantener la calma porque le tengo pánico
a los lugares cerrados, oprimí el botón de ayuda tantas veces hasta que me di
cuenta que no había corriente eléctrica, intente relajarme hasta estuve a punto
de encender un cigarrillo, me lo quite de inmediato de la boca y saque el
celular, puse un poco de música para estar cantando y se me olvidara, intente
hacer unas llamadas pero no salían, al parecer estaba sin señal, me puse a
mitigar mi ansiedad viendo las fotografías que tenía en mi teléfono, no sé cuánto
tiempo paso pero fueron alrededor de10 canciones cuando la luz de emergencia se
apagó también, seguí viendo las fotografías hasta que me faltaba una carpeta
que era el respaldo en la memoria del teléfono anterior, me puse a verlas y fue
cuando la vi, la vi a ella junto a mí, en un local de alitas, en una calle, en
un desayunador… en mi mente empecé a recordar, tenía casi 5 años que la había
conocido en aquel año bisiesto donde dijeron que se iba acabar el mundo, en ese
mismo año bisiesto fue cuando mande a la chingada mi moral y le hable, también fue
quizás el mejor año en toda mi vida, fue la primera vez que la desnude de alma
en aquella laguna tan peculiar cuando yo no regrese a trabajar y ella no se presentó
a la escuela, fue en ese año bisiesto donde nos dijimos por primera vez adiós,
fue en ese año donde perdí la cordura y por un malentendido le dije cosas que
no quería decirle, fue en ese año cuando empecé a escribir de ella, fue en ese
mismo año bisiesto que la busque dos veces después de mi huida.
Qué bonito era recordar, la
verdad ya no sentía en ese momento tanta ansiedad, suspire tantas veces al ver
las fotografías y también al recordar que casi se me olvidaba que estaba
atascado en elevador, estaba yo en la esquina norte sentado en el piso ya
fumando un cigarrillo, después recordé el segundo año bisiesto y fue cuando volví
a saber de ella en un día que me estaba llevando la chingada en el trabajo y recibí
un mensaje de ella diciendo “hola” en el mensajero de una red social, fue la
primera vez después de casi 4 años que volví a escuchar su voz, fue la primera
vez que volví a charlar con ella tanto en voz como en mensajes después del año
bisiesto anterior, fue la primera vez que me dijo que había leído todos mis
escritos anteriores y que sabía en cuales hablaba de ella, en ese último año
bisiesto fue la primera vez que le regale una flor, en ese último año fue la última
vez que mentí en el trabajo para poder estar con ella, en ese último año fue la
última vez que la hice renegar, en ese último año fue la última vez que vi su
rostro en vivo, en ese último año fue la última vez que se subió a mi auto y no
tuve el valor de hacer valida mi promesa “si
vuelves a subir a mi auto, solo será para emprender una gloriosa huida”, en
ese último año fue el último beso que me dio también fue la última broma que le
hice por paquetería, en ese último año fue la última vez que le regale un libro
y una libreta, pero lo que más recordé que en ese último año bisiesto fue la última
vez que me dijo “te quiero”… casi al
terminar de recordar me di cuenta que sonaba “loco Extraño” de Sandoval me puse
a tararear un poco esa canción, hasta cuando me decidí a borrar esa carpeta y empecé
a cantar “Soy quien vino a hacerte sonreír,
quien vino a ser parte de ti, un loco extraño, soy tu idea y tu imaginación, tu
vaga idea del amor…” y un par lagrimas rodaron hasta llegar a mi barba, de
pronto un ruido me hizo sobresaltar y pararme de inmediato, el elevador volvió a
encender todas las luces y empezó a ascender, hice una nota disculpándome por
haber fumado en el elevador pero me había quedado atrapado por un apagón,
esperaba que lo entendieran aunque no lo firme, de pronto llegue al piso quinto
y las puertas se entre abrieron, no fue por completo pues apenas pude salir y se
volvieron apagar las luces y el elevador se quedó así trabado, me fije en las áreas
comunes y estaban las luces apagadas, llegue a la puerta del departamento y mi
perrita ya estaba rasgando la puerta, me estaba esperando para dar el paseo
nocturno, así que no me corte un segundo y tomé la correa después bajamos por
las escaleras para dar el paseo por la colonia, por fortuna no era el único en
la calle paseando a su perro, de pronto en una esquina alcance a escuchar la
voz de una mina que que le decía a su interlocutor “y esa es la magia que tienen los años bisiestos, ¿Quién sabe qué
pasará en el 2020?” al escucharla no
pude evitar sonreír y preguntarme “¿Qué
pasará en el 2020?”…
Imagen Cortesía de "El Muñekot3"
https://www.instagram.com/elmunecot3/
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