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Logré ser feliz


“…Todavía extraño tus besos, tu pasión
Cómo olvidar esas noches,
Cuando hicimos el amor…”

Estaba realizándole la limpieza a la computadora, borrando archivos que ya no me servían de nada, eran archivos de otros trabajos, música que ya no escucho, fotos que ya tengo en respaldos hasta cuando llegue a las conversaciones del antiguo Messenger de MSN, me estaba divirtiendo de lo lindo con esas conversaciones, cuantas pendejadas escribía y había personas que había perdido el contacto por completo, seguí leyendo hasta que llegue con las conversaciones de aquella mina que me trajo loco hace tanto tiempo y eso porque estaba oculta la conversación, me empecé a transportar a ese tiempo, eran charlas cortas pero a altas de la noche, se llamaba Adriana y era menor que yo por un par de años, al finalizar recordé que en Facebook seguíamos charlando y busqué en el historial, volví a leer esas conversaciones aunque claramente ya no podía responderle ya que me encontraba bloqueado, decía “usuario no disponible”, no se cuánto tiempo pasó pero me acabé una botella de tinto y descubrí que de mis mejillas rodaron unas lágrimas, la verdad me dio bastante nostalgia, pero me gustó ya que recordé que tan enamorado estaba, cuando de pronto sonó mi celular, tomé la llamada y era mi amigo que me decía que estaba en la ciudad y estaba echando un trago en su casa y quería que lo acompañará, dudé por unos instantes pero al final acepté, no era tan buena idea estar tristeando en la casa por un pasado, me di una ducha rápido y tomé las llaves de mi auto, tenía la confianza de quedarme en su casa cuando me ponía borracho así que no me preocupaba, al final si me paraban para la prueba de alcoholemia solo traía una botella de tinto en la sangre que no ocasionaba mayor conflicto, agarré dos botellas de tequila que me habían regalado en mi trabajo en fin de año y no las había ni tocado, puse un playlist de las canciones que me recordaban a ella y encendí un cigarrillo mientras me dirigía a la casa de mi amigo.

Al llegar me recibió con gran efusividad, estaba con su esposa y la familia nuclear de mi amigo, era el único que no era de la familia, pero no me sentía incómodo eran más de 10 años de conocerlos que me sentía parte de, después del protocolo de saludar a todos y entregarle las botellas a mi amigo, me puse a tomar con ellos, las canciones iban variando, poco a poco se fueron retirando para irse a dormir, a final solo quedábamos los dos y me pensaba retirar pero mi amigo me dijo que no, él quería tomar hasta amanecer como hacia tantos años no lo hacíamos, empezamos a tener esas típicas platicas de borrachos, de esas cuando uno se recuerda en los tiempos mozos, de cuando íbamos de conciertos urbanos, teníamos una lucha contra el sistema, andábamos brincando de cama en cama con alguna mina en cuestión, era de esas platicas que no tienes en todas las borracheras, reíamos de vez en vez ya que nos habíamos convertido en todo aquello que habíamos estado en contra en ese tiempo de rebeldía, empezamos a poner las canciones de esos tiempos y a pesar de que no las recordábamos al 100% pero si la cantábamos a pulmón abierto, empezamos con una de tequila a tomarla de a caballito mientras cantábamos, después ya le pegábamos la boca y le tomábamos como si fuera agua, se acabó esa botella y destapamos la que traje, estábamos ya sentados de nuevo platicando de amoríos cuando le comenté sobre los archivos de conversación con Adriana, el en broma me dijo “siempre haciéndote burros en la maceta, pero si tú dices, vamos a Garibaldi por un mariachi para llevarle serenata, le llevamos serenata” y empezamos a reír, pero en la borrachera a mí se me hizo una grandiosa idea, me quedé serio y le dije “¡pues vamos! Yo jalo” al principio se negó pero después de insistirle me dio la razón, salimos sin hacer ruido y nos subimos a mi auto con esa botella de tequila y le íbamos dando sorbos mientras tomábamos con rumbo a Garibaldi.

Al llegar a la zona, preguntando con los Mariachis no podíamos llegar a un acuerdo, solo llegamos con unos porque decían que vivían ahí cerca y servía que de una vez se quedaban en sus domicilios, ellos nos iban siguiendo en su camioneta y nosotros íbamos al frente, llegamos a la dirección que les di y en la casa de la esquina les hice la seña y que solo serían 5 canciones, ellos estuvieron de acuerdo y empezaron a tocar, era maravilloso como sonaba en esas primeras horas de la madrugada del viernes, algunos vecinos empezaron a prender las luces de sus casas pero nadie salía, yo le daba tragos largos a la botella esperando con ansiedad que Adriana se asomará por la ventana pero nada, se acabó la quinta canción y me empezaron hacer burla los mariachis, les pedí la última y si no salía pues ni modo, empezaron a tocar “Nube Viajera” y cuando iba a terminar recuerdo que estábamos cantando “…¿Dónde estás? Detén tu vuelo y vuelve a casa, nube viajera…” cuando se encendieron las luces dentro de la casa, mi sorpresa fue tal que deje de cantar, los mariachis se animaron y tocaban más fuerte, mi amigo yacía en el cofre de mi carro luchando por no vomitar, la canción termino y les pagué a los mariachis en eso salió una mina, de uno sesenta y cinco de estatura, complexión delgada, morena clara, me parecía muy bonita pero andaba muy borracho, la mina empezó a aplaudir, mi amigo al notarlo se metió al auto, yo recordaba que Adriana era diferente, pero por mi grado de borrachera no sabía si mis recuerdos me estaban traicionando o en verdad no era ella, de pronto la mina se me acerco y me dio un abrazo diciendo “muy bonita la serenata pero ¿Para quién es? “ yo respondí de forma rápida, “pues para ti” ella de inmediato solo dijo “perdón pero no te conozco, yo recién llegue acá hace un par de meses y no conozco a nadie” me le quedé viendo y quizás la borrachera se me bajo un poco porque sentí que ya hablaba de una forma más fluida “entonces dices que no eres Adriana ¿verdad?” ella con una sonrisa en los labios me dijo “vaya me trajiste una serenata, bueno trajiste una serenata, la primera en mi vida pero ahora resulta que no era para mí, que triste, pero bueno, me llamó Mariana” yo en verdad no sabía dónde carajos meterme, claramente la borrachera se me había bajado, no sabía que decir y Mariana lo supo, se me acerco y me dio un beso en los labios riquísimo y después dijo “Black Barrel ¿verdad?” yo solo asentí con la cabeza, ella  me pidió mi número y se lo di, prometió llamarme al otro día y nos despedimos, olía riquísimo esa mina tipo a un bvlgari de mujer, me subí al auto y mi amigo estaba dormitando, llegamos a su casa y cuando bajamos le  dije “no mames, la fastidie bien sabroso, ahí no vivía Adriana, era una mina de nombre Mariana” y estallamos en risas, seguimos tomando hasta que el sueño nos venció y cada quien quedó dormido en un sillón.

Pasaron unas horas y desperté por un aroma riquísimo a pozole, al abrir los ojos mi amigo no estaba en el sillón, me incorporé un poco borracho aun, fui al sanitario y me eché agua en la cara, pensando en que carajos había hecho, saqué mi celular y salí al patio para reportarme enfermo al trabajo, colgué la llamada y encendí un cigarrillo ahí yo solo, salió mi amigo y me dijo que había soñado que habíamos ido a llevar serenata, pero que no recordaba bien, nos metimos a su casa y yo le estaba platicando cuando de pronto escuché risas, ¡carajo! Estaba hablando en voz alta y me habían escuchado, me sirvieron pozole y todos comimos en la mesa, mientras me preguntaban si en verdad era cierto, yo no cabía de la pena, les decía que sí y que la mina ni siquiera la conocía, seguimos comiendo y siguieron comentando acerca del evento, yo solo me limitaba a responder con una sonrisa nerviosa, al finalizar me disculpe con todos y me retire a mi casa, mi amigo me hizo prometerle que lo que había dicho era verdad y así fue, dijo que se quedaba toda una semana y esperaba vernos pronto, yo le asentí y me regrese a mi casa.

Al llegar me metí a bañar para dormirme un rato más, ya era un poco tarde quizás las dos de la tarde y me quedé dormido. Entre el sueño escuche mi celular sonar, no quería contestar pero recordé que había faltado al trabajo así que sin abrir los ojos agarre el celular y respondí la llamada, me paré como un resorte cuando escuche un “chaval, ¿eres tú? Soy Mariana, la mina a la que le llevaste serenata en la madrugada” no sé qué cara puse pero quizás fue muy graciosa, intente disculparme pero me dijo que nos veríamos en el Tenampa a en 2 horas y termino la llamada, estaba en mi cama con una resaca y con una cita con una mina que le había llevado serenata, espero que me entiendan un poco para que sientan lo que yo sentía, me recosté por media hora más mientras recordaba la pendejada que había hecho hasta que me paré y me metí a bañar para irme a la cita, al llegar no estaba ella o al menos no la reconocía, pedí una mesa y una cerveza para esperar, no podía creer que estaba yo ahí, pensaba que quizás la mina me había jugado una broma hasta cuando la vi frente a la mesa, en verdad era más hermosa estando no borracho, le invite a sentarse y le pedí una cerveza también, empezamos a platicar de los amores anteriores que tuvimos y ella insistía que era el detalle más bonito que le habían hecho mientras me regalaba besos muy ricos.

Después de ese incidente empezamos un fugaz romance que duro poco, bueno es un decir, porque seguimos juntos hoy en día, tenemos un nene de 12 años y una nena de 8 años, afortunadamente la princesa es parecida a Mariana y esta historia la platico cada vez que veo a mi amigo y a su familia, cabe mencionar que él y su esposa son padrinos del Jr. y los vemos cada año, pero ahora la historia fue diferente, por cuestiones de lo que llaman destino, me encontré con Adriana en una sucursal foránea de la empresa donde trabajo, bueno la empresa donde trabajo acaba de absorber varias empresas y en una de ellas trabajaba Adriana, para capacitar a los nuevos elementos me envían a mí y al ver Adriana, después de sonreír y casi volverme loco, le conté la historia con Mariana, si esa del Mariachi, y ahora ella está enfrente de mi riéndose a carcajadas, no sé qué carajos le voy a decir, quizás que gracias a que ella no vivía en esa casa, logré ser feliz…



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