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Era la vigésima vez que soñaba con ella


“no sé cuántos ángeles te quieren ayudar,

Pero tengo la esperanza que ninguno va a poder,
Desnudarte, no de cuerpo si no de alma,
Disfrutar ese placer”


Ya era la vigésima vez en este mes que soñaba con ella, ¿Quién era? La verdad no tengo ni la más jodida idea, lo que si recuerdo es que tenía una sonrisa maravillosa, los sueños eran los mismos solo cambiaba el escenario, ella estaba parada como a 20 metros de mí y me empezaba a sonreír, en cuanto respondía su sonrisa ella me pedía que me acercará, después con una voz muy dulce me decía “ayúdame por favor, me quieren hacer daño, haz de cuenta que eres mi novio porfa” yo le respondía “no te preocupes, el vegas y yo vamos a cuidarte” aun lado mío había un perro parecido a un labrador pero color blanco, me imagino que ese era “el vegas”,  de pronto me despertaba de forma súbita; a decir verdad yo le echaba la culpa a los medicamentos que había tomado por culpa de una infección estomacal y al estrés que tenía por mi trabajo, al platicar esto con la gente cercana lo único que hacía era burlarse un poco de mi diciendo “ya hasta en tus sueños quieres una novia, sí que te hace falta”, creo que me estaban convenciendo de que estaba enloqueciendo.

Esos días me despertaba y me quedaba viendo fijamente hacia una esquina del cuarto, nunca había tenido un perro y menos conocía a esa mina, era realmente extraño, me ponía a escribir el último capítulo de un libro que iba a mandarlo para un concurso, escribía por una hora y me volvía a dormir, al despertar releía lo que había escrito y sinceramente me parecía maravilloso, quizás era una buena señal haber soñado con esa mina y ese perro. Iba al mismo super de siempre y me estacionaba en la misma fila a las 20:15 horas saliendo del trabajo, platicaba con el cuida coches y entraba a comprar la despensa por una semana, pagaba en la misma caja siempre y me atendía Jessica, a ella le empecé a platicar sobre mis sueños a partir de la primera semana y ella solamente me escuchaba atenta y se me quedaba viendo a los ojos, no decía nada y al final decía “que dios te acompañé” y era todo.

Era 22 de septiembre, equinoccio de otoño para ser exactos, esa noche llegue un poco más tarde al estacionamiento y por supuesto al supermercado, sentía una vibra extraña, sentía que me estaban observando pero al voltear alrededor no había una alma que me estuviera poniendo atención, ese día estaba fastidiado del trabajo, no quería platicar con nadie ni siquiera con Jessica que lo único que le dije fue “ya falta menos para que acabes el turno”, una caja de cereal no pasaba y después había fallos para pagar con tarjeta, pase a un cajero automático que estaba justo enfrente de la caja y saque el efectivo para pagar, en eso Jessica se me quedo viendo y me dijo “no sabía que hoy venias acompañado”, yo me sorprendí y le dije que no, que venía solo, de inmediato llamó a seguridad y vinieron un par de la seguridad del supermercado, Jessica platico con ellos en voz baja que no escuché nada y me llevaron a una habitación pequeña detrás de los baños, sin decir nada me pusieron frente a un monitor y me iban diciendo como dos personas me iban siguiendo, desde que entré y en los pasillos, cada uno se ponía en un pasillo siguiente y me salían por un lado y se pasaban al siguiente pasillo del que yo estaba, estaba sintiendo miedo ya que vivo en una ciudad donde los secuestros exprés son muy recurrentes, estaba viendo las imágenes cuando de pronto vi por otro monitor a la mina esta con la que estuve soñando, la estuve siguiendo y vi que se paró frente a los baños, los de seguridad me dijeron que lo único que podían hacer era acompañarme hasta mi auto, no podían hacer más y así fue, me llevaron hacia mi auto y el cuida coches dijo “había dos chavalones que vinieron a ver su carro por dentro pero en eso apareció el perro que traía usted y les empezó a ladrar” yo le di el avión al señor, sabía bien que no traía yo ningún perro, lo más seguro es que me estaba confundiendo, acomodé mis cosas del super en la cajuela y Salí rumbo a mi casa.

Iba camino a mi casa pero de último momento pase a una taquería a tres calles de casa, pedí una orden de tacos al pastor, una torta de suadero con queso y dos cervezas, ya había acabado de cenar y estaba tomándome la última cerveza cuando de pronto me marcan al celular de un número desconocido, conteste la llamada y lo único que dijeron fue “no llegues todavía a tu casa” y de inmediato colgó la llamada, era la voz de la mina que soñé, estaba totalmente seguro que era su voz, intenté marcar al número y me decía que el número no existía, revise las cámaras de la casa y no había nada anormal, pero al revisar las cámaras del coto vi que a fuera de mi casa estaban los dos chavales que me estaban siguiendo en el supermercado, pagué la cuenta y le pedí al taquero si podía guardarme unas pocas cosas en el refrí porque no iba a pasar a mi casa, no se negó por los años de confianza que nos tenemos y caminé hacia mi auto, me subí y lo primero que hice fue sacar una pistola Beretta que me había regalado mi padre hace ya varios años, la cargué y me dirigí a mi casa pero en la esquina antes de llegar al coto se me apareció el perro blanco de mis sueños y me empezó a orillar hasta que me hizo dar vuelta a la derecha en la calle, de reojo vi a los dos tipos a fuera de mi casa, el perro seguía corriendo sobre el lado del piloto, pensé en mejor acudir con los de un módulo de policía que hay en la colonia y que ellos se arreglaran, de pronto a dos esquinas siguientes el perro se puso enfrente y me obligo a frenar por completo, me quedé agarrado con las dos manos al volante, alcé la mirada y vi a la mina acariciando al perro, me volteo a ver y me sonrió, le devolví la sonrisa y en eso caminaron del lado del copiloto, no sé porque pero quite los seguros, la mina acarició al perro y le dijo algo, de pronto se subió a mi auto y el perro se fue rumbo a mi casa ella lo primero que dijo fue “no te preocupes, vegas va a cuidar bien tu casa, ¿te parece si me invitas a cenar?”, asentí y me iba a dar vuelta para ir a la taquería que acababa de salir pero ella me dijo “no, quiero que me lleves a los tacos que tanto te gustan, esos que están cerca de tu anterior trabajo”, solamente le sonreí y tome camino para mi antiguo trabajo, en el camino ella solamente me sonreía y no me decía nada, solo me daba la sonrisa más hermosa que jamás haya visto en la vida real.

Al llegar a la taquería yo solo pedí dos tacos y ella una orden, fue cuando empezamos a platicar, parados comiendo tacos al pastor, con un boing de mango cada quien, los cuatro taqueros de testigos y 6 comensales, ella me empezó a platicar de mi vida, dijo cosas que yo nunca le dije a alguien y de pronto hizo énfasis en una mina que el noviazgo fue tan corto pero a la vez tan duradero, quizás la mina a la que más he querido, me pidió mi celular y se lo di, ella abrió las cámaras y veía claramente como el perro con otros perros más empezaron a ladrar poniéndose en la puerta de mi casa, los vecinos salieron y los tipos huyeron a gran velocidad, en eso me marcaron los vecinos para alertarme de que había dos chavales a fuera de casa pero unos perros los corrieron, les agradecí la llamada y les dije que no esperaba ninguna visita, colgué la llamada y ella me dijo “sabes, solo te voy a pedir dos favores, uno es que te hagas un tatuaje significativo a los dos personajes de los que siempre escribes y el otro favor es que en el último capítulo me incluyas con los sueños, vas a cerrar el libro con lo que sueñes hoy”, asentí y le abrí la puerta del auto, arriba del mismo ella me dijo “maneja a tu casa” y en el camino empezó a platicarme más de mi vida, de pronto a unas calles de llegar a casa ella guardo silencio me volteo a ver y solo me regalo una sonrisa, me quede con esa imagen de su sonrisa y de pronto se esfumo, mi piel se puso chinita y seguí andando a mi casa, llegué y no había nadie en la calle, ni vecinos ni los perros ni policías, nadie, metí el auto y me fume un cigarrillo, de pronto me empezó a dar un sueño terrible, me preparé un té y lo deje en mi buro, me estaba lavando los dientes cuando empecé a reflexionar lo que había pasado en el día, después puse un poco de “las pastillas del abuelo” y me dormí.

En el sueño la volvía a ver a la mina junto con el perro, me sonrió y corrí a donde ella estaba, llegaron los dos tipos y la agarraron, yo les grite que la dejaran en paz porque era mi novia, ellos la soltaron y se vinieron contra mí, saque la beretta y les disparé un tiro a cada uno, cuando les di los dos cayeron de forma instantánea, ella corrió a mis brazos y me dio un abrazo muy fuerte, un beso maravilloso y después dijo “gracias, muchas gracias, ve tus cámaras por favor y no te olvides de los dos favores”, de inmediato me desperté sobresaltado, le di un trago al té y desde mi celular vi las cámaras, ahí estaba “el vegas” sentado en el sillón como descansando.


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