Tienes suerte de haberte parecido a tu madre
“pero sucede también,
Que sin saber cómo ni cuándo
Algo te eriza la piel
Y te rescata del naufragio”
Es complicado tener 52 años y no
tener con quien poder estar, la vida había sido muy fácil y no voy a negarlo,
siempre me decante por lo fácil, evitar problemas y seguir viviendo a modo, por
eso me fui de esta ciudad pero hace 2 años que me detectaron mal de Parkinson
me toco volver a esta ciudad, aquel departamento que era de mis padres y me lo habían
heredado porque sabían que no iba a hacer nada de mi vida y vaya tuvieron razón,
cambie de tantos empleos como de novias, nunca estuve comprometido con nada ni
con nadie, exceptuando a una mina a la edad de 27 años, era ella dos años menor
que yo, pero todo lo mande al carajo cuando ella me pidió formalizar la relación,
ella soñaba con esas bodas que salen en las novelas, en un matrimonio y familia
de forma legal en la cual se hace un patrimonio pero yo no quería eso y busqué
trabajo en provincia y hui de ahí, sin volver a saber nada de ella, mis padres
dijeron que me fue a buscar en varias ocasiones porque tenía algo importante
pero nunca les dijo el motivo, me fugue tanto de esta vida que ni siquiera vine
al funeral de mis padres excusándome que andaba de vacaciones y no podía regresar,
siempre fui un desgraciado, pero bueno, ahorita con 52 años en pie y con una
enfermedad que no me deja vivir en paz, cada vez pierdo más el control de mis
movimientos y de vez en vez tengo pesadillas que me atacan y no me dejan
dormir, por fortuna tengo donde vivir y un par de locales que rento y es de lo
que vivo, pocos saben que regrese pero cuando han querido visitarme siempre los
termino corriendo, no quiero saber de nadie ni de nada, no quiero que me vean
como un perdedor con las manos vacías y una puta enfermedad que no me permite
hacer nada.
Era miércoles y bien lo recuerdo,
venia de una clínica privada en la cual estoy como objeto de investigación sobre
como poder tratar bien esta jodida enfermedad, pero creo que las cosas no van
bien y lo sé por la cara de los médicos que me tratan, me han pedido que vaya y
venga en taxi y ellos se encargan de pagarlo pero me siento tan inútil que no
lo hago, sigo viajando en metro, después de hacer el primer de tres transbordes
que hago me sentí desorientado, había olvidado como volver a casa, me subí al
primer metro y busqué como desesperado un lugar, quería sentarme e iba un poco
lleno, lo bueno que una mina joven me cedió el asiento, quizás me vio que
necesitaba ayuda porque de inmediato me empezó hacer platica, “buenas tardes señor, ¿se siente bien? ¿Necesita
ayuda?” su voz era angelical y muy
bonita, había algo en sus ojos que decidí confesarle, diciéndole que no sabía cómo
volver a casa, me pidió mi INE y torpemente la saque, se la di y ella en su
celular empezó a revisar algo y me empezó a explicar pero yo no entendía bien,
creo lo supo porque dijo “¿tiene el número
de algún familiar?” yo le negué alzando los hombros y creo eso le conmovió
ya que de inmediato me dijo “voy a
acompañarlo, pero intente recordar un poco hacia donde está su casa, porque esa
zona es muy grande y su dirección viene como privada” yo le asentí e
incluso le compré un chocolate con el chaval que iba vendiendo en el vagón,
ella con pena acepto, empezamos a platicar, ella vivía con su madre y estaba
estudiando una maestría en psicología educativa, trabajaba de lunes a sábado en
una institución privada pero había tomado el día para hacer algunos trámites de
la maestría y por suerte ya se dirigía a su casa; debo de admitir que me sentí
muy cómodo platicando con ella, hicimos cerca de 45 minutos en el metro, al
salir empecé a recordar en el edificio donde vivía, le pedí a manera de pagarle
el favor que me aceptara una comida en una fondita que estaba abajo del
edificio donde vivo, ella no quería aceptar pero la termine convenciendo y ahí seguimos
platicando.
Al finalizar la comida le agradecí
de forma infinita las atenciones y me dio un abrazo, no voy a mentir, sentí un
abrazo como si antes alguien me hubiera dado un abrazo similar, sentí como mi
cuerpo se amoldo a sus brazos y no de forma contraria y sin querer dije “Andrea Martínez”, ella se separó de mí y
dijo “¿perdón?” me le quede viendo a
sus ojos y le dije, “una disculpa si te
incomode pero después del abrazo recordé a una persona con ese nombre” y de
mis ojos brotaron unas lágrimas involuntarias, ella me tomo de las manos y me
dijo “¿fuma? Quisiera fumarme un
cigarrillo con usted”, yo asentí y busqué en mi bolsillo derecho del pantalón
y saque torpemente una cajetilla de las rojas, ella de su bolso saco una
cajetilla de los mentolados, nos sentamos en la plaza de las tres culturas y le
encendí torpemente su cigarrillo después hice lo propio con el mío, después empecé
yo sin que ella me preguntara nada “sabes,
hace tiempo yo me marché de acá como un delincuente, deje a la mujer que más he
amado en mi vida, ella estudiaba contaduría pública en la UNAM, yo trabajaba de
administrador de una empresa mediana que se dedicaba a hacer antenas de telecomunicación,
nos conocimos por casualidad, en esa peletería que ves ahí era de José y Patricia
que venían de Tocumbo Michoacán, ahora creo que la tienen sus hijos pero ya no
saben igual, yo había comprado un helado de chocolate y ella una paleta de
changunga, te soy sincero yo no conocía esa fruta pero bueno sigo, el señor no tenía
cambio y le dije que de ahí se cobrara las dos cosas, ella no quería aceptar
pero después nos sentamos a platicar, le ayude un poco sobre unas dudas que tenía
sobre la escuela y de ahí formamos una gran amistad, ella tenía un novio de años,
yo me sentía tan bien con ella que un día se me hizo fácil decirle ¿quieres ser
mi novia? Yo esperaba que me dijera que no para yo poder seguir con mi vida, quería
que esas charlas en los café del centro se acabaran de una vez por todas pero
no fue así, tuve tal fortuna ese día que me dijo que sí, yo olvide por completo
que ella tenía novio y le di un beso tan grande que aun puedo sentirlo ahorita
que te digo esto, pasó un año y las cosas iban de maravilla con ella, hasta que
me dijo que era necesario formalizar la relación ya que el siguiente año ella
acababa la carrera, yo le dije que íbamos a manejarlo bien, primero le dije ¿no
estarás embarazada verdad? Y ella me dijo que no, pero sabes yo aún tengo esa
duda, por miedo de formalizar busqué trabajo con uno de los clientes de la
empresa que estaba en monterrey y a las dos semanas yo sin decirle a nadie me
fui de acá, solo le dije a mis padres que iba por unos meses y volvía” de
mis ojos empezaron a brotar lágrimas y empecé a sentir que me faltaba el aire,
le di dos bocanadas al cigarrillo y le dije que me esperara unos minutos.
Fui al departamento y saque una fotografía,
se la mostré y le dije “¿verdad que es
hermosa? Yo no la merecía a ella”, ella no dijo nada solo saco su celular y
se disculpó diciendo que tenía que marcarle a su madre para que no se
preocupará, al volver tomo la fotografía en sus manos y empezó a llorar, no entendía
porque y ella se disculpó “discúlpeme que
lloré pero es que soy muy sentimental, pero dígame ¿no tiene familia ahorita? No
me diga que no hizo hijos en donde estuvo”, quería mentirle y decirle que sí,
pero hubo algo que no me dejo decir una mentira, “no nena, la verdad no tuve ningún hijo, con las siguientes novias que
tuve llegaba a mi memoria Andrea y acababa las relaciones, me iba de viaje y
olvidaba todo, pero veme ahora estoy jodido con una puta enfermedad que no me
permite moverme bien, no tengo mucho dinero pero tengo donde vivir y que comer”,
ella solo exhalo aire y dijo “¿Por qué no
ha buscado a Andrea?, digo ahora que usted no hace mucho podría buscarla ¿no?” de
inmediato respondí “¿Para qué? ¿Para decirle
que fui un cobarde y hui? Ella lo sabe bien y no creo que hasta la fecha me
pueda perdonar”, en eso sonó su celular, y ella dio la dirección de donde estábamos,
me pidió que le pidiera una paleta de changunga mientras terminaba la llamada,
yo empecé a caminar a la heladería y no podía negarme, la nena me había ayudado
a llegar a casa y había dedicado unos minutos a escuchar mi historia, llegué con
el heladero y pedí su paleta y de una vez pedí un helado de chocolate para mí,
al darme vuelta para regresar a la plaza de las tres culturas, mi sorpresa fue mayúscula
al ver que la nena no estaba ahí, pero escuche que dijeron mi nombre y voltee a
la izquierda, ahí estaba Andrea Martínez, con 50 años encima pero se veía como
de 45, era más hermosa que como la recordaba, con su cabello quebrado debajo de
los hombros, delgada y con un maquillaje que la hacía verse hermosa, me acerque
a ella y me quedé congelado, no sabía que decir y ella lo supo porque de
inmediato dijo “¿piensas que por una
paleta de changunga te voy a perdonar?”, yo Salí del shock y le dije “pero no es para ti, es para la nena, ella me
la pidió, pero si con eso me perdonas, puedo darle a ella mi helado y a ti la
paleta”, esto mientras sonreía, ella se acercó a mí y me beso en los
labios, fue un beso que me hizo ver la vida pasar en cuestión de segundos, después
me dijo, “no va a ser fácil pero nos vas
a tener que reconquistar, por cierto ella es Andrea y es tu hija”, me quede
congelado nuevamente, vi a la nena a los ojos y solo pude decir, “vaya
eres hermosa, que suerte tienes de haberte parecido a tu madre”…
Comentarios
Publicar un comentario
Recuerda que todo es en singular...