Gracias
“…No tanto como su pasado
Pero aun así la noche estaba oscura
Reinaba en el ambiente la locura
Y la suerte no estaba de mi lado…”
Dentro del bar conocí a una mina,
era de cabello rizado, morena clara, con unos ojos hermosísimos color avellana
que te perdías en ellos, digamos que no la conocí de la mejor manera, me había parado
yo para ir al sanitario y por ir pensando en no se que cosa choque con ella y
le tire su cerveza, muy apenado me quite mi camisa y le se la ofrecí para que
se cambiara, ella un poco apenada no quería aceptar pero le comete “sabes, quería estar en camiseta, hace mucho
calor acá”, ella con una sonrisa maravillosa acepto mi camisa y se fue al
sanitario a cambiarse, no se abotonó los últimos botones e hizo una especie de
nudo que dejaba resaltar su ombligo que te incitaba a besarlo, me ofreció a
sentarme con ella y su amiga, gustosamente acepte y empezamos a tomar cerveza
mientras platicábamos de cualquier cosa, yo pedía recomendaciones de lugares ya
que era la primera vez que visitaba esta ciudad, ella con un poco de pena me
dijo “sabes, soy muy nerd, te diría que
visitaras la pirámide de las flores, el museo de la cultura huasteca, el espacio
cultural metropolitano, en fin, pero yo creo que vienes con ganas de fiesta
¿no?”, se sorprendió bastante cuando de mi cartera saque un ticket y en el
reverso tenia apuntado esos lugares por conocer, también venia la estación de
ferrocarriles, museo de la victoria de tampico y la casa Gándara, sus ojos tuvieron
un brillo especial cuando leyó eso, su amiga por su cuenta se disculpó y se retiró,
solo dijo “saben si quieren voy a estar
en unas alitas por si quieren acompañarme”, vi que ella hizo una mueca de
desaprobación, yo dije “si gustan ir, por
mi no hay problema, yo estoy un rato mas y me voy a mi hotel, mañana tengo una convención”,
ella dijo que me acompañaba una cerveza más ya que se sentía fatigada, así que
su amiga se despidió y se fue, al irse ella me dijo “sabes, no quería ir con ella, va con unos amigos que no me caen nada
bien, solo hablan de borracheras y cosas de la televisión, la verdad me dan
mucha hueva, por cierto me llamo Paulina”, le sonreí y le conteste “vaya que extraña eres, digo es raro
encontrar a alguien así y mas en un bar, por cierto me dicen krudo”, ella empezó
a reír, pensaba que era por mi apodo pero quizás fue por que le dije que era extraña,
reí con ella por unos instantes hasta que ella me dijo “sabes, tienes una risa muy graciosa, todos los del bar nos han volteado
a ver”, quería parar mi risa pero no podía, me tuve que parar e irme a la
entrada del bar para poder tranquilizarme, es algo que hago muy normal, no sé cuanto
tiempo paso pero ella llego y me ofreció un cigarrillo, quería rechazarle y
decirle que no fumo de esos cigarrillos mentolados pero los míos los había olvidado
en la mesa.
Pasaron cerca de 2 horas en el
cual una botella de tequila fue quien nos hizo compañía, afortunadamente no era
muy tarde y el hambre me estaba atacando, así que le propuse ir por unos tacos
pero antes pasar por un cajero a retirar efectivo, esa pinche maña de no traer
mucho efectivo otra vez me estaba cobrando factura, ella me dijo que si y de
inmediato fuimos a los tacos pero sin pasar por el cajero, apenas ajuste la
cuenta con la propina incluida y eso que
no pagamos el descorche de la media botella de tequila, aunque solo nos
servimos un poco en el refresco, le insistí que fuéramos a un cajero, ya que no
traía efectivo para el taxi, ella con una sonrisa maliciosa pero muy hermosa me
dijo “¿por donde estas hospedado? Puedo darte
un ride” le agradecí el gesto, no estábamos
muy lejos pero si algo bebidos y prefería que no manejara pero fue tanta la insistencia
y también que me dijo “no seas tan
machista, permite que una mujer haga algo por ti, tu invitaste el bar y los
tacos, lo menos que puedo hacer es dejarte en el hotel, digo por
agradecimiento, es más, si te da pena te puedo acercar” y de inmediato me
dio un beso, fue un beso que me robo el alma, un beso que me supo mejor que los
tacos, la cerveza y el tequila, un beso de esos que me gustaría que algún día
alguno de ustedes pudiera recibir, caminamos a su auto, estaba a dos calles de ahí,
era un auto pequeño color blanco y lo mas raro es que estaba muy limpio para
ser de una mujer, caminábamos de la mano y cada 4 pasos nos comíamos la boca como dos enamorados, era la primera vez
que la veía pero pareciera que nuestras almas ya se conocían de tiempo atrás, le
ayude a subir en el lado del piloto mientras nos comíamos la boca con besos
embriagadores, me subí de copiloto, era muy extraño estar en esa posición,
nunca me ha gustado no ir manejando, le di el nombre del hotel y nos enfilamos,
en verdad no era muy lejano pero yo aprovechaba cualquier momento para tomarle
la pierna y darle pequeños besos, de pronto ella se metió en una calle, y
empezamos a fornicar como desesperados dentro del auto, nos fumamos un
cigarrillo mientras nos veíamos a los ojos en el asiento del copiloto, me
extrañaba que al ser un auto tan chico cabíamos a la perfección los dos en el
asiento reclinado, hasta que me quede dormido.
Me despertó un “¡he chavalo! este no es un lugar para dormir”
mientras sentía como me movían del hombro y una luz cegadora no me dejaba
ver nada, como pude me incorporé y me senté, sentía que la cabeza me daba
vueltas aun, y por fin pude ver la silueta de un hombre ya mayor y le dije “perdón, no supe como llegue acá, pero ya me
voy”, el señor se me quedo viendo y me ofreció un cigarro sin filtro, lo
tome y lo encendí mientras el señor me decía “vaya, no eres el primero pero quizás seas el ultimo, es muy linda
sabes, yo llegue a esta ciudad hace varios años y me paso lo mismo que a ti,
pero yo si me enamore” no sabía a qué hacía referencia el señor y le dije “perdón, no se de que me habla”, el señor
me tomo del hombro y me levanto, me dijo que lo siguiera y así lo hice, estábamos
en un panteón, mi cabeza empezó a intentar recordar que había hecho en la noche
pero solo recordaba que había estado con una mina que conocí en el bar,
caminamos por 3 minutos y después me señalo una tumba, ahí estaba mi camisa
color azul, la misma que le había prestado a la mina, estaba sobre la cruz que
adornaba la tumba, presuroso tome mi camisa y leí el nombre de la tumba “Paulina
Martínez de Olarte, 5-V-1958 – 30-IV-1988” y había una foto en la parte
superior derecha, no pude creer cuando vi que era Paulina, la misma mina con la
que me había enrollado en la noche anterior, a un lado de la tumba estaba la
botella de tequila herradura que estaba tomando la noche anterior y en el lomo
de la botella estaba escrito “Gracias
krudito”…
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