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Sigues siendo tan impuntual


“…estas pasiones que matan,
Son mariposas de un día,
Que vuelan de madrugada,
Solo una vez en la vida…”

Era realmente extraño, me habían contratado de chofer en una Van, traía yo 21 pasajeros que venían a una boda, los deje en el hotel, la instrucción era pasar por ellos en 3 horas para llevarlos a una iglesia y saliendo de ella llevarlos al hotel, yo planeaba estar de regreso a las 3 de la mañana en el hotel nuevamente, así que decidí ir a recoger mis pasos en esa ciudad, habían pasado cerca de 8 años que me había ido de ahí y ahora volvía de chofer, llegué a las 9 esquinas y en “El Pilón de los Arrieros” me pedí una birria tatemada, la degusté con tantos recuerdos que quizás era la birria mas rica que me hubiera comido, pedí también dos cervezas y para cerrar pedí una jericalla, era tan deliciosa que no podía creerlo, nada podía joder el momento, en eso como suele suceder siempre, mi teléfono empezó a sonar, lo tenia en la mesa, no quería contestar pero era el señor que me había contratado, conteste la llamada con cierto desgano y solo me dijo “procure no llegar tarde a la misa”, asentí y pagué mi comida y me regresé al hotel, como si fueran niños chiquitos les marqué a cada habitación de los huéspedes que venían conmigo para decirles que salíamos en una hora y que estuvieran listos, desempaque mis pocas cosas y me puse a reflexionar sobre mi estancia en la ciudad, ¿tendría tiempo de visitar a viejas amistades? ¿se acordarán de mi todavía? ¿Qué habrá sido de aquella mina con la que quedaron tantos planes pendientes? ¿y los tragos con amigos? Estaba pensando en ese tipo de cosas cuando sonó la alarma de mi teléfono, tenia que meterme a bañar para alistarme, si bien era el chofer, estaba invitado a la boda, me habían encargado a una señora un poco mayor para ayudarle a trasladarse de forma especial, así que me duché, me puse esa loción que tenia tantos años que no me ponía y pasé por cada una de las habitaciones para decirles que en 15 minutos salíamos, mientras pasaba por la señora que me habían encargado y subirla a la Van.

Salimos sin retraso alguno, llegamos a la iglesia donde era la boda y ayudando a la señora me metí a la iglesia, nos posicionamos en la cuarta fila de la derecha, ella estaba de lado de donde pasaban los novios y yo a un lado de ella, esperamos cerca de 20 minutos hasta que entró el novio, después la novia del brazo de su padre, la verdad yo estaba bastante disperso viendo la iglesia, parecía que el tiempo no había pasado por esa iglesia, cuando de pronto, no sé en que momento de la misa pero voltee a ver a la novia, era imposible, se parecía demasiado a una mina que conocí tiempo atrás en Nayarit, empecé a recordar desde el momento que nos conocimos hasta el fugaz romance que tuvimos, era imposible, si bien ella era oriunda de esa ciudad pero no creí que fuera posible, así que al finalizar salimos todos, nosotros lo hicimos al final, llevando a la señora del brazo me pidió salir con ella en la foto con los novios, la señora se posicionó del lado del novio y yo del lado de la novia, sentía la respiración entrecortada de la novia, algo me hizo voltearla a ver a los ojos y ella solo me dijo “¿qué haces aquí?” no hubo tiempo para poder responder, ya que la señora le dio un abrazo y les deseo feliz matrimonio, yo hice lo mismo y me despedí de ella con una sonrisa y de ahí nos fuimos a la fiesta.

No voy a mentir, casi en cualquier momento intentaba buscar los ojos Laura que era la novia, ¿para qué? No sé, quizás para atormentarme, la fiesta transcurría tan lento, que no recordaba otro momento en mi vida donde estuviera esperando que se acabará la fiesta para poder irme de ahí, me sentía realmente incomodo, de pronto el novio se me acercó, yo pensaba que se había dado cuenta de que veía demasiado a la novia, el se encontraba algo bebido, pero no, solo era para decirme que si no podía ayudarlo después de que fuera a llevar a toda la gente al hotel a llevar los regalos y demás cosas a su casa, su papá era el que me había contratado y no podía decirle que no, a la una de la mañana lleve casi a toda la gente al hotel, solo quedó una familia donde el señor estaba muy borracho, su esposa que estaba muy enfadada y dos de sus hijos, que a las tres de la mañana me pidieron llevarlos al hotel, al señor lo tuve que subir en calidad de bulto y la señora iba muy apenada pero yo solo estaba haciendo mi trabajo, en el hotel lo lleve hasta la habitación y después regresé a la fiesta, el papá del novio me había marcado por teléfono para pedirme el mismo favor que su hijo, así que ya no había marcha atrás, volví a la fiesta, ya había menos invitados, el novio estaba muy bebido y ya estaba dormido en una mesa junto con sus amigos, Laura se notaba como avergonzada y bailo con invitados que quedaron, después la fiesta se acabó, los invitados se despidieron y poco a poco se fue vaciando el salón, me acerqué a Laura para decirle que iba a ayudarles a llevar las cosas a su casa, apenada ella no quería pero le dije que era instrucción, me dijo donde vivía mas o  menos e hice un par de viajes con una de sus amigas para llevar las cosas, regresé por las ultimas cosas y me comento Laura “perdón, no sé si es mucha molestia que nos puedas llevar a nosotros, Roberto ya esta muy borracho y …” le interrumpí, le dije que no tenía ningún inconveniente, subí como a un auténtico bulto a Roberto en la parte de atrás, también iban un par de amigas de Laura haciéndole compañía, adelante venia Laura de copiloto, al subir a la camioneta de inmediato se puso el cinturón de seguridad, quise romper el hielo diciéndole “¿tan mala fe me tienes?”  y ella de forma hábil me respondió “antes de que me hagas pagar con un kínder Bueno” y empezó a reír, esa era la cuota que teníamos para quien no se pusiera el cinturón en el fugaz romance que tuvimos, en el camino íbamos platicando de tantas cosas que se nos olvidaba el tiempo, incluso se me olvidó un momento a su esposo que venia en la parte de atrás.

Al llegar a su casa, sus amigas sacaron unas botellas de tinto y siguieron bebiendo, yo lleve a Roberto a su cama, Laura se me acercó para decirme “¿te puedes quedar un rato?” e hizo esa carita que ponía cuando yo le negaba algo, para ser sincero, no pude negarme, ella me pidió uno momento para cambiarse y ponerse cómoda, yo regrese a la sala con sus amigas las cuales ya estaban dormidas sobre los sillones, me serví un poco de tinto que habían dejado y le serví una copa también a Laura, fue un momento extraño, desde que volvió traía una sonrisa picarona, se sentó en mis piernas y me dio un beso corto, suave, maravilloso, después se sentó a un lado de mi con cara maliciosa, como aquella niña que hace una travesura, después se paró de inmediato, y fue con sus amigas, las despertó y las llevo de la mano a un cuarto que tenia de visitas, regresó como era su costumbre con una sonrisa maliciosa, parecía que traía al diablo en sus labios y sus manos era una carta invitación membretada a pasar unas vacaciones por el infierno, puso de música de fondo a Joaquín Sabina y nos sentamos en uno de los sillones, nos cubrimos el cuerpo con una manta, compartíamos besos, caricias, era maravilloso, de pronto ella me dijo, sabes mejor vámonos de aquí, quito la manta y me llevo de la mano hacia a fuera, me hizo subir a la van que yo traía, y ahí seguimos con lo pendiente, las manos no conocían de moral, de principios, de valores, los cuerpos se remontaron al estado animal, no había sentimientos de por medio, no había otra cosa mas que una necesidad fisiológica, choque de cuerpo con cuerpo, no voy a mentir fue uno de los mejores momentos que he tenido en mi vida, quedamos fundidos, haciendo una comunión en donde solamente éramos un cuerpo, ella sobre mi pecho y yo con los ojos cerrados, olvidándome por un momento de todo.

Me despertaron unos besos que me daba, la vi ahí sonriente, maravillosa, lo primero que me dijo fue “no cambias, sigues siendo tan impuntual, primero llegaste demasiado temprano y después llegas demasiado tarde a mi vida” , pero jamás dejo de sonreír, no sé si lo decía en broma o en serio, pero no pensaba discutir, sin saber que decir solamente atine a decir “sabes me gustó ver como te veías vestida de novia” me dio un beso maravilloso nos quedamos un rato mas abrazados, después nos despedimos, sentí como si fuera una despedida real, me quede con su imagen grabada en mis pupilas y en el camino al hotel me la pase pensando en las palabras que había dicho, quizás tenía razón, siempre he sido un impuntual….









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