¿La propuesta sigue en pie?
“…-perdone, pero
creo que se ha equivocado-,
Disculpe señorita,
me recuerda tanto,
A una mujer que
conocí hace ya algunos años…”
La vida se había resumido en 6
pasos, despertarme y bañarme, salir a desayunar, irme a trabajar, comer, cenar
y tomar un trago, en eso se había resumido mi vida en los últimos 6 meses,
claro “solo serán 4 semanas” me habían dicho pero ya seis meses, pero
bueno, llegué a este pueblo quieto por motivos del destino, mi vida se había
ido ya al carajo, si bien tenía cosas buenas por ejemplo, había dejado de lado
esa vida ajetreada donde el único aliado que tenia era aquello que llaman
prisa, correr, correr, correr, era la única forma de vida a la cual yo sabia
vivir, pero ahora todo era tranquilidad, si bien había leído ya 8 libros en
seis meses, también había aumentado mi ingesta de alcohol y la manera de comer,
disfrutaba cada bocado, había probado cada una de las comidas que venden acá, parecía
un condenado a muerte mientras comía, podían pasar de 45 a 60 minutos solo de
masticar y masticar, el tiempo no corría aquí y el viento menos, para desayunar
iba siempre al mismo restaurante, puntualmente a las 7:45 de la mañana, mi
lugar favorito había sido entrando la segunda mesa de la izquierda y la silla
que tenia la vista hacia dentro del lugar, ahí veía a la gente pasar, la gente reír,
la gente festejando, la gente llorando a veces, pero siempre había gente, la
misma mesera me había atendido por los primeros cinco meses, esa niñata de unos
19 años, estudiante de administración de empresas por las tardes, tenia un
novio al que le decía JuanMa, era el cocinero del lugar con unos 26 años encima,
un tipo regordete con un sentido del humor maravilloso, siempre buscaba la
forma de hacer feliz a la gente de la única forma que él podía que era hacer la
comida al gusto exacto del comensal, por su parte la mesera de nombre Rubí,
ella hacia lo propio dando una atención justa merecedora de una propina,
siempre con una sonrisa en el rostro, cuando demoraba un poco el platillo, ella
llevaba una canastita de pan dulce para acompañar el café con una barrita de
mantequilla casera y una voz maravillosa que decía “se esta demorando un
poco el platillo, espero que esto pueda compensar, es por cuenta de la casa”, al
escucharla decir eso, uno no podía negarse ni siquiera enfadarse con ella, como
bien lo decía este era un pueblo quieto, donde lo único que se movían eran las
manecillas del reloj, el pan basta decir era muy rico, casero, recién horneado,
sin sabor a huevo, con un balance de sabores maravillosos, por ejemplo mi
panecillo favorito era el bísquet con miel, tenia un sabor dulce y salado a la
vez que combinándolo con el café de olla era simple y sencillamente
maravilloso, Rubí me conocía a la perfección, los lunes en vez de entregarme la
carta me decía “te vamos a sorprender hoy con el desayuno, es más, si no te
sorprendemos, la casa paga” cabe hacer mención que siempre me sorprendían, incluso
hasta esa mañana lluviosa de Octubre, cuando después de la propina me propino
un abrazo y a la voz de “hoy es mi ultimo día, gracias por darme la
oportunidad de conocerte, me voy al norte a buscar una mejor vida”, ese día
nos quedamos platicando cerca de dos horas, JuanMa estaba deshecho y también un
par de comensales más, Rubí era una persona maravillosa e iba a ser complicado
echarla de menos, pero solo buscamos alentarla y compartimos entre todos
nuestras redes sociales, buscamos apoyarla con un poco de efectivo para que
tomara un avión y no un bus a la frontera, y no porque quisiéramos que se fuera
pronto, si no para que fueran dos horas en vez de casi 22 horas de camino, nos
despedimos con un abrazo fuerte y unas palabras de aliento, incluso seré
sincero, ese día no fui a trabajar, me quede leyendo en la plaza del pueblo.
Pasaron los días, para ser
exactos tres desde la partida de Rubí, Juanma estaba desilusionado, se veía reflejado
en esa cara larga que tenía, ya no era ese chavalon alegre que buscaba hacer
cualquier chiste, pero a la función tenía que seguir y no había marcha atrás.
JuanMa me marcó esa noche para preguntarme ¿Qué se me antojaba al día
siguiente?, eso hacia para evitar perder tiempo, quizás así le preguntaba a
cada uno de los comensales que éramos seguros que iríamos a desayunar, solo
respondí, dos bísquets, un litro de café de olla, unos molletes especiales y
una gelatina de fresa, del otro lado de la línea se escuchaba como apuntaba,
nos despedimos con un hasta pronto y con la noticia buena de que Rubí ya había cruzado
la frontera, quizás eso era lo mejor de todo, un buen futuro le auguraba a esa
mina de cabello rizado y sonrisa maravillosa.
Al otro día se me hizo tarde para
ir a desayunar, llegue retrasado por 30 minutos, 8:15 marcaba el reloj gigante
que estaba en la entrada, mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que mi lugar
estaba ocupado, hice un gesto de desaprobación pero aun así salude a la gente
que se encontraba comiendo, me senté en la mesa entrando del lado derecho y me
puse a leer, escuché que se acerco una persona y me dijo “¿Va a ordenar
algo?”, sin voltear a verla solo conteste “JuanMa ya sabe”, escuche
cuando la persona se fue y alcé la mirada, para decirle que me disculpará pero
estaba haciendo mi berrinche al no tener mi lugar que iba utilizando desde 5
meses atrás, pero no alcancé a decirle nada, seguí leyendo y esperé de forma
impaciente, terminé de leer el capitulo y aun no llegaba la taza de café, me
paré un poco enfadado a la barra para advertir sobre mi pedido, toque la campanilla
un par de veces, salió JuanMa disculpándose “una disculpa, la nueva no me
dijo que eras tú, pero bueno en seguida te lo llevan”, regrese a mi nuevo
lugar y justo al sentarme vi a la mesera, por mi mente empezaron a pasar muchos
recuerdos, ese rostro yo lo conocía, estaba casi seguro, el nerviosismo me
empezó a atacar, no sabía qué hacer, quería salir corriendo del lugar, pero también
quería hablarle y decirle algo, pero después lo pensaba ¿Qué podría decirle?
Había pensado en un ¿Qué tal?, ¿cómo te ha ido? O un “sigues siendo lindísima,
por cierto el rojo del cabello te sienta muy bien” pero no, no, sabia que
me gustaba mas de color negro su cabello, de pronto quizás los planetas se habían
alineado o algo pasó, ella me sonrió a lo lejos, una sonrisa tímida pero
coqueta y seguí desvariando con una plática interna “¿la sonrisa era para mí?,
quizás ya estoy imaginando, pero no puede ser, ella no me conoció nunca sin
barba y dicen que me veo distinto, pero bueno quizás me reconoció por la voz,
pero si me reconoció me hubiera dicho algo y no me dijo nada, quizás fue por
pena” y así estuve desvariando por cuestión de milisegundos, quizás mi
pasado me había sonreído, pero no quizás no era ella, bueno ese día tuve tan mala
suerte que ella al ir caminando tropezó y me tiro el café encima, pfff
claramente no podía irme a trabajar así, ella no cabía de la pena y yo no sabia
que hacer, solo le dije “sabes, dame unos minutos en lo que voy a cambiarme,
dile a JuanMa que me ponga el desayuno para llevar y paso en unos minutos por
el desayuno” , ella solo respondió “vale, vale, vale, una disculpa no
era mi intención”, le pedí que no se preocupará, que había sido un
accidente, deje pagada la cuenta con el importe de propina que le dejaba a Rubí,
aunque este servicio no había sido muy bueno.
Y así pasaron los días, para ser
exactos 12 días, ella me atendía pero nunca terminaba por atenderme, pasaba algo
que no permitía que entabláramos una conversación, yo me limitaba a verla de
lejos y recordando todo el tiempo que habíamos pasado juntos, llegue a
plantearme incluso la posibilidad de que ella había tenido un accidente y no me
reconocía, también pensé que había vuelto con su marido y se habían ido a vivir
a ese lugar, aunque era muy lejos pero la posibilidad cabía, también pensé que
simple y sencillamente no quería hablarme, quería mantener en pie la frase que
me dijo al partir “espero que cuando volvamos a encontrarnos, ya hayas
madurado” y claramente no había madurado o quizás no lo suficiente en estos
tres años, seguía viendo memes, seguía riéndome de videos graciosos, seguía
siendo tan jodido inmaduro como desde el ultimo día que nos vimos.
Lo recuerdo bien, era jueves, 28 de
mes, en mi trabajo me habían dicho que por fin me iba de ahí, iba a una
sucursal nueva en Celestún, al otro día tenia mi vuelo a las 18:45 horas, en el
momento que recibí la noticia eran las 13:17 horas, esperé impaciente las 13:30
¿para qué? No sé, quería irme al restaurante, pedirle a Alondra que huyera
conmigo, que ahora si iba a cumplir la promesa, ¿A dónde? A las playas del sur,
pero venia otro problema ¿cómo se lo diría? No es fácil decirle a un pasado, “Sabes,
paso mañana por ti a las 16:00, salimos al sur, a las playa donde habíamos hecho
planes, deja tu presente y vamos por un futuro, prometo dejar de beber, prometo
dejar de fumar, prometo dejar de ser tan inmaduro si dices que sí”, iba
practicando en el camino, escuchando a Ismael Serrano de fondo y yo haciendo un
dialogo que quizás no iba a suceder como yo lo planeaba, me veía ridículo
sonriendo por el espejo retrovisor, sabía que quizás la suerte esta vez si me
estaba volteando a ver.
Aparque el auto que me habían prestado
de la empresa, me arregle el cuello de la camisa, me asome por los cristales y
vi que no había un solo comensal, quizás era la oportunidad idónea, saque un chicle
de fresa, lo masqué por cinco veces y después lo tire en el bote de basura que
esta entrando al restaurante, entré al restaurante con seguridad, ella me vio
fijamente, se intento parar pero yo aceleré mi paso y con una seña con mi mano
derecha le pedí que parará, al llegar con ella no supe que hacer así que solo tomé
aire y le dije “sabes, por fin voy a cumplirte una promesa, nos vamos mañana
a Celestún, ahora si no me importa nada, solo quiero que estés conmigo, quiero
recuperar el tiempo perdido, quiero demostrarte que no solo fue un break el que
tuvimos, que seguimos queriéndonos tanto como antes, ¿te vienes conmigo?”, claramente se vio que ella no se esperaba ese
dialogo y menos esa pregunta, ella solo frunció el ceño y con su voz dulce me
dijo “creo que se ha equivocado señor”, quería decirle que no me había equivocado,
quería decirle que vivimos un pasado tan maravilloso que nuestro futuro iba a
ser mucho mejor, pero no, de mi boca solo salió un “no me digas eso Alondra…”
ella con una mueca confundida solamente dijo “perdón, yo me llamó Jessica”,
esa frase me desplomo, sentí como si me hubiera dado una patada en los testículos,
sentí como el mítico “No era Penal” contra Holanda en ese mundial, sentí
como si me hubieran echado una cubetada de agua con hielos, no era posible que
la había confundido, saqué mi celular y le enseñe una foto de Alondra que
estaba conmigo, después le dije “ves, fuimos felices, no sé que te pasó pero
me decías que era lo mejor que te había pasado en tu vida” ella tomó el
celular con ambas manos, hizo zoom con sus dedos, inspeccionó la foto y la
miraba de una forma incrédula, hasta que me dijo “pues si nos parecemos
demasiado, pero le juro que yo no soy, es más, yo nunca he salido de este
pueblo, toda mi vida ha sido aquí”, salió JuanMa y al ver la confusión me
afirmó que Jessica había vivido ahí toda la vida, le enseñé la foto de Alondra
y con la misma cara de incredulidad me dijo que eran muy parecidas, no sabia
que hacer, solo me resigne y le dije a Jessica “perdón, me he equivocado, sabes,
ella fue una mujer muy especial para mí”, Jessica no se si por lastima o
por empatía, se paró y me dio un abrazo fuerte, de igual forma la abracé y me
despedí de ellos, le pedí una disculpa por el show y me fui de nuevo a la oficina,
triste, jodido, derrotado y demás.
EL viaje a Celestún fue un éxito, tenía ya una semana asentado, cuando de pronto me llego un mensaje, era de un numero desconocido diciendo “¿la
propuesta sigue en pie? Solo tendríamos que cambiar el nombre de Alondra por Jessica,
no creo que cambie mucho la dinámica” …
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