Digamos que no es año bisiesto
“…y ahora que te
has vuelto mi secreto
Y reventamos el
momento,
Inoportunos e
indiscreto
Y atados a otra
piel,
Encadenados a un
deber,
Creo que… la
historia fue…”
No sé en qué momento sucedieron
las cosas, no podía quitarme de la cabeza al verte visitando mi tumba, ¿Alcatraces?
¿Tulipanes? ¿Quién chingados te creías? Si en vida no me diste ninguna flor es más
no sabias ni que flores me gustaban, pero eso sí, me llevabas alcatraces y
tulipanes a la tumba cada 2 de mes, lo acepto fue un trago muy amargo de
digerir, eras aquel chaval en el que yo había confiado tanto y al final me
traicionaste; al parecer me dejaron tirada me habían dado por muerta pero mi ángel
de la guarda me cuido, si irónicamente mi ángel de la guarda era un pistolero
que estaba contigo esa noche, después de que se fueron él mando por mí y lograron
salvarme la vida, fingió mi muerte o al menos eso me decía, la rehabilitación no
fue fácil pero él estuvo siempre a mi lado, él vivía con la muerte a un lado,
eso siempre me lo decía, me dijo tantas cosas de ti, que incluso me dijo que te
habían dado una cantidad irracional de dinero por mi muerte, él calculaba 10
años de salario, era extraño, al parecer él sentía celos de ti quizás por eso siempre
cuando hablaba de ti terminaba con “Por eso Dios le dio Alas a los pendejos”,
pero bueno, después de la muerte del pistolero juré vengarme de ti, fueron 5
años en los cuales me cambie de nombre e incluso me hice algunos arreglos para
que nadie me reconociera, lo único que me conectaba con mi pasado era esa tumba
donde estaba enterrado mi pasado, en esos cinco años me puse a investigar de
ti, no fue complicado ya que con el dinero que te dieron habías adquirido algunas
empresas de telecomunicaciones y también eras dueño de una cadena de salones de
belleza, de esos que encuentras en cadenas comerciales, también te habías
casado y tenías dos hijos.
En Junio entré a trabajar como
ejecutiva comercial en una de tus empresas para poder llegar a ti fue un proceso
tardado, digamos que fueron casi seis meses para poder tener el primer
acercamiento contigo, fue en la fiesta de fin de año de la empresa, habías ido
a la fiesta para dar un discurso motivador, era extraño, no ibas con tu esposa
ni con tus hijos, solo te cuidaban algunos guarda espaldas que intentaban no
dejarte solo por un momento, eso si guardando unos metros de distancia, según decías
habías aprovechado la fiesta para tener un acercamiento con tus empleados y
poderlos conocer, era una practica que tenías, fue en ese momento cuando me
decidí a hablarte, intercambiamos algunas palabras como con todos, yo estaba en
la ultima mesa que fuiste a platicar, después te retiraste, les dijiste a los
guardaespaldas que te esperaran, hiciste una seña de que ibas al baño, me di
cuenta y de inmediato me eche ese Chanel No. 5 que te gustaba que me
pusiera y me enfile al baño de caballeros, no sé en que momento me animé y
empuje la puerta, al cerrar la misma solamente se escuchaba la novena sinfonía de
Beethoven, camine esperando en no encontrar a nadie más, estabas ahí lavándote las
manos y mirándote frente al espejo, y te sorprendí diciendo “Señor Macías,
mi nombre es Sofia Valencia, trabajo en una de sus oficinas y quería decirle
que le tengo mucha admiración, no solo por ser su empleada, también he leído todos
los libros que ha escrito y simplemente me parecen geniales”, no sé si era
por la situación de estar en el baño o por las palabras que había dicho pero te
quedaste frío al verme, te pregunte si todo estaba bien y de pronto
reaccionaste excusándote “discúlpame Sofia, lo que pasa es que te confundí
con otra persona, quizás fue por el perfume, ¿Chanel No. 5 verdad?” yo te dije que si, al parecer no habías cambiado, seguías siendo un jodido cabronazo
que si una mina linda te halagaba tu buscabas la forma de quedar con ella,
bueno también debo de admitir que mi corto vestido negro, mi maquillaje
elaborado, mi discurso y el perfume, logró que me invitaras a tu departamento
diciendo “Sofia, cuando gustes puedo enseñarte algunos borradores y me das
tu punto de vista”, con una sonrisa maliciosa te vi, mientras me agarraba
el cabello y me mordía el labio te respondí “¿puedes ahorita? Sinceramente la
fiesta esta de hueva”, te quedaste pasmado y me dijiste que sí, me pediste
mi número mero de celular y me prometiste que me mandabas tu ubicación, al despedirnos
te quise robar un beso pero tu te apuraste en darme un abrazo, un abrazo que
tenía años que no recibía uno así, ese famoso abrazo que tu llamabas de oso, después
abriste la puerta del baño y me hiciste una seña para que saliera, salí y me
fui hacia la mesa, después de casi un minuto saliste tú con el celular en la
mano, me llego un mensaje y vi que me buscaste, solo te sonreí mientras veía cómo
te dirigías a la salida.
Casi después de que te fuiste yo
hice lo mismo, tarde cerca de 20 minutos en llegar a la dirección que me habías
enviado, era una torre de departamentos, fue cuando te marqué y me diste
indicaciones que decirle al personal de seguridad y donde dejar el auto
estacionado, después subí al piso número 12, en donde al salir estabas en el
elevador, no tenías gente cuidándote, estabas solo, seguías con ese traje color
negro, corbata roja y ese inigualable aroma a Sauvage de Dior que tanto
me encantaba, me invitaste a pasar a tu departamento no era tan lujoso como yo
lo esperaba, digo para una persona que tenía tanto dinero como tú, pensaba en
otra cosa muy distinta, tenías una computadora, unos cuadros malísimos pero al
parecer tú los habías pintado, escritos en las paredes, la música de fondo era
un poco extraña al parecer era Sabino pero a un volumen un poco bajo, me
invitaste a sentarme en la sala, mientras me decías si quería algo de beber, te
contesté que lo mismo que tú, entonces serviste dos vasos con tres hielos cada
uno y de una botella de whisky 21 años serviste los 10 segundos reglamentarios,
chocamos los vasos y empezamos a platicar por toda la noche, me decías que los
negocios los habías adquirido para dejarle algo a tus hijos y la cadena de
salones de belleza era por un capricho de tu mujer, después de que serviste el
quinto trago, me dijiste que tu verdadera pasión era el escribir los libros,
incluso me dijiste que era la única actividad que en verdad disfrutabas, sentí
un poco de ternura y te abracé, te di un beso largo, lo respondiste y como lo habías
escrito “ese beso era como un gol al minuto 90”, pero no paso nada, nos
quedamos acostados en el sillón abrazados.
A partir de ese momento fueron 4
meses de vernos de manera clandestina, lo que tu no sabias es que yo ya te conocía,
por eso supe enamorarte y no fue difícil convencerte para proponerte huir
conmigo, recuerdo bien que me dijiste “para poder huir contigo primero debo
de divorciarme, tengo un viaje ya planeado con mi familia a Ixtapa Zihuatanejo ¿te
parece si regresando me divorcio y emprendemos la huida?”, recuerdo bien
que solo te conteste con un beso seguido de un “acepto tu promesa”, voy
a confesar que después de esos cuatro meses, me había vuelto a enamorar de ti, había
vuelto a confiar en ti e incluso me di cuenta que nunca iba a poder matarte a
sangre fría, empecé a creer que el destino nos había vuelto a encontrar y que
si yo había quedado viva en aquel momento era para perdonarnos mutuamente y
empezar desde cero.
No se en que momento se me cruzo
por la cabeza irte a buscar, me habías dicho en que hotel te ibas a hospedar, así
que hice el viaje para buscarte y contarte toda la verdad, decirte que en
verdad no era Sofia Valencia, si no que era esa mina que habías matado, sabía
que te encantan los atardeceres del pacifico y te estuve buscando en playa
linda que fue donde dijiste que te ibas a hospedar pero no te encontré afuera,
así que me regresé al lobby y fue donde te encontré, en los elevadores, olías a
tabaco cubano y whisky escocés, al momento que te abordé te sorprendiste de
verme, logré llevarte hasta mi habitación y ahí te dije toda la verdad, que no
me habías matado, que había mentido para vengarme de ti, pero que estaba muy
arrepentida de todo, en ese momento nos abrazamos y lloramos, no parabas de
darme pequeños besos y decirme que me amabas, después, tuviste tus 5 segundos
de lucidez y me dijiste “sabes, esto es muy peligroso para ti, si mi antiguo
jefe se entera que sigues viva esta vez nos mataría a los dos, ¿tienes todavía el
contacto que te hizo tu identidad falsa?” en ese momento me paré y fui a mi
maleta, de ella saque una cartera y te la di, era una cartera que traía una
vida falsa, después te dije “ya lo tengo todo planeado corazón, a partir de ahora
solo vas a utilizar esta identidad”, me diste un beso maravilloso y después
me bajaste a la realidad “nadie sabe quien eres en verdad, podemos ganar un
poco de tiempo y recuerda que te dije que regresando del viaje iba a divorciarme
y entonces ya podíamos huir”, y cerraste con un beso sabor a esperanza,
mientras me besabas me agarraste la barbilla para seguir con tu discurso “eres
muy inteligente y por eso quizás me volví a enamorar de ti, pero no puedo
demorarme mucho, mis hijos me esperan para llevarlos a la alberca”, te volví
a besar y te deje con la promesa de que al otro día por la noche estaríamos los
dos juntos.
Creo que fue la primera noche en
muchos años que no tuve terrores nocturnos, en verdad me sentía muy bien,
estaba tan de buenas que incluso salí a caminar a las 6 de la mañana para ver
el amanecer, estaba imaginando nuestra vida juntos cuando de pronto te vi
sentado contemplando el amanecer, tenias un cigarro en la mano y a un lado de
ti una lata de cerveza, así que sigilosamente me fui hacia atrás para poderte
sorprender, pero a unos cinco metros antes de que llegará contigo, apareció de
la nada tu esposa, te dio un beso en los labios y se sentó junto contigo, entonces
la abrazaste, ella se recargo en tu hombro y tu de inmediato la tomaste del
cabello y la besabas, empezabas a recorrer su cuerpo con tus manos, ella se
levanto un poco mientras se seguían besando, parecían unos chavales de
secundaria, de pronto tu le dabas una nalgada y los dos empezaban a reír,
claramente se veían muy enamorados, en ese momento corrí hacia el hotel, me
tomé lo que sobraba de una botella de whisky y empecé a llorar hasta que me
quede dormida en el suelo. Al despertar, recordé lo sucedido, así que de
inmediato me comunique con tu secretaria, le exigí hablar contigo, diciéndole
que era una cliente muy importante, ella me dijo que no estabas, recuerdo
claramente sus palabras “le suplico que me disculpe pero no se encuentra, esta
en un viaje con su esposa y pidió que no lo molestáramos, es su aniversario de
bodas e incluso no llevo a sus hijos, fue al lugar donde se conocieron”, en
ese momento colgué furiosa el teléfono y preparé mi maleta para huir contigo en
esa noche, después guardé mi 9mm en mi bolsa, me bañé, me maquillé, me puse aquel
bikini que me habías regalado y ese Chanel no. 5 que tanto te gustaba y me
dirigí a esperarte en el punto de encuentro.
Al llegar yo fingí que todo
estaba bien, fuimos a comer y a beber, las risas y caricias no faltaban, era un
momento maravilloso, puedo decir que hasta se me estaba olvidando lo que había visto
en la mañana, los tragos hicieron efecto y te propuse ir a caminar por la
playa, estábamos a media hora de donde estabas hospedado por eso hacías las
cosas con demasiada libertad, además en tus libros hablabas de “Playa la
madera” y era donde estábamos ahora, me tomaste de la mano y empezamos a
caminar por el malecón, estábamos tomándonos fotos cada vez que nos dábamos un
beso, pero no se en que momento todo se derrumbó, sentí tu anillo de bodas y
fue cuando te pregunte sobre tu matrimonio, ¿Dónde se conocieron? ¿Cuánto tiempo
llevaban casados? Tu evadías las preguntas, incluso me dijiste que no sabias cuanto
tiempo llevabas con tu esposa, que solo estabas con ella por tus hijos, que ni
siquiera dormían juntos y me juraste que el viaje fue una promesa que le habías
hecho a tus hijos, al momento que terminaste de decir eso exploté “te vi en
la mañana con ella, se veían muy enamorados, también sé que este viaje es por
su aniversario y que a tus hijos los dejaste, no vinieron con ustedes”, en ese momento empezamos a discutir y sacaste
el cobre diciéndome “ojala ese día te hubiera matado, me arrepiento de que
sigas con vida… entiende que jamás voy a huir contigo, ¿te creíste la pendejada
de los años bisiestos? jajaja nunca fuiste mi prioridad, siempre fuiste mi juego,
nunca me interesaste en verdad por eso te cambie por dinero”, esas palabras
me hirieron, no tanto el que me hayas cambiado por dinero, si no el saber que
nunca fui alguien importante para ti, saber que habías inventado todo para
encamarme y nada más, en el momento que diste media vuelta y diste dos pasos,
saque la 9mm y te disparé, corriste hacía mi y me abrazaste, sentía
como tu sangre empezaba a tener contacto con mi piel e hice un segundo disparo,
empezaste a perder fuerzas y te ibas desvaneciendo, en ese momento me dijiste “¿Por
qué lo hiciste?”, solo te vi a los ojos y te dije “Digamos que no es año
bisiesto”
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