Lo más que le gustaba de ti
“…Créeme
Cuando te diga que el amor me espanta,
Que me derrumbo ante un te quiero dulce,
Que soy feliz abriendo una trinchera…”
Tenía tanto tiempo que no estaba
tan motivado, en mi trabajo aunque jamás me había imaginado estar ahí me
encantaba, estaba viendo series y algunas películas comerciales, volvía a
cantar mientras tomaba la ducha, en las noches me iba a la azotea y veía la
luna, por medio de una aplicación empezaba a saber sobre las estrellas, había
vuelto a escribir con ese mezcal a un lado, empezaba a trotar por las tardes,
retome el baseball, bueno a fin de
cuentas estaba motivado, volvía a sonreírle a la vida, me sentía extraño pero
bien, me di cuenta que todo empezó a cambiar desde que empecé a escribir en las
noches nuevamente, curiosamente sobre lo que escribía era lo que soñaba la gran
mayoría de las veces, vaya al cambiar mis sueños ahora mi vida real era mejor.
Recuerdo esa noche había escrito sobre un dragón que se sentía atado a cuidar
una princesa en un castillo medieval y había dejado el escrito a media página,
no había más, pero en el sueño empecé a visualizar la continuación del escrito,
el dragón en verdad había sido un caballero que había sido hechizado por la
bruja que trabajaba para los reyes, que eran los padres de la princesa con la
cual había escapado, a final de cuentas el había dicho que iba a protegerla por
siempre, la bruja no podía hacerlos separar así que lo único que había logrado
era convertirlo en un dragón, estaba justo cuando el dragón estaba logrando
convertirse en aquel caballero que era antes cuando ring, ring, ring, empezó a sonar mi celular, había desarrollado una
habilidad en la cual podía controlar mis sueños, pero en cuanto me despertaba
ya no podría retomarlo, así que cuando supe que mi celular había sonado mi
sueño empezó a desaparecer, enfadado retome la llamada:
Yo: ¿Bueno?
Persona: ¿Qué tal
cómo estás?
Yo: Bien,
estaba dormido ¿Quién habla?
Persona: Una
disculpa, pero es que necesito que me ayudes en algo, soy Paola, la amiga de
Vane.
Yo: ¿En qué
puedo ayudarte? ¿Es muy urgente?
Paola: Es rápido,
no te voy a robar más de diez minutos, te voy a hacer unas preguntas y me
contestas con la verdad. ¿Vale?
Yo: vale, pero
ten en cuenta que estoy casi dormido.
Paola: ¿Qué fue
lo primero que te gusto de Vane?
Yo: Sus ojos, no
muy grandes pero a proporción de su cara, cuando cruzamos la mirada, hice como
un pequeño viaje en ellos.
Paola: ¿Cómo y
dónde se conocieron?
Yo: En una cafetería
fuera de donde estudiaba ella, yo estaba escribiendo cuando ella se sentó en la
mesa de enfrente, estaba como esperando a alguien, cuando llegó voltee a verla,
sentí una mirada y fue cuando nuestras miradas se encontraron.
Paola: Pero ¿cómo
inicio todo?
Yo: después de
que cruzamos las miradas me borró la idea de lo que estaba escribiendo, así que
encendí un cigarrillo y vi que ella seguía viéndome, quizás habían pasado como
10 minutos, ella se acercó y me pidió mi encendedor, se lo presté pero ella no
me lo devolvió, pasaron quizás 15 minutos y vi que seguía ahí, no quería fumar
otro cigarrillo, más bien vi que era un buen pretexto para hablarle, fui con
ella y le pedí fuego, vi que su mirada había cambiado a algo triste, le
pregunté si todo estaba bien y bueno nos quedamos platicando por una hora,
intercambiamos números de celular y nos seguimos viendo por toda esa semana.
Paola: ¿Dónde
fue su primer beso?
Yo: En esa cafetería,
no había tenido ella un buen día en su servicio social y la abracé, después
algo paso en ese abrazo y buscamos nuestros labios, el tiempo se detuvo, hubo
un intercambio de energía cósmica, de ahí hubo otro beso y otro, no sé cuántos
fueron pero fueron maravillosos.
Paola: ¿Qué le
molestaba de ti a Vane?
Yo: Muchas
cosas, quizás lo que más le molestó fue cuando me presentó con su padre,
platicamos de política y baseball, después
el señor saco un Sotol y me invito un trago, a partir de ese momento, su padre
me invitaba a casa y decía que era como el hijo que nunca tuvo, incluso fuimos
a ver el Baseball algunas veces.
Paola: ¿Qué
fue lo que más le gustó de ti a Vane?
Yo: No te sabría
decir, pero creo que en alguna ocasión me decía que mi voz fue lo que le había
gustado de mí.
Paola: ¿Cómo
fue que terminaron?
Yo: fue por mi
culpa, habíamos hecho un acuerdo y lo rompí.
Paola: ¿cómo?
¿Andabas con otra chava?
Yo: no, nada
de eso, fue un acuerdo que no tuve que ver con alguna infidelidad o algo así.
Paola: ¿Regresarías
algún día con ella?
Yo: creo que
eso no me corresponde afirmar o negar, también ya tiene un tiempo que nos
dejamos de ver y quizás hemos cambiado demasiado.
Paola: La
última ¿Qué es lo que más extrañas de ella?
Yo: puede
sonar muy trillado pero te diría que todo, desde sus besos, sus caricias, su
forma de hablar, su seguridad, su buena vibra, sus días malos, su sonrisa,
(empecé a sonreír), yo diría que todo. Ahora te hago una pregunta ¿Para qué son
esas preguntas?
Paola: nada,
solo habíamos apostado, incluso te está escuchando pero no quiere hablar
contigo, no sé qué le hiciste pero no quiere hablar contigo, muchas gracias por
haberme hecho perder la apuesta, según Vane solo erraste en una respuesta, no
es tu voz lo que más le gustaba de ti, pero se puso roja y no dijo que era, una
disculpa por la hora, sigue descansando.
Yo: Vale,
vale, de nada por hacerte perder tu apuesta, buena noche.
Al colgar la llamada me puse a
recordar a Vane, no puedo negarlo, me puse a terminar de escribir sobre el
dragón, para ver si podía volver a soñar lo mismo. No paso eso, empecé a soñar
con Vane, fue en base a mis respuestas, como si estuviera en un interrogatorio,
pero cada respuesta que daba volvía a vivir el momento, pero eran las mismas
preguntas, hasta cuando hubo una última, no recuerdo la pregunta pero volví al último
día que nos vimos, donde antes de romper el acuerdo recordé que no tendría que
hacerlo y me dio un beso tan rico que me lo estaba saboreando, justo cuando
estaba disfrutando ese beso, volvió a sonar el celular, maldije, pero tomé la
llamada.
Yo: ¿Bueno? ¿Quién
habla?
Paola: Discúlpame,
soy yo de nuevo, estoy a fuera de tu casa, no sé si pudieras abrirme.
Yo: (encendí
el televisor y puse las cámaras de vigilancia, vi que estaba un auto
estacionado en el segundo zaguán de mi casa, así que dude un poco pero abrí el zaguán)
mira ya abrí el zaguán, mete el auto, dame un minuto, cuando termines de
meterlo le presionas al botón que brilla en rojo para que cierre y colgué la
llamada.
Me puse unos jeans, una playera y
unos tenis, bajé corriendo, fue una gran sorpresa, cuando abrí la puerta para
salir al patio, estaba ella ahí, enfrente, parada, el aroma era el mismo Chanel
No. 5, maquillaje discreto, pasaron quizás 3 segundos, cuando se me abalanzó,
era Vane, nos comíamos a besos, caricias por aquí y por allá, hasta que me hizo
parar Paola diciendo “Espero que tengas
una habitación disponible para mí, Vane dijo que venía a recordarte que era lo más
que le gustaba de ti, para que no se te olvide”…
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