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No tenías que mentir

 

“…y estoy aquí, 

Oculto en el rincón de lo prohibido, 

Pensando en ti, 

Tratando de ser otro, pero el mismo…”

 

No tenías que mentir, éramos una pareja jugando a lo prohibido ¿sabes cuantas personas nos envidiaron en algún momento? Quizás algunos si se daban cuenta que éramos amantes, pero te apuesto que la gran mayoría no, ¿Por qué lo sé? Vaya tu sonrisa nos delataba, ahora veo a una mina sonriendo como tú lo hacías y digo una de dos o son recién novios o quizás son amantes, disipo mis dudas saludándoles de lejos, como si lo conociera y si veo que empiezan a dialogar, sé que son amantes, sé que también juegan a lo prohibido, y es cuando vuelves de nuevo a mi memoria, recuerdo esos besos, esos abrazos, esas tomadas de mano, pero también recuerdos esos “te quiero” que tanto me hicieron feliz.

 

Sabes, recién te recordé, sonó esa canción que tanto ponías, no, no era la alguna de las que me dedicaste, si no era aquella otra canción que habla de una infidelidad pero donde el cantante se siente mal porque se la aplicaron a él, cuando ponías esa canción en verdad te ponías muy triste, la cantabas en voz baja casi casi balbuceando pero la cantabas, y bueno te recordé porque pusieron esa canción en el bus que había tomado para ir al centro ese día y una mina estaba cantando esa canción y después se llevo las dos manos a la cara y empezó a llorar, lloraba en silencio pero se escuchaban los quejidos, yo estaba por bajarme del bus pero cuando la vi no supe que hacer, decidí acercarme a ella y decirle “¿te puedo ayudar en algo?” ella se secó las lágrimas, traía el rímel corrido y se le notaba la nariz un poco ancha y roja, los ojos también los traía hinchados, no me dijo nada, solo hizo señas como de que estaba bien, pero no me la creí, le die “se que no estas bien, debes de sacar lo que traes y que mejor que con un desconocido que quizás nunca mas vuelvas a ver”, ella me volteo a ver, quizás se dio cuenta que aunque tenía facha de delincuente pudiera ser que fuera buena persona, me dijo que si y nos bajamos en la siguiente parada, íbamos caminando y ella me preguntaba del como me di cuenta que ella estaba mal, ya le fui explicando poco a poco, nos íbamos a meter a una cafetería pero al final optamos por un bar, por la tercera cerveza ella ya se notaba más suelta, había cambiado un poco la historia, seguía llorando por el mismo tipo pero ahora decía que ella había sido la tercera en discordia y lo malo que cometió un error como decía ella, el cual fue “enamorarse”, y ahí fue cuando entraste en la conversación, le platique tanto de ti que creo ella te esta odiando en estos momentos, quizás la gota que derramó el vaso fue cuando fui a la barra y pedí aquella canción que me dedicaste, la primera, fue cuando ella me dio un abrazo, no sé si fue el alcohol o el momento o todo lo anterior pero después nos fundimos en un beso, un beso que me supo a esa primera cerveza que tomé después de estar temblando de la resaca que traía y quizás era eso, ella era mi cerveza que tanto estaba esperando en esta resaca llamada vida.

 

Las cosas con ella fueron de maravilla, digo fueron 3 años, pero después el pasado volvió al presente y todo se acabó, los dos éramos expertos en mentir, los dos éramos ese que entró a la casa sin haber tocado la puerta, los dos éramos esos dos expertos en traficar besos, abrazos, caricias, orgasmos y alguno que otro “te amo”.

 

Ahora que te tengo enfrente, bueno te acabas de parar para ir al sanitario y aproveche para escribir estas líneas, solamente voy a decir que mejor me sigas mintiendo, con esas mentiras yo espero con ansias algún día poder estar juntos, algún día dejarnos de esconder y tomarnos una foto, colgarla a Facebook, a Instagram, ponerla un video en el estado de WhatsApp, se que nunca va a suceder pero vivir con la ilusión quizás es lo que me ha hecho hacer cosas que nunca pensaría hacer, aunque sé que para ti solo soy aquel chaval que sigue jugando a lo prohibido.




Comentarios

  1. A veces nos gusta hacernos daño... el tiempo me ha hecho ser una persona más práctica, más centrada.. y sin embargo... bueno, esa sensación de que nos estamos perdiendo algo. Algo que, quizás, sea lo único que importaba...

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    Respuestas
    1. Tienes mucha razón, en verdad nos encanta sufrir en algunas ocasiones.

      Te dejo un abrazo de esos que te hacen decir "qué bueno que te fuiste y volviste"

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    2. He leído esa última frase con el acento y me ha sonado mucho mejor ;)

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