¿Quieres dormir?
"... De mis negras intenciones
se mantienen los moteles..."
se mantienen los moteles..."
Mauricio había heredado casi todo
de su padre, no era una fina estampa en lo físico aunque si en presencia,
haciendo un pequeño análisis Mauricio se convirtió en todo aquello que le
molestaba cuando era niño, en la empresa donde estaba laborando no lo tenían tanto
por su conocimiento, si no por su persistencia y necedad que con ello lograba
llegar más allá de los resultados, su manera de jugar al futbol y al baseball
lo hacían ver como su padre, incluso utilizaba el número que su padre siempre
utilizo el 84, había algo en lo que no se parecía a su padre que era en formar
una familia estable, a Mauricio nunca le gusto esa idea de estar con una
persona el resto de su vida, o al menos aun no le parecía apropiado, con su
novia llevaba ya cerca de 4 años cuando tuvieron un disgusto en una peña de
trova donde tocaba un amigo de Mauricio, el disgusto fue a causa de una mina de
piernas largas, cuerpo que levantaba algunos muertos, unos labios tan finos
como la tela de la ropa interior que utilizaba, unos ojos que embrujaban a
cualquier pendejo pero sobre todo era esa sensualidad con la cual causaba
envidias a muchas minas del alrededor de ella, se llama Dinorah y tenía 27
años, su único pasatiempo era enamorar tíos y que le cumplieran sus caprichos,
era la quinta vez que intentaba tirarse a Mauricio pero no lo conseguía a él le
parecía una mina que no iba con su estilo de vida, en contra parte estaba su
novia de nombre Karen con 28 años a cuestas, una nariz respingada, unos labios
que solían llamarte para que los besaras, un cuerpo bien torneado pero tan
normal que solo la mirabas pasar, era contadora y trabajaba en la empresa de
Mauricio desde los 22 años que llego como servicio social, conocía tanto a
Mauricio que sabía que Dinorah no era partido para él, pero esa noche el amigo
de Mauricio le cambio dos veces de nombre cuando los saludaba desde el micrófono
y eso la obligo hacerle una escena a Mauricio, que lo único que hizo fue darle
las llaves de su camioneta y pedirle que se retirará si no, él lo iba hacer, Karen
hizo lo propio y se fue diciéndole que de preferencia no llegará a dormir.
Mauricio siguió en la peña, se embriago como pocas veces lo hacía, cuando se
dio cuenta iba en el carro de Dinorah rumbo a la salida a la capital, la vio
por rabillo del ojo y se dio cuenta que era una gran mina y quizás sería bueno
hacerle caso a Karen, le pidió a Dinorah cambiar de rumbo, conocía unas cabañas
a 40 minutos de ahí en las cuales podrían pasar una buena fiesta, Dinorah hizo
caso y cambio de rumbo, antes pasaron a un minisúper a comprar preservativos,
comida rápida y un par de botellas de tequila, MArucio no se cortaba en ningún momento
y le daba pequeños picos a Dinorah, aprovechaba cualquier momento para tocar
ese gran cuerpo, las cosas se calentaron tanto en el auto que no les dio tiempo de llegar a las cabañas, se parquearon
en un descampado y empezaron la fiesta, el deseo de ella se veía reflejado en
el movimiento de caderas tan agresivo, el no dejaba de darle palmadas en ese
hermoso par de nalgas, los minutos pasaron y ellos seguían saciando sus bajos
instintos, hasta cuando los dos llegaron a ese gran orgasmo que los dejo fundidos,
ella buscaba cualquier pretexto para seguir tocándolo, el solo se dejaba
querer, se quedaron dormidos en el asiento trasero del auto.
Cercano a las dos horas que
estaban descansando Mauricio se paró rápido y le pidió las llaves del auto,
Dinorah alarmada se las dio, el tomo el volante y acelero el auto, miraba por
el espejo trasero las luces de otro auto que los iba siguiendo, Dinorah no daba
crédito a la situación y Mauricio tampoco pero seguía manejando conociendo bien
el camino logro separarse de ellos unos metros y cambio la ruta hacia una población
muy pequeña donde él se había jurado nunca regresar, era donde vivía aquella
mujer que le cambio los planes a su familia, aquella mujer que fue la amante de
su padre pero en esos momentos no era para ponerse sentimental, logró sacarles
tanta ventaja que dio oportunidad de dejar pasar los primeros dos moteles para
internarse en el tercero, ahí cambio de asiento y puso a Dinorah frente al
volante, diciéndole que ella se registrará, pidió una suite y pidieron mucha
privacidad al tipo que los atendió, entraron en la numero 3 y bajaron la
cortina, Mauricio estaba muy ansioso, necesitaba sacar esa adrenalina que traía
consigo, bajo a Dinorah en brazos y tuvieron una segunda ronda que si hablará diría
que estaban hechos el uno para el otro en la cama, al terminar compartieron un
cigarrillo, mientras ella estaba en el pecho de él, sin decir nada solo
fumando, de pronto Dinorah sorprendió con un comentario “¿Cómo te diste cuenta que nos venían siguiendo? Yo estaba rendida” esto
mientras sonreía como colegiala, el no respondió nada solo le acaricio la
cabeza, se paró y destapo una botella y le dio un trago que lo hizo poner un
poco eufórico, le hizo el mejor sexo oral que había recibido Dinorah que la
dejo más rendida de lo que ya estaba y se durmió de forma profunda, Mauricio se
acomodó junto con ella y la abrazó para dormir juntos.
Pasados 40 minutos en los cuales
los dos dormían tan rico que Dinorah brinco de la cama y empezó a gritar “¡La niña! ¡La niña!” Mauricio despertó y
encendió la luz, ella estaba con los ojos cerrados señalando una esquina de la habitación,
Mauricio solo la abrazo nuevamente y le decía que no pasaba nada solo era una
pesadilla y la llevo de nuevo a la cama, pasaron 10 minutos cuando volvió a
gritar de la misma forma, Mauricio harto la despertó y le comentó del sueño,
ella no sabía nada, decía que no se acordaba que mejor se fueran a dormir, y no
pasaron 5 minutos más cuando volvió a gritar de la misma forma, después se escuchó
que tocaban la cortina de la habitación, Mauricio tranquilizó a Dinorah y fue a
ver quién tocaba, era el administrador que había escuchado los gritos y quería ver
si las cosas estaban bien, Mauricio le dijo que si y este quiso verificar,
entraron y vieron todo como debía de estar, y de pronto Dinorah brinco de nuevo
gritando lo mismo, el administrador de lo espantado no le vio las tetas a
Dinorah solo su cara, Mauricio apuro y la tapo con una sábana diciéndole al administrador
que se marchaban de ahí, el entendió la situación y no hizo ninguna pregunta
mientras salía de la habitación, Mauricio vistió a Dinorah y la subió al auto,
le explico que no sabía que pasaba si había consumido alguna droga o algo pero se iban de ese lugar, ella con cara
de niña regañada solo asintió, tomaron carretera para ir más al norte y no
regresar por donde los habían perseguido, Mauricio la tenía tomada de la mano y
podía sentir su temor, Dinorah iba con los ojos entre abiertos pensando en la situación,
viendo hacia el espejo retrovisor, cuando en un pestañeo volvió a gritar, y
señalo hacia el asiento trasero del auto, cosa que hizo que Mauricio casi chocará
de la impresión, intento abrir la puerta Dinorah pero Mauricio no la dejo, le
gritaba en verdad muy enfadado bajo la velocidad y se estaciono en el
acotamiento, vio a los ojos de Dinorah y le dijo que no había nada solo estaban
ellos dos, ella se tranquilizó un poco después de darle un trago largo al tequila, Mauricio siguió manejando
sin rumbo fijo, y cercano a los 15 km de ahí, vio a una mujer parada en la
mitad de la carretera, el bajo la velocidad por si la mujer se aventaba al auto
pero al pasar a un costado de ella el auto se apagó y las ventanillas se bajaron
de forma automática, intento echar andar el auto nuevamente pero no daba
marcha, como si la batería estuviera muerta, la mujer solo le dijo “no temas hijo” abrió la puerta del auto trasera y se subió,
el auto volvió a encender, ninguno de los dos daba crédito a lo que pasaba, la
mujer los fue guiando hacia el oeste en una cerro conocido como el de “la cruz”,
de pronto le dijo que se frenara frente a una cabaña el hizo caso y los dos
bajaron cuando la mujer lo hizo, los tomo de las manos e hizo que la siguieran,
sus manos eran tan frías como el invierno, los sentó dentro de la cabaña y les pidió
que cerraran los ojos, ella hacia un ritual y después se sintió un calor
terrible, estaban en medio de llamas los dos y ella les decía que no se
pararan, los dos se quedaron petrificados solo se abrazaron, paso como un
pequeño remolino que apagó el fuego, tomo de la mano a Mauricio e hizo gesto de
desaprobación, después solo dijo “sabias
bien que no tenías que pasar por este lugar, tu bien lo sabias, hasta en eso
eres igualito a tu padre… necesito que me lleves con ustedes en 35 minutos que
empieza a clarear”, el solo dijo que si, les dio un par de té tan amargos
como la hiel y pidió que los tomarán, de un trago lo pasaron y casi de forma
inmediata se sintieron mejor, la mujer le dijo que lo que estaban haciendo no
era bueno pero que era lo mejor, Mauricio no entendía nada y Dinorah tampoco,
incluso Dinorah se estaba arrepintiendo de estar con él. Cuando el Sol empezó a
destellar los apuro y se subieron al auto los tres, tomaron el camino de
regreso y la mujer pregunto si habían visto algún animal cuando estaban en el
descampado, los dos pensaron y al unísono dijeron “como un perro” la mujer pidió que la llevaran a ese lugar, manejo
muy rápido Mauricio hasta llegar ahí, poco antes de llegar la mujer empezó a
gritar, “¡Ten cuidado! ¡Ten cuidado!, si
lo vez dispárale” esto mientras ella le pasaba un revolver, en eso se escuchó
un golpe en el auto, pararon el seco, estaba ese perro que habían visto en la
madrugada y cuando bajaron del auto para ver más de cerca, el perro se aventó
sobre la señora, era un perro enorme, y empezó atacarla, Mauricio con revolver en
mano disparo 4 veces atestando en el pecho, en la pata derecha delantera, otra
en el tórax y una más le rozo la cabeza, por eso emprendió la huida, se internó
entre los arboles hasta que desapareció, vieron que la señora estaba bien, pero
parecía tener unas mordidas marcadas como de humano, ella dijo que estaba bien,
que tenían que seguir su camino, les dio tequila para que lo guardaran en sus
bocas y después le escupieran en donde ella tenía las mordidas, les pidió que
la dejaran ahí, ella se tenía cosas que hacer en el bosque y antes de irse les
dijo “paren en el siguiente poblado en la
primera tienda se meten y preguntan por Fina, dicen que los mande yo, que los
deje dormir en su cuarto y no coman nada, mañana temprano salen con rumbo a tu
casa Mauricio, tendrás una gran sorpresa… y tu vida también va a cambiar
Dinorah…” ellos discutían si hacerle caso o no cuando llegaron al siguiente
poblado, no creían en seres sobrenaturales pero lo que acababan de ver no tenía
explicación, así que siguieron al pie de la letra las instrucciones, ya cuando
estaban instalados en la cama, durmieron como nunca, solo se despertaron para
volver a darle rienda suelta a las bajas pasiones, se bañaron y volvieron a
dormirse.
Al amanecer dieron las gracias y
dejaron sus playeras a Fina, que era lo que pedía de pago, ella por su cuenta
les dio dos playeras color blanco y les deseo un excelente viaje, ellos
partieron, tenían una hambre brutal pero prefirieron no parar a comer, el
camino se sintió más corto de regreso, al llegar a la casa de Mauricio
prepararon algo de comer y encendieron el televisor, en ella estaba el
noticiero, haciendo un reportaje en vivo en la zona donde ellos habían estado,
en el pasaban la imagen de Karen que yacía tirada en el piso con impactos de
bala donde Mauricio le había dado al perro, se quedaron viendo entre ellos
fijamente y antes de decir algo, sonó el teléfono, descolgó Mauricio y del otro
lado de la línea solo dijeron “ya quedo,
su futuro está listo… por cierto al varoncito que van a tener en los próximos meses
pónganle Silvio, en honor a mí”.
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