Ir al contenido principal

Por fín, vamos a estar juntos

"...Quieres que me alejé para empezar otra vez,
que no venga con mi mierda a estorbar tus pies, 
y seguir hacia adelante con tu vida lejos de mi piel,
aunque este con otro sigo amándote, ya ves..."

Navegaba por las calles de aquella ciudad que tantos buenos recuerdos tenía, quizás tenía que hacerle caso a Joaquín Sabina en aquella canción que dice “que al lugar donde has sido feliz, no deberías tratar de volver” quizás si fuera menos necio y pendejo, lo hubiera hecho, pero bueno las cosas no fueron así, llevaba casi una hora recordando buenos tiempos, incluso me senté a fumarme un cigarrillo en la cuarta banca de la plazuela viendo de sur a norte, aquella banca que pareciera que me estuviera esperando como años atrás, mientras recordaba un pequeño fragmento de los 18 libros que leí en esa banca, también hice lo propio recordando aquellos 22 escritos que terminé ahí, ese par de horas que invertía cigarro tras cigarro, hoja tras hoja y viendo a la gente pasar, recordaba algunas cosas chistosas como la vez que una niña por corretear unas palomas tropezó con su pierna derecha haciéndose una sancadilla y rompió las leyes de la física después voló por un par de metros mientras caía, volvía a levantarse como si nunca hubiera pasado, así como también recordé aquella mina que llegaba cinco minutos antes de las 19 horas presurosa, muy bonita por cierto, recordé aquellas canciones de trova que me acompañaban en aquellos audífonos que me regaló mi padre, mientras recordaba tantas cosas la vi pasar, ella estaba ahí con unos años más encima pero seguía estando hermosa, me paré de inmediato y mientras buscaba un cenicero en los botes de basura la seguía con la mirada, vi que entró a una tienda departamental, enseguida hice lo mismo, estuve viéndola por varios minutos, hasta que me amarré los pampers y me acerqué a ella, en seguida mientras ella veía una blusa tipo formal color blanca la abordé:

Yo: Esa blusa es tan parecida como la que traes puesta que quizás una rosa se te vería mejor.
Ella: ¿Qué buscas? Creo que no te pedí una opinión.
Yo: sabes, te vi desde hace rato y quise hablarte, pero primero me aseguraba que vinieras sola.
Ella: ¿qué quieres hablar? Creo que lo que pasó entre nosotros, no tiene ni pies ni cabeza, nunca se hizo formal y parafraseando a uno de tus cantantes favoritos “esta historia nunca acaba, porque nunca comenzó”, así que no tenemos nada de que hablar.
Yo: solo quería saber ¿cómo estabas?, quería saber de ti, ¿Vamos por un café?.
Ella: Estoy bien gracias, y no ¿para qué?, No te creo tan ingenuo para que pienses que lo que escribes, algún día va hacerse realidad, por si no lo recuerdas estoy casada -mientras me mostraba su argolla de matrimonio-, y aunque no lo estuviera, no quiero platicar contigo, no hay nada que debamos platicar.
Yo: si, lo recuerdo muy bien, pero quisiera platicar contigo, recordar aquella mina de la cual me enamoré perdidamente, aquella mina que hizo sacar lo peor de mi, quisiera recordar lo pendejo que fui al no apostarle al 2 de corazones.
Ella: quizás lo que buscas es encamarme y después volver a huir, como es tu pinche costumbre, ¿quieres recordarme que te fuiste? ¿En verdad pensabas que podías irte y regresar el día que fuera y te estuviera esperando? Sigues siendo igual de…
Yo: ¿de pendejo? Si, sigo siendo igual, ya te dije que no huí, tuve que irme, ¿qué te cuesta un jodido café? No te va a tomar más de media hora, ni si quiera pienso en robarte más tiempo.
Ella: Ya te dije que no chaval, por favor, vete, no quiero saber de ti, ¿porque no te vas a embriagar como solías hacerlo? Eso te hacía feliz si no mal recuerdo, ¿porque no te vas con tus amiguitas o tus pasados? Digo eso también lo escribes, quizás alguna de ellas si te aceptaría un café, aunque lo dudo demasiado, mejor vete, algún día me lo agradecerás.
Yo: no esperaba esto, pero bueno, tienes razón, yo vengo acá a embriagarme y perderme por algunos días, pero en esta ocasión quería hacerlo junto a ti, no me interesan otros pasados.
Ella: Eso no va a pasar y bien lo sabías antes de venir, puedes recordarme por las fotografías que tienes, por los lugares dónde pisamos juntos, con los escritos que hiciste de mí, quizás puedes hacerlo con todo ello y escribiendo tus finales alternativos, aquellos que tanto te jactas de que te hubiera encantado que hubieran sucedido, escribir que nos vamos a ver el siguiente año bisiesto y por fin vamos a estar juntos, ¡que patético!... me gustaría ahorita sacar una pistola y decirte que te fueras a la chingada, solo para lo escribieras y siguieras en tu puto mundo de felicidad, en aquel mundo dónde eres la víctima ya que solo actuabas por el corazón, jajajaja sería genial ¿no?.
Yo: Entiendo tu sarcasmo, pero vale, tienes razón, ¿me das un abrazo? Te prometo que si me lo das, no vuelvo a buscarte, total ya vi que cambiaste de número y no creo poder conseguir el nuevo. 
Ella: Vale, pero esta vez si quiero que cumplas tu promesa.

Acto seguido me dio un abrazo, si bien no busqué algo más, solo quería sentir que sus manos que me arropaban nuevamente, oler su perfume, sentir sus latidos, hacerme la falsa creencia que con ese abrazo la historia podía cambiar, pero no, si bien fue una explosión dentro de mí, no puedo ocultar que también me llenó de nostalgia y tristeza, al dejarnos de abrazar ella me regaló una tímida sonrisa, hice lo propio y me salí del lugar, no sin antes verla un par de veces más, quería ahora sí cumplir al menos una promesa que le había hecho, encendí un cigarro y de inmediato me enfile por 6 calles hasta llegar al bar donde solía refugiarme, en el trayecto fui contando los pasos y recordando aquella frialdad con la cual me bateo haciendo un gran cuadrangular que apuesto que ni siquiera el Toro Valenzuela hizo un home run tan perfecto, recordaba ese abrazo el cual solo puedo comparar con el adiós, ese adiós que se puede leer en “crónica de una muerte anunciada”.

Llegué al bar y pedí una cubeta de cervezas, me senté en el área de fumadores y saqué aquella pluma que me había regalado un gran amigo, me puse a escribir mis recuerdos con ella, llevaba 3 cervezas, 6 cigarrillos y 7 cuartillas cuando un “¡Eh chaval! ¿qué hacéis aquí tío? ¿Cuántas lunas que no os vemos?” , era un viejo conocido de nacionalidad española, aquel tipo de casi la edad de mi padre del cual conocía la historia de la mina y el chaval, tomamos y platicamos por 12 cervezas medias y casi una cajetilla de cigarrillos, después se retiró, por ese tiempo juro que la había olvidado, continúe tomando cerveza hasta que me corrieron del lugar, después me fui a un tipo bar de esos “Under”, esos bares de los cuales son en un estacionamiento de un edificio, encuentras de todo y cuando digo de todo, me refiero a todo, pero yo solo quería seguir tomando y así lo hice hasta las 6 de la mañana que me regresé al hotel.

Al despertar traía una resaca marca diablo, pedí un par de cervezas a la habitación y seguía escribiendo mientras la recordaba nuevamente, tuve un pequeño momento de lucidez y deje de escribir de ella, saqué mi celular y compre un vuelo a las tres horas siguientes, tome un uber y me fui al aeropuerto faltando dos horas, hice mi chequeo y aborde el avión, justamente cuando estaba esperando entró una llamada a mi celular, era de la lada de ese lugar y si sonreí, no voy a negarlo, sentí que era ella, que quería hablar conmigo, que por fin me iba a decir que quería tomarse ese café, que ese día tenía prisa y no podía quedarse, estuve a punto de abandonar la sala y mandar por culo el vuelo de regreso pero antes atendí la llamada, al escuchar la voz del otro lado de la línea caí en la realidad, era la llamada de una gran amiga, que me recordaba que hoy era su cumpleaños, no pude decirle que me estuve embriagando a salud de un mal amor por temor a que me volviera a reprender, le inventé una historia que ni yo mismo me creí, que era el motivo por el cual regresé, después me despedí de ella, excusandome que estaban llamando para abordar el vuelo, y bueno ahí no le mentí porque si nos llamaron para eso.

En el avión no dejaba de ver por la ventanilla, aquellos cerros que por tanto tiempo fueron mi paisaje del día con día, cuando el avión dio marcha sabía bien que no había marcha atrás, la decisión la había tomado y ahora si iba a hacer caso de la canción de Sabina, el temor que tengo a las alturas se vio esfumado por un recuerdo, una de las últimas palabras que me dijo ella “nos vamos a ver el siguiente año bisiesto y por fin vamos a estar juntos...”.


Comentarios

  1. En tema: que cosas con esos amores que simplemente no se dan, aunque quieras. Tal vez tienen todo para embonar, pero los planetas no se alinean.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Cambié la plantilla y se borró eso... Y pues siempre mis historias giran en ese termino...

      Borrar
    2. Y a la nueva no se le puede poner? :(

      Borrar

Publicar un comentario

Recuerda que todo es en singular...

Entradas más populares de este blog

Todavía te sigo leyendo

  “…de esta carta no espero tu respuesta, Pero si llega será bien recibida, Espero que diga que eres una fiesta, Y de verdad que te trata bien la vida…”     “Es extraño que recibas este correo electrónico, la verdad no sé porque lo hice pero tampoco quiero una respuesta, hoy te recordé, salí del trabajo y vi a una pareja andar en bici, es extraño pero les tomé una foto, por un momento llegué a imaginar que era la postal que querías tu siempre, los seguí con la mirada hasta que se sentaron en una jardinera, el chaval sacó un cigarrillo y se puso a fumarlo, le daba pequeños besos a la mina y casi casi yo podía saborear esos besos, no sé, te viniste a mi mente, me cagaba que hicieras eso pero al final me encantaba que lo hicieras, después ya tuve que dejar de seguirlos con la mirada, no era posible que te recordará, me pase por un café y mientras esperaba vi a un chaval apuntando algo en unos tickets de compra, pareciera que el día de hoy era para recordarte, tu hacías eso, vo

Te pido una disculpa

  “…No tengo aliados librando esta guerra Me quedé con sed Vaya traición me jugó la impaciencia Por un sueño que alcancé…”   Pfff   sé que parecería un sueño hecho realidad la vida que estoy viviendo, viajando en un crucero por países que quizás no tenías ni jodida idea que existían en el caribe, junto al amor de mi vida, dos divorcios a cuestas, 3 hijos propios, un par más que los quise como si fueran mis hijos aunque no fueran de sangre y 54 años recién cumplidos, la verdad financieramente me fue bien pero lo mejor que me había pasado fue que terminé de crucero con aquella mina que era el amor de mi vida ¿Cómo pasó eso? Una historia larga pero voy a resumirlo con mi segundo divorcio, estaba yo bebiendo una peña de trova escuchando a un tipo que cantaba canciones de Fernando Delgadillo, Silvio Rodríguez,   Alejandro Filio entre otros cantautores, bebiendo un vino tinto de la alta california y fumando cigarrillos rojos, en el entre tiempo el chaval se bajó del escenario y me dij

¿A qué no adivinas dónde estoy?

  “y como tantas Nuestra historia se ha olvidado ¿Qué será de ti?” - ¿A qué no adivinas dónde estoy? – Fue lo que le mandó el chaval a aquella mina, tenía ya cerca de 5 años de no ir a esa ciudad y por la emoción las copas se le habían pasado, por eso le mandó mensaje a la mina, seguido de una fotografía de ese lugar donde se vieron por última vez. El chaval miraba ansioso su celular pero no había respuesta, así que siguió bebiendo, pasó casi una hora cuando su celular sonó y se dio cuenta que la mina le había contestado - ¿sigues ahí? Voy saliendo del laburo y me queda a un tris de donde estoy -, el chaval decidió contestarle que seguía ahí, la mina solo contestó con un corazón.   Pasaron quizás 5 minutos, el chaval ya casi se había acabado la cerveza que había pedido cuando de pronto vio a la mina en la entrada del lugar, se paró de su asiento y fue por ella, de inicio se dieron un abrazo acompañado de un beso dulce en los labios, la mina de inmediato le dijo – Whisky con cer