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Tienes que regresar a tu vida anterior

"...Tal vez Dios no quiso que tu me quisieras,
y dejo que esto llegará a su fin,
cuando me vio tan seguro,
de tu amor lleno de orgullo,
decidió que no eras buena para mi..."


-¿Es una imagen de Malverde?- me preguntó aquella mina señalando mi muñeca izquierda, -Claro, es él, fue un recuerdo que compré cuando fui a Culiacán ¿recuerdas?-, esta vez sí le dije la verdad, ella era una mina que conocía hace cerca de 8 años, era de esas amistades con las cuales no piensas que va a pasar nada en el mundo y de pronto un día te besas con ella en una fiesta y tienes sexo desenfrenado, de esto te das cuenta que real, cuando al despertar la ves sonriente mientras descansa en tu pecho y te pones a pensar solo en silencio para no joder el momento, era realmente imposible que aquello sucediera ya que nos conocíamos tanto que era muy improbable, digo si me hubieran dicho que este momento iba a suceder en cualquiera de los 8 años que llevo conociéndola, no les hubiera creído, si bien me acerque a ella porque me gustaba físicamente en aquella escuela cuando recién me había cambiado y fue la primera mina que me habló, bueno esto porque me tocó sentarme en el mesa-banco de ella ya que era el único disponible y no porque nadie quisiera sentarse junto a ella, si no que ese día había faltado Nataly que era su mejor amiga y yo iba llegando de un cambio de escuela cuando a mi padre lo encerraron en la cárcel por lavado de dinero, mi madre decidió que íbamos a vivir de una vida con menos presupuesto, en un año vendimos la casa donde vivíamos en el sur de la ciudad, compró un departamento en el centro y un par de locales cerca para rentarlos, a mi me cambiaron de una prepa en el cual iban hijos de políticos a una un poco más modesta de esas que hasta anuncios hay en televisión que tienen descuentos, dejé todo mi pasado en un año, incluso ahora tampoco traía auto, mis amistades dejaron de frecuentar, los lujos se fueron y yo me sentía desprotegido hasta cierto punto, pero aquella mina me cobijó bien, pero bueno así fue como nos llegamos a conocer.
Ahora después de 8 años, mi vida era distinta no como la hubiera imaginado pero tenía una licenciatura y me abocaba a las artes gráficas, teníamos un pequeño local donde exponemos nuestra “arte” con ayuda de marihuana logramos piezas que vendíamos a un precio un poco elevado, una compradora que era recurrente sabía que pintábamos estando un poco drogados y eso nos ayudaba a crear esas pinturas que le vendemos al por mayor, me invitó a un viaje que hizo a Oaxaca con fines recreativos y nos encontramos en un lugar donde el peyote era por el cual la gente visitaba ese lugar, yo me desprendí del grupo cuando una señora de edad avanzada me dijo -¿Quieres cambiar algo de tu vida?, ¿te gustaría regresar el tiempo?- yo gustosamente acepté a pesar de que mi vida iba por buen camino, el ritual no voy a describirlo para que se lo imaginen, pero el lugar era una choza muy pequeña, se sentía un calor muy agobiante y costaba un poco de trabajo respirar, después me dio algo que era un sabor un poco amargo que masqué y después no logré recordar que pasaba. Empecé 4 años antes, cuando recién íbamos en la universidad, era una fiesta típica de esa etapa, cigarros, alcohol y drogas diversas, yo todavía no me inmiscuía en ese mundo de las drogas, solo me alcoholizaba y buscaba un acostón de fin de semana, mientras las cosas iban pasando yo iba describiendo hablando todo, de fondo escuchaba preguntas que me hacía la señora y yo le respondía, en esa fiesta yo quería comerme a besos con Elizabeth que era mi amiga pero ni el alcohol me ayudaba a envalentonarme, seguía pasando el tiempo y me iba yendo a otros recuerdos donde ella era el objetivo principal, yo siempre buscaba el momento para decirle algo pero no se concretaba nada, hasta incluso pude llegar a un futuro que aun no pasaba, no me gustó lo que ví de Elizabeth, su futuro no me gustaba y le pedí a la señora regresar de nuevo, y volví a repetir los recuerdos hasta que llegamos a dos años antes, en el cual compartíamos un cigarro de los rojos y una botella de cognac mientras hablábamos de las infidelidades y malos amores, ahí estuve a punto de besarla pero me arrepentí, ella hizo que retrocediera unos dos minutos antes y me dijo -¡Despierta!- y ahí pasó lo impensable, yo desperté, estaba ahí, ya no escuchaba la voz de la señora ahora escuchaba la quinta sinfonía de Beethoven, le servía un poco de cognac y cuando se lo dí, vi una complicidad en su mirada, la abracé fuerte y después la besé, fue un beso de esos que piensas que no quieres despegarte nunca más, un beso de esos que sientes que todos los volcanes hacen erupción al mismo tiempo, un beso de esos que te dan después de hacer un gol, un beso que solo es equiparable con la muerte, fue un beso de esos que nunca me habían dado, seguimos bebiendo pero ahora yo estaba sentado en el suelo (que parecía el cielo) y ella estaba entre mis piernas sentada, nos abrazábamos y nos dábamos picos de vez en vez, Elizabeth me dijo -Quisiera que este momento nunca más se acabará, no quiero ser una mina de esas que visitan tu colchón cada semana- yo le hacía promesas como a otras minas, la diferencia es que las promesas que le hice si eran reales, quería yo estar con ella, siempre quise estar con ella, esa noche la pasamos bomba después de terminarnos de desnudar en alma también hicimos lo propio con el cuerpo, explorábamos nuestros cuerpos y pasamos a una comunión que no podría explicar, al despertar ella me hizo las preguntas que relaté en un inicio, y ahí empezamos una relación de la cual no puedo arrepentirme.


Vivimos juntos por dos años, el único problema que existía era que ella tenía sueños recurrentes dónde al parecer no teníamos que estar juntos, yo le decía que eran solo sueños y tenía que platicarlos para que no se hicieran realidad, pero eran historias que yo recordaba que habían pasado, eran como eso que llaman Deja vu, pasaba todo viento en popa hasta que esta compradora recurrente me invitó a ir a Oaxaca, ese día desistí, no quería que esto se fuera al carajo, a partir de ese día estaba muy paranoico sentía que iba a perder a Elizabeth, hasta que en una noche de copas le conté todo lo sucedido, ella al inicio puso una mueca de que estaba enfadada, intenté explicarle que todo lo hice para evitar un mal futuro que vi de ella, pero ella seguía enfadada, esa noche me tocó dormir en el sillón, se enfadó tanto conmigo que no quiso que compartiéramos cama.

Al despertar ella estaba viéndome desde el reposet, me veía con una mirada que nunca lo había hecho, no me dijo nada cuando vio que me desperté, solo se acerco y me dio un beso que solo puedo comparar con el primero que nos dimos, me quitó mi pulsera de Malverde y se la puso al continuar solo me dijo -Sabes, nunca lo hubiera esperado de ti, entonces lograste retroceder en el tiempo para estar conmigo, me cambiaste por tus minas de cada fin de semana y ahora estamos juntos, yo con una incertidumbre que no se que carajos va a pasar y tu acostado en ese sillón esperando a que alguien más no cambie nuestro futuro o mejor dicho nos regresé a ese presente-, les soy muy sincero me quedé pasmado con sus palabras, en verdad todo lo había hecho por ella pero me di cuenta que solo lo hice por mi, para yo ser feliz, lo único que hice fue abrazarla y decirle lo mucho que la quería, ella a partir de ese día cambió por completo, fue más amorosa conmigo.

Una noche cerré yo solo el local e iba de regreso a casa en la bicicleta, en un cruce de esquinas una señora se me acercó y me tomó del hombro, me espanté al sentir la mano y
me sobresalte, estuve a punto de carme de la bici, la voltee a ver y me di cuenta que era la señora de Oaxaca, me bajé de la bicicleta y la invité a tomar un café. Nos sentamos de frente mientras tomábamos un café pero sin decir nada, de pronto ella me dijo -Sabes, no es bueno cambiar el futuro, cada quien tiene su camino trazado, tienes que regresar a tu vida anterior, aquella vida donde ella no entra en tus planes ni tú en los de ella, hice mal en hacerte vivir esos momentos pero creo que necesitabas ver que ella era la mujer de tu vida y no podías dejarla pasar de largo- acto seguido no me dejo decir nada, se paró y se fue del lugar mientras yo empezaba a ver borroso, me empecé a marear y de pronto perdí el conocimiento.

Al despertar estaba en la choza de la señora en Oaxaca, abrí los ojos pero no podía moverme, me estaba desesperando cuando de pronto la señora me volteo a ver, me dio un líquido parecido al agua pero estaba muy pesado, me lo dio a beber y empecé a recobrar el movimiento de mis músculos, logré sentarme en una como cama y ella me preguntó varias cosas, yo me sentía muy confundido, le expliqué todo lo que había vivido y ella me miraba de una forma muy misteriosa, pasó por mi cuerpo un pequeño plato hondo de cerámica con algo encendido por dentro del cual desprendía un aroma muy peculiar, después del ritual solo me dijo -Espero que hayas aprendido- no me dejo decir nada  y solo me invitó a retirarme, yo tenía tantas dudas que salí con mas preguntas que respuestas de esa choza, me reintegre con grupo que iba pasando a unos metros de mí y volví a la ciudad un par de días después.

Al llegar con Elizabeth le platiqué lo que me sucedió con la señora, ella se quedaba pasmada como la recordaba cuando viaje en el tiempo, me hacía tantas preguntas que no me dejaba terminar de contar mi historia, recién iba a contarle cuando nos besamos, de pronto ella se paró por una botella de cognac, puso la quinta sinfonía de Beethoven y ella sirvió las copas, tomé la copa para contarle y ella me besó, fue aquel beso que solo es comparable con lo que había vivido en mis sueños, me sentía el rey del Universo como lo nombra Lazcano Malo, y empezamos a comernos a besos, nos desnudamos de cuerpo y alma, nos hicimos uno mismo por toda la noche, al despertar ella me preguntaba sobre mi pulsera y así fue como iniciamos una relación de amor que duró poco menos de toda la vida, bueno digamos que duró un par de años, nos separamos porque la encontré con el que decía ser uno de mis mejores amigos fornicando en la sala de mi depa cuando venía de un viaje que hice a Toluca donde buscaba reencontrarme con la naturaleza en el Nevado de Toluca , no quise decirle nada, solo les pedí que se fueran a la chingada de mi vida, todo esto mientras me embriagaba con las botellas que habían dejado a medio acabar, mientras recordaba las palabras de la señora “...tienes que regresar a tu vida anterior, aquella vida donde ella no entra en tus planes ni tú en los de ella…”


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