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No es posible que con esa cara de gañán, exista un corazón tan noble


“Como el agua clara
Lluvia en tus pestañas,
O como tus labios
Besando mi cara


Muchas veces la vida nos sonríe justo en el momento que no lo esperamos o quizás sea en el momento que más lo necesitemos, bueno me voy a quedar con una definición que tenía mi abuelo para estos casos “Dios le da alas a los pendejos”, y si justamente era lo que me acababa de pasar. Estaba pasando por un momento económico complicado, todo gracias a la mala administración del efectivo y unos viajes que hice que no tenía programados, pero ya era demasiado tarde para lamentarme, justamente acababa de subir mi ps4 a internet para venderlo y poder tener dinero para pagar la renta el siguiente mes cuando de inmediato sonó mi celular, el numero era del interior de la Republica, juro que dudé un poco en contestar pero nada perdía con hacerlo, al tomar la llamada obviamente preguntaron por mí, pero no era para comprar el ps4 , si no para comentarme que un tío abuelo que recién había fallecido la semana pasada me había incluido en su herencia, él nunca tuvo hijos y yo lo estuve ayudando hasta los 18 años que me gané una beca para estudiar en la capital y tuve que dejar el pueblo, aunque debo de decir que nunca deje de frecuentarlo, la última vez que lo había visto fue a inicio de año, pasaba yo cerca del pueblo y fui a saludarlo, iba yo con Patricia, aquella mina que me aguanto tanto hasta que ya no pudo, pero bueno, se habían caído tan bien que incluso llegaron a hacer bromas sobre los hijos que íbamos a tener, yo le prometí que al primer varón que tuviera le iba a poner su nombre, regresando al tema de la llamada no me dieron más detalles, solo que tenía que presentarme en cuanto pudiera. Al colgar la llamada no sé porque pero le marque a Patricia, le comenté que mi tío abuelo había fallecido y que iba a ir al pueblo a dejarle un pequeño escrito, Patricia solo me dio el pésame y que lo iba a incluir en sus oraciones solo le agradecí, colgué la llamada y empecé a empacar mis cosas, era complicado poder dejar ese pequeño departamento que había sido mi hogar por los últimos 5 años, no sabía bien en que se basaba la herencia, no tenía dinero para ir y venir así que dejaba desde antes el departamento, ¿qué iba a hacer? no lo sé, lo bueno es que logré vender el ps4 con un vecino esa misma noche.

Pasaron dos días y quede de acuerdo con el casero, le entregué el depa, le deje todo en orden y emprendí el viaje que me esperaba de 500 kilómetros, no voy a mentir sentí un poco de nostalgia, tanto tiempo y pffff de pronto en un momento irme por fortuna habían liberado mi finiquito de la empresa y quizás podría durar un par de meses más si sabría administrarme, así que llegué entrada la tarde a casa de mi tío abuelo, yo traía llaves, me lleve una sorpresa al encontrar todo en su lugar, había una pequeña nota, no venía firmada, así que saque un tabaco y me puse a leerla mientras la leía, mis familiares ya sabían que iba a venir y solo me pedían que si quería vender algo de mi tío abuelo primero lo ofertará a la familia para ver si alguien podía quedarse con los recuerdos, terminé de fumar y me puse a desempacar las cosas, agarré el cuarto donde viví por tantos años, todavía seguía intacto a como lo había dejado, incluso dos botellas de whisky escoces en la puerta de buró que esta del lado derecho de la cama, pero bueno conecté el sistema de audio y me puse a hacer un poco el aseo, al poco tiempo me mandó un mensaje Patricia, decía que me había tenía en la mente desde que le dije que iba a venir para acá, así que el mensaje era para saber si me encontraba bien, le dije que sí, que al otro día iba a dejarle el escrito. Aproveché para ir a la tienda, comprar otros cigarrillos, un doce de cerveza y algo para el desayuno del otro día, también de ida pase a comprar de esos tacos que eran mi perdición para cenar.

No voy a mentir ya llegando a casa, en el cuarto me encontré un baúl de recuerdos, tenía muchas fotografías y me senté en el patio a verlas mientras me tomaba las cervezas, al ver las fotos recordé tanto, los besos de Lupita que fue mi primera novia, recordar esos momentos que caminábamos de la mano sobre la plaza los domingos después de salir de misa cada quien con una paleta de hielo en una mano, hay una foto así, donde estamos caminando de la mano y solo se ven nuestras espaldas y las manos entrelazadas, el romance con ella acabo en cuanto se fue del pueblo, nos mandamos algunas cartas pero después se olvidó de mí y yo me olvidé de ella, también recordé mis cumpleaños, mi tío abuelo se preocupaba de siempre festejarme, no importaba que la cosecha no hubiera sido buena, decía que era una forma de agradecer el estar un año más, de pronto algo me hizo ponerme a pensar, había encontrado una carta que nunca envié, de una mina que quise mucho, la historia se remontaba en que ella había ido de vacaciones y ahí nos conocimos en las albercas del pueblo, pfff al leer la carta recordé a la mina totalmente, 1.70 de estatura, un poco flaquita pero con todo en su lugar, una sonrisa maravillosa, unos ojos color capulín que te embrujaba con solo verlos, una voz que te hacia cerrar un poco los ojos solamente para poderla escuchar mejor, bloquear los demás sentidos para poder sentir lo que decía, besaba como ninguna pero el problema fue que nunca volvió, no hubo más historia, le escribí esa carta pero nunca se la mandé, seguí viendo las fotos y vi que cada año que pasaba había menos gente en la foto familiar que se tomaba en diciembre.

Iba como en la quinta cerveza cuando vi una foto, la recuerdo bien, era en la pila del bautismo, estaba el sacerdote, dos parejas y un bebé, se me salieron las lágrimas al recordar, esa foto siempre cuando la veía le preguntaba a mi tío abuelo "¿Quiénes eran los de la foto?", él recuerdo que la tomaba, la veía a contraluz y decía, “tus papás, Elenita mi esposa, el padre Adalberto y yo, fue el día de tu bautizo”, después me contaba la historia de mis padres, aquellos que se fueron a EEUU buscando una mejor vida y prometiendo que regresarían por mí, pero eso nunca paso, falleció mi tía abuela cuando yo tenía 9 años, lo recuerdo bien también tengo esa foto, lo recuerdo porque esa vez fue la última borrachera que le conocí a mi tío abuelo, esa ves duró tomando una semana entera, justo después del levantamiento de la cruz hasta que por sus palabras él decía que se le apareció el diablo en la borrachera y desde ese momento solamente tomaba pero muy tranquilo, deje de ver las fotografías, sobra decir que esa noche me fui a dormir con la cabeza llena de recuerdos.

Al despertar eran las 6:30 am, me preparé un chocolate en agua caliente y le eche un chorro de aguardiente para evitar la resaca, agarré un seis de cerveza, los puse en mi hielera portátil, tome mi bocina con mi inseparable mochila, al llegar al panteón lo primero que hice fue brincarme la barda ya que aún no estaba abierto por la hora, me persigne y después puse unas polcas que le gustaban a mi tío abuelo y me senté a un lado de su tumba, le recité aquel poema que tanto le gustaba que le recitará, fue el primero que hice y se lo hice a la mina de ojos color capulín, incluso el poema está centrado en sus ojos que me embrujaron desde el primer momento, después le leí un par de escritos que le había hecho con mucho cariño y al final esa carta que le leí el ultimo día que lo vi, en la cual le agradecía todo, gracias a él era yo quien soy ahorita, le agregué un par de cosas y fue cuando estallé en llanto, me puse de rodillas frente a su tumba y empecé a enterrar los poemas, destapé una cerveza y se la vacié, en ese momento sentí que me jalaban del pantalón del lado derecho, al voltear vi a ese perro que se había vuelto inseparable los últimos 8 años el famoso “Sin calzones”, era un perro muy fiel, muy chingón, lo acaricie y se puso junto a mí, de la hielera saque un par de salchichas que traía yo para desayunar y se las di, me persigne y me estaba tomando una cerveza cuando sentí una mano en mi hombro derecho, la piel se me puso chinita, mi cuerpo se paralizó y solo jale aire, justo después solté el aire al escuchar una voz, que era la del panteonero me reconoció el señor y nos pusimos a hablar de mi tío abuelo y del perro, decía que no se había querido ir del panteón, lo sacaban y se volvía a meter, por eso mejor ya habían optado por dejarlo, estuvimos ahí por las 4 cervezas que me quedaban y al finalizar me lleve al perro a casa, la cita la tenía a las 12 del día y recién eran las 9 de la mañana, así que aproveché para darme un baño y dormirme.

Me desperté justo para ir a la cita, aunque solo fue para decirme que las dos casas, la cuenta del banco, los seguros, los locales comerciales y la huerta que tenía mi tío abuelo pasarían a ser míos, créanme casi casi me desmayo de la impresión, obviamente venia mucho papeleo, ver a las personas que mi abuelo les tenia rentados los locales y la otra casa que yo no sabía que existía. Cuando fui al banco con los requisitos que pedían, estuve a punto de que mi cuerpo colapsará, era una cantidad irracional la que tenía en el banco, ese día me contuve, al llegar a casa a eso de las 8 de la noche, lo primero que hice fue agradecer y hacer limpieza exhaustiva, ahora sí que era mi casa, al otro día iniciaría los trámites legales para que se dieran las cosas, me dediqué a hurgar cada espacio y siempre encontraba algo, un poco de recuerdos, me dieron las 6 de la mañana limpiando, en cada lugar encontraba algo que tenía recuerdos y me ponía a revivirlos, incluso me quede dormido pasando las 7 de la mañana en esa silla mecedora que siempre utilizaba mi abuelo.

Me despertaron uno toquidos en la puerta, curiosamente no escuchaba los ladridos del perro y supuse que se había ido al panteón, después cuando estaba abriendo los ojos mi celular empezó a sonar, voltee a verlo y vi que era Patricia, así que primero decidí abrir la puerta y me lleve una sorpresa gigantesca, era ella, Patricia, al verme me dio un abrazo fuerte y me dijo “lo siento mucho”, yo le devolví el abrazo, aunque para ser sinceros no quería apartarme de ella, le invite a desayunar, fuimos aquella birria de res que tanto le gustó la vez que vino, después pasamos por unos vinos tinto y nos marchamos a la huerta de mi tío abuelo, quería ir a ver que tanto había cambiado, solo le dimos una vuelta, ella se quedó mirando fijamente a la hoja de un árbol que estaba contra el Sol, no quise decirle algo se veía como una niña pequeña descubriendo el mundo, después ya nos regresamos a casa, ahí recordamos lo que sucedió a inicio de año, vio las fotos que tenia del baúl de mis recuerdos y tambien las cartas, se puso a leerlas y solo dijo “sigo diciendo que no es posible que con esa cara de gañán, exista un corazón tan noble”, echamos a reír los dos y destapamos una botella de tinto, me puse a contarle historias de mi abuelo, ella se sorprendía de los detalles que daba.

Después de la primera botella y al destapar la segunda ella me había dicho que en el trabajo le habían dado vacaciones obligatorias por dos semanas y se le hizo prudente venir a acompañarme unos días, obviamente yo le agradecí, si bien la relación se había acabado un mes antes pero habíamos terminado en bueno términos, de pronto se sentó a un lado mío y se puso para que le abrazará, algo que hice de forma inmediata, seguíamos mirando las fotos, me pedía que le contará la historia de cada foto, era extraño, quizás solo buscábamos un pretexto para estar juntos, así que esa mañana nos dedicamos a contar historias de las fotografías y darnos tantos besos que quizás no terminaría de contarlos, para ser sinceros yo no me la creía, pensaba que era una jodida broma del destino.

Sobra decir que ese día el tiempo paso más rápido de lo que regularmente lo hace, creía oportuno no decirle nada acerca de la herencia, no quería joder el momento, así que me preparaba para estar con ella una o dos semanas, sabría que en algún momento ella tendría que irse, así que solo me quedaba seguir platicándole mis historias y disfrutar de ella nuevamente.



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