Cartas a Idelette



Para Idelette.

Con afecto eterno y amor perpetuo te escribo esto para contarte sobre aquel día en el que quede cautivado por tu silueta, incluso dos días antes de conocerte ya te había notado en aquella parada de autobús pero tú no tenías ni idea mi existencia, pensaba en tí al siguiente día y procure estar en el mismo lugar, a la misma hora, como si de una cita se tratara, te miré llegar sin atreverme a subir al mismo autobús que tú, pero estás ganas me aventuraban al tercer día para encontrate.

Ambos éramos dos extraños que sin querer habían tropezado en aquella noche de mayo, cuando una llovizna nos arrojó a buscar el refugio del pequeño techo de una cabina telefónica. Yo llevaba un pequeño paraguas en la mochila y ofrecí usarlo para ambos.

No necesitaba adivinar tu nombre, llevabas en el cuello un collar que lo escribía separado letra a letra, supe entonces que no había un nombre como el tuyo, ni una sonrisa igual, ni ese color de ojos o el cabello, ni esas manos o esa forma de en qué levantabas la cabeza para que las gotas de lluvia llegarán a tu frente, resbalando y humedeciendo tu rostro, el paraguas estaba de sobra y resultaba que no estábamos a la espera del autobús, la realidad es que la espera se trataba sobre nosotros, ya no tenía por qué esperar más, por fin habías llegado a mí, fue así como las circunstancias, la casualidad, amor o destino poco a poco hallaron significado al conjugarse con tu nombre.

Todo gira al rededor de esa noche, allí contigo, donde la esperanza estaba resuelta y la magia que desprendias tenía un fuerte efecto de atracción conmigo, mi lenguaje corporal me delataba, tu pequeña risa me ponía tan nervioso al punto que tomaste mi mano preguntando si todo estaba bien y como no estarlo!, vaya!, si la soledad venía pisandome los talones hace unos años y ahora todo era diferente, pues ya no había por qué esperar más, ni al autobús, ni a la vida, ni sorpresas ni nada, no había por qué mirar mi reflejo en pupilas extrañas, ni seguir guardando versos, ni canciones a quien aún no conocía, ahora todo ese vacío en mi encajaba perfectamente contigo y tu que sin pensarlo dos veces ya lo estabas llenado.

Idelette, te escribo esto pensando que las palabras no alcanzan para describir la fortuna y la belleza de tenerte, pienso tanto en ti, en ambos, en todos esos recuerdos de primera vez contigo, sobre los días en qué pasamos ratitos solo observandonos, Jaime Sabines dice que las mejores palabras de amor están entre dos gentes que no se dicen nada, muchas veces pienso que él lo escribió pensando en nosotros, Sabines sabe tanto pero la experiencia que me das y me dejas va mucho más allá si lo comparamos con sus escritos.

Idelette, querida mía, no hay nada más que ame a la par de tu sonrisa o la gracia y piedad con que me animas, amo tus charlas, tu aroma, tu mirada y serán mis cartas postreras las que describrirán todo aquello que provocas en mí, será el escribir un método, no para que me ames, si no para que te enteres cuánto te amo.

Idelette, amada mía, te dejo en esta pequeña despedida un beso y un abrazo fresco como el viento para que me lleves contigo todo el tiempo, por qué todo el tiempo tú estás conmigo

Idelette, te amo.
Escribo siendo tuyo, Jhon.

Comentarios

  1. ¿Cuántas cartas hoy en día se escriben? ¿Cuántos recuerdos se tienen que esperar entre el que escribe y las lee? Sabines es un genio, escribió sobre el futuro o quizás estamos replicando sus historias , sus escritos.

    ¿Quién no se ha enamorado en un bus? Yo hasta en el metro me enamoró pero nunca cargo un paraguas, creo que eso aprendí.

    Idelette, bonito nombre pero apuesto que no tan bonita como la sonrisa .

    Te dejo un abrazo de esos que solo se dan los domingos ...

    ResponderBorrar
  2. Las cartas un romance del pasado
    La espera recuerdo muchos dias...
    prefiero el hoy
    el texo
    corto y claro
    Muy bonita tu entrada
    gracias

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Recuerda que todo es en singular...

Entradas más populares de este blog

Olvídate de mí

Lo sabía

Quizás ahora si pueda cumplir mi venganza