Me dan celos de verte tan feliz
“…Otros vendrán y
me dirán,
Que te marchaste,
Que te cansaste
ya de esperar…”
Era tan complicado poder recordar
como carajos este karaoke se hizo mi lugar favorito, quizás eso de que me mudé
y mis amistades no las pude traer conmigo, este fue el quinto o sexto lugar que
pise en cuanto llegue acá, después fueron mas lugares pero este se hizo mi
favorito, saliendo de la oficina me iba para allá, me sentaba en la misma mesa
de siempre, algo que sin tener un acuerdo con las meseras siempre me apartaban
mi lugar, incluso tenían mi numero de celular y me marcaban cuando me retrasaba
un poco preguntando si iba a ir, total era una rutina que me hacia sacarme
poquito de la rutina, escuchando de todo tipo de gente y todo tipo de género, podía
ser desde reggaetón hasta trova, desde narcocorridos hasta música pop en inglés,
una cosa que me gustaba de ese lugar es que no permitían que yo bebiera mas de
la cuenta, me contaban los tragos o las cervezas, fue a un acuerdo que llegué
con ellos desde un inicio y lo mejor es que siempre se cumplía.
Quizás me había subido a cantar
unas cuantas veces, regularmente poco antes de retirarme, en esa cerveza o en
ese trago que te hace agarrar poquito vuelo para hacer las cosas, algo de Joaquín
Sabina, Oceransky, Salón Victoria, Sabino entre otros, pero la mejor
experiencia fue una noche, anunciaron que iban a cantar “Cóseme” de Beret con
Vanesa Martín, se subió una mina y un chavalo, de pronto en un abrir y cerrar
de ojos el chavalo se bajó del pequeño escenario y la dejo a ella con el micrófono
en la mano, el chavalo se dirigió a la salida, no sé qué sentí ver a la mina ahí
parada, extrañada, perdida, quizás fue un poco de tristeza y me animé a pararme
e ir hacia donde estaba ella, le dije “si gustas puedo acompañarte, aunque
te soy sincero, no se cantar nada bien”, ella quizás pensó que iba a ser
peor estar cantando sola que acompañada, paso la canción y la ayude a bajar del
escenario, la iba acompañar a su mesa pero me dijeron que era mi turno para
cantar “Querido Tommy” de Tommy Torres, al acabar la canción fue la primera vez
que recibía un aplauso, voltee a ver hacia los lados y la vi a ella aplaudiendo
desde la mesa donde yo estaba antes sentado, ella ya tenia una cubeta de
cerveza arriba de la mesa, en cuanto llegué la mesera que se llamaba Karen me
dijo “me dijo que venía contigo, por eso la deje sentarse ahí”, yo le
dije que no había problema y en cuanto termine de hablar con la mesera, la mina
me dio una cerveza diciendo “gracias, me hiciste no quedar como una mensa ahí
arriba”, discutimos un poco sobre el evento yo diciéndole que esa canción tenia
poco que la había escuchado, ella diciendo que me había visto ya un par de
veces en ese lugar y continuamos con la charla de conocernos un poco, ella
diciendo sus cosas buenas y yo hablando de aquel amor que me hizo llegar hasta
ese lugar, quizás con suerte y ella terminaba huyendo pero no fue así, seguimos
hasta que nos acabamos la cubeta, nos subimos a cantar un par de canciones más
hasta que vimos que ya era demasiado tarde, pague la cuenta y Sali con la mina
recuerdo bien que le dije “sabes, a mi la cerveza me da muchísima hambre, ¿vamos
por unos tacos? Yo los picho”, ella aceptó y me recomendó unos tacos que
estaban a unas calles de ahí, al que sinceramente nunca había ido, los tacos
eran buenos, pero hasta ahí, pase a dejarla a su casa, estaba a unas 4 calles
de ahí y yo vivía un poco más adelante, así que en el camino compartimos números
telefónicos y unas palabras de mas que ayudaban a continuar con el conocimiento.
Habían pasado tres días después de
que la vi, recibí una llamada de ella cuando estaba trabajando, la llamada era
para invitarme el siguiente fin de semana para echar un trago por su cumpleaños
con sus amigos, en el karaoke donde nos conocimos, acepté la invitación y le
pregunte el día de su cumpleaños, me dijo que era el día de la llamada, la
felicité y concluimos la llamada, pero toda la tarde me puse a pensar de qué
manera podía felicitarla el mismo día, en mi trabajo iba a salir un poco tarde,
no conocía mucho de ella pero en un arrebato de impulsividad pase al super de
regreso a casa y compré unos chocolates y una sudadera de Lisa Simpson que era
su personaje favorito, pensaba darle el regalo el día de festejo pero cuando iba
de regreso a casa se me ocurrió la grandiosa idea de pasarla a visitar a su
casa, estacioné mi auto media calle antes y baje con la bolsa de regalo en la
mano, iba a tocar el timbre pero no se me hizo prudente, le marqué, no me
contestó y encendí un cigarrillo mientras me dirigía a mi auto, triste,
derrotado, con un cigarro encendido en la mano y en la otra una bolsa de
regalo, me quedé fumando a fuera de mi auto, sin pensar en nada mas que en la
derrota, justo cuando me había acabado mi cigarrillo recibo una llamada de
ella, la tomó y me dijo “¿Qué tal chaval, todo bien? Tengo una llamada
perdida tuya”, le explique que solo era para felicitarla, pero no se creyó
ese cuento porque de inmediato me dijo “sabes, me pareció verte casi al
inicio de la calle, estabas fumando ¿no?”, no pude mentirle, al parecer me había
visto y antes de que dijera algo me dijo “dame 1 minuto y te veo a fuera de
mi casa”.
Para ser sinceros tardó cerca de
diez minutos, por un momento pensé que se había burlado de mí, sinceramente me
estaba enojando un poco hasta cuando de pronto la vi salir de esa puerta color
marrón, con un traje sastre entallado color azul, una blusa blanca y unos
zapatos bajos, poco maquillaje y el cabello suelto, excusándose me dijo “discúlpame,
no sabia si cambiarme o no”, le dije que no había problema, así se veía muy
hermosa, ella me regaló un abrazo, donde el tiempo se hizo en cámara lenta,
sentí como su abrazo me arregló el alma, le di la bolsa de regalo y ella sin
mediar palabra me dio un beso, un beso tan grande que no alcanza a caber en
este escrito, al concluir con ese beso que como dictan los cánones fue con los
ojos cerrados y un agarrada de nalga por mi cuenta, ella sacó los chocolates, después
de la sudadera, y brincaba como una niña de 5 años cuando le regalan la muñeca
que ella quería, me dijo “¿Cómo sabias que eran mis favoritos? Tanto los
chocolates como lisa”, me limité a responderle “como que tienes cara de
que eso te gustaba” me empecé a reír y ella hizo cara de puchero, de
inmediato le dije “no, la verdad es que me lo dijiste el día que nos
conocimos”, ella me volvió a dar un abrazo y me invito a pasar a su casa, yo
sinceramente no tenia intenciones pero me insistió, al ingresar era un patio
amplio, quizás cabían unos dos o tres carros bien acomodados, cruzamos por una
de las dos puertas que había para ingresar, al entrar me di cuenta que habían varias
personas dentro, me quedé sorprendió, quizás era su familia, eso lo podía constatar
por las edades y después por que me presentó uno con uno, me sentía extrañado y
mas en el pastel, cuando ella le dio la mordida y los demás la empujaron
empezaron a gritar “¡Beso!, ¡Beso!, ¡Beso!” y ella me beso, me embarro de todo
el pastel, los flash de los celulares empezaron a iluminar ese primer festejo
de cumpleaños, que a decir verdad fue algo muy extraño, ese día me Sali con una
ilusión en mis bolsillos y también con una mancha de pastel en mi saco.
Nuestros encuentros cada día eran
más cercanos, cada día me iba enamorando mas y mas de ella, no había duda, quizás
el destino me había puesto ahí para reiniciar mi vida, que acabará ese periodo
de prueba y empezaba el bueno. Existía una que otra discusión pero nada que no
se pudiera solucionar con besos, caricias, regalos, flores e incluso algunos días
que teníamos que dejarnos de hablar para no enfadarnos tanto, pero la vida seguía
y todo iba de maravilla, en el trabajo, con ella, con el futbol, parecía que
los astros se habían alineado, todo era felicidad, incluso nos llegamos a casar
por el civil, de regalo decidimos irnos unos días a Tampico, ella insistió tanto
en ir, ya que decía que por parte de su madre venían de allá y quería conocer a
su gente, yo le decía que era algo sin importancia, ya que aunque los
encontrará no iban a existir muestras de afecto ni nada por el estilo, pero
ella se mantuvo en su idea y no hubo forma de que cambiara de opinión.
AL llegar al aeropuerto de
Tampico le hice el comentario gracias a una publicidad que vi, “¿y si mejor
vamos a Ciudad Madero? Tiene playita y así”, ella estaba obsesionada con
Tampico, así que después de alojarnos en sobre la Avenida Hidalgo, fuimos al panteón
Municipal, ahí encontramos 4 lapidas de los nombres que ella traía, le
preguntamos al panteonero, comento que no conocía a las personas pero que podíamos
ir a la presidencia municipal a pedir informes, así que esa tarde nos dedicamos
a preguntar y preguntar, terminamos con varias direcciones y un itinerario para
el otro día, le propuse ir al centro a conocer el pulpo de noche, la catedral y
después fuimos a un bar que esta subterráneo llamado “la caverna”, salimos ya
un poco enfiestados y nos dirigimos a la playa en Ciudad Madero, por fortuna habían
grupos de gente y un par de bares abiertos, ingresamos en uno, ese donde esta
un “alíen” en la entrada, nos la pasamos bomba, incluso conocimos unas cuantas
personas que nos daban seña de algunas de las direcciones, después nos
regresamos al hotel ya entrada la madrugada.
Pasaron los días y conocíamos poco
en verdad, conocíamos mas las calles y las fachadas de las casas que cosas de
la ciudad, pero bueno, ese día llegamos a una casa grande, tocamos la puerta, abrió
una señora de edad avanzada que para ser sinceros si tenia cierto parecido a la
familia de su madre, le dijimos las intenciones que teníamos y ella se presento
junto con el dialogo que traía, la señora muy atenta nos invito a pasar a su
casa diciendo que pronto llegaba su nieta con su hijo y así fue, no pasaron mas
de 5 minutos cuando estando platicando en el jardín, la señora se levanto y fue
a abrir la puerta, escuche una voz, mi mente quizás me estaba jugando una mala
jugada, de pronto un niño cercano a los 5 años se acercó con un balón de
futbol, la cara de mi esposa fue un poema, se quedo pasmada y solo dijo “hola
nene, estas bien bonito ¿Cómo te llamas?”, el niño contestó, mi esposa y yo
nos quedamos viendo, yo solo cerré los ojos y ella hizo una falsa sonrisa, esa
sonrisa que se que las cosas van mal, de pronto llegó la señora con su nieta y
nos presentó, en ese preciso momento mi corazón se paralizó por microsegundos
que a mi se me hicieron horas, era ella, se llamaba Esmeralda y había sido el
amor de mi vida, incluso antes de mudarme ella se fue, sus papás me habían dicho
que de vacaciones con una tía, pero paso casi un año y ella nunca volvió, nunca
más había sabido de ella y en esos momentos tuve la oportunidad de mudarme de
ciudad, mi esposa supo que las cosas no estaban bien y antes de que dijera algo
me apresure “las presento, ella es Esmeralda y ella es mi esposa”, Esmeralda
se llevo las manos a la cara, se puso roja, no sabía qué hacer, la señora se
dio cuenta y dijo que iba a buscar un álbum de fotos, nos quedamos los cuatro, Esmeralda,
su hijo, mi esposa y yo, empecé a platicar la historia, después la continuo
Esmeralda, mi esposa no sabia que hacer, su rostro cambio de estar enfurecida a
tipo tristeza, en eso llego la señora con un álbum de fotos muy viejas, y ahí ellas
se quedaron viendo las fotos durante un largo tiempo, yo me puse a jugar con el
chavalo al fútbol, hasta que por fin nos cansamos, llegamos sedientos a la
mesita donde estaban ellas y nos sirvieron un poco de agua fresca de limón, el
niño dijo que era su favorita y yo dije que era muy rica, nos sentamos en las sillas
y agarré mi teléfono, mi esposa me había mandado unas fotos y unos videos de
como yo jugaba con el niño con el texto de “aunque digas que no, la sangre
llama, me dan celos de verte tan feliz”, después deje el celular en la mesa,
Esmeralda dijo “miren, que extraño es encontrar a tu tía abuela”, refiriéndose
a mi esposa, algo que ella de inmediato dijo “es muy raro esto, yo encontré a
mi familia y tú también”…
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