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Éste será nuestro secreto


“…vio a una sirena morena
De ojos tan lindos,
Era la mujer más bella que había mirado,
Ella decía que lo amaba,
Que era su vida y que todo ese tiempo lo había esperado…”

Era imposible no recordar, aquella tarde mientras planeaba el siguiente destino me hablo un compadre para invitarme a un torneo de pesca en Sonora, el no iba a poder asistir y ya había realizado todos los pagos que no eran reembolsables, el sabia muy bien que me gustaba la pesca por lo tanto sabía que no iba a decirle que no, así que acepte su invitación, me iba a prestar su equipo de pesca que incluía un pequeño yate, con todos los aditamentos para poder realizar la actividad, ese yate ya lo había manejado varias veces y también había ido de pesca con él, entonces no tenia que apurarme, solo tendría que pagar mi vuelo a Guaymas, me iba a quedar en el departamento de mi compadre ahí en Guaymas, pensándolo bien me hacía falta una actividad en el mar para poder olvidar a aquella mina.

Llegue un par de días antes, todavía alcance a mi compadre e hicimos unos recorridos para recordar los tiempos cuando éramos chavalones y tomábamos el yate de su padre para irnos a buscar sardinas, barracudas, pez espada y demás, era una maravilla ese yate, ya con geolocalizador, frigobar, un manejo extraordinario y las cañas de pescar cada vez mas sofisticadas, pero bueno, la pasamos bomba con él y con mi comadre, mi comadre aun esperaba que fuera con Jessica la que fue mi esposa, pero no, otra vez sin vernos juntos y me lo hizo saber cuando nos despedimos me dijo “si llega la comadre, me la felicita por su cumple…” no alcanzo a terminar la frase cuando recordó que no iba a verla, se intento disculpar pero le dije que no había ningún problema, ya habían pasado tantos cumpleaños que no pasábamos juntos que ya me había acostumbrado, se sintió un poco apenada aun cuando los deje en el aeropuerto pero le insistí que no pasaba nada, me dieron un fuerte abrazo y quedamos de vernos al regreso, solo se ausentaban por 6 días, en el camino de regreso del aeropuerto a su casa me puse a recordar a Jessy, en unos días seria su cumpleaños numero 28, llegue a su casa y destape una cerveza para olvidar pendejadas.

30 de junio
Llego la hora, Salí a pescar y buscar una buena sardina en ese gran mar de Cortés como lo llaman, el primer día no tuve mucha suerte, pescados pequeños, pero gracias al frigobar y a un par de hieleras gigantes me la pase de maravilla, leyendo y bebiendo cerveza, comiendo carne seca, sopas instantáneas y tomando tantas fotos como si no hubiese un mañana, quizás era una buena terapia no tener redes sociales por unos días, escribí unos cuantos cuentos cortos, quizás me faltaba un poco de música pero había olvidado mi reproductor y no era hora de lamentarse, tendría tres días mas así que no había problema, al caer la noche, preferí regresar y volver a zarpar al siguiente día temprano, necesitaba descansar un poco.

1 de Julio
Paso sin pena ni gloria, quizás fue muy similar al día anterior, solo que esta vez traía música, me metí al mar por un par de horas, lo tome más como recreación que por andar pescando algo, incluso no tiré la caña mas que un par de veces, pero a lo lejos lograba escuchar un sonido, como si fuera un pequeño cántico, de primera mano pensé que era alguna ballena varada o algún animal que se metió al mar de Cortés al querer rodear la península pero no vi nada, ni a lo lejos, solo escuchaba ese sonido.

2 de Julio
Desde el inicio me dirigí a la isla tortuga, ya que era de donde provenía el cántico, siempre le he temido a los volcanes y ahora estaba muy cerca de uno, procure no acercarme demasiado pero si alcanzaba a ver, incluso una pequeña fumarola se veía a lo lejos, desde que pare la marcha del yate me puse a leer y beber, no puse música, me encantaba ese sonido que hace el mar cuando hay tierra cerca, no se en que cerveza fue si en la octava o novena pero empecé a escuchar el cántico de nuevo, era como de una soprano, las notas alcanzaban a escucharse casi como cuando fui a bellas artes, era imposible, quizás era efecto del alcohol en mi cuerpo o el sol que ya me estaba causando efectos de estar delirando, de una de las hieleras saque un poco de hielo y lo puse sobre mi cabeza, pero el cántico volvía a sonar, era mas cercano a isla tortuga y a unos metros del yate pude ver como la cabeza de una persona, claramente vi a una mujer, de pronto empecé a escuchar risas y risas, estaba muy confundido, quizás me estaba dando un golpe de calor, saque un suero de sabor fresa y me lo tome de golpe, saque un cigarrillo y me puse a fumarlo, vi claramente como si una mujer estuviera nadando, se me hizo raro, no es zona de nado y empezó a nadar hacia el sur, olvide por completo volver a tirar la caña y empecé a seguirla, pareciera que nunca iba a alcanzarla, de pronto paré la marcha del yate y me puse a observarla, daba el reflejo del sol en el agua, apenas podía ver sus dientes color perla, su boca grande y ojos igual de grandes, eran aceitunados, no lo dude un minuto y me aventé al agua, quise seguirla, pero a los 100 metros vi que nadaba mas fuerte que yo de nueva cuenta, así que regresé al yate, recordé que no tenia demasiado combustible, solo había subido dos bidones más, pero me tenía intrigado que era, no recuerdo por cuanto tiempo la seguí pero el yate dejo de avanzar, cambie al manguera de inmediato al otro bidón y vi, claramente era una sirena, tenia la piel tipo como tipo escamosa pero no se miraba fea, ni siquiera me dio miedo, me veía directamente a los ojos y como hipnotizado me aventé al agua, caí cerca de ella, sentí como me tomo con sus manos eran muy similares a las mías pero los dedos tenían una especie de tela que los juntaba, me seguía viendo a los ojos mientras sonreía, tenia una sonrisa diferente, extraña, sin maldad, con una voz dulce solamente me dijo “anda chavalo, sube al barco y dame una cerveza, hoy andas de suerte, no vas a pescar una gran sardina pero me viste y eso pocas personas pueden hacerlo”, no entiendo porque pero subí de inmediato al yate, destape una cerveza y se la di en la mano, ella estaba en la escalera del yate, la invité a subir pero no quiso.

No se cuantas cervezas fueron, pero se acabaron todas, incluso nos acabamos los sueros mientras seguíamos platicando, tenia una mirada que te obligaba a verla, tenia algo distinto, de pronto me dijo “así que escribes, ¿me podrías escribir una carta? Digo, así como si fuera alguien muy importante para ti, quiero ver como la escribes”, asentí y me puse a escribirle una carta, como si la conociera de toda la vida, fueron 3 hojas, al acabar me dijo “¿me puedes dar un abrazo?” y bueno claro que lo hice, me baje y la abracé, justo cuando lo hice sentí como su piel escamosa me abrazaba por completo y me llevaba al fondo del mar, quería soltarme de ella pero no me lo permitió, me abrazaba muy fuerte, tan fuerte que no logré zafarme, seguíamos descendiendo, hasta que me puso de pie en el fondo y con una sonrisa me dijo “ves, no era tan difícil poder respirar bajo el agua, gracias por venir a visitarme, eres el mejor regalo que pude tener”, en eso me abrazo y me dio un beso tan rico que casi olvidaba que estaba en el fondo del océano, yo solo atine a decir “Felices 28 sirena”.

5 de Julio.
Desperté en una cama, estaba con suero, a un lado de mi cama estaba Jessica, si la que había sido mi ex esposa, abrí los ojos con una pesadez, pero logre verla, ella al verme abrir los ojos, me regalo una sonrisa tan maravillosa como la del primer día que la conocí, me explico que me habían encontrado varado cerca de Mazatlán, aun había provisiones en el yate pero yo estaba desmayado, deshidratado, fue cuando le dije “te voy a decir algo aunque no me creas, el 2 de julio, vi a una sirena, me dio un abrazo, me dijo que era su cumpleaños, baje a las profundidades con ella, era hermosa, extraña pero hermosa”, Jessica con la serenidad de siempre me dijo “bueno, al menos a ella si la felicitaste, pero no digas nada de la sirena, quizás te tomen de a loco, pudo a ver sido alguna alucinación o algo así, por cierto, gracias por la felicitación”, esto mientras me daba un beso en la boca, mi sorpresa fue que sentí sus labios escamosos, como los de la sirena, después me sonrió y vi que sus dientes eran igual que los de la sirena, aquellos aperlados, y sin mediar palabra solamente dijo “éste será nuestro secreto”, yo solo alcancé a decir “felices 28, felices 28…”.



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