Nos vemos en el infierno
“…Entonces siempre
acuérdate
de lo que un día yo
escribí
pensando en ti, pensando
en ti…”
Habían pasado tres años, ocho meses
y veintidós días desde que Alejandra se había ido de mí, era complicado, en
verdad me había quedado yo en esa relación, no me preocupaba por conocer una
persona más, siempre que conocía una mina era para llevármela a la cama y en
cuanto me aburría la botaba o quizás se iban cuando se daban cuenta que a
escondidas aun leía esas cartas que nos llegamos a enviar con Alejandra en
aquel año que fue el decisivo en nuestra relación, ese jodido trabajo por el
cual me había ido para juntar dinero para la boda pero se me olvido lo mas
importante, el tiempo con Alejandra, ella no aguanto mi año en Tampico y un día,
así como sin querer me marcó cuando estaba en el aeropuerto yo no le creí y colgué
la llamada, estaba muy entretenido con mi trabajo y de pronto llego un mensaje
de voz de ella, aún recuerdo ese audio “Chaval, ¿crees que puedas recogerme
en el aeropuerto? Recién voy llegando, si no puedes me dices para ver donde nos
vemos, y de igual forma si estas con otra persona pues seria bueno que me lo
dijeras, solo te voy a quitar un par de horas, quedo en espera, besos.” Obviamente
de inmediato le respondí y pase por ella, primero fueron besos y abrazos, todos
esos besos que no nos dimos en tantos meses, tantos abrazos, tantas miradas,
tantos te quiero que teníamos atravesados en la garganta, pasamos a comer y de ahí
nos fuimos al depa que rentaba, tuvimos una tarde maravillosa, incluso se me había
olvidado mi trabajo, al despertar en el desayuno ella me dijo “sabes chaval,
salgo en un par de horas, lo siento, no pude esperarte, quería despedirme de ti,
no de esta forma pero bueno, ya las cosas se dieron y no se puede hacer nada,
no creas, ya no me dan ganas de irme pero, en verdad déjame terminar, no quiero
que digas nada, solo abrázame” hice lo que ella me dijo, nos paramos de la
silla y nos dimos el abrazo más fuerte que nos hubiéramos dado, un abrazo que
voy a admitirlo me saco un par de lágrimas, pensé que era mentira ya que ella
no traía maleta, no traía nada, solo me dio un ultimo beso y cerró con “recuerda
que te quiero mucho, por favor no quiero que me sigas” y al finalizar ella
se fue, cruzo por aquella puerta de cristal automática para ya no mas verla, yo
me quede como pendejo, con un buen trabajo pero sin lo más importante, sin ella.
No voy a mentir, le mande tantos
mensajes que ella tuvo que cambiar de número telefónico, de las redes sociales me
bloqueo y yo al siguiente mes renové para quedarme mas tiempo en Tampico. Solía
asistir a un bar llamado “la caverna” en el centro de la ciudad, veía los partidos
de fútbol y a veces también solamente me embriagaba por gusto, ahí fue cuando conocí
a Daniela, esa mina estudiante de Derecho, de una familia estable, 22 años, morena
clara, espigada, con unas piernas tan largas como mi tristeza, la conocí por
casualidad, me senté en la barra para ver el partido de mis rayos, ella estaba
sentada al final de la barra, estuvo ahí por dos horas, solamente se había tomado
3 cervezas y yo me había tomado cerca de 6, quizás por eso me animé a entablar
una conversación con ella, a resumidas cuentas, había terminado recién con su
novio, ese novio con el cual había estado desde los 18 años que sus padres le habían
dejado tener novio, ella se veía devastada y yo por hacer que se sintiera bien,
le platique mi historia, de la cantidad de minas que habían pasado y que aunque
sonará a cliché pero ella me interesaba, esa noche no paso nada, solo dijimos
salud un par de veces e intercambiamos números telefónicos.
Nuestra primera cita formal fue
en la Ex aduana de Tampico, en ese recorrido que te dan por tres cuartos de
hora, donde explican el funcionamiento de la Aduana en su tiempo, el material del
que esta hecho y parte de la historia de la ciudad, después pasamos al “museo la
Victoria de Tampico 1829” donde conocimos esa pequeña parte de la historia que
muchos desconocen, era extraño, me sentía tan bien con ella, nos tomamos un par
de fotos solamente, saliendo fuimos por una famosa “torta de la barda”, era tan
diferente a todas las salidas que había tenido que me sentía muy a gusto y al
parecer ella también, después nos sentamos en las escalinatas del “pulpo” en el
mero centro de la plaza principal de Tampico, aunque hubo varios momentos para
darnos aquel primer beso, no sucedió en ese día, pero aun así seguimos saliendo
por casi dos semanas hasta que por fin nos hicimos novios.
Le conté toda la historia con Alejandra,
de aquella extraña manía que aun tenia de leer las cartas, que de vez en cuando
leía escritos que había hecho cuando estaba con ella, le platique todo lo ruin
de mí, de donde venía, de como me quede en esa ciudad y de que no tenía planes
de volver a la ciudad de México, que era mi ciudad de origen. Daniela leyó cada
carta en voz alta, me volvió a transmitir ese sentir que tuve al leerla por primera
vez, si bien Alejandra y Daniela eran tan distintas pero el timbre de la voz al
leer la carta era casi similar, en ese momento yo escribí una respuesta para
cada carta y las leía en voz alta, ella leía otra carta y así fue la dinámica hasta
que terminamos dándonos tantos besos que me olvidé casi por completo de Alejandra.
Era tan extraño, no le mostré ninguna foto de Alejandra a Daniela, Daniela
siempre me preguntaba por Alejandra, se me hizo tan normal que ya el recuerdo
no me sacaba ni una tímida sonrisa, y fue cuando Daniela me dijo muy seria “si
algún día te vuelves a encontrar con Alejandra, quiero que nos presentes, ya
veremos que pasa en ese momento, pero debes de prometérmelo” y así fue, le hice
esa promesa, de todas formas era casi imposible encontrarme otra vez en la vida
con Alejandra, con Daniela continuamos con un sólido romance.
El tercer viaje que hicimos
juntos, fue al año de conocernos, ella se encargo de comprar los tickets y hacer
las reservaciones, yo había elegido los dos destinos anteriores, solamente me
dijo “son 3 noches y cuatro días, no es mar, es ciudad” ella se encargo
de hacer mi maleta también, me di cuenta cuando llegamos al aeropuerto, 6 de la
mañana y me dio mi ticket, “07:15 salida al aeropuerto Benito Juárez” emití
una sonrisa muy vaga, muy a fuerzas, tenia ya cuatro años, ocho meses y veintidós
días, de no volver a esa gran ciudad, pero no podía echarme para atrás ni
perder el vuelo por un berrinche, así que abordamos, al estar sobrevolando la ciudad me vinieron tantos recuerdos de Alejandra, nos quedamos en un hotel
sobre insurgentes y Chapultepec, pasamos a dejar las cosas y caminamos por el
barrio, yo me lo sabía de memoria, ahí cerca estuve viviendo un tiempo, pasamos
a almorzar con el Baby Face, después fuimos a caminar sobre reforma, Alejandra quería
visitar la Basílica de Guadalupe y terminamos yendo para allá, de pronto se quedó
viendo donde estaban los votos, me acerqué mientras la abrazaba por la espalda
y le susurré “¿Por qué ves eso?” ella me dio un beso pequeño y me dijo “quiero
ver que no estés próximo a casarte” mientras empezó a reírse, yo no le
encontré gracia a su comentario y por eso me explico que ahí están las fotos y
los generales de las personas que están próximos a casarse, habían cerca de 30,
con fecha dentro de 3 semanas, 2 semanas y unos que se casaban el fin de
semana, empezamos a fantasear jugando con las fotografías y cambiándolos por
nuestros nombres en voz alta, cuando ella de pronto dijo “tu te llamas ahora
Antonio Fernández Orozco, mira si te pareces y yo me llamo Alejandra…” voltee
a ver dónde había señalado y en verdad si me parecía a ese chavalo, que mala
fortuna, no lo conocía al tipo pero éramos tan parecidos que hasta en los
gustos habíamos coincidido, se casaba con Alejandra, Daniela se dio cuenta ya
que me quede sin decir nada, solo viendo la foto me quede congelado, en eso
Daniela me dijo “¿Es ella verdad?, chaval te estoy hablando ¿Es la Alejandra
de la que me platicaste?” yo solo asentí con la cabeza, después de tanto,
otra vez me estaba haciendo efecto el saber de ella, de inmediato abrace a
Daniela y le dije “ven vamos por unas gorditas de nata”, ella notó mi
extrañeza y solo me dijo “vete saliendo, deja solo rezó un padre nuestro y te
alcanzo”, asentí, no podía dejar de pensar ahora en Alejandra, ¿se iba a
casar? Digo eso lo hace todo el mundo, pero no pensé que ella se fuese a casar
con alguien que no fuera yo, encendí un cigarrillo y esperé a Daniela para
volver al Hotel.
Camino al hotel, le dije que, si podíamos
ir con un amigo, me dijo que, si y le marqué a mi mejor amigo, diciéndome que
iba llegando a su casa, le comenté que si podía pasar a verlo y gustoso me dijo
que si, le dije que pasaba por tacos y cerveza para que no preparará nada; le pedí
al taxi que se desviara y pasamos por unos tacos que eran mis favoritos y unas
cervezas en el minisúper. Después de un saludo muy efusivo con mi mejor amigo y
su esposa, que para ser francos jamás le caí bien pero esta vez parecía que ya habíamos
limado asperezas, las latas de cerveza iban acabándose poco a poco, los cigarrillos
también, hasta que la novia de mi mejor amigo dijo “chaval entonces ¿ya
listo para la fiesta del domingo?”, y después lanzo una risa maliciosa,
Daniela me apretó la mano, en señal de que no hiciera una pendejada y lo entendí,
así que con una sonrisa le contesté “si, a eso vine con Daniela, incluso va
a ser dama de honor”, y continuo “bueno, yo los dejo y nos vemos el Domingo,
no tomen mañana para que no lleguen hinchados a la boda” y se fue, mi amigo
se disculpó, pero le comente que no había ningún problema, el tema ya lo habíamos
platicado e incluso habíamos visto en la basílica los votos, las cosas se
pusieron tensas y solamente nos quedamos media hora después, para continuar con
nuestro camino y llegar al hotel a descansar”.
El siguiente día yo estaba
perdido, mi amigo seguía disculpándose por el comentario de su esposa pero yo seguía
diciéndole que no había problema, Daniela se había dado cuenta de que estaba
extraviado, por mas que anduvimos en Coyoacán y una parte del centro, yo estaba
fuera de mí, ese sábado Fuimos a las luchas y ahí saque un poco mi frustración,
después nos fuimos a dormir, al despertar Daniela me dijo “¿crees que
podamos ir a comer con unos amigos míos?” obviamente no pude negarme y le
dije que sí, así que desayunamos en el buffet del hotel y almorzamos unas
quesadillas mientras dábamos la vuelta por reforma nuevamente, a las 4 me dijo
que era la comida, así que nos cambiamos con la ropa mejorcita que traíamos,
ella pidió el uber e íbamos platicando, yo le decía que nos tendríamos que
regresar a las 11 a mas tardar porque el vuelo salía a las 12:30, ella me decía
que si, empecé a reconocer el barrio, era muy cerca a de donde vivían unos
familiares, de pronto vi el auto de mi amigo en la esquina estacionado, cuando
pasamos enfrente de la iglesia de Fátima, Daniela me dijo “quiero que vayas
por ella, aquí te espero”, yo no sabia a que se refería, por un momento
estaba en shock, hasta que me volvió a repetir “anda, despídete de
Alejandra, dile que aun esta a tiempo de arrepentirse, yo te espero aquí en el
auto”, no sé porque le hice caso, me baje y le dijo al chofer que no parará
la marcha, me acerque con Alejandra, se veía muy hermosa con el vestido de
novia, se me salió una lagrima cuando estaba frente a ella, ella también se quedo
congelada, le abracé y le dije “que gusto verte así, aunque me hubiera dado mas
gusto verte conmigo… venga aun estamos a tiempo, vámonos, huyamos de aquí”,
y nos separamos del abrazo, Alejandra puso cara de puchero y yo le apunte hacia
el auto, ella me soltó de la mano y corrió al auto, como si fuera a saludar a
alguien, me hizo la seña de que me subiera enfrente y el auto arranco, nos
fuimos rumbo al hotel, le pedimos al uber que nos llevará al hotel pero entre
calles y así lo hizo, al bajarnos en el hotel el de uber solo nos deseo suerte
y dijo que era lo más extraño que había visto en su vida, subimos a la habitación
recuerdo bien que todos se nos quedaban viendo, Alejandra iba vestida de novia,
arriba en el cuarto las presenté “Daniela, ella es Alejandra… Alejandra ella
es Daniela, vaya mi presente te presento a mi pasado” y los tres nos abrazamos,
Daniela se estaba encargando de hacerle una reseña a Alejandra a partir del
momento que ella se fue de mi lado, Alejandra no podía entender y vaya para ser
sinceros, yo menos entendía lo que pasaba, le pregunte a Alejandra “¿quieres
irte con nosotros? ¿quieres regresar a tu boda? ¿O solo quieres quedarte sola?”
Alejandra se quedo unos segundos y muy seria dijo “me voy con ustedes” los
tres nos fundimos en un abrazo maravilloso, nos besamos entre los tres y después
me puse a ver si alcanzaba a comprar un ticket para Alejandra, por fortuna logré
comprarlo en el mismo vuelo de nosotros. Al llegar a Tampico las cosas fueron
tan extrañas pero maravillosas, éramos una relación de tres, éramos el mejor
trio que alguien pudiese encontrarse, la vida iba de maravilla, me creía el rey
del universo.
Hasta que una mañana, recuerdo
que una noche antes habíamos hecho de todo, incluso también nos habíamos metido
un poco de coca y bastante alcohol, desperté porque sentí que se movieron de la
cama, después la voz de Daniela hablándome, yo la escuchaba a lo lejos, me
incorporé un poco y solo vi como desde la entrada del cuarto me apuntaba y
cuando nos encontramos con la mirada dijo “nos vemos en el infierno” y
jalo el gatillo, escuché el estruendo y después sentí la suave caricia del
plomo en mi pecho, la fuerza hizo que me cayera en el sobre mi cama, escuche
que entre risas ellas se iban, yo me toqué donde había sentido la caricia del
plomo y los ojos se me cerraron.
Al despertar estaba en el
hospital, me habían dicho que había tenido mucha suerte, la bala entró abajito
de la clavícula y sin dañar nada en absoluto, me tuvieron en observación unos días
y cuando me dieron el alta, vino a visitarme mi mejor amigo pero el solo, sin
su esposa, me contó todo, desde como me robé a Alejandra hasta como decían los paramédicos
que la que me disparó fue Daniela, según mi relato, solo lo abracé fuerte y le
dije “hermano, así es la vida, no siempre se gana”….
De antemano les agradezco la preferencia por estos 3 años, recién el pasado 7 de Julio cumplimos los tres años, que no hubiesen sido posibles gracias a ustedes lectores, a ustedes Zitla y Pino, esperemos que este nuevo año vengan mejores historias, mejores posts, mejores vivencias, reciban un abrazo fortísimo, de parte mía…
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