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Crónica de una sonrisa


“…oye mujer, yo solo quiero darte un beso no más,
Decirte lo que siento, cobijarte entre mis brazos y ya…”


Llegaba yo tarde a esa cita tarde como es costumbre, subí los tres pisos hasta llegar a la terraza que es donde ella me estaba esperando, yo iba vestido muy informal, con unos tenis Adidas negros, un pantalón de mezclilla muy desgastado, una playera negra y una sudadera, iba un poco agitado por haber corrido en las escaleras, por suerte ella no vio cuando yo trastabille en los últimos escalones, ella estaba sentada en la última mesa, con una corona a medio acabar y una sonrisa maravillosa, era la primera vez que la veía y para ser sinceros era más hermosa de como yo me hubiese imaginado, ella conocía tan poco de mi como yo de ella, algunos mensajes de texto y hasta ahí, me había encargado de stalkearla en redes sociales para ver cómo era ella pero aun así no compartíamos nada en común más que la sed insaciable de una cerveza, al llegar junto con ella se paró presurosa cuando le tome por los hombros, nos dimos un beso de saludo y un abrazo que sentí como mi alma se reconfortaba, yo estaba muy ansioso, la había hecho esperar por cerca de 15 minutos, se sentó y de inmediato yo hice lo mismo, la mesa era para dos, pedí una cerveza para acompañarla, en verdad era más hermosa de como yo lo hubiera imaginado, tenía una chispa en su conversación que me hizo salir de mí, saque mi lado más ruin, platicamos de tantas cosas que no me daba pena hacerme notar como en verdad soy y creo ella hacia lo mismo, me bebí la cerveza al mismo tiempo que ella se la acababa, en la segunda ronda yo opte por un curado para relajar un poco mi ansiedad, requería un cigarro pero los había olvidado en mi auto que estaba a dos calles, ella saco un cigarro en medio de la plática de esos cigarros que no me gusta fumar, de esos tabacos con sabor mentolado, pero me supo a gloria cuando compartió el cigarrillo conmigo, la charla seguía fluyendo como si el tiempo no existiera, me sentía tan a gusto el poder platicar con ella, sé que suena a un cliché pero sentía como si ya nos hubiésemos conocido antes, algo que era totalmente irracional, sus ojos tenían un brillo maravilloso y su sonrisa opacaba el brillo del sol que a esa hora estaba en su máximo esplendor.

Las cervezas y los curados iban desfilando, así como las palabras de nuestra boca, yo no quería platicar mucho, quería conocerla, quería saber que en verdad no era un sueño el estar con ella, quería disfrutar de su charla. Las cosas se complicaron cuando ella comento que era fanática de bailar, si bien yo no sé bailar por fortuna conocía un lugar cercano donde tocaba una banda de ritmos tropicales, le comente mi idea y ella muy gustosa acepto, le comenté que el lugar no era similar a donde estábamos más bien un poco más popular, pero ella no sé porque pero acepto ir al lugar, al llegar su cara fue un poema, quizás no se esperaba un lugar tan popular en verdad, pero no sentamos en una mesa para dos y pedimos una cerveza familiar y un curado, para empezar a disfrutar la música, ella se notaba un poco ansiosa, en verdad quería bailar pero mis dos pies izquierdos no daban para bailar en ese tipo de lugares donde todos son expertos en bailar, pero vaya no iba a hacer el ridículo y menos frente a ella, vi que le gustaba como bailaba un tipo y le pedí al chavalo si quería bailar con ella, ella no quería pero le insistí diciéndole que yo no sabía bailar y ella quería hacerlo, quizás fue una idea muy pendeja pero ese pensamiento despareció justamente cuando la vi bailando, esa sonrisa en su rostro al bailar me disipaba cualquier pensamiento erróneo, ella disfrutaba el baile, después de ello ella me reclamo con una sonrisa maravillosa la acción que acababa de hacer, yo solo le devolví la sonrisa, no había más, me gustaba verla sonreír.

Los litros de cerveza se fueron acabando poco a poco y para ser un miércoles la verdad el día iba de maravilla, no podía pedir más nada, pero claro estaba en un error, por la ocupación del lugar quedamos sentados a un lado del otro, fue cuando la abrace, quería abrazarla quería hacerle sentir que en verdad la estaba pasando muy bien con ella, después como en esos momentos que pasan en las películas, le robe un beso, pude disfrutar la textura de sus labios, esa forma tan maravillosa que tiene de besar, era algo maravilloso, el tiempo parecía que se detenía en ese momento, aunque sabía bien que el tic tac del reloj seguía haciendo su trabajo yo quería que ese momento no se acabará nunca, pero como todo buen momento tenía que terminar y ese beso llego a su fin, me sentía mucho mejor ahora.

Por la hora tuvimos que retirarnos del lugar y caminamos cerca de dos calles para llegar a mi auto mientras la abrazaba de vez en vez y le robaba un beso, fumábamos y caminábamos, ella seguía sonriendo y lo menos que quería era que esa sonrisa se borrará, al llegar al auto ella puso una canción que le encanta y era maravilloso verla bailar y cantar esa canción, he de confesar que a pesar del tránsito vehicular pesado para mí era maravilloso verla bailar y cantar en el asiento del copiloto, aprovechábamos el tránsito para regalarnos unos besos más, de pronto paso algo inesperado, me atacaron unas ganas terribles de orinar, no había una gasolinera cerca y lo primero que hice fue desviarme un poco de la vía principal y me interne en la primera calle, lo que hice después no tiene nombre, me baje y me puse en la llanta trasera de mi auto del lado del copiloto y me puse a orinar, créanme que yo no había hecho eso nunca y menos con una persona con la cual me sentía tan bien pero mis ganas de orinar eran terribles, al volver al auto ella solo me recibió con una sonrisa maravillosa, seguimos con el camino que aún quedaba bastante por recorrer pero en verdad era maravilloso verla sonreír mientras bailaba y cantaba en el asiento del copiloto.

Al llegar a su casa, me estacione enfrente, nos dimos unos besos más, en verdad me tenía en la palma de la mano, la necesitaba, requería sus besos y sobre todo requería que nunca más dejara de sonreír. Al despedirnos lo hicimos con la promesa de pronto volvernos a ver, yo iba de regreso a casa con una sonrisa de oreja a oreja, a pesar de que el camino de regreso era muy largo yo solo esperaba llegar a casa para después volverla a ver y fue cuando me pregunte, ¿cómo no enamorarme de ella?...



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