Nos vemos en la final
“…así que dile a tu novio que te vas a
ir,
Que ya te dio hueva, que quieres dormir,
Inventa un pretexto que suene real,
Como que tu abuela te espera a rezar,
Y dale a mi socio un beso con sal,
Que esconda el sabor a la infidelidad.”
Ella era un poco distraída,
olvidaba sus lentes de vez en vez en casa, olvidaba fechas de cumpleaños y de
aniversarios ni que decir, olvidaba el cambio en el colectivo, olvidaba el suéter
en el colegio cuando era una niña, olvidaba tantas cosas que a veces se
olvidaba de olvidar, el por su cuenta era tan desordenado pero a la vez tenía
un orden en su desorden, las ideas se le iban pero las bajaba con una analogía,
era tan complicado que ellos dos algún día se fueran a encontrar que cuando el
destino se hizo presente, ella había olvidado su cartera en una cafetería, él
por su cuenta se dio cuenta y tomo la cartera y la persiguió por un par de
calles, ella al recibir su cartera le vino el alma encima aunque no sabía que
la había olvidado, empezaron a platicar de cualquier cosa pero no dejaron de
mirarse a los ojos, esa fue la primera vez que ellos se encontraron.
Para la segunda vez que ellos
volvieron a verse tuvieron que pasar cerca de 4 meses cuando formados en la
fila para pagar el predial se volvieron a encontrar, él no sabía cómo
presentarse y lo hizo de la mejor manera que pudo hacerlo “eh, buenos días ¿me recuerdas? Te devolví la cartera en aquel viejo Trotsky”,
ella un poco dudativa no había olvidado la cara del chavalo pero si como se
habían conocido “buenos días, es verdad,
pero ¿Cómo te llamas?”, el chavalo sonrió por nerviosismo, estaba seguro
que no lo ubicaba “me llamo Julio, y esa
vez saliste presurosa del café y té seguí hasta avenida México, estabas ahí esperando
el colectivo, incluso te dije que si querías te acercaba a tu casa pero dijiste
que no”, ella solo se le quedo viendo “es
verdad, incluso no te dije como me llamaba, mucho gusto Julio, yo me llamo
Andrea”, y platicaron durante 45 minutos, ninguno de los dos toco su
celular ni el libro que traía cada uno,
Andrea por su cuenta traía “20 poemas de amor y una canción desesperada”
de Neruda, Julio por su cuenta traía “travesuras de la niña mala “ de Vargas
Llosa, a pesar de que Andrea paso primero, Julio fue quien hizo su trámite más rápido,
y espero mientras ella terminaba su trámite, Julio solamente observaba a Andrea
y no se imaginaba como poder abordarla, eran las 2 de la tarde y el hambre
estaba cobrando factura, después de 10 minutos Andrea se alejó de la ventanilla
con cara de pocos amigos, Julio la abordó de inmediato “no sé si quisieras ir por una cerveza y unas alitas, hoy hay promoción en
chili´s”, después recapacito y dijo “perdón,
¿Cómo te fue en el trámite?”, Andrea no pudo ocultar su risa y contesto “vale, vamos pero que sea rápido para que no
te cuente que se me olvidó traer mi pago anterior del predial, pero sabes lo
confundí con el del agua, mejor te acepto las alitas”, bajaron al primer
piso de la plaza comercial y se dirigieron al Chili´s, ahí se discutieron con
una plática larga de casi dos horas que pasaba entre risas y cervezas, cuando
por fin Julio tuvo que despedirse, “perdón,
pero me gustaría volverte a ver, ¿sabes?, me gusta estar contigo pero tengo
partido de futbol a las 8 de la noche y al paso que vamos quizás me pierda la
semifinal y es en los campos de la siguiente estación del metro y la verdad
quiero descansar un poco”, obviamente a Andrea no le cayó nada bien el
comentario de Julio pero solo dijo “prometo
que nos volveremos a ver pero solo si nos tomamos la última ronda”, obviamente
Julio no pudo decir que no y se tomaron un par de rondas más, después se
despidieron con un beso en la mejilla no sin antes intercambiarse números telefónicos,
Julio pagó la cuenta aprovechando que Andrea se paró al sanitario y al volver
se fueron juntos al estacionamiento y cada quien se fue de la plaza en su auto.
Julio al llegar a casa que vivía a
una colonia de distancia no podía creer el pretexto tan pendejo que había
puesto pero el futbol siempre había sido su pasión y ganarse la popularidad no
fue moco de pavo en ese equipo, puso su alarma a las 7 de la noche y después se
durmió, Andrea quedó picada con las cervezas y fue a visitar a una amiga, paso
a un Oxxo por un 12 de cervezas y llegó de sorpresa con su amiga. A las 7:50 pm
después de calentar el entrenador le dijo a Julio que se pusiera los guantes, “el
alacrán” no iba a poder llegar al partido y en vez de que Julio jugará de
defensa central como lo venía haciendo en casi toda la temporada ahora iba a
ponerse debajo de los tres postes para cuidar la meta, Andrea se había acabado
el doce de cerveza con su amiga y cuando fueron por un seis más a la tienda, Andrea
le comentó a su amiga “sabes, ¿conoces algún
deportivo aquí cerca? En la fila del predial conocí a un tipo y después fuimos
por unas cervezas y alitas y me comentó que iba a jugar semifinal, por eso te
vine a visitar”, su amiga puso una cara de reproche y le dijo “si, conozco ese deportivo, mi novio hoy
tiene semifinal por eso me encontraste a la casa”, Andrea le dijo “te parece si mejor nos llevamos tu hielera y
vamos a ver el partido de tu novio, con suerte y es el mismo chaval”, las
dos empezaron a reír, quizás fue por el alcohol o quizás por el comentario
gracioso pero tomaron la hielera y el auto de Andrea, tomaron con rumbo al
deportivo y empezaron a caminar entre los campos, por fortuna solo había un
partido a esa hora, la amiga de Andrea le dijo “mira ahí esta Joaquín, aquí es el partido”, Andrea empezó a ver a
los jugadores pero nadie se le hacía conocido, más que Joaquín, que en un tiro
de esquina el portero contrario salió mal y Joaquín hizo un gol, el balón le
reboto entre la nariz y la boca pero fue un gol al fin, Andrea solo dijo “mira, el chavalo que te hablaba es el
portero al que tu novio le acaba de hacer gol”, las dos estallaron en risas
y se sentaron en la tribuna del equipo local, pusieron la hielera en el piso y
empezaron a ver el partido, si bien no eran asiduas al futbol se contagiaron
del ambiente ya que era un partido de semifinal entre dos equipos del rumbo, lo
que se denomina como un clásico del barrio.
Paso el primer tiempo y la cosa seguía
con el mismo marcador, un expulsado por parte del equipo visitante dio pie a un
penal, Joaquín se preparaba para cobrarlo cuando Andrea grito a pulmón abierto “venga portero esa es tuya”¸ Julio al
escuchar el grito de la tribuna local logró reconocer a Andrea y le hizo un
ademan de todo bien con el pulgar arriba, Julio con la confianza encima logro
atajar el penal y salió corriendo del área con el balón en los pies, el
contragolpe se veía muy prometedor, a Julio le dio un ataque de delantero y
combino con el medio para quedar frente al portero, con una finta lo dejo fuera
de la jugada y marcó el ansiado gol del empate a solo 5 minutos del término del
partido, Julio corrió por la grada y en el festejo señaló a Andrea mientras sus
compañeros se le encimaban para festejar el empate, el árbitro finalizo el
partido y se fueron a tanda de penales, Julio atajó dos penales y le metieron
tres, el cobró el último penal y Andrea lo alentaba, Julio lo cobró y fue gol,
con eso ganaban el pase a la final, Julio se olvidó de sus compañeros y corrió a
la tribuna del equipo contrario donde Andrea lo esperaba, la cargo entre sus
brazos y se dieron un beso que pareciera que el tiempo se veía más lento, los
compañeros de Julio no se le abalanzaron, solo se quedaron viendo el beso y los
del equipo rival solo se limitaron a aplaudir y lanzar una porra al equipo
vencedor.
Julio después del beso le dijo a
Andrea, “vaya, bonita sorpresa el verte
por acá, este triunfo es tuyo, cuando te vi créeme que di el mejor partido de
mi vida”, Andrea solo se sonrojo y solo le dio un beso quizás mejor que el
anterior, después Julio fue felicitado por compañeros del equipo y por los del
equipo contrario, Andrea solo veía, no estaba enamorada solo estaba viviendo el
momento, Julio los invito a seguir con el festejo con el equipo en el bar de
enfrente, la amiga de Andrea y Joaquín se disculparon pero no iban a asistir,
Andrea por su cuenta se fue de la mano con Julio a festejar el triunfo que no
solo fue el pase a finales si no la victoria en el clásico del barrio. Andrea fue
ovacionada cuando entraron de la mano al bar, las cervezas fueron pasando de
mano en mano y la gente estaba bastante alcoholizada ya, de pronto tuvieron que
cerrar el bar, eran ya las 4 de la mañana y el festejo se había alargado, se
despidieron todos y cuando Julio acordó estaba en una cama con Andrea, tuvieron
una noche maravillosa, los dos después del acto se quedaron dormidos. A las 6
de la mañana el celular de Julio no paraba de sonar, lo busco en la habitación hasta
que lo encontró, desactivo las alarmas y fue cuando vio a Andrea ahí acostada
en la cama, no podía creerse que se había encamado con esa mina, era un poema
verla desnuda acostada sobre la cama, además la mina era muy hermosa, Julio no
se inmuto y se volvió a acostar junto a ella.
Al despertar Andrea despertó a
Julio también y con una sonrisa le dijo “despierta
dormilón, nos vemos en la final”
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