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Un sueño


“…hoy mi alma sabe que estás bien
Pero tú, tu dime quien, va a aliviar mi dolor,
Si ya no estas…”


Era complicado haber regresado a este lugar después de 18 años, aquí nací pero después de que Mónica mi novia se marchó de acá, tuve la oportunidad de irme a estudiar a provincia la universidad y rehacer mi vida, pero bueno estaba de vuelta con un divorcio a cuestas y un nuevo empleo en esta ciudad, la verdad la ciudad me había vuelto loco desde aquella noche que llegue no fue muy gentil la ciudad conmigo, transito por doquier y eso que rebasaba las 23 horas, vivía en la que era casa de mis padres, mi vida se pasaba entre el trabajo, familiares y contadas amistades que aún mantenía, comía en la misma fonda de lunes a jueves, los viernes aprovechaba y comía con mis compañeros de trabajo, sábado me dedicaba a jugar futbol por las mañanas y por las tardes me ponía a lavar y planchar la ropa, el día más feo de todos eran los domingos, salía en la bicicleta o en los patines pero siempre, siempre Mónica aparecía en mis pensamientos, las calles que recorríamos agarrados de la mano ahora las recorría en la bicicleta o en los patines, dar la vuelta en Chapultepec viendo como la gente era feliz para mí no era muy grato, aunque era feliz ayudando a alguien que se le ponchaba una llanta de la bicicleta o tomándole la foto a alguna familia o novios que esperaban al primer incauto para pedir el favor, pero bueno, después de la ruta obligatoriamente pasaba al último lugar donde nos vimos, donde me dio el último beso sin saber que iba a ser el último.

Esa noche ella tenía el presagio o quizás sabía que iba a ser la última, recuerdo por la tarde fuimos al cine pero estaba abarrotada la película que quería ver ella, así que fuimos a comer al Sanborns de los azulejos en el centro, me dijo que quería ir por un curado, ella nunca le había gustado esa bebida pero ese día se le ocurrió, fuimos a la mítica “hija de los apaches” en la doctores, ella pidió un curado de piñón y yo uno de fresa, después escuchamos rock en vivo y ska, de pronto nos comíamos a besos en la mesa cuando de pronto llego su padre por ella, no sé cómo se enteraron que estábamos ahí, el señor se sentó a tomarse una cerveza con nosotros y aprovecho cuando Mónica se fue al sanitario cuando habló conmigo “sabes chaval, nos vamos a mudar a Mazatlán, me dieron un ascenso y me mandaron para allá, siento mucho que sea yo quien te lo diga pero bueno, espero estén en contacto, en cuanto sepa la dirección te mandaremos una carta y el número de teléfono de la casa, vas a ser bienvenido” fue todo lo que me dijo, estaba yo en shock cuando de pronto llego ella, el señor pidió una ronda más de cerveza y se fue a la barra, el presagio de la última cerveza, no sabía yo que hacer, quería decirle a Mónica que no se fuera pero recién estábamos por concluir la preparatoria y no tenía yo ningún ingreso económico para poder solventar gastos de otra persona, recuerdo que nos dimos un beso tan largo que yo quería que no se acabara, pero se acabó, el señor llego se despidieron de mi con un abrazo fuerte con la premisa de seguir en contacto, pero eso no sucedió. Al acabar la preparatoria me mude a Guadalajara con unos tíos y rehíce mi vida, acabe ingeniería industrial y al año me case con una compañera de la carrera, que ya tenía un niño de 3 años llamado Joaquín, pero después de 17 años nos divorciamos al ella volver con el papá de Joaquín y yo me quede nuevamente solo, aproveche una promoción en la empresa y regresar a la ciudad de México.

Un viernes como cualquiera fui a comer con el personal administrativo a un restaurante al sur de la ciudad que habituábamos los viernes, era extraño yo me sentía extraño esa tarde, apenas comí mis alimentos y eso que eran deliciosos, la mesera que era muy guapa vio mi comportamiento ya que tampoco estaba bebiendo, se llamaba Regina y desde la primera vez nos había atendido, me puse a platicar con ella respecto a cómo me sentía, haciendo catarsis sobre Mónica, pero sin decir su nombre, ella solo me escuchaba atenta, me preguntaba detalles que lo único que hizo fue que me sintiera feliz y triste a la vez, le platicaba con una sonrisa de oreja a oreja pero por dentro estaba yo deshecho, quizás me hacía falta platicar con alguien sobre ese asunto, al final ella me tomo del hombro y me dijo, “sabes, sería bueno que alguien hablara así de mí, con esa alegría con la que me platica de la que era su novia hace tantos años, sabe hace poco leí una leyenda oriental que habla del hilo rojo, es una leyenda que dice que todos nacemos con un hilo rojo que va conectado a otra persona, no importando si sea de la misma localidad o del mismo país, ese hilo lo que hace es mantener juntas a las personas y que algún día se encontrarán”, yo la verdad no entendí la analogía pero me hice el que sí, le agradecí el tiempo y le deje algo más de propina de lo que se deja regularmente, le hice saber donde trabajaba y que si se le ofrecía algo con gusto podría ayudarle, ella solo asintió y nos despedimos con un abrazo, como lo hacíamos cada 8 días.

El lunes siguiente me fui trasnochado a trabajar, el sábado después de jugar me puse a tomar con los del equipo y se me hizo noche, el domingo fui a almorzar una barbacoa porque la cruda me estaba matando y empecé a beber cerveza nuevamente, al llegar a casa unos vecinos tenían una fiesta y me habían invitado, asistí y acabamos el festejo cercano a las 4 de la mañana, así que mi estado anímico no era muy bueno. En el trabajo cercano a las 12 del día me hablaron de recepción diciendo que preguntaban por mí, les comente que no tenía ninguna cita pero que hicieran pasar a mi oficina, la verdad no sé qué cara puse, ni recuerdo bien mi reacción pero estaba yo leyendo unas licitaciones, cuando de pronto un aroma de Channel me hizo voltear a la puerta, estaba ahí Mónica, me talle los ojos un par de veces pensando que estaba viendo visiones, la hice pasar mientras me paraba de mi sillón, nos dimos un abrazo como el ultimo que nos dimos, lo primero que salió de mi boca al separarnos fue “sigues siendo muy hermosa” ella se sonrojo y me regalo una sonrisa, de inmediato volví a atacar “sobre todo cuando sonríes, sigo diciendo que tienes la sonrisa más hermosa que haya visto”, ella me lanzo uno de los kisses que tenía en el escritorio y me hizo callar por unos segundos, olvide mi trabajo, olvide donde estaba, olvide mi propia vida en esa hora que estuvimos platicando, fue un viaje al pasado estando en el presente, saque un whisky de mi archivero y pedí dos vasos con hielo a mi asistente, diciéndole que no estaba para nadie, llegaron los vasos y brindamos con el primer trago, me regalo un beso tan maravilloso que el alma se me iba y venía, seguimos platicando por 3 tragos más hasta cuando dijo que era momento de irse, me ofrecí a llevarla y accedió, le comenté que me esperara abajo en el estacionamiento, le di las llaves de mi camioneta y solo avise que iba a retirarme temprano, no me sentía muy bien, baje al estacionamiento y ella estaba arriba de la camioneta, escuchando música, al subir me recibió con un beso muy grande y tomamos rumbo a su casa.

Al llegar nos deshicimos en besos y caricias e hicimos el amor en la sala de su casa, ella se recostó en mi pecho, yo pensaba que era un sueño, un sueño muy chingón, ese silencio decía mucho, nos dabamos picos de vez en vez, hasta que escuchamos que abrieron la puerta de su casa, corriendo nos medio vestimos, era complicado, por mi cabeza paso que quizás era su esposo y estaba en problemas serios, cuando estábamos a medio vestir abrieron la puerta de la sala, era Kathy, la mesera del lugar, me quede congelado, no supe que hacer, Mónica me dio un pellizco y dijo, “no seas mal educado, se dice buenas tardes”, yo me sonreí y dije “bonita tarde, que sorpresa verte acá”, Kathy con una sonrisa me contesto “¿sorpresa? Yo vivo aquí, buenas tardes”, Kathy se fue a sentar al comedor, era complicado, nosotros nos terminamos de vestir en lo que ella ponía la mesa, en la mesa había pollo frito, ensalada y puré de papa, me sentía muy extraño, hasta cuando Mónica dijo “bueno chaval, sabes que se llama Kathy, es mi hija bueno perdón… nuestra hija, quizás no sea la mejor comida pero bueno tampoco estuviste para darle los danoninos cuando era pequeña”, sonreí y esta vez fue de verdad, pensaba que era una mala broma o algo así pero no, Kathy se acercó y me abrazo diciéndome “papá”, solo la abracé y le dije “perdón, estoy muy feliz pero no sabía que tenía una hija, pero es bueno saber que al menos te pareces a tu mamá”…



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