Duendes
“…noches de melancolía,
Esperando el día…”
Unas letras escritas en una
cajetilla de cigarros que después de abastecer cigarrillos tuvo un mejor uso,
se podía adivinar la pluma que escribió en esa cajetilla, era una Parker que mi
padre me regalo hace varios años, las letras eran resumidas no era un texto
largo ni continuación de otro, solo eran pequeñas letras para revivir historias
inconclusas, tan inconclusas como la misma vida del autor, aun se podía oler
aquella fragancia que era Bvlgari Soir, el mismo aroma que tiene esa caja de
los recuerdos, recuerdos que la única función que tenía era poder ver el pasado
por los objetos que se encontraban ahí, varios textos de Escritos de la locura un par
de fotografías muy maltrechas, textos inconclusos, tickets de vuelo, tickets de
autobús, tickets de entradas a museos, estadios, tickets del supermercado que
no se alcanzaban a visualizar más, también había una pequeña botella de 50ml de
Jack Daniel´s, ¿cuántos recuerdos? No los contabilicé, pero creo que ya no tenían
ninguna función y ahora forman parte de las toneladas de basura que terminaron
en el Bordo de Xochiaca.
¿Es bueno recordar tanto? No lo
sé, pero lo único que sé es que ya no quería tenerlos, el tiempo es lo único que
nunca deja de pasar… El chaval tomo por bandera aquella historia de la mina y
el chaval, aquellas promesas que nunca se cumplieron al parecer ahora podrán
descansar, muchas veces los recuerdos nunca existieron de esa forma, la mente
es tan maravillosa que logra hacernos recordar sin hacernos el daño que nos provocan
esos recuerdos, uno dice “nostalgia” pero en verdad eso quizás nunca sucedió,
esos recuerdos no son lo que uno esperaba que fueran.
Ese día corría el mes de
Diciembre, la luna estaba a su máximo esplendor, los autos pasaban por la
ciudad como si no hubiese un mañana, atascadas las vías primarias y secundarias
de esta gran selva de asfalto, pero la
gente era feliz, por primera vez veía como los automovilistas iban cantando y
con una sonrisa en su rostro, parecía como una mala broma, por mi parte yo no
estaba tan bien, hubo un deceso familiar que me ponía en verdad triste, también
había tenido un encuentro con la que fue el amor de mi vida, lo disfrute mucho
pero no sabía que iba a ser el último, si no quizás no la hubiera dejado bajar
de aquella Caliber Azul y hubiera emprendido un viaje al sur para empezar de
nuevo, pero no fue así, solo digamos que fue el último encuentro, iba manejando
en automático, no andaba borracho ni nada por el estilo, solo estaba perdido en
mis pensamientos, no sé en verdad cuanto tiempo manejé, ni a donde iba, solo seguía
manejando, sacaba de vez en cuando algún cigarrillo para poder seguir
recordando, de pronto, no sé cómo llegue a una casa, esa casa que seguía siendo
la misma de cuando yo era adolescente, toque el timbre tres veces y después
salieron a atenderme era la madre de Vanessa, que desde que la conocí siempre
me trato bastante bien, me invito a pasar a su casa y ahí estaba su esposo,
bueno mejor dicho su primer esposo el padre de Vanessa del cual se había
separado y después de una charla de casi 2 horas me explicaron los motivos por
los cuales regresaron, fueron dos botellas de tinto, unas chuletas riquísimas en
crema de chipotle, 4 abrazos, historias llenas de recuerdos y un “hasta pronto, esperamos volver a verte,
sabes que esta es tu casa también”, obviamente también quedo mi promesa de
volverlos a ver y tome camino de regreso a mi casa sin dar crédito del como
llegué ahí, tenía 10 años que no platicaba con ellos.
Al llegar a casa me puse a buscar
mis cigarrillos y como era costumbre no los encontraba, maldije 50 veces a los
duendes que cohabitan en mi casa, lo sé porque se desaparecen las llaves, los
cigarrillos, los calcetines están todos impares y de vez en vez se gobiernan
cuando les dejo dulces en el comedor, agarré las llaves de mi casa y Salí a una
tienda que es 24 horas, solo a comprar unos cigarrillos, pero me quede haciendo
platica con Marcela, que es la hija del tendero, platicábamos de fantasmas,
ovnis y demás cosas sobrenaturales, le explicaba también que los duendes no
dejaban de burlarse de mí, Marcela seria como regularmente es para dar
opiniones me dijo “mira, te tengo algo
especial para ti, prométeme que vas a utilizarlo y veras como esos duendes no
vuelven a burlarse de ti”, yo asentí y ella corrió dentro de la tienda, me
entrego una cajita pequeña de madera, no estaba muy pesada, iba yo a abrirla y
me dijo “no, espera, debes de abrirla en
tu casa, busca el centro de tu casa en la parte de abajo y ahí la abres, después
sacas el cigarrillo que está dentro y lo fumas, vas a tardarte cerca de 10
minutos para terminarlo de fumar, después hay una botellita con un licor, te lo
tomas todo de un trago y vas a esperar, después ya podrás correr a los duendes”,
en verdad yo estaba por reírme pero vi su seriedad y le prometí que iba
hacerlo, nos despedimos y camine de nuevo a mi casa, no voy a mentir me vi
tentado a abrir la cajita en el camino pero no lo hice.
Al llegar a casa medí por pasos
la misma, tome los puntos de referencia largo y ancho, e hice el punto en base
a mis pasos, quedaba exactamente en la tercera silla del comedor pegada a la
pared, ahí fue cuando abrí la caja, olía realmente extraño, no un aroma malo ni
muy bueno solamente era extraño, había un cigarrillo sin colilla un poco más
ancho de lo normal, una botella como de 80 mililitros y un anillo, saque el cigarrillo
y lo prendí, vaya el aroma era a petate quemado, claramente era marihuana, no
supe cuánto tiempo paso sinceramente, después de la mitad del cigarrillo
empezaba a ver todo en cámara lenta, incluso veía como si las fotografías se movieran,
me mantuve en pie hasta que me lo acabe, el ultimo jalón lo di e incluso me
quemo los dedos y la boca, hice lo que me dijo Marcela, con movimientos
sumamente torpes destape la botellita y me la empine como agua, después de
acabarla se me cayó de las manos y solo atine a reír, el sabor que tenía ese
licor era como de Pizco, de esa bebida alcohólica que me habían traído del
Perú, se me revolvió el estómago y tenía ganas de vomitar, pero yo no me movía
del lugar, de pronto empecé a escuchar pasitos, como de alguien muy enano, pero
eran varios, muchos, y de inmediato risitas, empecé a voltear para todos lados
y no daba de donde provenía el sonido, me estaba empezando a desesperar pero
solo atinaba a reírme, así que torpemente tome el anillo que había en la
cajita, y me lo ponía y me lo quitaba lo cambiaba de dedo, en cuanto me lo puse
en el índice de la mano izquierda fue que vi 8 o 9 hombrecitos, arriba de la
mesa, intente dialogar con ellos pero no me salía palabra de la boca, estaba yo
totalmente en shock, solo escuchaba y veía que se reían, no había más, hasta
que uno el que estaba justamente en medio de ellos me dijo “vaya chaval, hasta que puedes vernos, no me
digas que vas a corrernos, nosotros te hemos acompañado toda la vida a dónde
has ido, y también te acompañamos en esta casa para que no te sientas solo,
¿recuerdas aquella vez que corrimos a un primo tuyo que dormía en tu cuarto? Jajajaja
o también ¿recuerdas aquella vez que corrimos a tu tía y a tu prima de tu
cuarto?, te voy a decir que lo hicimos solo para divertirnos, no nos caen mal
las personas, pero es parte de nosotros, así nos divertimos, cuidamos de tu
casa cuando no estas hasta aquella vez que trajiste aquella perrita que es de
tu sobrina ¿recuerdas como se la pasaba ladrando hacia tu cuarto y cuando tu no
estabas ella se la pasaba en el patio? Es gracioso, pero no entiendo porque no
te causa gracia, digo si te escondemos las cosas pero solo para ver cómo te
vuelves loco, no me digas que no te sientes a gusto con nosotros, porque
contigo somos felices, de vez cuando te acuerdas de nosotros y nos dejas dulces
justamente aquí donde estamos parados, pero también respetamos lo que es tuyo,
las botellas de licor ni las tocamos, cuando traes alguna mina también buscamos
que nadie los moleste, apagamos los celulares, desconectamos el teléfono de la
casa, vaya debes de agradecernos y mucho, es bueno también que nos veas, es
bueno poder platicar contigo, porque muchas veces estas solo tomando y escribiendo
y eso es muy deprimente, pero bueno ¿Qué dices?”, yo estaba totalmente anonadado
recordando aquellos momentos y me reía porque eran reales, de mi boca salió y
sin pensarlo un “vaya sí que son
graciosos, ¿me veo bien pinche pirado hablando solo ahorita verdad? Pero es
bueno verlos, son muy extraños, vaya el comal le dijo a la olla verdad, pero
solo quiero pedirles que, si van a estar conmigo, en verdad lo estén, juéguenle
bromas a los demás, pero a mí no, por favor a mí no, es encabronante no
encontrar las cosas, ¿podemos llegar a un acuerdo? No se tipo, que vivamos en
paz juntos, prometo no volver a traer a la pulgosa y dejarles dulces más a
menudo, con tal de que ustedes no me jueguen más bromas”, todos empezamos a
reír y uno a uno me fueron dando la mano, mejor dicho, me agarraban con sus
manitas mi dedo índice de la mano izquierda y cerramos el trato, ellos de
pronto empezaron a irse y yo me quede solo nuevamente parado junto a la pared,
recordando a esos pequeños hombrecitos que cohabitan conmigo…
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