Por poco y no te reconozco
“…La canción que te escribo,
No es más que una posdata,
Si la bailas con otro,
No te acuerdes de mí…”
Los días seguían pasando, mi vida
se había convertido en aquello que siempre odiaba, en una jodida rutina
capitalista, son de esas veces que uno piensa que no le falta nada en la vida, cuando en
verdad lo que me hacía falta era disfrutar la vida; era un jueves y estaba metidísimo
en Facebook, buscando videos de gente que se cayera o cosas que dieran risa
cuando de pronto apareció una publicación del equipo de mis amores y me
pregunte ¿hace cuánto tiempo que no voy al estadio?, decidí depositar e ir al
estadio en la siguiente fecha, no me preocupe por nada más y seguí haciendo
como que trabajaba para cerrar el día, mejor dicho cerré la semana ansioso por de nueva
cuenta ir al estadio.
Llego el sábado, me llego la
notificación de que punto partiríamos y me quede estupefacto al leer “llevar una muda extra y ropa cómoda, son 14 horas de camino”
recuerdo que mi cigarrillo me quemo los dedos, si hubiese sido una caricatura
mis ojos se hubieran abierto super gigantes como platos y hubiera estado flotando
pero no, estaba fumando en la terraza de la oficina esperando a que acabara la
jornada laboral y me sorprendí, en verdad no era un precio alto y el lunes era
festivo, pero no estaba seguro si quería ir o no, me fui a mi casa y durante
todo el camino medite el asunto.
Llegue puntual al punto de
salida, ni yo me la creía, había aceptado ir ya que a esa ciudad nunca había ido
en vida y que mejor que ir a ver al equipo de mis amores, he de aceptar que el estrés
del trabajo fue el culpable que me uniera a la algarabía que tenían en el bus y estuve tomando casi todo el camino ya que fue de noche, después me dormí cerca
de 4 horas. Al llegar a mi destino logré darme cuenta que no éramos los únicos aficionados
que hicimos el viaje, había cerca de 400
personas en la quinta que se tenia rentada por unas horas para comer un Brunch
con los demas aficionados, por mi nivel de resaca en vez de comer algo fui al
modelorama por un doce de cerveza que junto con hielos metí en mi hielera portátil,
estaba bebiendo y cantando, gritando, estaba eufórico, tantos años sin poder
comportarme como un chaval adolescente, cuando de pronto, me toman del hombro
derecho y escucho que me dicen “¿chilango?
¡No mames! Por poco y no te reconozco”, voltee un tanto extrañado y me fije
que quien lo decía era una mina, de unos 25-26 años que había conocido un año atrás
en un viaje que hice con mis padres a Mazatlán pero no lograba recordar su
nombre, en lo que pensaba, ella me dio un abrazo muy fuerte y después un beso en la
mejilla, de pronto se acercó un chaval que venía con ella y de inmediato me presente, “mucho gusto, me llamo Joaquín, soy el novio
de…” fue cuando interrumpió ella, “el
novio de Verónica, fue con el que nos fuimos a Mazatlán hace un año”, él me
extendió su mano diciéndome “es una pena
que se hayan dejado, esa niña esta lindísima” yo solo sonreí, de pronto le
dijo a ella “bueno Kari, te dejo con Joaquín,
deja voy a echar un trago”, ella le despidió de un beso corto y se fue, empezamos a platicar, acerca de cómo se me había ocurrido decir eso de que era novio de su amiga cuando ni su nombre me sabía, sobre el
viaje de ese momento y sobre lo sucedido un año atrás, ella cerro diciendo “el destino es muy caprichoso, después de un
año y nos volvió a juntar, pareciera que nos andamos siguiendo chaval”,
solo atine a abrazarla.
Pasaron las once cervezas que compartí
con ella y le dije que tenia hambre, si me acompañaba a comer algo, Karina me
dijo que la esperara poquito, iba rápido con su novio y volvía, me quede
fumando un cigarrillo viendo como la gente seguía en el convivio, hasta que volvió
con él de la mano, mientras me decía “te la encargo mucho hermano, que bueno que
decidiste ir a buscarla, seria bueno que invitaras a Verónica al partido, seria
una grandiosa idea”, yo asentí y dije que iba a hacer lo posible, se
despidieron con un beso y fuimos a parar un taxi, cuando subimos ella solo dijo
“En el soriana de la entrada a Gómez
Palacio por favor” y emprendimos un viaje de pocos minutos quizás 15,
bajamos justo en la división de las ciudades que dicho sea de paso también era
la división estatal, caminamos por tres calles agarrados de la mano como si fuéramos
unos colegiales, dándonos besos cada vez que podíamos, esos besos tan ricos que
me sabían, de esos besos con sabor a lo prohibido, tocamos en la casa numero 24,
era una casa grande con una reja que dividía el patio de la calle, fue cuando salió
su amiga, diciendo “¿Estás loca? ¿de
donde lo sacaste?” Karina atino a darme un beso largo, un beso que me supo
a gloria, a triunfo, a esos míticos besos con sal que tanto habla Lazcano Malo; Verónica abrió la puerta y saludo
con un abrazo largo a Karina y a mi con un beso en la mejilla derecha, nos paso
a su casa mientras decía, “chicos los
dejo en su casa, voy por algo de comer rápido, no les digo que me acompañen,
mejor espérenme poquito ¿vale? Dejé unas cervezas en el refrigerador y también hay sodas por si gustan”, asentimos y Verónica se fue, nosotros entramos
y empezamos a comernos a besos, la sala nos quedaba corta, los besos eran cada
vez mas intensos, las caricias eran cada
vez mas traviesas y de pronto estábamos haciendo el amor en la sala, se nos
olvido el espacio-tiempo, era justo como la recordaba, ese ritmo
que solo he logrado conseguir con 3 mujeres en mi vida, parecíamos dos locos
enamorados, terminamos tirados en la sala, ella recargada en mi pecho, yo no podía
creer lo que había sucedido, ninguno de los dos decía nada, solo nos dedicábamos
a respirar y yo a juguetear con su cabello, de vez en cuando le daba un beso en
la frente mientras ella me veía con una mirada indescifrable, sus ojos tenían un brillo especial, quería decirme algo pero notaba que se arrepentía y solo me miraba.
Nos quedamos dormidos
cuando de pronto empezó a sonar un celular, Karina intento pararse pero yo no
la dejaba y estábamos con una pequeña riña jugando, hasta que su celular volvió
al silencio, nos comíamos la boca a besos nuevamente cuando de pronto, volvió a
sonar su teléfono y casi al mismo tiempo el mío, ella logro zafarse de mi y
tomo su llamada, yo hice lo mismo con mi teléfono, no sé con quién hablaba ella, pero yo estaba hablando con el líder de la barra del equipo que fue quien me había
llevado al evento diciéndome “¿Dónde andas?,
te traes unas cervezas ya que no venden a esta hora en este pinche pueblo, por cierto me dijeron que te saliste con una morra de los de
Durango verdad, solo no hagas pendejadas”, yo asentí y colgué la llamada,
ella no terminaba su llamada y yo jugueteaba con sus senos, los lamia poco a
poco, ella se ponía roja, jugaba con sus nalgas, le repartía besos por todo su cuerpo y ella solo
cerraba los ojos y daba respuestas sonriendo, colgó la llamada y volvimos a
besarnos, estábamos a punto de volver con las caricias traviesas cuando
escuchamos el timbre de la casa sonar, ella como loca buscaba su ropa, yo le
ayude a buscarla, pero me dijo “ve por
una cubeta con fabuloso y ponte a trapear mejor” (en tono de burla), yo empecé a reírme pero
hice lo que me dijo, el timbre volvió a sonar, yo empecé a trapear de la sala
hacia la cocina mientras Karina salía corriendo a abrir la puerta, tardo unos segundos
quizás un minuto en entrar y cuando lo hizo fue con Verónica que en cuanto me
vio dijo “que chistoso, mira, pareces un
oso”, mientras señalaba mi pecho, empezamos a reír los tres, me puse mi
camisa y nos sentamos a comer, las miradas entre ellas eran de complicidad, se
notaba, fue cuando Karina le dijo a Verónica, “¿no quieres ir al partido?”, Verónica empezó a reírse “ni loca, hoy es la boda de una prima y no
puedo faltar, bien lo sabes flaca, mejor vamos a la boda y sirve que te llevas a tu nuevo novio”, acto seguido empezó a reírse despues terminamos de comer y nos despedimos, yo
lo hice primero y me Sali a fumarme un tabaco, mientras ellas dos platicaban y
se despedían, no se cuanto tiempo paso cuando escuche que Verónica gritaba “cuídamela mucho y por favor no hagan
pendejadas, por cierto encuentren un buen pretexto ya que tarde más de una hora en
volver”, y empezó a reírse, saqué mi celular vi la hora y me di cuenta que así
fue, eran las 15:25 cuando íbamos caminando de la mano a un minisúper con Karina, la complicidad entre los
dos era maravillosa, ella sabia justamente en que momento besarme y yo sabia
cuando robarle un beso, nos subimos a un taxi de regreso con 3 botellas de
tequila y 7 charolas de 24 cervezas.
En la quinta nadie nos dijo nada
de la tardanza y menos porque llegamos con alcohol, seguimos en el festejo, de
vez en cuando dándonos miradas y cada que podíamos entrelazabamos nuestras manos. Dos horas después
partimos al estadio, pero en buses separados, ella venía con la porra de
Durango y yo con la de la ciudad de México, el trayecto fue corto y solo
atinaba a sonreír recordando el tiempo con ella. Al bajar del bus intenté buscarla
pero éramos mas de mil personas esperando entrar al estadio del lado de la barra visitante, me sentí un tanto
triste de no verla, incluso me quedé hasta atrás para ver si la veía pero no
fue así, en el estadio íbamos ganando uno a cero cuando se me antojo una cerveza,
no nos vendían a la barra visitante pero logré salir de ese punto gracias a que
le dije a una chava de seguridad “anda, déjame
ir a tomar una cerveza, prometo no traerla acá y no tardarme, puedes decir que
me sentí mal y necesitaba salir un poco… esos ojitos tapatíos me dicen que eres
buena persona y aparte estas lindísima”, ella se sonrojo y me abrió la valla,
hice lo prometido e incluso le compré un esquite que se lo deje en el suelo
cuando pase, ella entendió y lo tomo justo después de que pase, voy a admitir
que era muy guapa y si tenía unos ojitos tapatíos, era raro ya que estábamos muy
lejos de esas tierras tapatías, me puse en otro lugar de donde inicialmente estaba, hubo
una jugada de peligro que me hizo brincar y sentí una mano que se entrelazaba
con la mía, al voltear a ver estaba Karina ahí diciéndome “eres un tramposito, te vi que estabas coqueteando con la de seguridad,
incluso te dejo ir a beber una cerveza”, esto mientras ponía cara de
enfado, yo solo le sonreí e hice una pendejada, la besé en los labios, ella me respondió
el beso y solo me dijo “ya se, de seguro
se parece a tu novia, esa de la que tanto escribes”, nuestras manos seguían
entrelazadas, de vez en vez nos dábamos besos cortos, disfrute como nunca ese
partido, el silbatazo final fue a favor del equipo visitante que es el equipo
de mis amores 1-2 quedó el marcador, ahí aprovechamos para darnos un beso largo y el mejor quizás, después
ella se soltó de mi con una sonrisa y bajo las gradas, no quise seguirla, solo
vi como ella volteaba de vez en cuando a donde yo estaba hasta que llego con su
novio, después yo me junte de nuevo con mi barra y emprendimos el viaje de
regreso.
Pasando 3 horas de viaje de
regreso el bus en el que iba se descompuso, me baje a orinar, extrañamente no me sentía enfadado y vi que tenia varios mensajes sin
leer, revise cada uno y empecé a contestar uno por uno hasta que encontré un número
desconocido, tenía una imagen que no se había descargado pero podía adivinar
que era yo, la baje y vi que estábamos en la sala de la casa, Karina estaba en
mi pecho y yo estaba con los ojos cerrados, tenia un texto en el pie de la foto
que decía “no cumplimos la promesa, pero
me gusto volver a verte, esos besos prohibidos son los mas ricos que he
probado, espero pronto verte, disculpa por mandarte esta imagen y de tomar tu número,
pero quería saber un poco mas de ti, se que no tienes mensajes de esa niña a la
cual le escribías pero espero que sigas así ya que no me gusta que escribas sobre ella, prometo ahora sí que la próxima vez
que nos veamos la historia va a ser muy diferente, ¿recuerdas cuando te dije
una frase de las pastillas del abuelo? -No
soy yo, quién vos querés-… pues déjame decirte que espero ser yo la mujer por la cuál mueres, me voy a robar una frase de una canción que escuché en tu
camioneta, de un tal Armando Palomas pero la pondré desde mi punto de vista… ¿para
qué te pido amor?, si ya tenemos los besos...
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